Llegáis a la posada de Ghanima y en cuanto preguntáis por Rand el mercader, os llevan al mismo apartado de la otra vez. Cenando y acompañado de dos bellas locales, está el hombre que ya conocéis. Sonríe contento cuando os ve.
¡Bienvenidos! ¿Así que lo habéis logrado?
-A pesar de que, lamentablemente, he perdido mi armadura en el proceso, ha sido más fácil de lo esperado--reconoce Amílcar al comerciante al tiempo que aprovecha para clavar una ansiosa mirada en el busto de las dos jóvenes.
-Por cierto, hay un grupo de draconianos que también parece interesado en la espada élfica--deja caer el arquero con clara ironía--¿Sabías algo al respecto, Rand?
Gnart observa la situación en silencio como es habitual en él en estos casos. No obstante se fija en cualquier tipo de reacción por parte del mercader, no sea que haya que acudir a otros métodos...
¿Así que esas criaturas escamosas os han importunado? Vaya, qué malas pulgas... No os preocupéis. Fueron descuidados, perdieron el mapa y alguien me lo vendió a mí. Eso es todo.
Rand busca algo con la mirada.
¿Y la espada? ¿Me la dejáis ver? He de comprobar su autenticidad.
El minotauro parece estar metido en una casa de muñecas. En aquel apartado todo esta hecho para los estándares humanos y al hombre-toro se le queda pequeño.
Me gusta machacar criaturas escamosas. Pero lo que no me gusta es robar y mucho menos los que roban...
Comenta Kolthar dejando una advertencia en el aire.
¿Tienes nuestros pasajes?
Aparte de lo que ha dicho el minotauro, creo que no habéis contestando a Rand.
Creo que es conveniente que responda él antes... ;-)
El bárbaro de las llanuras se vuelve hacia el minotauro y asiente con la cabeza.
Pues esperamos a ver qué hace Kolthar.
Kolthar saca la espada de su petate, envuelta en una manta. No obstante no se la entrega al comerciante, si no que aparta el grueso paño para que se vea parte de la hoja y la magnífica empuñadura.
Ya la estas viendo, enseña ahora los pasajes y te la daré.
Oh, sí. ¡Sí! ¡Es la espada!, exclama satisfecho Rand.
Los pasajes, obviamente, no los tengo aquí. No obstante ahora mismo daré aviso al capitán para que os permita embarcar a los tres. Según sé, el barco zarpará mañana con las primeras luces del alba, por lo que habéis conseguido regresar a tiempo.
El silencioso Gnart rompe su silencio.
Recuerdo que convenimos en que serían seis pasajes...
En cualquier caso el semiogro está confuso, pues con Craster aquí son cuatro...
Por un instante he sufrido pánico pero he visto que Amilcar tiempo ha (página 20) dijo:
-Entonces el trato está cerrado. Nosotros le traemos la espada élfica y usted nos consigue seis pasajes a Puerto Balifor. De acuerdo.
Así que al menos lo dijimos en su tiempo...
El Minotauro se sienta y envuelve de nuevo la espada en la manta.
Es una lástima, pero entonces no la tendréis hasta que hayamos embarcado. Mañana mandad a alguien al barco y encuanto estemos todos a bordo, (los seis como dice Gnart) y conformes con el capitán, se la daremos.
Cierto, cierto. Seis. Que teníasis amigos. Me equivoqué, mis disculpas, dice Rand sin quedar demasiado claro si ha sido un error.
Y claro. Lo justo es que me la entreguéis mañana. Nos veremos en el puerto. Ahora, si no queréis nada más...
Gnart parece quedar conforme con lo que les ha dicho el mercader pero mira a Amilcar y Kolthar por si ellos quieren decir algo más.
-No, no. Tampoco queremos molestar--se despide Amílcar sonriendo a las damas--Mañana, al alba, en el puerto.
Kolthar se levanta y se despide con una inclinación de su astada cabeza.
La noche que tenemos por delante va a ser movidita...
Piensa mientras abandona el antro.
Dejáis al mercader y regresáis a la posada donde os alojáis mientras pensáis qué habrá sucedido con vuestros compañeros magos.
Ahora hay que esperar a que Hank y Quiveln acaben la Prueba, que será esta semana. Casi perfectamente coordinados los dos grupos ;-)