Partida Rol por web

Norwan y Akeelah recogen leña mientras Cyrill y Karcos cazaban y Eralissa improvisaba un pequeño campamento hasta que el grupo de caza volvió con un ciervo de gran tamaño, un saco de manzanas algunos tubérculos, raíces y bayas. No había pasado mucho tiempo y ya estabas alrededor del fuego, mientras Cyrill cocinaba el ciervo mediante una receta tradicional de su tierra.

Se sentó sobre una piedra, mientras observaba como Cyrill despellejaba al venado y vaciaba su interior, sacando las vísceras, el enorme estomago y los demás órganos, hasta dejar limpia la roja carne para asarla.

Será mejor que me lleve los restos algo lejos de aquí. Supongo que no queremos que algún animal salvaje sea atraído por el fuerte olor y tengamos una improvisada fiesta. ¿O le vas a dar algo de esto a la loba? - comentó a Cyrill señalando el montón de sanguinolentos despojos.

Busca un par de ramas secas lo suficientemente pequeñas para poder comenzar el fuego y se asegura de avivarlo mientras los demás traen más material. No es que sea una experta, pero el viaje en solitario hasta Nighshade le ha obligado a pulir sus habilidades de supervivencia a la intemperie. Cuando los cazadores traen la comida, se aparta dejándoles hacer su trabajo, aunque de vez en cuando se acerca al fuego echando un tronco.

El proceso de preparación del animal es descarnado, pero está acostumbrada a ver cosas peores. Las tripas de un animal no le impresionan, aunque instintivamente le viene a la memoria la primera vez que destripó a un enemigo. Era un humano salvaje que había estado cometiendo saqueos con su banda en un pueblo cercano al monasterio donde estaba siendo instruida. Hicieron una batida hasta acabar con todos, y a ella le había tocado enfrentarse a varios de ellos. Hasta ese momento ya contaba con varias víctimas a sus espaldas, pero siempre habían sido estocadas o amputaciones limpias. Aquel bandido le había obligado a emplearse a fondo, y tras un forcejeo en el que había conseguido desarmarla, no le quedó más remedio que usar su daga para abrir en canal su vientre. El hombre se quedó pálido al instante, con los ojos en blanco, mientras sus tripas caían al suelo entre sangre y otras vísceras. El combate continuó, pero Eralissa tuvo que pararse a vomitar, sin poder hacer nada más. En aquel momento había sido una experiencia terrible, pero ahora la recordaba con nostalgia.

He viajado lo suficiente para saber, que lo que mejor entra con una buena ración de carne es un buen vino tinto - Abrió la mochila, donde tenía guardadas tres botellas y sacó una, para el deleite de todos - quizá debería haber traído algunas jarras, pero bueno, mientras no chupéis del morro, quien quiera vino, que coja. - Abrió la botella y dejó caer un buen trago de vino sobre su lengua.

Akeelah se sento en el suelo no le importaba manchar un poco la ropa de abrigo, observo con curiosidad a Cyrill mientras preparaba la comida, no habia venados en su tierra, ella solo los conocia por libros "Me pregunto como sabra".

saco su odre de agua y bebio un pequeño trago. - si el vino es lo mejor para bajar la carne de venado, no habria que esperar a que estubiera hecho para beberlo?- pregunto Akeelah a Karcos.

Cyrill miro hacia Norwan mientras cocinaba el jugoso venado. - Puedes desacerte de ellos, hay carne suficiente para todos. estaba añadiendo partes de plantas aromáticas que encontró por el camino a la carne, además de introducir pequeñas porciones del tubérculo que encontró luna dentro de la carne. La pinta de la carne era deliciosa y a mas de uno comenzó a rugirle las tripas. Al cabo de unos minutos terminó la preparación de la carne y comenzó a repartir las porciones de carne a cada uno de sus compañeros. Comenzando por las mujeres como era propio en su tierra y terminando por los hombres jóvenes.

La carne estaba muy tierna, debido a la edad del joven venado, el sabor de las hiervas era un tanto fuerte pero sin llegar a ser empalagoso, los tubérculos que introdujo en la carne le daban un sabor un poco picante, sin duda alguna era una mezcla de sabores curiosa y deliciosa.

- Espero que os guste, y Karcos dejamé el vino que tengo la garganta mas seca que la entrepierna de una anciana.

No bebas si no quieres, yo no me voy a privar de beber vino antes de que la carne esté echa - Dice mientras Cyrill estaba cocinando y luego le pasaba la botella - No me extrañaría que esta noche tengamos problemas si nos quedamos aquí, a si que después de comer habrá que reanudar la marcha. No queda mucho para salir de los bosques que es lo verdaderamente peligroso. No os quitéis todavía las armaduras ni montéis un campamento para pasar la noche.

A éste ritmo mañana por la tarde estaremos en Valleprofundo, no creo que tengamos un gran recibimiento. 

Akeelah cogió la carne que Cyrill le había servido- muchas gracias -arranca un pedazo con la mano y lo probó.- Está muy bueno, no sabía que el venado tuviera este sabor.- luego continuo comiendo dándole algún pedazo a su lagarto. -tu eres el que mejor conoce la zona, estoy completamente de acuerdo en hacer lo que propones, es lo más lógico.-tras hablar Akeelah continuo comiendo, no parecía excesivamente habladora, y cuando hablaba era directa y con un tono aparentemente carente de emoción.

Sin duda acabas de ser nombrado cocinero del grupo. No solo consigues la comida, sino que también la sabes preparar. ¡Enhorabuena cocinitas! - bromeó con Cyrill mientras engullía grandes trozos de venado.

Acerca ese vino, Karcos, si tenemos que continuar andando, mejor bien repuestos. - dio un largo trago para luego eructar sonoramente. Todo un alago para el cocinero, según sus costumbres.

Declina amablemente el vino con una sonrisa y un gesto con la mano, pero acepta encantada el venado cocinado por Cyrill.  El animal era joven y se nota en la ternura de su carne, que casi se deshace sin llegar a hincarle el diente. Las especias que le han añadido al cocinarlo le dan un sabor que jamás ha probado antes, fuerte pero sabroso, por lo que disfruta de la comida. El eructo de Norwan parece indicar que él también la ha disfrutado, por lo que hace lo propio para mostrar cortesía. Sabe que en algunas civilizaciones salvajes y menos avanzadas que la suya es una forma de demostrar agradecimiento al cocinero, por lo que lanza el mejor eructo que es capaz.

- Estoy de acuerdo con los demás, estaba delicioso - mira a Cyrill y asiente levemente antes de dar un trago a su odre con agua - En cuanto a lo que propones, Karcos, por mi parte no hay oposición. Haremos como dices. Deberíamos reservar nuestras fuerzas para luchar contra los gnolls, y evitar por tanto cualquier enfrentamiento previo

Su habitual timidez desaparece cuando habla con los hombres del grupo. Se siente más cómoda, acostumbrada a estar rodeada de aquel tipo de gente. Aún así, de vez en cuando no puede evitar lanzar alguna mirada a Akeelah, aunque la retira en cuanto la exótica mujer se la devuelve.

Mientras comia tranquilamente, Akeelah se percato de las cortas y timidas miradas que le dirigia Eralissa de vez en cuando. "Tal vez quiera preguntarme algo mas, y le de verguenza en publico, o puede que le gusten las mujeres, quien sabe, si eso ya me dira o preguntara lo que quiera"

Cuando acabo su parte de venado, Akeelah bebio un trago de agua, y se quedo a la espera de que todos acabaran de comer, y continuo descansando los pies, por su parte, el lagarto al cual Akeelah habia dado algo de su venado y su agua, estaba ahora en una pierna de esta, y miraba a Eralissa con curiosidad.

Acabasteis de comer y sobró bastante carne de venado, luego de un saco Karcos extrajo manzanas, tendría unas veinte y os dio una a cada uno, para volver a guardarse el saco de las manzanas. Quedaba más de media botella de vino que se guardó el cazarrecompensas, antes de partir. El camino entre los bosques era tortuoso, de arena blanca que se movía bajo vuestras botas y piedras sueltas que de vez en cuando hacían a alguno sufrir un traspiés.

Los árboles a vuestro alrededor tenían prácticamente todas las tonalidades del verde, y a lo lejos el bosque se tornaba oscuridad. El frío iba disminuyendo conforme bajabais de las montañas y la nieve desaparecía hasta desvanecerse por completo. A lo lejos visteis a un viejo ogro, en el bosque, no muy lejos del camino, que se quedó mirándoos pero no se atrevió a atacar, ya se había encontrado con grupos de aventureros en su vida y no confiaba en que el riesgo fuera menor que la recompensa, sobre todo teniendo en cuenta que uno de los guerreros tenía la armadura golpeada y abollada, y que los otros, lo más visible era la ropa.

Finalmente, como había dicho Karcos, conseguisteis salir de la espesura del bosque y deteneos en una zona de claro cuando comenzaba a anochecer.

Akeelah dejo su mochila en el suelo, estaba cansada, no estaba acostumbrada a andar tanto, aun asi, de su boca no salio ni un leve quejido de cansancion- ¿alguien me acompaña a recojer leña para el campamento? -pregunto pasando su mirada por todos salvo por Norwan, que sin duda era lo peor de aquel viaje.

Cyrill que se sintió bien, al notar que a todos les gustaba su forma de cocinar la carne que cazaba. Por primera vez en mucho tiempo se noto mas o menos a gusto con gente, y no solo, que era lo mas habitual en todos sus viajes. La vida de un fugitivo sin duda alguna era difícil, pero ahora se sentía protegido. Tras pasar horas en la vanguardia del grupo para divisar las pisadas o algún que otro rastros de compañeros indeseables escucho la voz de su compañera Akeelah.

Esta pedía alguien para acompañarla a recoger leña.- Si no te importa iré contigo, estoy deseando descansar de una puta vez.

Norwan se mantuvo cayado desde que reanudaron la marcha después de la cena, algo raro en él. Aunque de vez en cuando brindaba al grupo uno de sus eructos, mientras su amplio estomago digería el venado.

Cuando llegaron al claro, dejo su mochila y su ballesta en el suelo. Había pasado casi todo el dia andando, le dolía la espalda y los hombros por el peso de la armadura. Así que decidió hacer un poco de ejercicio para que la adrenalina restableciera su cuerpo.

Se acercó a un árbol cercano, no muy grande, ni muy alto. Cogió su lustrosa hacha, la miro sonriendo, y se puso a golpear el tronco en su base. Grandes trozos de madera y astillas saltaban con cada tremendo golpe. El hacha sin duda tenía un filo temible. El árbol no tardo mucho tiempo en ceder, cayendo al suelo y levantando una nube de polvo.

Aquí tienes tu leña. - Se limito a decir a Akeelah.

Como no lo hagas trozos más pequeños no se cómo vamos a hacer una hoguera en condiciones... aunque si quemamos la copa y cargamos con el estoy seguro que tendríamos la antorcha más grande de la historia.

Se acercó al árbol y fue partiendo con la suela de las botas las ramas y retirándolas del árbol para que Norwan continuara con lo que había empezado. Tiene buen brazo y buen hacha, no será mal aliado contra los Gnolls.

Minucias. - cogió de nuevo el hacha y empezó a partir el tronco en tocones manejables. - No sabia que eras tan quejica, Karcos. - bromeó. No tardó en tener un buen montón de leña, suficiente para hacer arder una fogata toda la noche.

Lanza un suspiro al llegar al claro y sin moverse del sitio echa un vistazo a los árboles cercanos. Parece un sitio tranquilo. Al menos lo suficiente como para pasar la noche.

Mientras los demás se encargan de recoger leña, aunque no de la manera más discreta, procede con su ritual de todas las noches. La armadura es pesada y muy incómoda, y tras varias horas de viaje está deseando desprenderse de ella. Con calma y bastante destreza quita las piezas una a una, dejándolas en el suelo con meticulosidad, en un orden muy concreto. Después, se desprende de las ropas de cuero que siempre lleva debajo para evitar que las placas metálicas se claven en la piel, quedándose sólo con un sencillo pantalón de tela marrón y una camisa blanca totalmente pegada a su cuerpo por el sudor. Sus brazos están perfectamente musculados, posiblemente de manera algo desproporcionada, y el resto del cuerpo parece no desentonar. Cualquiera que viese sólo su espalda, podría pensar que se trata de un hombre.

Con mucha paciencia, comienza a sacar brillo a las piezas de su armadura con un trapo previamente embadurnado de una cera especial para tal efecto. El polvo del camino desaparece al instante, dejando el metal como si fuese totalmente nuevo. Hace especial hincapié en el símbolo de su peto, al que besa en varias ocasiones durante el proceso. Acto seguido, recoge las piezas siguiendo un escrupuloso orden y rebusca en su mochila hasta que saca una camisa exactamente igual a la que lleva, pero seca y perfectamente doblada. Sin decir nada a sus compañeros, desaparece un instante tras los árboles y regresa unos segundos más tarde con la ropa seca y el pelo suelto.

- Ya estoy lista - Habla directamente a Karcos, que parece ser el que tiene las cosas más claras. - Decidme en qué puedo echaros una mano

Akeelah continuo con su leña, cuando habia cogido bastante la dejo en el campamento.- Aqui teneis,mejor usar esta, la madera recien cortada tiene mucha humedad en su interior, por eso no arde bien y saca demasiado humo, es la peor madera posible para hacer una hogera.- Las palabras dichas por Akeelah eran algo sabido por casi todo el mundo, y dichas por ella, casi sonaba como si lo estubiera leyendo de un libro justo en ese momento.

Fue cuando aparecio Eralissa cambiada, cuando Akeelah se fijo en la armadura de esta perfectamente  limpia y colocada, sin duda Eralissa era una persona limpia y ordenada, cosa que a Akeelah le agradaba.  Akeelah tenia ganas de hacer lo mismo y cambiarse de ropa, pero prefirio esperar a que el campamento estubiera acabado para no manchar la ropa.- Puedo ayudar en algo mas?