Partida Rol por web

[penejotizado]

Aetos insiste usar de nuevo su lanza contra la Bestia de Kalyssia a pesar de las coces. Esta vez su lanza se hunde profundamente en el muslo, causando una grave herida.

Néstor lanzó una mirada inquisidora a su escudero. ¿Acaso no sabía que él, Néstor, no necesitaba ayuda para derrotar a aquella bestia? 

Melanctha caminó en diagonal para ver mejor a la bestia, mientras cargaba otra flecha en el arco. Respiró profundamente y soltó el virote, tratando de no acertar a ninguno de sus compañeros.

La flecha de Melanctha surcó el aire veloz, y con un sonido metálico similar al de una campana tubular se clavó profundamente en el costado de la Bestia de Kalyssia.

Al instante, está emitió un chillido feroz que resonó en todo el bosque, a la vez que coceaba furiosa alocadamente, y bufaba emitiendo llamas por su boca.

Sin embargo, el espectáculo de dolor no duró demasiado, y la Bestia de Kalyssia cayó al suelo al fin. Hubo una sacudida más una vez en el suelo, pero resultaba evidente por que aquellos estertores finales y su mirada de dilatado iris que pronto la bestia moriría irremediablemente...

Néstor vio como la bestia caía al suelo muerta. Aunque sabía que aquello debía de ser un alivio para él... no lo fue. Estaba destinado a ser un héroe, estaba destinado a matar a aquella bestia... y sus compañeros habían ido en su ayuda y habían terminado por matarla ellos. 

El noble bajó su arma, desinteresado por el resto de animales que los rodeaban. Aquello había perdido su interés. 

La criatura cabalga con ímpetu hasta situarse en las cercanías de Aristocles, interponiéndose entre el sabio y su compañera équida de pelaje pardo, la única otra criatura que queda en el combate.

La Bestia de Kalyssia se sacude entre estertores de muerte, apenas sin fuerzas ya.

[penejotizado]

Aristocles se centra en el último de sus enemigos, la Yegua parada que sigue acosando a su pupilo Néstor, y se concentra en ella, al parecer usando una de sus múltiples habilidades mentales.

La criatura, confusa, empieza a galopar huyendo del lugar a toda velocidad, en dirección a los profundos bosques...

Néstor mantuvo la misma actitud, desde el momento que la bestia había caída muerta había perdido el interés en aquél combate, así que dejó ir a la otra yegua.

[penejotizado]

—¡Largo tu también!— Le dice el anciano a la criatura que estaba dominando mentalmente, la cual empieza a galopar detrás de su compañera.

Así, los héroes contemplan a las dos criaturas que han sobrevivido desaparecer galopando juntas entre los árboles del bosque.

Fin del Combate

La Bestia de Kalyssia yace en el lecho de hojas del bosque. Respira aún apenas con dificultad, resistiéndose a su inevitable muerte.

Al tiempo, la noche llega a su fin. El rubor del Alba empieza a asomar en el horizonte.

El bosque está aún oscuro pero el cielo claro empieza a azularse con los colores del día cuando el engendro que asolaba a la aldea de Kalyssia respira, al fin, por última vez.

Fenece.