Partida Rol por web

Eh.. Oh, sí, claro. Por supuesto, lady elfa, contesta el muchacho tratando de enmendar su error. En ese caso, serán dieciséis monedas de plata por cada uno de ustedes.

Mientras tanto, os dais cuenta de que, aunque algunos de los presentes os has mirado con curiosidad, rápidamente parecen haberse olvidado de vosotros y vuelto a sus conversaciones.

Kolthar sale de detrás del árbol con la lanza en alto, corriendo como un poseso mientras sus pezuñas aplastan los matorrales. Sin embargo no es capaz de dañar a su enemigo en la oscuridad.

Los kóbolds quedan aterrados ante la presencia del impresionante minotauro. Sin embargo, sus dudas duran unos escasos instantes. Uno de ellos espolea a los otros dos en su lengua, que, soltando sus hondas, cogen sus lanzas y tratan de acabar con el minotauro. Uno de ellos logra herirlo en el antebrazo, pero el otro choca contra su dura piel. El tercer kóbold se mueve por el camino y lanza una nueva piedra a Amílcar, pero éste la esquiva con facilidad.

En un momento dado, al realizar una acrobacia, la kénder sale totalmente desviada y cae justo sobre Touran y un khurita, que rápidamente se la quita como si fuese portadora de la peste más mortífera: ¡Quita, kénder! ¡Ni se te ocurra acercarte a mí!

En seguida, una mujer se le acerca: ¡Comprueba tu bolsa! ¡Esos malditos ladrones sólo saben que chocarse y robar!

Más personas se unen y comienzan a acosar a la kénder, que apenas logra mantenerse en pie ante los empellones que recibe.

2 de aelmont.

Tras una noche de apacible descanso, os levantáis y tomáis un revitalizador (aunque contundentemente humano) desayuno. Mientras estáis en la sala común, caviláis sobre qué hacer en esta villa llena de humanos y, peor aún, atiborrada de caballeros de Neraka.

Amílcar avanza con decisión hacia la oscuridad de la refriega entre el imponente minotauro y los sorprendentemente valientes kobolds en busca de un mejor ángulo desde el que disparar un nuevo proyectil. Haciendo gala de una precisión mortal, el nómada de las llanuras lanza finalmente una certera flecha a una de aquellas miserables criaturas.

El minotauro da un paso hacia atrás para poder manejar su lanza mientras evita a los kobolds. La lanzada es buena y ensarta al asaltante que estaba frente a el con un brutal bramido de satisfacción.

Key se levanta de mal humor (algo connatural en él) por las mañanas. Malditos humanos y sus pestilentes ciudades...

Puede que lo más conveniente sea buscar a los nuestros en el bazar, pero sin llamar la atención.

Touran se tambalea ante el golpe de la pequeña acróbata e intenta alzar la voz para defender a la pequeña.

Ha sido un accidente. No se alarmen, nadie ha resultado herido, cálmense.

Mientras eso ocurre, el solámnico se lleva rápidamente la mano a la bolsa...

Cuando entra el primer rayo de luz sobre mi habitación, abro los ojos y me incorporo sobre la cama

Bueno, otro día más sin que esta pesadilla acabe

Lentamente, me levanto y me lavo un poco antes de ponerme la túnica. Recojo mi mochila y el bastón y me pongo la capa sobre uno de los brazos y salgo por la puerta.

Al encontrarme con Key

Tranquilo hermano. Creo que deberemos de acostumbrarnos a convivir con los humanos hasta que encontremos a los nuestros.

Vayamos a ver cómo está la salida de la ciudad  digo haciendo un gesto hacia la puerta. Luego, me giro de nuevo hacia Key y sonriendole

pero no con la barriga vacía

Tras ver como su compañero cae atravesado por el minotauro, el kóbold que fue herido por Amílcar duda durante un instante qué hacer. Cuando ve que el tercer kóbold, tras lanzar una infructuosa pedrada al humano, sale huyendo, él decide imitarle.

-Será mejor que regresemos junto al fuego, Kolthar--indica el humano al minotauro al tiempo que observa indignado como aquellas dos culebras escapan corriendo.

-Prefiero la protección de la luz a las sorpresas de la oscuridad. Además, la noche tampoco nos ayudará demasiado si vamos tras ellos--afirma Amílcar acercándose para examinar el cadáver del kobold atravesado por su compañero.

A pesar de los esfuerzos de Touran por calmar al grupo que atosiga a la kénder, estos no resultan. Es más, un grupo de personas está adoptando una actitud realmente agresiva. Parece que las buenas palabras no bastan y haría falta algo más para que dejaran en paz a la mujer.  En medio del barullo, el solámnico comprueba que su bolsa está intacta.

La kénder es una kénder aquejada, por lo que no es probable que sea de las que cogen objetos de las personas sin darse cuenta.

Comparada con la tranquilidad que reinaba en la villa ayer cuando llegaste, os sorprende el bullicio de la mañana: las calles están llenas de gente que va de un sitio para otro y véis multitud de tiendas de toda índole mientras os movéis por la ciudad. Sin duda, el mayor reguero de gente se dirige hacia el bazar que, entre otras cosas, bien sabéis que alberga el segundo mayor mercado de caballos de todo Ansalon. Vuestro avanzar es lento y no podéis evitar chocar con otras gentes más madrugadoras que ya regresan de su visita a ese gran mercado.

En un momento dado, un kénder, empujado por el gentío choca con Quivalen: Perdón, señorita. Pero es que estos humanos son tan desconsiderados. Permitidme. El kénder trata de limpiar algo de polvo de la túnica de la silvanesti y, después, con un gesto de disculpa, pasa junto a Keygholad para seguir su camino.

Vuestro agudos ojos os tranquilizan: a pesar de la mala fama de la raza kénder, el kénder no ha tratado de quitar ningún objeto a la maga.

El registro del kóbold os confirma vuestra sospechas: se dedicaban a robar a los viajeros que irremediablamente tenían que pasar noche cerca del pantano de la Señora Negra. Éste llevaba una bolsa con monedas.

Algo intranquilos por la presencia de estos merodeadores, regresáis junto al fuego. El resto de la noche transcurre sin ningún sobresalto.
 

Tocando todos mis bolsillos para comprobar mis pertenencias, veo alejarse al kender

Peligrosas criaturas estos Kender, aunque de naturaleza buena, hay que tenerlos muy vigilados

Digo antes de girarme y seguir por el bazar, buscando algo que nos pudiera interesar

Examino cuidadosamente mis pertenecias, casi por reflejo.

Antes que perderme en la observación de los objetos del bazar, me centro en buscar algún compañero de nuestra raza.

Son ladrones por naturaleza, y tienen una extraña intuición para encontrar problemas. Son las peores criaturas de Ansalón, sin duda. Incluso peor que los minotauros Afirma Key con la vista perdida.