Partida Rol por web

Por un momento se quedo delante de ella, mirándola fijamente desde las sombras.

-Mi nombre... Mi antiguo nombre era Yreth, la bestia asesina... pero eso fue hace mucho tiempo.

Comentó, cogiéndola del cuello con una mano, mientras que con la otra aferraba la muñeca de la mano que portaba el cuchillo, alzándola algo...

-¿Con tanto deseo ansias morir?

Comentó, riéndose lugubremente...

Hizo una leve mueca al sentir el apretón en el cuello, aunque miró alrededor de reojo mirando si había algun curioso demasiado cerca. Luego habló en un susurro.

-Ah mira que casualidad. ¿Te apetece matarme antes o despues de que te enteres de que te estaba buscando? Porque si esperas que te ruege por mal camino vamos...si eso, ya luego hablamos de quien se queda con el pony. Quizá y te interese lo que tengo que decirte.

Genial, lo encontré. ¿Ahora que?

Su lado arrogante bullía como el agua hirviendo, aunque podía costarle caro no pretendía rogar.

Sonrió, diabolicamente, aunque algo intrigado.. La soltó, dejándola en el suelo suavemente.

-Sube al caballo

Comentó, haciendo lo mismo en un segundo.... Luego de que ella se montó, desaparecieron de allí.

La gente creyó que se habían ido de la ciudad, mas no era así. Nada mas salir de la entrada habían tomado una dirección alternativa entrando por otro lugar, un hueco lo suficientemente grande para el caballo, una pared falsa en el propio muro.

Cuando estuvieron a salvo, dejaron al caballo en la parte trasera de una vieja casa con caballeriza. Tras aquello, el muchacho bajó y se cruzó de brazos, sin aún destapar la capucha...

-¿Mandabas aqui no? ¿Renunciaste?

Comentó, mientras desmontaba apoyandose nuevamente en el flanco del animal, mirandole. La mirada seguía siendo de un tono azur ahora mas profundo. Apartó algun mechón de cabello del rostro con un manotazo, esperando la respuesta.

-Yo nunca mandé aqui..

Comentó, cortante, dándose la espalda, con la cabeza gacha, mientras que respiraba profundamente..

-¿Cual es ese mensaje? Pudiste mentirme...si es así, mejor huye, te perdono la vida...

-Te busca Togul Barok, segun tengo entendido no has reportado nunca. ¿Estarías ocupado robandole el caballo a alguna señorita?- lo ultimo fue una tentación al destino, tener la lengua afilada cual arpón no siempre era bueno.

-Ah, me llamo Shapiro

El muchacho se volvió a girar hacia ella, retirando la capucha y dejándose ver y reconocer...

-Tu ya sabes quien soy yo...

Comentó. Su cabello y sus facciones de niño no encajaban realmente con lo peligroso que podía ser, y la fuerza que había mostrado en aquel momento. No podía comprender como alguien tan delgado podía tener tanta fuerza...

La observó analizándola completamente, de arriba a abajo, alzando una ceja.

-¿Y me manda a esto para ir con el? Tch, que molestia.

Comentó, disgustado, volviéndose a girar

-Pensaba que me valoraba mas.

Se llevó una mano a la barbilla, pensativo....

-Será, ¿es que en cada misión me va a tocar un pelmazo?

Rascó la mejilla, con la vista en el techo tras un significativo suspiro.

Cuando dejes tu estado de -berrinche- indignación, ya podrías decir algo útil -Luego añadió- Y si, para desilusión tuya entré hoy mismo al servicio.

Acomodó el cuello de la capa en su sitio, que había quedado desarreglado con el estrujón.

El muchacho se giró hacia ella. Sus ojos parecían haber cambiado, aunque no solo estos. Su piel de pronto se había vuelto algo violácea, pero esta impresión solo duró segundos....

-¿Como qué? No voy a volver, si es para lo que estás aquí.

Comentó, desafiando con la mirada a la muchacha

Hizo una algo exagerada reverencia y le dedicó una sonrisa mordaz.

-Solo soy mensajera, de momento. Si eso es todo lo que tienes que decir, creo que la charla termina aquí, de momento también. Pero si tuviera algun otro recado para ti -como si fuera recadera, mas bien llevarte del cabello al castillo- debería saber donde ubicarte.

Le miró espectante, cruzandose de brazos.

El muchacho la miró, alzando una ceja y cruzándose de brazos tambien...

-Tu energía vital es baja. Jamás podrías siquiera rozarme. Desde que sepa que tratas de delatarme, morirás. Como sea, vamos, entra a mi hogar.

Comentó, llevándola hasta una puerta y abriéndola, esperando a que la muchacha pasara.... le sonrió a medias

-Después de todo, soy un caballero, aunque en mi pasado fui guerrero..

-Que quede claro una cosa -dijo mientras pasaba por la puerta, mirandole de reojo- una vez dentro, completó la frase- seguro que estas acostumbrado a andar intimidando a la gente, pero grabatelo de ya. A mi no me intimida nadie, ¿me oyes? Ahorratelo.

Le miró con una ceja alzada, devolviendo el gesto desafiante.

-Hace unos años quizá- se encogió de hombros luego, como relajando el gesto.

-Está bien. Entonces cuando llege tu hora, solo te mataré.

Comentó, mirándola divertido.

Se encontraban en una casa cuyas paredes eran de marmol, en un recibidor. Desde allí se podía ver el lujo en el que vivía aquel hombre, a pesar de su exterior feo y cutre. Realmente podía permitirse aquello... ¿Pero porqué?

Se sentó en un banco almohadillado con una especie de relleno que para la época era poco común, sentándose hacia delante y no recostándose, mirándola fijo.

-¿Y bien? Viene alguien contigo, ¿Cierto? Aún estás demasiado verde...bueno, de hecho, no sirves para convencer, ya que para convencer a veces hay que mentir y reir gracias, y tu... eso no lo controlas.

Comenta, casi riéndose...

-Me voy a ahorrar contestarte eso del todo. Cuando llegue mi hora como dices tu, será de vieja delirando cosas que ni yo misma entenderé. ¿A poco y te crees tanto como para que esté mintiendote?

Sonrió ampliamente.

-Mejor respondeme tu a mi algo. Esta casa tiene buena pinta, ¿es por esto que no vuelves? Seguro que no, no pareces de los que se van por lo cómodo, como es asaltar a diario una ciudad como esta y vivir la gran vida.

El chico sonrió, mirándola a los ojos.

-¿No sabes que puede ser peligroso tener una lengua tan afilada?

Comentó, enarcando una ceja. Luego contestó.

-No son robos. Actualmente dirigo casi todas las operaciones encubiertas, es decir: Desde aqui me encargo de los asesinos y espias que sirven a Togul Barok. No me hace falta reportarme a él para saber que está agradecido.

-Pero quizá si hace falta para algo de organización. Manejas información, pero ¿tienes una idea de lo que se viene encima?

Se miró las uñas algunos momentos con ademán distraído.

-¿De qué hablas? No se nos viene encima nada..

Comentó, seguro de lo que decía, mirándola interrogante.

-Yo mismo poseo toda la información de los espias. Si hubiera sucedido algo...

En el mismo instante, una carta se introdujo sobre la puerta. El muchacho fue a recogerla, preocupado, y la abrió. Al sacar la nota y leerla, abrió algo los ojos. Luego se tranquilizó y sonrió...

-Ya...la que se nos viene encima. Dioses y fieles... ¿Crees que podemos con esto, nosotros, simples mortales?

-¿Prefieres quedarte de brazos cruzados y esperar tranquilamente a que te maten? Yo al menos voy a pelear, aunque tenga que enterrarle una espada maldita en el trasero a algun dios para matarlo. Nada es invencible ni indestructible.

Le echó un vistazo.

-Siempre hay algun lugar por donde hacer caer a alguien.

Hizo crujir los nudillos de la mano de forma natural, puesto que era uno de esas manías de las que uno no se da cuenta que hace.

El muchacho sonrió, observándola..

-Ciertamente... Y yo trabajé mucho tiempo para conocer los defectos de los dioses. Para conocer la verdad, sus puntos débiles.. Pero en mi camino, me encontré con información muy valiosa, información que cambiaría la forma de ver de todo el mundo. Es como una pequeña abeja que pica a un humano y lo envenena acabando matándolo...Las consecuencias serán, simplemente, una venganza contra todos nosotros mas poderosa. No es una buena idea...