Partida Rol por web

El sonido de quejidos y protestas por las escaleras despertó a Eloise de su sueño. Era Joy que parecía estar protestando por tener que ir a clase, y la voz que la contestaba era la de Jezz.

Las voces se convirtieron en susurros y una nota se deslizó bajo la puerta de la habitación de la súcubo.

Espero que hayas dormido bien. Se desayuna en el bar.

♥ Jezz ♥

Y las protestas seguían. Pudo captar que era por el hecho de tener a dos chicos de su edad allí que, al parecer, aún no iban a ir al instituto.

Entonces, a modo de despertador general, el rugido de una de las bestias sonó por todo el edificio, fue coreado por otros dos motores más y pudo escuchar como salían del lugar.

No había reloj en esa habitación, ni tele. El móvil indicaba que eran poco más de las 7.00 de la mañana.

Se levantó rodando hasta el borde de la cama y estiró las sábanas. Desnuda, se asomó a mirar la nota.

Jezz no estaba lejos, seguía discutiendo con Joy aunque los susurros se habían ido alejando en cuanto sonaron los motores. Se vistió con rapidez y se desenredó el pelo, cuyas trenzas habían dejado grandes ondas que le enmarcaban el rostro.

-Tengo que conseguir eyeliner y un pintalabios- se dijo saliendo del cuarto y cerrando detrás de ella. 

Fue al cuarto de baño y al salir se quedó un rato en el pasillo caminando sin prisa con los gruesos labios fruncidos ligeramente por la somnolencia.

Tardó un rato en pensar dónde narices estaba el bar pues recordaba haberlo visto cuando llegaron pero tampoco estaba segura... afortunadamente su nueva familia no eran de los que tenían despertares tranquilos y silenciosos y sólo tuvo que seguir el sonido de las voces hasta el bar, entrando en él empujando la puerta como si le costase.

-Días...-dijo arrastrando las palabras y mirando algo desorientada el interior del local mientras se pasaba una mano por el pelo y se rascaba la cabeza.

El bar era enorme como se esperba; pero aun así parecía mucho más grande. Decorado con piezas de caza, matriculas, incluso una moto colgada en una pared, era digna de un bar de moteros. Una larga barra recorría casi quince metros hasta llegar a un escenario que era de diez por diez en la esquina del bar.

Varias mesas cuadradas salpicadas por el bar ocupaban la mayoría de la superficie. A un lado había un billar y una máquina de dardos. Todos los muebles eran de madera oscura y recia, aunque se les veía bien lijados para evitar astillas y cortes.

En la barra había un buen montón de taburetes, y en ellos pudo ver a Six, Fenrir, Chico y Chiqui. Los dos jóvenes estaban inclinados, con las cabezas apoyadas en los brazos sobre la mesa. Leona se movía detrás de la barra.

-Buenos días -dijo Leona mientras daba un golpe en la barra y colocaba delante de los jóvenes unas tazas con su desayuno- ¿qué vas a desayunar?

-... ¿zumo?-aunque era una afirmación sonó como a una pregunta mientras se acercaba a la barra, sentándose al extremo del grupo ya sentado-Leona... aunque Caín diga que das collejas yo te voy a querer igual-ronroneó apoyándose en la barra, feliz con el simple hecho de estar ahí- pero si me vas a dar, puedes hacerlo en el culo, que si deja marca no se ve y todavía puedo malinterpretarlo libremente como un cachete insinuante-se estiró arqueando la espalda con los brazos estirados sobre la barra. Como un gato- ¿A qué hora dices que va a venir la señora del burlesque? Quería... y con quería quiero decir que tampoco me han dado opción a decir que no, pasarme por el pueblo con Anna y con Shere, pedir que me lleven a correos unas hierbas para Six y su huertecillo de las que tenía en mi tienda e incluso incordiar a eso de ahí-se inclinó sobre la barra para señalar a Fenrir-y ver sus juguetes... aunque si hay otro plan más responsable también me vale.

Miró a Chico y a Chiqui negándose a mirarles con lástima. La lástima no te llevaba a ninguna parte.

-¿Vosotros qué vais a hacer?-miró a Leona un instante como preguntándola si se quedarían con ella- he escuchado a Joy protestar por el pasillo que no le da la gana ir a clase...-miró a su alrededor, casi extrañada de no encontrar por ahí a Jezz y a Joy después del numerito del pasillo entre susurros.

-Tú y yo vamos a tener un accidente, y luego no quiero ni lloriqueos ni quejas -dijo amenazando con un dedo a Eloise- pero tomo nota de tu petición.

Activó la máquina que cortaba y exprimía las naranjas para llenar una jarra metálica de zumo, servir un vaso y llevárselo a la joven súcubo.

-Miss Brenton vendrá por la noche, que es una persona importante y tiene el día ocupado -puso la máquina del zumo a limpiarse sola mientras se giraba hacia los jóvenes.

-Ellos de momento tienen que acostumbrarse a las resacas o a saber donde está su límite con el alcohol -dijo sonriente- y luego Caín les tendrá entretenidos por aquí.

Los chicos rezongaron algo y se incorporaron, mostrando unas ojeras por la falta de sueño brutales.

-Dos días seguidos de fiesta es mucho para ellos; pero ya encontrarán su límite -dijo sonriente- No hay nada más responsable.

-Yo estaré en el taller, cuando quieras pasarte hazlo -Fenrir esbozó una sonrisa mutilada por esos cortes y dio un sorbo a la taza de café que tenía delante- yo normalmente no salgo mucho, me traen el trabajo a casa... ¿Hoy tenía que venir la Jefa de Policía con su coche para que el echara un ojo?

-Sí, y de paso le avisamos de estos dos para que llamen a Mary y tramitar los papeles para que puedan ir al instituto con Joy.

No hubo quejas, de lo cansados que estaban no tenían ni fuerzas para ello.

-Además, creo que Chiqui quería que Ish la hiciese un cambio de look.

Six había saludado con la mano a Eloise cuando entró; pero se mantuvo callada mientras la chica hablaba con Leona y, luego, ésta hablaba con Fenrir.

Se cambió de sitio para sentarse cerca de Eloise y deslizó un tocho cuadrado envuelto en un paño.

-Ahí lo tienes -dijo sonriente- pesa mucho y es un muerto; pero es muy interesante.

El libro irradiaba poder, pero no poder religioso, era un poder Antiguo, tan Antiguo como el mundo en sí mismo. Irradiaba un olor a ozono que hizo que Ethiel sintiera curiosidad, no parecía temerlo o que le hiciera daño; pero podía notar el poder que irradiaba, peligroso y desconocido, lo que atraía a la súcubo casi como si fuese un imán.

-Vale, un "accidente"-repitió bromeando y guiñando el ojo de forma cómica. La señora del burlesque (Miss Brenton, se repitió) llegaría por la noche, los demás estaban en vete tú a saber (aunque empezaba a tener la sensación de que se había levantado muy tarde) y tenía permiso de Fenrir para ir a incordiarle.

Pensaba ir en cuanto el mecánico saliese por la puerta pero Six le sacó el pesado libro.

-Esto... no es una superchería-dijo asombrada manteniendo un tono de reverente respeto-¿En un mercadillo dices que sacaste esto?-cuando hubo destapado el libro tocó la cubierta con los dedos-Joder, esto es más antiguo que el mundo-Sin darse cuenta se había quedado absorta con el libro, levantó la cabeza y ahí estaba todavía Six-¿lo has leído entero?

Joder, estas cosas tienen que estudiarse y ver de dónde narices sacan la energía para cumplir los rituales.

Lo abrió con mucho cuidado, apoyándolo en las piernas, como si temiese que las páginas pudiesen quebrarse entre sus dedos.

-Esto en los círculos apropiados es una auténtica fortuna... y no deberías deshacerte de ello jamás. Si es bueno mejor que se quede contigo y si es malo conviene tener controlada su ubicación y quién tiene acceso a él-siguió mirando el libro-cielos Six, si besase te plantaría los labios como en los dibujos animados-se recogió un mechón tras una oreja para que no pendulase sobre las páginas, olvidándose de desayunar de tan enfrascada que estaba buscando algo que le revelase el libro que era, su procedencia y su naturaleza.

-¿Quieres que lo estudiemos juntas cuando termine de instalarme?-le propuso a Six cerrando con delicadeza la tapa y volviéndolo a  cubrir- dí que sí... 

El mamotreto, porque podía designarse ese adjetivo al libro, era antiguo, de cuando los dioses paganos aún dominaban la tierra y los mares, cuando las sombras eran temidas y la naturaleza venerada.

-Entero no -dijo sonriente- estoy aún intentando ver de donde sale el idioma en que está escrito. Parecen runas escandinavas, pero en otros momentos es una escritura curva, más céltica y latina. Creo, aunque no soy una experta, que puede estar en un idioma matriz o quizás un dialecto perdido.

Algo en el interior de Eloise se activó, eran los conocimientos de Ethiel sobre ese libro.

Y tanto que era matriz, era el Lenguaje Antiguo, un lenguaje que contenía palabras de poder que combinadas podía hacer algo más que parecer místico. Se decía que era la lengua que utilizaban los chamanes de la prehistoria para vincular sus almas a las de los animales, haciendo la unión que se conocería como licántropos hoy en día.

-Hay una sección que está escrita en algo parecido al irlandés, y casi todo es de hierbas y pociones -lo abrió de nuevo y pasó las páginas amarillentas con cuidado- ¿Ves? Llevo un tiempo pensando en probar algunas; pero creo que podría ser peligroso. ¿Y si es veneno y punto?

Era un recetario de pociones y ungÑuentos reales. El problema era averiguar qué hacía cada una; pero lo que tenía era el epítome o sueño de toda wiccana, una fuente de poder pagana anterior a las religiones que quedaban hoy en día.

-Me encantaría estudiarlo con alguien, así podríamos sacar algo en concreto. Pensé en sacar un diccionario de la biblioteca; pero no quiero que nadie se entere, así que pensaba en comprar algún diccionario lejos, cuando saliéramos de excursión de nuevo.

-Tendría que decir cosas sobre el libro pero va a sonar tan absurdamente a timadora de feria que les voy a ahorrar escuchar esas cosas tan pronto, que todavía pueden pedirle a Mykaela que cambie el voto y largarme de aquí por loca-negó con la cabeza al estilo "no voy a decir más de momento".

-¿Un diccionario?-enarcó una ceja-de esto habría que ir al mismo infierno para que trajesen...-se quedó pensativa.- no te preocupes por eso, yo me encargo de buscar a alguien que sepa de dónde sacarlo aunque de seguro no te lo podré traer pronto ni sé lo que me costará-sonrió- pero confío en vosotros y es una buena oportunidad para que aprendamos cosas interesantes.

-¿Sabéis si puedo hablar con Bror?-preguntó levantando la cabeza. Antes de meterse en fregados místicos de los que saldría escaldada tenía que ver qué tipo de jefe era-no, no le voy a pedir consejos para el pelo-se adelantó con broma para relajar el ambiente y miró a Six, pues le afectaba el tema pero también a Leona porque era prácticamente una lugarteniente del hombre.

-Sería Genial -dijo Six abriendo los ojos- podríamos saber tanto sobre el antiguo misticismo sin nadie que lo interpretara a su modo, simplemente lo conoceríamos y ya.

Bajó la mirada, preocupada- No te metas en líos por esto, ¿vale? No tiene que ser nada del otro mundo, es que me encantan estas cosas misteriosas.

La chica envolvió el libro con cuidado- Lo tendré guardado de nuevo, cuando vengas le echaremos un ojo más tranquilamente.

-Tienes boca, ¿no? -fue la respuesta de Leona- así que puedes hablar con quien quieras. Habitación 210, ya estará despierto, y no te metas en líos, que es solo un libro antiguo -dijo la mujer con tono preocupado por las palabras que había dicho de "no sé que me va a costar".

Cuando Eloise llegó a la habitación y llamó nadie contestó; pero al poco pudo ver que Bror salía de uno de los aseos de esa planta. Iba solo cubierto con una toalla y con unas chanclas. Caminaba con tranquilidad; pero el cuerpo imponía porque parecía capaz de partir leña con las manos.

-Buenos días -dijo mientras se acercaba a la puerta- ¿querías algo? Puedes pasar -giró el picaporte y abrió la puerta que, al parecer, no estaba cerrada con llave- Dime en qué puedo ayudarte, ¿has dormido bien?

-Estoy mejor que en mucho tiempo, gracias por preguntar-se coló dentro del cuarto repitiéndose mentalmente por qué había llegado hasta allí. Cuando Bror hubo entrado y cerrado tras él Eloise se sentó en la cama y le miró a los ojos.

-Digamos... de una escala del 1 al 10 siendo 1 es mejor que haya cosas que se mantengan en la ignorancia y 10 se lo cuento todo a mis seres queridos... ¿qué escala quieres que tengamos entre tú-le señaló- y yo-se señaló- de sinceridad, chico cambia mundos?-Giró el rostro a un lado y a otro- puedes cambiarte, me distraerás menos si llevas ropa y podremos empezar una conversación seria y seguramente peligrosa para mí-suspiró dejándose caer de espaldas en la cama, con las muñecas a ambos lados de la cara, estirando algunos mechones del pelo mientras miraba al techo.

-Sé que no eres normal y sé que tú sabes que no lo soy... lo que no sé es cuánto crees que sabes de mí aunque dudo que te pareciese bien.-sonrió y giró el rostro hacia la puerta con los ojos cerrados como si fuese a dormirse, la cama y las sábanas olían a él. Quizá había otros olores más dulces, pero él lo eclipsaba todo.

-¿Entonces?

Asintió ante el agradecimiento por la pregunta sobre la calidad de su estancia y luego se rió por lo bajo mientras negaba con la cabeza.

-¿Y por qué debería de hacer algo por ayudar a centrarte? Ahora mismo estoy en ventaja, ¿no? - esbozó una sonrisa divertida- no sé que número sería; pero quiero la sinceridad necesaria para evitar peligros que salpique a cualquiera que llame a esto hogar, lo que te incluye.

Se cruzó de brazos mientras la chica se quedaba tumbada en la cama. Asintió ante el inicio de la conversación seria y se mantuvo tranquilo.

-No sé qué eres, y mi experiencia me dice que es mejor no saberlo. Solo sé que eres una inhumana, que nacieras así o te conviertieras lo desconozco -rió de nuevo- ahora mismo me es indiferente lo que "seas", y lo que me importa es lo que "hagas", así de sencillo.

-Decir que te soy indiferente es como echar sal en una herida. Te han dado un aspecto fabuloso y una calma que da miedo pero tu contrato debería haber incluido modales-dijo sin tapujos-yo, al contrario que tú, no me he transformado. Mi cuerpo es el mismo. Ni mejor ni peor. Con todos sus fallos y mutilaciones... no finjo ser un regalo para la visión de los demás... ni voy de mesías protector pagano.

Se apoyó en los antebrazos mirando al hombre esperando que reconociese la imprudencia que había cometido. Al no recibir ninguna señal de reconocimiento el estupor encendió su rabia.

-¿Qué tipo de anormal que se preocupa por los suyos permite usar un libro en el Lenguaje Antiguo sin saber lo que dice y modificar sus rituales?-levantó los párpados inferiores con una mezcla de excepticismo-debajo de ese pelo deberia haber suficiente materia gris como para saber que vender tu alma no es una buena idea pero jugar con esas cosas sin saber qué es hasta estúpido-de negociar la sinceridad había pasado a una verdadera bronca-¿Qué crees que pasaría si alguna de ellas, Six, Jezz, Joy... si alguna de ellas acabase vinculada a un animal como un hombre lobo? ¡Ése es uno de los rituales que tienes ahí encriptados y estás tan contento!

Se puso en pie, airada con él.

-¿Y ahora qué? ¿Hm? Todas esas mierdas tienen un precio y es peligroso pagarlo..  pero qué más te da a ti, si tú vas con cuenta atrás... ¿En serio te preocupas por ellos? JODER.

Se dejó caer en la cama, tapándose la cara con las manos, doblada hacia delante.

-¿Cómo puedes ayudar a gente que te necesita paro arriesgar así sus vidas? ¿Cómo tengo que entender esa forma de machote protector? ¡Porque no me entra en la cabeza! Y encima me sueltas que te preocupa lo que yo haga. ¡Yo soy un chiste! Un chiste que ahora, para beneficiar a tu tribu de niños perdidos y evitar que tu irresponsabilidad provoque una mierda demasiado grande para ti váter tiene que pedir favores a un precio que me costará siglos pagar. Seguro.

Intentó inspirar hondo, calmándose apoyando de nuevo la frente en las palmas de las manos.

-Venir aquí ha sido una estupidez. Olvida lo ocurrido. Limítate a ignorar mi existencia y cuando vayas a cometer alguna imprudencia sobrenatural mándame a alguien para saber si vas a matarlos o no... tsk.-tenía ganas de golpearle pero sabía que se acabaría haciendo ella más daño que lo que le podía hacer a él así que se limitó a levantarse y se dirigió a la puerta sintiendo las lágrimas de rabia distorsionando la visión.

Llamar a Fernando, que me consiga un códice para traducir el Idioma Antiguo y ya está. Así tendré controlada la información de Six y evitar que cometan algun suicidio no planeado.

Salió al pasillo sin mirar a Bror y se palmeó la ropa buscando la dichosa tarjetita de avisar al demonio... estaba con su ropa vieja. Maldijo y se fue al cuarto para invocar a del Castillo.

-Espera -la voz sonó fría y clavó a Eloise en el suelo, como si unas cadenas hubieran apresado a la chica y la impidieran moverse.

Salió al pasillo y se situó delante de ella, mirándola a los ojos. Intentaba mantener el tipo; pero en sus ojos se veía miedo, miedo auténtico. Se pasó la lengua por la comisura de los labios, como si estuviera midiendo las palabras que iba a usar en ese momento.

-Primero, no te quería molestar, perdona. No me eres indiferente y lo sabes, quería decir que no me importaba qué eres, sino lo que haces. Elegí mal las palabras.

Entrecerró los ojos un momento, como si temiera que el ataque de ira descontrolado de la chica volviera a surgir sin motivo aparente.

-Veo que sabes mucho de mí, y no te voy a aburrir con los motivos de por qué hice lo que hice, solo quiero que veas lo que, gracias a eso, he llegado a conseguir crear -miró con ilusión por la barandilla; pero el miedo volvió a sus ojos.

-¿De verdad el libro que tiene Six es real? Creía que sería como una de esas múltiples versiones del Necronomicón, estudios sobre lo que se hacía tan diluído que no tendría peligro -inspiró profundamente y se quedó callado.

Parecía estar pensando en cómo hacer que Six dejara de indagar en ese libro. Se había preocupado tanto por proteger a los suyos de los humanos y monstruos que no pensó en la magia en sí.

-Vale, vamos a hacer una cosa. Necesito que me ayudes a solucionar mi error -dijo con voz firme- pagaré lo que sea siempre y cuando sea yo el que lo pague o lo sufra. Cualquier cosa. Como puedes ver, tengo algunas capacidades; pero no sé distinguir entre seres inhumanos y se ha podido comprobar que no puedo notar la magia, como cualquiera... ¿qué me dices?

Lo que fuera que había clavado en el sitio a Eloise desapareció y ahora solo tenía delante a Bror, medio bloqueando el camino.

Le dedicó una mirada airada, clavada en el suelo aunque su rabia se aplacó visiblemente al ver que sólo era un mortal que no tenía ni idea de cómo funcionaba el mundo. Su cuerpo se relajó cuando él le quitó lo que fuese que le había hecho.

-Si te digo lo que soy sólo verás esa parte de mí. La que te tanteó anoche e hizo que no fueses indiferente. Es a ella a quien reaccionas, no a mí.

Se apoyó en la barandilla y miró  al otro lado.

-Saber qué te ha traido aquí ayudaría bastante porque aunque quisiese que fueras tú el castigado, sois mi responsabilidad.- se volvió hacia él y le tocó la mejilla-¿has usado la magia conmigo?, tendremos que trabajar en eso también. No puedes tener conocimientos de esos y usarlos sin un mínimo de supervisión.

Rompió el contacto con él y tomó la distancia de seguridad evitando mirarle.

-Deja que yo me encargue de lo sobrenatural de momento,-dijo con resignación-tengo que hacer unas llamadas a ver qué puedo hacer para descifrar el libro y sacar algo útil... tú quédate así, en toalla y seduce a tus mujeres mientras tanto. 

Ahora estaba enfadada consigo misma por dejarse afectar por las emociones de un mortal. Si a esas alturas fuese una súcubo completa dominaría mejor sus emociones y no se vincularía con mortales.

-Si necesitas algo pregúntale a Leona por dónde ando aunque si no te acercas a mí nos irá mejor a ambos... distraes mucho y no te convengo.

pasó a su lado, mirándole de reojo hasta que ante ella sólo hubo pasillo y, en vez de entrar a llamar a Fernando, siguió su camino hasta el taller, frotándose los ojos para eliminar cualquier rastro de  llanto que hubiese tenido.

El hombre asintió ante las palabras de la mujer.

-Un resumen sería que fui incapaz de proteger lo más querido para mí y en mi lecho de muerte decidí que podía hacer algo mejor que morir. Cuando estés mejor y quieras escuchar un drama te contaré mí historia; pero nadie más lo sabe.

-Sí, bueno, tengo algunas capacidades. Puedo inmovilizar a la gente y puedo percibir donde podemos ser de mayor ayuda -se encogió de hombros- el caso es que ellos tengan el valor de querer afrontar sus problemas y luchar.

Inspiró profundamente.

-Vale, ocúpate de lo sobrenatural; pero manténme informado.-esbozó una ligera sonrisa- si necesito encontrate la preguntaré a ella.