Partida Rol por web

El shirren no pudo evitar quejarse al recibir aquel disparo. No era una herida profunda, pero escocía como un demonio. Estaba claro que el cabecilla goblin se iba a centrar en él por tenerle más cerca, por lo que Schwick se movió rápidamente para ocultarse mejor tras la caja que le estaba sirviendo de improvisada barricada.

Pero a pesar de la cercanía de su objetivo, acertar al jefe pielverde de un disparo estaba resultando una tarea harto complicada.

 -Estese quieto, por favor. Si no le acierto en un punto vital, le provocaré una agonía innecesaria.

Si no hubiera tanta gente cerca podría usar el poder de las estrellas. Pero no quería arriesgarse a asustar a los elfos o hacerles daño, ni al capitán tampoco, por supuesto. Tenía que concentrarse en apuntar mejor. Y si no podía, al menos quedarse sirviendo como distracción para que la elfa arquera pudiera acabar con el enemigo. Trabajo en equipo de calidad.

Schwick

La elfa mira al shirren como si se hubiera vuelto loco tras sus palabras. ¿De verdad le está diciendo que se quede quieto para matarle? 

En todo caso, el goblin no da muestras de haberlo entendido, simplemente gruñe, sale de su cobertura y dispara, rozando de nuevo a Schwick, cuya armadura comienza a recalentarse. No podrá resistir mucho más antes de que le empiecen a hacer daño de verdad. Daarya aprovecha ese momento para disparar con puntería envidiable sobre el goblin, atravesándole un brazo y dejando una gran herida. Sigue en pie, pero resopla ya como un animal herido. 

Sgrog

Por fin el vesk logra alcanzar al goblin, y el martillo tormenta, más grande que el propio goblin, lo aplasta por completo como si de un mosquito se tratase. La pequeña criatura queda reducida a un montón de piezas rotas de armadura, tripas malolientes y sangre verdinegra. Desde el tejado, Varath le hace un gesto de agradecimiento. 

-¡Gracias, sheyesh, buen golpe! ¡Abridle la puerta! Aún queda uno en el patio. 

Varath corre por el tejado y dispara sin acertar al único goblin que queda, que se oculta tras la caja. Mientras tanto, un asustado elfo zarrapastroso abre la puerta para Sgrog y se retira de nuevo a esconderse. 

Maldición, el cabecilla pielverde no le había entendido. ¡Pues eso sólo le iba a complicar las cosas! Y no sólo al goblin, ya que su armadura empezaba a dar señales de sobrecalentamiento. De seguir así, la cosa acabaría mal para él. Y eso era algo que no le hacía ni pizca de gracia.

El shirren intentó disparar de nuevo, fracasando estrepitósamente en su intento. ¡Que le tenía delante! ¿Qué puñetas le estaba pasando? Por la mente se le pasó fugazmente el recuerdo de la batalla estelar que habían tenido hacía un rato. ¿Le tocaría ahora a él sufrir la maldición que antes había atenazado al capitán? ¡Quisiera Desna que no! Que no tenía tiempo para andarlo perdiendo con tiros errados, que el goblin ese sí que tenía buena puntería y su armadura no era indestructible.

    Agradecí al elfo el gesto pero no podía perder tiempo, tan pronto se me dio acceso a la pasarela me lancé al interior hasta alcanzar el patio donde reunirme con donde debía haber caído Schwick, en un instante vi lo que quedaba de aquella resistencia pielverde acelerando mi paso hasta posicionarme de tal modo que si el resto no lograba rematar a la alimaña a tiros mi martillo daría cuenta de él en mi siguiente movimiento.

Los elfos vuelven a cerrar la puerta tras Sgrog, que por fin se reúne con su compañero en el patio. La súbita llegada del enorme vesk, portando un martillo recorrido por ondas de energía azul, sobresalta al goblin que queda, que comete el error de salir de su cobertura. Daarya, siempre certera, sale en ese momento de detrás de la cápsula y dispara una de sus flechas de caza, que atraviesan el hombro del goblin, dejándole ya a las puertas de la muerte.

Es una herida mortal de necesidad y solo es cuestión de tiempo que perezca sin cuidados mágicos, pero el goblin no parece darse cuenta de ello, o tal vez no le importa. Mientras el disparo de Varath rebota en la caja, trata de disparar a la elfa, pero falla el tiro. 

    "Te tengo" Llevado por los nervios, el goblin había sido incapaz de moverse al sitio que podría haberlo puesto a salvo de mi ataque, no necesitaría usar mi arma en esta ocasión, las llamas seguían envolviéndome y ahora solo era necesario embestirlo y desatar el poder estelar que volvía a brillar con fuerza en torno a mi armadura de combate, baje mi centro de gravedad y tomé impulso para realizar mi acometida, aquella lucha terminaría de una vez.

El combate había terminado en el momento en el que Sgrog había conseguido reunirse con él. El shirren se incorporó, saliendo de detrás de la caja que le servía de escudo, emocionado al reunirse con el vesk.

 -¡Capitán! ¡Qué alegría verle! ¿Está bien? ¿Le han herido?

Por suerte él estaba razonablemente bien, sólo necesitaba realizar labores de mantenimiento en la armadura para dejarla en óptimo estado. En cuanto al goblin que quedaba... Si Sgrog no lo había destrozado con aquella embestida, se encargaría él de darle el golpe de gracia. Porque aunque era su enemigo y una criatura despreciable, seguía siendo merecedor de un poco de piedad.

Una vez resuelto el tema del cabecilla goblin, Schwick se acercó a la elfa junto a la cual había combatido. Realizó una educada inclinación a modo de saludo y se presentó.

 -Encantado de conoceros. Me llamo Buschwick, soy el piloto de la Righteous Indignation. Lamento que este encuentro no se haya realizado dentro de unas circunstancias más halagüeñas. ¿Estáis bien? ¿Hay algún herido? Tengo cierta capacidad curativa, puedo ocuparme de los primeros auxilios sin mayores problemas.

Y una vez atendidos los vivos, se ocuparían de los muertos. Quizás una pira funeraria fuera más adecuado para esas criaturas que un monumento. Les podría rendir homenaje mortuorio sin dejar un recordatorio del ataque a aquellos elfos. Que había que pensar en todos.

Sgrog no deja mucha oportunidad al herido goblin: el fuego estelar se arremolina a su alrededor con un rugido, con su armadura solar recorrida por látigos de fuego anaranjado, y carga contra la criatura, que no puede hacer nada por evitar la explosión estelar que se le viene encima. El fuego le engulle y le abrasa por completo, dejando solo un montón de cenizas y piezas requemadas. 

Daarya sale de detrás de la cápsula y guarda su arco, haciendo el mismo gesto de agradecimiento formal (la mano sobre el corazón) que le hizo al shirren. 

-Gracias, sheyesh. Me alegra que hayamos podido contar con tu fuego. 

En ese momento se vuelve y ve a Varath bajando del tejado con dificultad. La túnica lashunta no puede ocultar el hecho de que está gravemente quemado y herido, tiene secciones de la piel al descubierto enrojecidas y agrietadas por las quemaduras de láser. No hay sangre, ya que el fuego de láser cauteriza por donde pasa, pero eso no lo hace peor. Daarya corre hacia él y le dice algo en élfico, con tono de preocupación. Varath se apoya en ella y ambos vuelven con el shirren. 

-Encantado de conoceros. Me llamo Buschwick, soy el piloto de la Righteous Indignation. Lamento que este encuentro no se haya realizado dentro de unas circunstancias más halagüeñas. ¿Estáis bien? ¿Hay algún herido? Tengo cierta capacidad curativa, puedo ocuparme de los primeros auxilios sin mayores problemas.

-Yo soy Daarya-responde la elfa, y mira a su compañero-Y él es Varath. Os agradecemos la ayuda. Somos exiliados elfos, tan solo buscábamos un lugar donde establecernos y poder descansar. Si pudieras ayudarle... te lo agradeceríamos. En realidad no tenemos nada para pagaros. 

Os lo contaremos todo, pero primero hay que prepararse. Volverán. 

Schwick levantó la mano al escuchar a la elfa.

 -Por favor, no hemos venido a ayudar esperando una recompensa monetaria a cambio. Así que dejad que eche un vistazo a esas heridas.

No había hemorragias activas, eso era bueno. Sí, podía hacer muchobien con sus poderes, sólo tenía que canalizar la energía y dirigirla hacia las quemaduras láser del elfo. En un instante, las heridas de Varath empezaron a cerrarse. Quedaron algunas marcas, pero esas se terminarían de curar solas en poco tiempo sin causar más que un poco de molestia.

 -Bien, creo que con esto podrás hacer vida normal hasta que se terminen de curar las heridas. Lo cual no debería tardar demasiado. Si sigues notando dolor o muchas molestias, ven a buscarme para que te aplique otro conjuro curativo.

Con eso resuelto, ya podían centrarse en otros asuntos. Como el aviso de Daarya sobre el regreso de los goblins.

 -Deberíamos incinerar los cuerpos de los goblins muertos, así como sus posesiones. Para evitar dar ventaja a los enemigos que vengan después o incluso un motivo para estar más furiosos con nosotros.

En cuanto a prepararse para el ataque... Eso tenían que hablarlo entre todos, aunque seguro que Sgrog ya estaba pensando maneras de optimizar la defensa de ese lugar.

 -¿Tenéis planos de este lugar? ¿O un esquema que podamos usar para planificar las defensas?

Ambos elfos miran con admiración a Schwick. La magia no es algo habitual de ver en los Mundos del Pacto, y muchos ciudadanos pasan su vida sin ver a alguien practicarla. Aunque para los elfos sea bastante más común y sea algo importante en su cultura, no deja de ser un raro don.

-Vaya, no esperábamos ayuda tan cualificada-dice Varath, recuperado ya de sus heridas. Las quemaduras han desaparecido y tan solo quedan algunas marcas leves-Sheyesh y Shen-shatar. Os agradecemos de corazón que nos prestéis vuestros poderes. 

-Lo de la pira es buena idea. Les diré que reúnan leña-dice Daarya, para después dar unas cuantas órdenes en élfico-Ahora podremos reparar el equipo de comunicaciones, pediremos ayuda a la ciudad. No sé si los lashunta responderán, no suele gustarles hacer nada gratis. Pero creo que hay tratados entre nuestros dos pueblos. Veremos lo que dicen. 

Aunque no hay odio en su voz, sí un cierto toque de disgusto cuando habla de los lashunta. Es cierto y bien conocido que sus meritocracias capitalistas no son propensas a la beneficencia. Daarya les lleva al interior del castillo, y extiende un plano viejo sobre la mesa. Es una reliquia en papel, de tiempos pasados, pero parece exacto. 

-La situación está así-dice señalando el plano-Buscábamos refugio aquí, trajimos vehículos y animales con nuestras provisiones y pertenencias. No esperábamos un ataque, por lo menos no uno tan numeroso y organizado. Solo nosotros dos tenemos armas, no somos una partida de guerra. 

El primer ataque... fue devastador. Nos cogieron desprevenidos y... la mayoría cayeron. 

Los ojos de Daarya se ensombrecen de ira y pena al recordarlo. Varath le pone una mano en el hombro y la elfa se la coge. Reponiéndose, continúa:

-Nos lo robaron casi todo, los vehículos y las provisiones. Mataron a casi todos los animales. A duras penas pudimos sobrevivir. Para la siguiente estábamos algo mejor preparados, y no hubo bajas, pero en este tercer ataque, no sé qué habríamos hecho sin vuestra ayuda. 

Varath aprieta afectuosamente la mano de la elfa y continúa por ella. 

-Sabemos de dónde salen. Tras el primer ataque, los rastreé. Su tribu está en una cueva en las colinas cercanas, pero por desgracia eran demasiados como para que pudiera colarme. Hay buenas y malas noticias respecto a eso. Sé algo de su lengua por mis días como cazarrecompensas. Estoy casi seguro de que les oí hablar sobre una estrategia que ellos llaman "disparar con una mano y con la otra". No es un nombre muy descriptivo, pero tampoco es que sean grandes poetas. 

Esa táctica se basa en varios ataques de tanteo y desgaste para luego caer con una fuerza aplastante en el ataque final. Ahora que nos lo han robado todo y ya han atacado otras dos veces, se avecina el ataque final, y esta vez vendrán con todo. Sé que ya os hemos pedido bastante, pero si pudierais ayudarnos, os lo agradeceríamos enormemente. Ayudadnos a resistir ese último ataque el tiempo suficiente como para que los lashunta vengan en nuestra ayuda. 

Si sobrevivimos a ese último ataque... bueno, ya hablaríamos de qué hacer a continuación. De momento, esta es la situación. 

    Sonreí al ver la buena predisposición de Buschwick, no esperaba menos de nuestro navegante, así que esperé a que pudiese atender al herido antes de proseguir con las presentaciones, el tirador parecía haber recibido un duro golpe, desde luego no era de lo peor que hubiera visto en el campo de batalla pero necesitaba atención médica, sin duda. Tras ello me introduje a los elfos tras realizar un saludo marcial.

    -Sgrog'Khar y no era para menos, no atender a una llamada de auxilio va en contra del código de navegación e, incluso de no haber sido por ello, dudo que me hubiese podido permitir el dejarla de lado, mi única duda al respecto era que pudiese tratarse de una trampa tendida por piratas, no sería la primera vez que me hubiese visto envuelto en algo así, pero el sonido de combate me puso en alerta de inmediato.- Me encogí de hombros, en verdad no consideraba que hubiera podido haber otra forma de actuar. Tras ello pasé a atender a la exposición de la situación. Aquello era preocupante, cierto que no dejaban de ser goblins, meras alimañas, pero si lograban llegar a juntarse en gran número la amenaza ya pasaría a ser algo a tener mucho más en cuenta y eso pasando por alto el hecho de que pudieran haber llegado a robar equipo de guerra.

    -Con respecto a lo de la ayuda a la ciudad, tal vez lo mejor sería enviar allí a alguien que pudiera transmitir vuestra petición a los lashunta aunque solo fuese para dar refugio a todos los no aptos para el combate pero de lo que habéis dicho entiendo que carecemos de los medios para enviarlos allí a tiempo sin exponerlos a mayores riesgos. Mmm... si tenéis a gente capaz que se pongan con el equipo de comunicaciones de inmediato.- Cuando acabase aquella reunión debería llamar a Walter, dudaba que la nave estuviera a punto aún pero si nos lograse dar otro medio para poner a salvo a los que no fuesen a combatir ya sería suficiente. -Dados los medios y el tiempo del que disponemos lo mejor sería tratar de orientar el combate para que se desarrolle en todo momento bajo nuestros términos, tratando de bloquear todos los accesos al patio en el que terminamos la escaramuza anterior menos uno, así, si mediante el fuego de los tiradores les logramos atraer hacia esa zona haciéndola ver como la más desprotegida podríamos controlar que nuestros enemigos, pese a su número, no fueran capaces de aprovecharse de esa ventaja, si apenas disponemos de tiempo sería cuestión de que todos los elfos se sumasen a levantar esas defensas antes de retirarse, puedo desarrollar esa estrategia mejor salvo que tengáis otra idea, en cuyo caso soy todo oídos, aunque permitidme realizar una llamada, será solo un momento.-

    Encendí el comunicador de la armadura, esperaba que Walter se encontrara en cobertura, de lo contrarío debería de confiar en la reparación del equipo de comunicaciones para tratar de transmitir hacia la Righteous Indignation. 

    -Righteous Indignation, Righteous Indignation, aquí capitán Sgrog'Khar, repito, Sgrog'Khar, necesito reporte de la nave de inmediato y que localices nuestra posición para posible extracción, la situación es de extrema urgencia, cambio.- De momento solo había estática, lo que me dejaba en una situación de incertidumbre nada agradable, en verdad no temía al combate pero prefería enfrentarme a mis enemigos sin tener que preocuparme por el riesgo de vidas inocentes.

La situación sonaba bastante peliaguda, en efecto. Si ese asentamiento goblin era tan grande como decían, les arrasarían sin remedio. Así que, según él lo veía, o construían defensas a prueba de bomba o se fugaban a la ciudad en la nave. Sgrog, siendo el fino estratega que era, pensaba parecido a él, siendo el primero en proponer el traslado de la base en ruinas a la ciudad.

 -Lamento de verdad lo que os ha sucedido. Podéis estar seguros de que os ayudaremos en todo lo que podamos, con el objetivo final de ayudaros a sobrevivir sanos y salvos. En cuanto a las posibles estrategias, mi capitán ya os ha hablado de la posiblidad de evacuación, si no de todos, al menos de los no combatientes. En cuanto a la construcción de las defensas, creo que podemos intentar hacer un búnker en el que guarecernos hasta que llegue la ayuda. Sólo hay que escoger el punto mejor protegido de la zona. ¿En qué estado están las estructuras? Quizás se puedan aprovechar las paredes para ofrecer cobertura si son lo bastante sólidas...

Daarya frunce el ceño ante las palabras de Sgrog y mira el mapa con consternación. 

-Por desgracia, como dije, los pocos medios de transporte de los que disponíamos nos los robaron en el primer ataque. Además, la ciudad está demasiado lejos, a semanas de viaje a pie. Todo eso por no mencionar que entre nosotros y la ciudad se interpone la jungla de Castrovel, y cruzarla sin medios es más peligroso que los goblins. Todo nuestro pueblo moriría por la megafauna y el terreno traicionero antes de llegar a la ciudad. 

Los únicos que podríamos ir con relativa rapidez seríamos Varath o yo, aún tardando mínimo una semana. Pero no deberíamos prescindir de nadie armado. No nos sobra ahora mismo. 

Por supuesto, ya tengo a gente reparando el sistema de comunicaciones. Emitirán la llamada de socorro en cuanto esté listo... y esperemos que los lashunta no pidan demasiado a cambio de su ayuda. 

Varath interviene tras las palabras de la elfa, mirando al vesk. 

-Somos todo oídos sobre esas defensas. Vamos al patio, todos los que no estén ayudando con el sistema de comunicaciones trabajaremos en ello. Solo dinos lo que creas mejor que se deba hacer. 

Mirando al shirren, señala el mapa. 

-Los muros exteriores están en buen estado pese a su edad. El único punto agrietado fue el que derrumbaron los goblins para entrar, el del tronco. La puerta exterior también está en buen estado, aunque no deja de ser en gran parte de madera. No resistirá armamento pesado. 

Teniendo en cuenta lo que sé de los goblins y el terreno, calculo que nos quedan aproximadamente dos horas y media, tal vez tres, antes de que los tengamos encima. 

Fuera ya se escucha a los elfos trabajando, unos cuantos han organizado una gran pira en el exterior, cerca del huerto en el que aterrizó Sgrog, y están quemando los cadáveres. Otros cuantos están trabajando en el equipo de comunicaciones con una pequeña bolsa de PBUs. 

    Al parecer mi mensaje hacia la nave no pudo obtener su respuesta, esperaba que Walter no estuviese teniendo problemas y que la demora en la respuesta se debiese a un retardo en la señal o a que se encontrase fuera de alcance.

    -Parece que mi comunicador no logra alcanzar a nuestra nave, cuando el equipo de comunicaciones vuelva a estar operativo necesitaré usarlo para comunicarme con nuestro mecánico, si por lo menos lográsemos poner a salvo a parte de los vuestros podríamos ir eliminando riesgos.- Regresé a la mesa y me centre nuevamente en el plano a la vista de que nadie parecía haber propuesto una estrategia alternativa. 

    -Bien, en ese caso necesito saber si disponéis de algo más a parte de vuestras armas que pueda sernos útil para la defensa, siendo un campamento civil no minero me imagino que careceréis de cualquier clase de explosivos pero las baterías no esenciales podrían ser dispuestas en puntos clave para ser detonadas, he visto una muestra de vuestras capacidades como tiradores y creo que es plausible ¿Os veríais con confianza para llevarlo a cabo?- Dirigí una mirada fugaz hacia Varath y Daarya tratando de evaluar su reacción, sabía que también podía contar con Schwick pero al menos Varath daba el aspecto de ser un tirador experimentado y la pericia de los elfos era famosa en los mundos del pacto.

    -También sería adecuado juntar todo aquello que pueda ser utilizado para iniciar un fuego, se que os robaron los vehículos pero si conservaseis parte del combustible, decidlo, las murallas pueden valer como barreras físicas pero el fuego puede ayudar a maximizar el efecto como elemento disuasorio. Tal y como lo veo...- Llevé mi garra hacia la zona en la que los goblins habían logrado abrir la brecha. -Si ellos se nos aproximan desde el sur y el oeste, corregidme de no ser así, por favor, lo apropiado sería derribar el puente que han improvisado y disuadirles de buscar la brecha abierta en el norte, creo que con dos hombres equipados con armas a distancia sería suficiente si concentran el fuego, no sería necesario buscar crear bajas, solo disparar ráfagas que les quite la idea de volver a ese punto y en su lugar atraer su atención hacia la entrada principal del sur, es un paso más estrecho por el que también podremos controlarlos, además les haríamos confiarse en usar vuestro puente el cual podríamos volar o incendiar una vez hayan pasado los primero de ellos para maximizar daños y sembrar el caos entre sus filas, se que es duro tener que renunciar a algo de este modo pero los puentes pueden reconstruirse. También buscaría el aislar esta sala de la mejor manera posible en el caso de que no logremos evacuar a todos aquellos no aptos para el combate y que se establezcan aquí durante la lucha si carecéis de cualquier otra clase de refugios. Mi sugerencia para el despliegue sería que Varath y Schwick se encarguen de defender el costado oeste, yo me centraría en la entrada sur tratando de atraer su atención hacia mi hasta que nos decidamos a llevar el combate al patio interior y dejaría a Daarya como apoyo para cualquier imprevisto, alertándonos en el caso de que los trasgos se decidan a cambiar de estrategia o para reforzar otras posiciones en caso de ser necesario, de este modo, si os vieseis sobrepasados por los goblins, Schwick podría usar su comunicador para informarme de que me repliegue como refuerzo o para llevar la lucha al patio interior, sería ideal también el poder ingeniar un modo adicional de bloquear la entrada principal por si todo lo demás fallase ¿Tenéis montacargas? Algo tan simple como sacos llenos de escombros que podáis dejar caer desde el tejado sería suficiente para comprarnos ese tiempo extra.-

Justo al acabar de hablar, Sgrog oye por el comunicador la respuesta por fin de Walter, desde la nave. Se le oye algo entrecortado y bajo, al fin y al cabo está en la atmósfera superior, a cientos de kilómetros de ellos. 

-¡Aquí Walter! ¿Cómo van las cosas por ahí abajo? Os tengo en la pantalla, os veo, pero me temo que esto no está en condiciones todavía. El motor está sobrecalentado. Lo he estabilizado, pero si lo fuerzo podríamos tener problemas. Hay que esperar a que enfríe. De momento todo lo que puedo hacer es llamar a las cápsulas desde aquí, para que vuelvan a la nave. 

Daarya espera a que Sgrog termine de recibir su transmisión por el comunicador para hablar de nuevo, mirando pensativa el mapa. 

-Mi arco y su rifle son todas las armas que hay aquí, sin contar nuestros cuchillos y otro par de armas blancas analógicas que tienen algunos de los refugiados. Me queda una flecha de granada frag y dos de granada eléctrica. 

Los vehículos que teníamos eran eléctricos, funcionaban con baterías. Las únicas que conservamos son tres baterías estándar y tres de alta capacidad. Supongo que podrían manipularse para explotar, sí. No tenemos montacargas, pero, para bien o para mal, escombros nos sobran. Todo lo que hay en las habitaciones puede servir para barricadas, y hay mucha madera y tela inflamables. Podemos tapar la brecha norte, aunque tampoco sería una barrera tan resistente como el muro. Venid por aquí, os enseñaré lo que queda. 

En el patio se encontraron con los elfos que volvían de hacer la pira, y Varath y Daarya les enseñaron lo que habían reunido para barricadas, además del resto de suministros. Aún estaban revisándolo cuando uno de los elfos gritó algo en élfico, y Varath le respondió. 

-El sistema de comunicaciones ha sido reparado, por lo menos temporalmente. Estamos ya intentando contactar con la ciudad.