Partida Rol por web

Tras escuchar atentamente la información que Niguel le ofrece, Gnart observa la reacción de la chica ante su intención de ir al barrio de los kender...

Parece que habrá que ir con cuidado en ese sitio...

-¡Vaya!--devuelve la sonrisa Amílcar en silencio para luego clavar la mirada en el bonito trasero de la joven cuando ésta se aleja hacia otra mesa--Ahí sí que iba a ser yo valiente, sí. En fin...

Muchas gracias iba a contestar algo más, pero viendo que la mujer ser aleja, me encojo levemente de hombros Cuanto menos se diga, menos posibilidades hay de que alguien oiga algo

Apoyándome en el bastón y levantándome Bueno, creo que lo mejor será aprovechar la oscuridad de la noche para llegar hasta allí, aunque siempre podemos dormir aquí e ir por la mañana dejo caer esto último, aunque claramente no me parece una buena idea.

Cuando repaso con la mirada al grupo, me fijo en Amilcar Tendrás que ir ahora a recoger tus ojos, si quieres guiarnos hasta el barrio triste.

Ninguno sabéis el motivo del nombre del barrio.

Ojos, qué es eso de recoger unos ojos   piensa Niguel mientras se pone en pie    de camino podríais ir poniéndome al día de cual es exactamente la misión en la que estamos embarcados.

Sin girarme para mirar a Niguel, Tu tranquila, nosotros tampoco tenemos ni idea digo encogiéndome de hombros y encaminándome hacia el barrio triste

-¡Ja, ja, ja!--ríe Amílcar la broma de Quiv sobre sus ojos y la posadera--No te pongas celosa que a ti te quiero más, mucho más. 

-Venga, dejémonos de tonterías y sigamos a lo nuestro.

-¿Qué cuál es la misión preguntas, Niguel? ¡Mmm! Me resulta harto complicado resumirla en pocas palabras, pero si te digo que todo comenzó con una cajita de música que terminó siendo una llave élfica para la que todavía andamos buscando puerta...--explica el arquero a la nueva integrante del grupo--¡Ah, sí! Claro. Eso también, que se me olvidaba. Por supuesto, por el camino hemos conocido a toda una retahíla de visionarios a los que los dioses les han ido indicando, más o menos, el supuesto rastro que debemos seguir. Y, de momento, hemos llegado hasta aquí.

Joder, y mi historia te parecía poco creible contesta Niguel a la elfa sacudiendo la cabeza de un lado a otro, vamos que a grandes rasgos buscamos una puerta...  y seguro que tampoco tenemos una idea clara de a donde conduce dicha puerta ¿verdad? los ojos de la joven brillan de entusiasmo mientras mira a Almilcar, parece que le encanta la situación.

Encogiéndome de hombros y sin parar de andar yo  no te he dicho que te unieras a nosotros, así que tampoco tengo que contar historias para convencer a nadie. Eso es lo que ahi, y en esto es en lo que te quieres meter. Me giro para sonreirla mientras alzo las cejas antes de volverme y seguir mi camino.

No os cuesta llegar al Barrio Triste. Sin embargo, orientaros en él ya es otra cosa.

Esta zona de Puerto Balifor parece haber sido cogida desde el vecindrio del puerto por un gigante malicioso y lanza violentamente sobre la zona de la marea. Por todas partes pueden verse restos quemados de edificios, secciones destrozadas de calles pavimentadas, paredes en diferentes ángulos y tablones de madera entrecruzados. Además, el suelo está lleno de pilotes de muelle, baúles destrozados, trozos de barcos y botes e incluso montones de barriles atados con cuerdas gruesas.

No me extraña que sea el Barrio Triste, se cae el alma a los pies solo de contemplarlo.

Comenta el minotauro mirando alrededor.

Encontrar un kender entre tantas cosas, será como buscar una aguja en un pajar. Tal vez deberíamos preguntar.

Es de noche y no hay demasiada gente en la calle, pero, de tanto en tanto, si veis a algún kénder que camina sin acercarse mucho a vosotros.

-¡Hola!--saluda Amílcar a uno de los pequeños transeúntes--Perdona que te moleste. Estamos buscando al señor Thistleknot, Kronn Thistleknot. ¿Puedes ayudarnos? Venimos desde muy lejos para reunirnos con él.

Gnart no había oído mucha cosas de los kenders, pero si era cierto la mitad de lo que había oído, sería mejor que estuviera vigilante. Mientras Amilcar preguntaba, el semiogro se puso a mirar a uno y otro lado por lo que pudiera ocurrir...

Vaya montón de ruinas. pienso al ver el barrio por el que nos estamos metiendo. Durante unos minutos, permanezco un tanto ensimismada, mirando las estructuras, la gente que camina por las calles y la suciedad en el ambiente. Durante mi barrido, miro a ver si hubiera alguna posada o lugar donde dormir por esta zona de la ciudad.

El kénder al que para Amílcar lo mira con suspicacia y, a la primera palabra, se aleja musitando: Lo siento, pero no quiero problemas con extranjeros.