Partida Rol por web

 Mientras Marcus daba instrucciones a las patrullas, yo me dispuse a ir a entrenar a los reclutas:

 - Si me disculpáis, voy a torturar un poco a los novatos. Ya sabéis donde encontrarme si me necesitáis para cualquier cosa que necesitéis, ¿vale?.

 Esperé a que me dieran sus respuestas antes de ir a mi puesto de instructor.

Drussilla divide a sus hombres para empezar con las patrullas. Ella va al frente de 6 soldados y 4 arqueros, patrullando el centro del mercado.

- Vamos a mover el culo. Espero matar alguien hoy!

Marcus frunció el ceño mirando a Gaheris. - ¿cómo? no, dejate de instrucciones hoy, os necesito aquí, ojo avizor, hay un evento bastante importante y la seguridad de nuestro nuevo jefe puede correr peligro... seguro que no habéis olvidado de que estamos en mitad de una guerra y pueden intentar asesinar a nuestro Lord aprovechando este evento. No Gaheris, te necesito aquí, liderando a los hombres y supervisando su trabajo... y lo mismo para ti Drussilla - aunque eso ultimo fue innecesario dado que ella ya había tomado la iniciativa de liderar un grupo, como Marcus había pedido.

 Levanté las manos, con gesto de rendición, mientras le respondí, sonriente:

 - Vale, vale. ¿Donde me necesitas?.

Me las arreglo para mantener un gesto sereno, aunque tenga ganas de ahorcarla, la miro con una mirada pálida “No, no os permitirán hablar” pero es una niña… una niña absurdamente terca e inteligente, cosa que me asfixia… “tatuado…”

-mi lady… - digo con voz clara mirándola desde mi posición con una expresión de tristeza y con cuidado doy un par de pasos hacía ella- la diferencia, la única diferencia es como decidiréis actuar –levemente la observo, pensando en lo que diré con cierta ansiedad- pensad un poco, solo un poco… ¿Realmente deseáis decir a gritos lo que pasó?- pregunto con cierta ironía apretada en las palabras mientras mi expresión muda lentamente a una más sería y dura- fue en una batalla que pasó y para los hombres es excusa suficiente, eso ya no importa… para los demás, pero usted, usted importa porque está aquí, está vivía, y al lado del lord Swift es su prometida- “santo cielo” pienso - y no un trofeo, su futura esposa, esta tierra necesita una señora…  verán una en usted… y esa es la diferencia, la única que puedo ofreceros… ahora 

Su mirada se endurece ante la pregunta de si quiere contarlo todo y la respuesta es obviamente un “si”, pero no sale de entre los labios. La criada nunca lo entendería. Las lágrimas sinceras de una joven que ha perdido todo, seguro que ablandarían más de un corazón, aunque no fueran los de los perros sirvientes de Swift.

Pero se queda con la reflexión final, una parte que puede servirle. Ciertamente…

-En verdad, incluso sin casarme soy una señora. Soy la heredera de Clifton, la única, y las tierras que poseo le pertenecerán a mi esposo…

Entrecierra los ojos con una mirada calculadora. Luego va hacia el vestido. Al parecer ha tomado una decisión.

-Tal vez, si, tal vez sea bueno que vaya. Para recordarles al pueblo que tienen una señora, aunque no la de ese cerdo bigotón. Tráeme agua y jabón, voy a lavarme. 

Ve moviéndote por entre los hombres, no te quiero en un puesto fijo, sino de aquí para allá, atento... 

Drusilla toma el centro del mercado, mientras Gaheris todavía necesita orientación, y el resto de los grupos comienzan a dispersarse de acuerdo a las órdenes de Marcus. Pero poco a poco, la cosa va marchando.

Drusilla: En un lugar que atrae tanta atención como un mercado nuevo, es inevitable encontrar cosas. La primera resulta algo… curiosa, cuando un mercader rollizo, rubicundo, con ropas finas la observa atentamente. A pesar del atuendo militar, parece encontrarla atractiva (o puede que justamente por eso), y uno de sus criados se aproxima para decirle que estará en la posada de Ogahm, esperándola a la hora de la cena.

La segunda es menos feliz, cuando un puesto de comidas al paso sufre un incendio. Quizás por un descuido de los cocineros o alguna brasa que cayera, la paja de la parte posterior se incendia y hay que mover pronto a los hombres para traer agua de los pozos y apagarlo antes que empeore. En el rejunte de tiendas de tela y madera que es el mercado, un incendio es un desastre potencial.

 Al comprobar la situación del incendio, no perdí el tiempo y comencé a dar ordenes:

 - ¡Formar una cadena humana desde el pozo o cisterna más cercana y ir pasando cubos de agua inmediatamente para apagad ese fuego, vamos!.

 Yo mismo colaboraba en la cadena, ya que necesitaríamos todos los brazos disponibles para poder apagar ese fuego antes de que se extendiera.

Marcus, obviamente, se dirigió hacía donde fuera a estar el Lord. Sería su sombra ese día...

Asiento lentamente mirándola, aguantando un suspiro de alivio.

-Enseguida mi lady- digo con voz clara y tranquila, propia de una criada, sintiendo el miedo, la tensión y los deseos de ahorcarla remitir, agacho la cabeza y hago lo que ella me ordena. 

Gaheris une sus fuerzas a las de los hombres de Drusilla para controlar el pequeño incendio, y este no tarda en estar bajo control. La mañana va retomando su cauce y pueden retomar las rondas sin sobresaltos, al menos nada grave.

Entre tanto, Marcus se acomoda cerca del escenario dispuesto en la esquina Este, bien a la luz. Hay menos problemas en esa zona, pero no está exenta de tales.

De hecho uno se presenta cuando ya falta poco para el mediodía. Dos hombres fornidos que sin duda empezaron a celebrar demasiado temprano empiezan una pelea a puño limpio en la calle por donde vendrá Lord Swift, repartiéndose con ganas. La gente mira y hace apuestas, sin intervenir. No parecen haber notado que el Capitán de la guardia está a pocos metros de la escena…

Cuando finalmente el fuego comienza a extinguirse Drussilla respira tranquila. El sudor por la tarea y la adrenalina corre por su cuerpo, mezclado con algo de cenizas y polvo. Con uno de los ultimos baldes de agua se lava la cara y el cuello mientras descansa unos minutos.

- Mierda... necesito vino...

Finalmente toma cerveza de un cuerno mientras retoman la patrulla. Una pelea cerca de Marcus crea un pequeño tumulto. Dru bebe mientras observa cómo pelen sin darle demasiada importancia.

 Satisfecho por el resultado conseguido, les ordeno a los hombres:

 -  Que alguien averigüe como empezó esto, si fue provocado quiero saber quien fue el responsable...

 Luego me situé al lado de Drusilla, admirando la manera en la que las cenizas y el polvo marcaban su cuerpo. Luego la cosa no mejoró cuando se lavó y vi como las gotas de agua recorrían toda su sensual anatomía.

 Cuando pidió algo de vino, le dí cerveza de un cuerno, mientras le respondo:

 - Tendrás que conformarte con esto, me temo...

 Entonces vimos que había una pelea. Con un suspiro, comenté:

 - Será mejor intervenir, se por experiencia que este tipo de situaciones suelen ir a más y suelen acabar en sangre...

- Uff... siempre alguien de la "Ley" viene para aguar la mañana... Dijo irónica. Aun le resultada raro estar de aquel bando. En general era a ella a quien terminaban separando. Vació lo que quedaba de su cuerno e inmediatamente un chasquido rompió el aire y sonó fuerte.

El látigo de Drusilla estaba enredado en la pierna de uno de los luchadores, un fuerte tirón de su brazo lo dejó sin estabilidad y lo arrojó al suelo.

- Se acabó la fiesta. Si no quieren terminar con varios de estos en la espalda, mejor se tranquilizan!!!

Marcus solo pudo ser un mero espectador desde la distancia del pequeño incidente que sus subordinados y amigos estaban trabajando para controlarlo y subsanarlo. Se mantuvo donde estaba, ojo avizor y esperando a que el Lord hiciera su aparición y se acabara aquella pesadilla de evento. Tenía asuntos más serios que tratar, o al menos eso pensaba Marcus.

El repentino interés de la guardia en el tema acaba con la “fiesta”, asi que el luchador libre, frunce el labio y se retira rápidamente a la seguridad de la muchedumbre espectadora. El enlazado por Drusilla, menos afortunado, es ayudado por los soldados a levantarse. Hoy pasara la jornada en una celda y mañana podrá irse a casa, tras unos cuantos azotes.

Por el lado de los castigos, debe reconocerse que Swift es bastante benevolente con los criminales y rara vez ordena ninguna ejecución o mutilación, salvo para hechos verdaderamente graves como asesinatos o violaciones. Ladrones, borrachines, peleadores y agitadores pueden estar seguro que la cosa no pasara de una o dos jornadas de encierro, unas caricias con el látigo, y compensar los daños si causaron alguno.  

Respecto al mismo señor también puede decirse que unos minutos después de que se disipe el gentío, comienza a verse su procesión avanzar, una docena de guardias escoltando el transporte del señor y su emblema del gallo azul sobre oro brillante al sol del mediodía pende sobre el mismo. Pero también tambien hay un segundo escudo... Aunque ninguno esta versado en heráldica, a Marcus y Gaheris les suena que deberían reconocerlo…

Me acerco al área de los sirvientes solicitando con presteza dos doncellas para preparar a lady Clifton, una vez las consigo a ella y los materiales necesarios (jabón, maquillaje, etc.) regreso con lady Clifton asegurándome de que tome el baño y luego vista el vestido, regalo del lord, todo ello lo hago en silencio, temiendo que cambie de opinión.

-Está hermosa- digo una vez la dejamos lista, con el vestido el peinado y demás- mi lady, será la dama más bella de la fiesta- termino con una sonrisa al fin “bueno, eso si llega a haber otra en ella” pienso en silencio…

"¿vendrá lord Swift pronto... o debemos ir nosotras a él?" me pregunto en silencio tras terminar de hablar observando con una expresión encantada a la dama.

 Me acerqué a Marcus, curioso:

 - ¿Ese escudo no te resulta familiar?. Porque a mi, desde luego que si...

Marcus se quedó pensativo mirando el escudo sin responder a Gaheris hasta que tuviera una respuesta sobre aquello...