Partida Rol por web

El gallo canto temprano esa mañana. No era un dia normal, el invierno se acercaba y sabias que tu hermano estaba pensando en salir a cazar secretamente con un par de amigos. Era tu oportunidad de acompañarlo, si te levantabas pronto y apareciar en la entrada justo cuando el bajara no tendria mas opcion que cumplir su promesa y no podria escudarse en que "estabas dormida"

Nada más oir el canto del gallo Laurielle se despertó, el cielo todavía se veía oscuro a través del ventanuco de su cuarto. Acurrucándose por última vez bajo la gruesa manta se preparó mentalmente para salir al contacto del aire frío de la madrugada. Se estiró por última vez y finalmente se levantó de la cama. Mientras lo hacía las acciones de lo que habría de hacer se agolpaban en su cabeza, y rápidamente la excitación por la cacería la recorría entera. Le encantaba salir de caza con su hermano. Desde aquella vez que prometió enseñarle el mundo, habían sido muchas las incursiones al bosque. A veces los dos solos, a veces con algún amigo suyo. Pero generalmente solo ellos dos, y había aprendido muchas cosas.

Mientras recordaba todo esto, revisaba con sumo cuidado la bolsa que se llevaría en la que estaban todas las cosas que podría necesitar. Un odre, un pequeño cuchillo envuelto en cuero, cuerda y vendas principalmente. No necesitaba más. Rápidamente se vistió y calzó las suaves botas de piel de media caña, se ajustó la bolsa cruzada a la espalda y salió. Podría haberse dicho que la casa estaba en silencio si no fuera porque ya podía oirse desde abajo el suave susurro de las pisadas de madre en la cocina. Bajó las escaleras con cuidado de no hacer ruido; durante la semana había estado haciendo todas las tareas a fin de tener hoy el día libre, pero no quería arriesgarse a que la viera. Esperó bajo el hueco de las escaleras hasta que Acorán decidiera bajar, para salir rauda a su encuentro en cuanto oyera sus pisadas.

Se felicitó ante su maravillosa planificación y, en cuclillas, esperó.

Tu hermano bajo las escaleras sin hacer ruido, parecia algo preocupado, nisiquiera se despidio de tu madre.

Se percato de donde estabas escondida, como si te hubiera olido. Te tomo por el brazo y te saco fuera para hablar sin llamar la atencion de tu madre.

- Lo siento Laurielle, pero hoy no puedes venir, no vamos donde siempre. La caza en el bosque a mermado mucho... vamos a otro sitio mas peligroso y las niñas no pueden venir.

- ¿Qué?- parpadeó confusa, hizo un mohín con los labios.- ¡Pero lo prometiste! Me enseñarías todo, si vas a un sitio nuevo con más razón debes llevarme. Todo es porque soy mujer, ¿verdad?  Pues puedo ser tan buena como cualquier hombre, tú me has enseñado y yo he aprendido: estoy preparada para cualquier cosa.

Miró fijamente a su hermano, había decisión en su rostro.

A tu hermano le preocupa que tu madre os oiga y te pide que bajes la voz con un gesto.

-Escucha, la proxima vez ¿De acuerdo? Esta no, es peligroso. Vamos a meternos en territorio de osos y aun no han ido a invernar.

Enseguida entendiste que el peligro no eran los osos, iban a meterse en el coto privado de caza del noble señor que gobernaba aquellas tierras, de ser descubiertos tu hermano tendria grandes problemas. Podian encarcelarlo o marcarle la espalda a latigazos... El noble señor Lord Bragost no destacaba por su piedad precisamente.

Al percibir el gesto del muchacho Laurielle se calma y baja la voz.

- Pero si es tan peligroso, ¿por qué no vas a otro sitio mejor? No quiero que te pase nada, hermanito.

Tu hermano se agaña poniendo sus manos en tus hombros.- Escucha, esto se supone que es un secreto pero nuestros padres lo estan pasando mal. Los impuestos han subido mucho y las medicinas de tus hermanos, cuando cogieron aquellas fiebres, no fueron ningun regalo. Los encargos a padre cada dia son menos y si no cazamos algo grande pasaremos hambre este invierno. Ademas la piel sera un buen material para Padre. No es tan peligroso cuando sabes como hacerlo.-te aseguro.-Voy a ir con dos chicos mucho mayores que han hecho esto antes... tendre mucho cuidado pero no puedo llevarte hoy.

Soltó un suspiro, agachando la mirada hasta sus pies.

- Está bien...- dijo, aparentemente resignada.- ¡Pero ten mucho cuidado!

Tu hermano te beso la frente y se despidio con una sonrisa pero te quedo el feo presentimiento de que las cosas no saldrian bien. En el cielo negros nubarrones presagiaban feos augurios pero poco podias hacer por pararlo.

Laurielle contempla meditabunda la negra evolución del cielo. Su hermano le había dicho que no podía acompañarlo, entonces iría ella sola por su propio pie. En previsión del tiempo fue corriendo a su cuarto en busca de un tupido abrigo que hacía las veces de chubasquero que le confeccionara su madre hace varios años. Atravesó la casa con cuidado de no ser oída, y una vez afuera echó a andar metiéndose la prenda por la cabeza. De su hermano no había rastro visual ya, sin embargo sabía la dirección que había tomado. 

- Lo siento, Acorán, pero si no voy contigo siento que algo malo pasará.- dijo internándose en la espesura.

El rastro de tu hermano en la tierra blanda no es dificil de seguir. Va con otros dos chicos por las huellas en la tierra y efectivamente esta entrando en la propiedad de vuestro señor. Un cartel avisa del peligro con una clara advertencia sobre el numero de latigazos que corresponde a quien lo invada.

Tu puedes leerlo juntando las letras, sin demasiada agilidad en la lectura dado que tu escuela es lo poco que tu madre puede enseñaros a ti y a tus hermanos en sus ratos libres.

"Este coto pertenece a Lord Bragost, cualquiera que sea encontrado en el recibira 5 latigazos y si ha cazado algo 5 mas por cada pieza. De ser un oso, un venado o un ciervo,  Lord Bragost decidira el castigo"

Laurielle tragó saliva en cuanto descifró el mensaje de las letras. Dudó un momento de su empresa, mas al final resolvió seguir adelante. "Me han enseñado y yo he aprendido, no me cogerán. Ni dejaré que le cojan", se dijo. Con esto en mente se adentró en el coto siguiendo el rastro de su hermano, atenta a todo lo que le rodeaba, tratando de dejar el menor rastro posible.

Era un bosque muy distinto al que conocias, las hojas tapaban la mayor parte del rastro y el viento soplaba tan fuerte que no podias oir apenas nada.

No obstante, a lo lejos escuchaste sonido de lucha, un gran animal furioso... rugidos.

Te orientastes y llegaste justo a tiempo para ver como un enorme oso se avalanzaba sobre su hermano. Sus armas no habian servido ante una bestia tan enorme.

Todo su cuerpo estaba en tensión, desde que había escuchado los rugidos y sonidos de lucha una extraña presión se iba aposentando en su pecho, más creciente conforme se acercaba al origen de los ruidos. Cuando finalmente dobló un recodo tras un árbol y quedó a su vista la imagen de su hermano debatiéndose con el animal, apenas tuvo tiempo de reaccionar al alzar el oso su descomunal garra presto a desgarrar al joven humano.

- ¡NOOO! ¡No le mates!- gritó Laurielle al tiempo que se echaba a correr hacia el oso sacando su cuchillo de la bolsa, con la esperanza de distraerlo de su hermano.

Sus amigos escucharon tu grito, al parecer se habian separado por alguna causa. Una flecha se clavo en la fiera llamando su atencion.

Tu hermano te grito.- ¡Marchate!¡Corre!.-

Entendiste porque, la fiera te habia fijado como objetivo y corria veloz acia ti.

Una oleada de pánico la recorrió al comprender los bestiales ojos del oso fijos en ella, corriendo hacia ella. Y se olvidó de lo demás. Rápidamente echó a correr, desandando el camino por donde mismo había venido.