Partida Rol por web

La chica lanzó un alarido al sentir el pomo de la espada de ella en sus dedos: Sin duda, aquello había dolido, y le habia obligado a cerrar la mano. Aun así seguía tratando de resistirse moviendo su cuerpo a un lado y al otro, tratando de safarse, sin exito.

A regañadientes soltó los despojos del arma, y obligó a la mujer a levantarse. Como mejor podóa, torció una mano tras la espalda para evitar que le quedaran ganas de usar la otra, si volaba hacia atrás por algun cojuro, o hacia arriba, seguramente le rompería el brazo en el caso de que no le soltara la muñeca.

-Bueno...¿Ahora como carajo bajamos con este fardo? ¿No te sobra cuerda o algo?

Sentía algunas parte del cuerpo doloridas por la pequeña contienda, pero nada de lamentar seriamente.

La muchacha seguía moviéndose, tratando de zafarse, dolorida, mientras que el muchacho la miraba sonriendo sin decirle nada por unos segundos...

-Eh...no. Y desde el momento en que la soltemos es posible que huya.

Caminó resignada a la pared, con un suspiro.

-Ya que, veo que esto me supera.

Y luego colocó la manoen la nuca de golpe, empujandola con toda su fuerza hacia la pared. Como resultado, la cabeza de aquella mujer se estrelló con la roca, un impacto bastante fuerte y seguramente doloroso.

-La cargas tu, fortachón -comentó

La chica cayó inconsciente por el golpe. Por suerte, no se hizo una brecha en la cabeza.

El muchacho la aferró y salió de allí, mirándola antes de bajar de un salto.

-Eres muy brava guerrera. Me gusta

Comentó, antes de comenzar a alejarse por donde habían venido.

Se asomó a la ventana observando el descenso de aquel. Empezaba a evaluar las posibilidades que tenía de bajar por su cuenta: Practicamente ninguna, contando que para subir le fue mas que trabajoso.

Por un momento cruzó la idea de haberse visto burlada, perfectamente podía quedar encerrada en aquella torre y aquel marcharse con la mujer a cuestas. Se sorprendió de su propia ingenuidad, sumada a la confianza que había profesado hasta el momento.

Sin embargo esperó sin mas. Despues de todo, si terminaba siendo una situación desventurada terminaría apañandoselas, ¿no era así como había sobrevivido siempre?

Sin embargo, luego de un momento, el muchacho volvió, sin la mujer en brazos. En un segundo volvía a estar allí con ella...

-Bien...está en lugar seguro.

Comentó, sonriéndole.

-Discúlpame pero... es algo que tengo que hacer. Con tu permiso...

Casi automaticamente la llevó en volandas y repitió el proceso, descendiendo hasta el suelo de la muralla y luego hasta la parte del muro. No podía comprender la muchacha como él no se hacía daño ante aquellas caidas..

Cuando llegaron a cesped nuevamente, la dejó en el suelo. Allí cerca estaba la muchacha, inconsciente..

-¿De casualidad, se puede saber como no te rompes las piernas?

Sacudió la cabeza algo aturdida por la brusca bajada, aunque le había parecido divertida. A la par, este gesto disipó algo de las conjeturas que había hecho segundos antes. Miró hacia arriba evaluando la altura.

-¿Y ahora que lo pienso, porque hice yo tu trabajo, cabrón? -preguntó con un deje típico de acidéz.

El chico se encogió de hombros.

-Bueno...acostumbro a descender así de los sitios. Es cuestión de práctica, muchos años bajando grandes lugares y huyendo..

Luego se rió limpiamente, mirándola.

-Fuiste tu misma la que te enzarzaste en pelea, y no yo. Nunca te dije que lo hicieras...quizás deberias de preguntarle a tu ego, y no a mi.

-Pues no me termina de convencer, que lo sepas.

Se cruzó de brazos, ceñuda.

-Si claro, no era a mi a quien estaban extrangulando -respingó dandose importancia- además a mi nadie me toca las narices y se la lleva grátis. ¿Ya nos vamos?

El chico sonrió, sin contestarle. Luego se cargó a la espalda a la muchacha inconsciente y fue caminando hacia su hogar...

-Si. Vamonos, ya hemos tenido bastante por hoy..

Suspiró y le siguió en silencio, pensativa. Se le antojó que iba demasiado distraída, por lo cual casi inconscientemente empezó una función de centinela. No era prudente que alguien viera ese improvisado grupo, o que por aún, les siguiera.

El camino transcurrió tranquilo. Cuando llegaron a su hogar, lo primero que hizo Yreth fue atarla a una silla de manos y pies.  Solo así se aseguraría de que no se escaparía...

Mientras se despertaba, se sentó en aquel sillón, mirando a Shapiro.

-Lo has hecho muy bien, me ha sorprendido el como dominaste la situación contra una bruja.

-Da gracias a que perdí agarre del cuchillo o no estaba entera- replicó- Y por cierto que olvidé guardarlo, bah...

Mentalmente se planteó quizá en un rato visitar la armería de la ciudad, ir desarmada por la vida no era lo suyo.

-Pues toda tuya, pero si que tienes amigos raros ¿la mayoría te reciben así?

-Ella no es una amiga. Ella tiene que responderme a ciertas...cosas..

Comentó, sonriéndole levemente. Luego miró a la muchacha, expectante de cuando se despertara.

La mujer se despertó poco a poco, abriendo los ojos y por un momento, desorientada, cambió aquel gesto de indiferencia a uno de susto.

-Do...donde estoy?

Luego de aquello, poco a poco se ubicó, tras mirar a Shapiro. Desvió su mirada de ella, observando a Yreth.

-No te voy a responder a esa pregunta...aun estando así. No voy a dejarlo....

-Es necesario, Tera.... Todo esto es una farsa. No tienes porqué seguir los designios de alguien que no es tú misma.

Se acercó a ella algo mas, agachándose y mirándola.

-No seas solo una marioneta mas. No tu, la poderosa Tera Mikon....

A la muchacha se le escaparon algunas lágrimas. Había desistido de salir de allí, asi que solo le quedaba mostrar su pena de aquel modo. Una pena...¿Porqué?

-Sabes que está sucediendo....

-Y por eso mismo debemos de evacuar la ciudad. ¿No quieres a tus seguidores? Pues sálvalos de una muerte segura,  advíertelos de los peligros que contiene quedarse en este lugar, al aire libre.... que sepan lo que son sus dioses realmente.

Dejó escapar aquello último con un suspiro, algo enojado... comenzó a desatarla y la dejó que se fuera.

-Tienes mucho que pensar, Tera Mikon. Espero una respuesta pronto...

La muchacha, resignada y cabizbaja, salió del hogar de Yreth y desapareció... No comentó nada, solo caminó hasta perderse.