Partida Rol por web

Al comprobar el tipo de criaturas de las que se trata, el nómada de las llanuras baja el arco para no mostrarse claramente amenazador y aguarda a que lleguen a su altura con cierta tensión.

-Debo quedarme aquí mismo. Puede que así no vean a los compañeros que se ocultan--se guarda para sí Amílcar tocándose la ingle para alejar a la mala suerte.

Kolthar escupe a un lado, preparado para lo que pueda pasar.

Maldita sea, son centauros... no me gustan los centauros. Son raros, ni hombres ni caballo, no te puedes fiar de una criatura que es mitad hombre mitad animal, eso es... muy raro.

Sin perderlos de vista, Amílcar camina unos metros hacia un lado para salirse de la trayectoría por la que galopan.

Socarronamente, Craster replica:

Totalmente de acuerdo contigo, hombre-toro.

Mientras, Alfio se adelanta unos metros, aún sin desenvainar su arma.

¿Debemos confiar en estas criaturas?

-¿Y ellas? ¿Deben confiar en nosotros?--contesta el abanasinio al enano--Todos merecemos una oportunidad...

Y la tendrán...

Añade Kolthar sin llegar a entender el sarcasmo de Craster.

Pero si te acercas así de deprisa a un campamento donde la gente duerme, o tienes mucha prisa o mucha mala leche.

Los centauros están casi encima de vosotros. Si os han visto, no parecen demostrarlo, pues no desvían su trayectoria.

Hank baja su ballesta pero sin desarmarla al ver que los centauros no parecen que les hagan demasiado caso.

Amílcar, que está adelantado, ve cómo el centauro que va en cabeza se dirige decididamente hacia él a toda velocidad.

A pesar de lo que pueda parecer, por sus rostros, diríais que las intenciones de los centauros no son hostiles.

Viéndose amenazado por la maniobra del centauro, el arquero prepara su arma y apunta al cuadrúpedo que se le viene encima.

-¡Alto o disparo!--exclama el nómada de las llanuras para que su interlocutor pueda escucharlo con claridad.

Amílcar ve cómo el desarmado centauro se dirige hacia él.

Cuando ve el arco de Amílcar apuntándole el centauro hace una mueca de desagrado y desvía su carrera. Pasa a unos treinta pies del nómada y sigue galopando.

Los dos que le siguen, parecen dirigirse hacia Hank y Quivalen.

Permanezco en mi sitio, mientras rebusco entre mis ingredientes y repitiendo las palabras de un conjuro sin dejar de mirar al centauro.

Cuando tengo las palabras en mi boca grito Antes los centauros lucharon contra la reina de la oscuridad. ¿Acaso ahora han cambiado de bando?

El más maduro de los dos, grita con su grave voz: ¡Acepta el reto del joven, silvanesti!

Y esboza una sonrisa en su rostro.

Negando con la cabeza No estamos para juegos. La lucha contra las fuerzas de la oscuridad ya nos hacen acabar con muchas vidas. Sería una frivolidad enfrentarme a el así porque así. Déjale que madure y sea fuerte para la lucha que se avecina.