Partida Rol por web

Kolthar da un leve codazo a Hank para llamar su atención y le dice:

Yo tenía razón...

Asiente orgullosos mientras se señala a si mismo con el dedo índice.

Buenos días. Nos han dicho que es usted un experto en objetos de arte. Hace poco hemos adquirido un objeto y nos gustaría que nos dijera su opinión si tiene tiempo.

Dice Touran al pequeño vendedor.

¿Expertoenobjetosdearte? Vayamepreguntoquiendiantrespuedehabersido. ClaroqueigualhasidoeseentromeditodeGarthiakquedesdequelevendiesabaratijadesegundamano siempreestaprotestandobuenodaigual. ¿Teneisahieseobjetodelquemehablais?

Mientras habla, el gnomo sigue moviendo cosas continuamente dentro de su particular orden.

Confundido por la extraña forma de hablar que ahora tiene el vidente, Amílcar permanece en silencio preguntándose si este dicharachero tipejo es el mismo que les ha hablado en el exterior de la tienda.

-¡Qué extraño! Ahí fuera parecía que el que se dirigía a nosotros era algún tipo de sabio, no un vulgar gnomo.

Permíteme el objeto, Amilcar.

Touran espera a que su compañero le entregue la caja, mira a su alrededor para evitar miradas curiosas y la abre lentamente.

¿Qué puede decirnos de ella?

Veamosquetenemosaqui.

El gnomo coge la caja y comienza a examinarla. Toca con el dedo la figurita que danza. Agita la caja. Mira los grabados.

Puespuedodecirosqueesdefacturaelficaymuyantiguaperopocomas. Osdoyveinteacerosporella. ¿Haytrato?

Halthorne os mira con la mejor de sus sonrisas, dando a entender que hacéis un gran negocio.

No está en venta. Pertenece a nuestra compañera elfa y quería saber algo más de ella pues la heredó recientemente. Gracias por la ayuda.

¿Ysiospagotreintapiezasdeoro? ¡Esmuchomasdeloqueosdaranporellaencualquierotrositio!

El gnomo pone cara suplicante, pero en cuanto se da cuenta de que no le vais a vender la caja, se atención se vuelca enseguida en revisar las posesiones de su tienda.

Salís y, sin mayor contratiempo, regresáis a Los Cinco Dragones.

Es algo después de la hora de la comida, cuando Touran, Amílcar, Kolthar y Hank regresan a Los Cinco Dragones. Allí encuentran a Quivalen en su habitación a punto de acabar de copiar un conjuro en su libro de magia.

-¡Buenas! ¿Cómo va eso?--saluda un sonriente Amílcar a la maga elfa nada más llegar a la posada.

-Nosotros no hemos tenido la suerte de cara, la verdad--confiesa el nómada de las llanuras sentándose junto a Quivalen para echarle una curiosa ojeada a los elementos arcanos que hay sobre la mesa--De hecho, después de visitar a un sabio sacerdote y a un gnomo loco, sólo hemos conseguido averiguar lo que ya apuntó Kolthar esta mañana...

-Me temo que para continuar con nuestro cometido tendremos que dirigirnos al norte en busca de los de tu raza.

Concentrada como estaba escribiendo mi nuevo pergamino, no oigo a mis compañeros hasta que me hablan. Con un pequeño respingo, levanto la cabeza de mi escritura, atendiendo a lo que me dicen.

Una vez que han acabado, dejo la pluma en el tintero

Pues no me parece mala idea, porque parece que alguien se ha mostrado interesado en nosotros.

Antes, hablé con el Heraldo, y me dijo que un hombre había mostrado interés en nosotros, y él, amable como siempre, les dijo nuestro paradero y nuestra descripción. ¿os lo podeis creer?.  digo elevando el tono de voz, visiblemente molesta por la falta de discrección del heraldo.