Partida Rol por web

Alfrik había estado largo tiempo observando la bella ornamentación de la portada del diario, intentando gravar en su mente aquella belleza largo tiempo olvidada, hasta que le venció el sueño y tubo que retirarse a descansar.

A la mañana siguiente, con todo su equipo empaquetado y listo para el camino, bajo a desayunar con sus nuevos compañeros. La conversación fue escasa debido al pequeño banqueta que preparó Norman.

Tras pagar la estancia salió con los demás en busca de la aerocalesa. Esta no tardó en ser descubierta y tras comentar el destino nos pusimos en marcha. Pero para el paladín enano, eso de "volar" en un cacharro de madera y hierro... no era de su agrado, se quedo sentado en el centro de la misma, muy quieto y con cara de estar tremendamente mareado e incomodo. 

-Por todos los demonios del averno, esta es la ultima vez que uso uno de estos chismes, los enanos no somos seres de alturas... 

Cuando por fin llegaron a la posada, el paladín salio de la aerocalesa con mucho tiento, pisando despacito hasta bajarse de ella. -Bueno, y ahora a buscar respuestas, fijaros bien en todo, muchachos. -Al entrar, una joven mediana nos guió hasta una dama de evidencia alta alcurnia y con evidentes faltas de modales, ni siquiera se había presentado por lo que, el paladín, se quedó de pie, esperando unos mejores modales por parte de alguien del evidente nivel señorial que anunciaba la humana.

Nunca comprenderé la obsesión de los orgánicos con los nombres..
Para ellos representaba identidad e independencia, pero eso carecía de sentido para mí. "Silla" no significa nada a menos de que quien la oiga conozca su significado antes, de otra forma no explica su función o forma.

"Ariete" es como me llaman, lo hacen pues la forma en la que lucho les recuerda ese artilugio, ero ese artefacto carece de pensamientos y derriba objetos pues está diseñado para eso, no como yo que lo hago por gusto.
¿Soy un ariete por que me gusta o me gusta sólo por ser un ariete? No importaba, me gustaba y punto.

Mientras los demás parecían tener temor de caer de la aerocalesa, yo sólo imaginaba el cráter que haría al estrellarme y me preguntaba si el impacto de mi pesado cuerpo ocasionaría un temblor suficiente para derrumbar alguna torre. Suponía que no. Aún no..

La mujer no inspiraba en mí ningún respeto especial pero el hecho de pertenecer a la Casa que había descubierto el secreto de nuestra forja me impulsaba a ser agradable...
-Hola.
...O al menos intentarlo.

La mujer espera a que estéis todos sentados y acomodados. Os mira detenidamente a todos vosotros a medida que tomáis asiento e incluso cuando le formuláis vuestras preguntas. Con un gesto de la mano ,firme pero educado, os solicita algo de paciencia. Cuando termináis de quitaros las capas y de descansar vuestro equipo más pesado vuelve a hablaros.

- Mi nombre es Elaydren d'Won de la casa Cannith. He estado trabajando con el preboste Geldem para recuperar una reliquia familiar. Íbamos a reunirnos ayer por la noche, pero como sabéis nunca llegó a la cita. Me enteré gracias a un agente mío de lo ocurrido. Este agente iba a reunirse por mí con Bonal cuando fue testigo del ataque que acabó con la vida de mi amigo y que casi cuesta la vida a uno de vosotros- dice mirando a Daisy-. También me dijo que habló con la guardia cuando el sargento Dolom les detuvo. Fue él quien les contó lo que realmente había sucedido y quien anoche les dejó la nota en la taberna. Por favor, tomen cuanto quieran de lo que hay sobre la mesa.

Os señala las copas y botellas de vino invitándoos a probar lo que, sin duda, parece un vino excelente.

-Os preguntaréis porqué os he invitado a reuniros aquí conmigo. Os lo explicaré.- Toma un sorbo de vino de una delicada copa que tiene ante ella- La reliquia, de acuerdo con la leyenda familiar, fue encerrada en una fundición que data de la Sharn anterior a Galifar. El pobre Bonal creía que había descubierto la ubicación de la forja en un antiguo diario de la casa Cannith. Se disponía a financiar una expedición para ir a aquel lugar, pero sin Bonal...-Su voz tiembla momentáneamente antes de continuar. Después se inclina hacia delante acercándose a vosotros-. Quizá vosotros estéis dispuestos a recuperar esa reliquia para mí. A cambio de una generosa recompensa , por supuesto. Pero tanto si aceptáis como si no lo hacéis...debo pediros que me entreguéis el diario ya que sólo descifrándolo puede ser hallada la forja que contiene la Reliquia...   

Finn había permanecido inusitadamente callado todo ese tiempo. Y es que el semielfo intuía una emboscada que nunca llegaba. Se sorprendió al bajar de una sola pieza de la aerocalesa, pues un “accidente” habría borrado a aquel grupo de seis cabos sueltos que aún quedaban por liquidar. Entrecerró los ojos al entrar en el Yunque Roto, intentando recordar algo de la dama que los había convocado.

- Milady…- Respondió de forma educada con una cortés reverencia a la noble. – Extraño es el hilo que ha entretejido nuestro encuentro. Me pregunto si nos encontramos en el tapiz de Olladra o en el de otro dios caprichoso. – Comenta con una encantadora sonrisa, más seguro de sí mismo al conocer aquel juego.- Disculpe nuestros modales, tuvimos una agitada noche como ya ha averiguado... – Tras una ligera pausa, continúa entrando en materia.- Como bien dice mi compañera, vuestra competencia está muy bien informada de vuestros movimientos, eso nos pone en serio peligro, pues esta vez sólo mandaron a un agente, pero la próxima vez vendrán con más recursos, para no repetir el fracaso. Es difícil sopesar su oferta… Sobre todo si no conocemos de antemano la generosidad de milady y con tantos misterios por contestar todavía… - Mirando directamente a los ojos de su interlocutora, pregunta con voz inocente.- ¿Por qué milady confía más en unos desconocidos que en el famoso poder que atesora su Casa? ¿Cuál es esa leyenda de la Reliquia y cómo se llegó a perder? Y lo que más me concierne… ¿Qué fuerza sería tan poderosa o temeraria de atreverse a causarle ningún mal a una dama de su belleza y enfrentarse a la mismísima Casa Cannith?

Con gusto acepto.  -dijo Powaqqatsi, así sin más.

- Te agradezco tus preguntas- le dice Elaydren a Finn antes de dirigirse al resto-.El interés denota profesionalidad. Eso me confirma que sois gente preparada para esta misión.- Vuelve  a tomar un delicado sorbo de vino-. Mi propuesta para este trabajo son mil piezas de oro para el grupo. Pero estoy dispuesta a escuchar vuestra contra-oferta. Siempre he pensado que es mejor pagar bien a la gente ya que al hacerlo, también se puede exigir. Respecto a tu segunda pregunta he de decirte que no solicito ayuda a mi Casa por ser fiel a mi facción familiar que opera en Aundair. No tenemos nada en contra de la familia de Sharn pero ya en otras ocasiones me he encontrado con un recibimiento frío y un menor interés por estos temas del pasado. Hay quien está más interesado en el futuro y en el presente y no tanto en el legado de su Casa. Nada que objetar.

Elaydren hace una breve pausa para evitar hablar cuando un hombre entra en la posada de El Yunque Roto. El tipo parece alguien normal pero eso no ha evitado la reacción cauta y discreta de la Cannith.

 -La reliquia- prosigue- es un disco de adamantita con la forma de una estrella de siete puntas y del tamaño aproximado de una mano. Por lo que pude hablar con Bonal hasta la fecha la reliquia no tiene ningún poder especial por sí misma pero si contiene un antiguo esquema: un trozo de un patrón empleado por los artífices de la Casa Cannith de antaño para fabricar objetos inusuales. Lamento no poder decirte que es lo que fabricaría porque no lo sé y, al parecer, Bonal tampoco lo sabía. Pero creía haber encontrado un antiguo diario que revelería su ubicación. Anoche había de entregarlo a mi agente. Pero eso fue antes de que lo...- Su mirada baja a la copa dejando de hablar en un intento de evitar que le tiemble la voz.- Antes de que lo asesinaran- concluye-. Y esto nos lleva a tu otra pregunta...¿Quién? El Señor de los Filos. Y no puedo permitir que el legado de mi casa caiga en manos de un asesino enloquecido...Por eso os ruego me permitáis ver el diario cuanto antes para que pueda encontrar la ubicación. Si aceptáis lo descifraré aquí, ante vosotros. 

La Casa Cannith siempre pensaba que tenía alguna clase de derecho o propiedad sobre nosotros, así que el hecho de que ella solicitase nuestra colaboración en lugar de exigirla me agradó.
Comienzan a respetarnos..

Para mi no había nada que meditar, encontrar una forja antigua era más atractivo de lo que los orgánicos pudiesen imaginar, más aún al saber que el Loco de los Filos estaba involucrado.

-Acepto. Mi metálica voz carecía de inflexiones.

Finn escuchó las palabras de la noble para luego echar una mirada desaprobadora a los forjados que habían aceptado tan rápido la oferta sin negociar. Los benditos no tenían que preocuparse por sus estómagos ni por una familia a la que mantener. Sinceramente Finn tampoco pero el oro era el oro.
El semielfo se había percatado de la desesperada situación de la noble y quería sacar tajada. Mientras esperaba a que el portador del diario actuase, iba sopesando hasta dónde podría estirar la oferta de la dama Cannith.

Cuando por fin se presentó como es debido, el enano se sentó con los demás y escucho atento la historia que narraba la señora. Al parecer todo era perteneciente a un viejo legado de su casa, pero entonces ¿que cuernos hacia una agente de karnath metido en todo esto?

Cuando la humana hablo del diario, el enano lo saco de la mochila y lo deposito en la mesa. -Yo soy Alfrik Thorvald, paladín de la "Llama de plata" y creo que esto es suyo. -Se presentó mientras, acariciando por ultima vez aquel hilo de mithril, entregaba el diario a su legitima dueña.

-En cuanto a su oferta- Empezaba ha hablar mientras cambiaba la vista del diario a la humana. -He de deciros que no soy ningún "busca tesoros", la Llama me encomendó dar caza al cambia formas Craster Gramer, por eso estoy en la ciudad, pero esa condenada rata se me escapó- Alega mientras apretaba los puños contra la mesa al recordar su fracaso. - Aunque también es cierto que los seguidores de la Plata ayudamos a todas aquellas personas de buen corazón que habitan nuestro mundo, por lo que tendrá mi ayuda. 

Alfrik se mesaba la barba pensando en el "pago" que ofrecía la humana, se sintió un poco insultado, nunca había cobrado nada por ayudar a alguien y no iba a empezar ahora. - Me ofendéis, mi señora, la Llama jamas a cobrado por los servicios que presta, nuestras acciones son desinteresadas, pero si que hay algo que podéis hacer por mi, dos cosas mas bien, una, ayudadme a encontrar a ese ladrón de Craster Gramer para cumplir mi misión y dos, necesito información sobre la nación de Karnath y sus propósitos. 

La típica cantinela: una dama en apuros y un montón de dinero sobre la mesa. ¿Qué podría salir mal? Todo. Este tipo de negocios siempre salían mal. Sin embargo, Daisy Sue Demonfly nunca fue de las que rehuyen un reto. ¿Que uno de su grupo casi muere? No desperdiciéis lágrimas llorando por las heridas de Daisy Sue, fue su atacante la que acabó en la morgue.

No voy a regatear esta ves... Si el enano renunsia a su parte de la tarta, mil monedas a repartir entre sinco-dijo, obviando al buitre-se convierte en un troso muy suculento pa mí.

Bajo el ala de su sombrero, que ni siquiera en el interior del establecimiento se sacó, Daisy Sue evaluó la excesiva inocencia de Alfrik. No solo creía que debía presentarse, cuando el agente de la doncella ya había recabado sus nombres del informe de la guardia. También renunciaba al dinero en pro de una vendetta sagrada. Por otro lado, preferir matar a preferir una pequeña fortuna de oro no tenía nada de inocente... rozaba la psicopatía.

No nos vamos a sacar al Señor de los Filos de ensima hasta que ese pifostio de adamantina termine en las manos de Elaydren d'Won, y parese que es de las que tiene sufisiente dinero pa costear la custodia de la reliquia. Ahora viene la parte difísil: desifrar un libro en blanco sin letras que desifrar-bufó, burlonamente, dudando de las capacidades de la noble.

Powaqqatsi captó la mirada de Finn.  Le sonrió con ese movimiento mecánico de placas faciales que le habían instalado las hadas.  Las pequeñas placas de cobre se deslizaron una sobre la otra, rápido, como alas de mariposa operadas por un resorte.  Habían insistido en ponerselas, Mecanoquirurgia estética, le explicaron, antes de soltarse riendo como locas. 

Lo del dinero me imagino que es para los gastos.  No hay problema con ello.  

Pero el verdadero pago que exigiríamos sería otro, Mme Cannith, dijo, señalando a Ariete. 

Nuestras condiciones serían que lo que encontraramos sobre reliquias y schemas de fabricación no fuera un secreto comercial de Casa Cannith, sino que fuera propiedad común y abierta para todos los forjados.  Para tomar nuestros secretos de vida en nuestras manos.  

Es cómo si alguien descubriera la maravilla por la cual funciona su hermosa materia gris, lo que le permite crear e imaginar.  ¿O los secretos de su reproducción intra-cuerpo?  ¿Debería eso ser patentado, propiedad de alguna Casa comercial? 

El Señor de los Filos crece con una promesa, la de empoderar a todos los forjados construyendo una nación propia en las Tierras del Duelo.  El cristal de sus ojos brilló púrpura por unos momentos.  Si no tenemos una mejor propuesta, no tenemos nada que hacer contra ellos. 

Este era el verdadero precio de sus servicios. 

El bárbaro hace un auténtico esfuerzo para acomodar su gigantesco y tosco trasero en esa silla tan elegante mientras observa con recelo a esa tal Milady... le parece de esas mujeres que en lugar de usar una espada, usa sus genitales, y esas son las verdaderamente peligrosas.

Sale de su ensimismamiento al escuchar "...mil piezas de oro" y sin aguardar a tener mas detalles acerca del trabajo ladra: 

- ¡contad con mi espadón, bella dama!  -

Y añade en voz baja al tiempo que da un codazo cómplice pero que hace retumbar las costillas al pobre Finn:

- ... y con mi acero.

Mug sabe que no es demasiado listo, y que no sabe contar más allá de 20, pero incluso el sabe que una paga tan alta implica que difícilmente llegaran a vivir para cobrarla

Elaydren recoge el diario de las manos de Alfrik. Cuando termina de escuchar su historia sobre Cramer véis como alza la mano en dirección a alguien de la posada. Un hombre se acerca. Daisy lo recuerda. Es el hombre que puso una nota en Stan, el gato de Norman.

Con un leve gesto de la cabeza os saluda y se inclina frente a Elaydren quien, discretamente, le comenta algo al oído. Aunque hable en voz baja todos podéis entender que acaba de preguntarle por cualquier información referente a ese tal Cramer.

-En seguida me pongo a ello milady- dice antes de cubrirse la cabeza con la capucha de la capa y  desaparecer por la puerta del Yunque Roto.

-Alfrik- dice ahora la dama dirigiéndose al paladín- el oro que os ofrezco es vuestro justo pago. Eso no significa que vuestro trabajo sea menos meritorio a ojos de vuestra fe. Tómalo como una forma de cubrir los gastos que os producirá el equiparos. Por otra parte , Powaqqatsi, comparto tu preocupación por las maquinaciones del Señor de los Filos pero no estoy en condiciones de aceptar tu propuesta- contesta en alusión a la reclamación del forjado de compartir con todos los de su especie el conocimiento del esquema-. Ni siquiera sabemos...- El recuerdo de Bonal le lleva a corregir su frase-. Ni siquiera sé que contiene ese esquema ni si estará relacionado con los forjados. Permíteme que la estudie primero. Incluso cabe la posibilidad de que  esté dañado o borrado. En cualquier caso sigue teniendo un profundo valor sentimental para mi Casa.

Finn se acomodó en su asiento mientras se preparaba para el siguiente asalto.
- La recompensa es generosa mi señora.- Asintió el semielfo.- Pero grandes son los peligros a que deberemos enfrentarnos, como El señor de los Filos que no dudo que mandará todos los agentes contra nosotros que pueda. Tampoco tenemos ninguna pista de dónde podemos encontrar la reliquia, con lo que deberemos investigar hasta hallarla. Eso supondrá una gran cantidad de dinero para equiparnos para los desafíos que encontremos, pagar sobornos, comprar información... La lista es grande. - Concluyó Finn

- No dudo que una personalidad de su posición no pueda recurrir a los recursos de su casa .- Comenta tras una pausa para ordenar sus pensamientos.- De principio necesitaríamos algo que nos ahorre una muerte prematura, como una varita de curación, y poder disponer de algunas infusiones por las cuales la casa Cannith es famosa resultarían de gran ayuda, sobre todo al contar entre nosotros a dos forjados.- Comenta señalando a Pow y ariete.- Algo de equipo mundano, como herramientas o material de escalada, seguro que necesitamos.- Continúa pensativo. - Ah... Y una capa de hilo ilusorio para asentar los contactos que tengamos que crear sería muy recomendable. - Finaliza mirando a la dama.

- He tenido en cuenta equipo que seguro es fácil encontrar en la casa Cannith, y con los honorarios que nos ha ofrecido, tendrá nuestra lealtad, profesionalidad y discreción más que ganadas.- Comenta con una sonrisa cercana.

-Te comprendo perfectamente Finn-dice la Cannith en respuesta a la petición del bardo-. Pero todo aquello que me pides me llevaría un tiempo del que no dispongo ni yo ni vosotros. Pero en muestra de buena voluntad aumentaré vuestro pago para que podáis conseguir cuanto antes aquello que necesitéis.- Abre un sobre que tiene en un pliegue de su capa y extrae una bolsa y unos papeles-. Mil quinientas piezas de oro. Y estos son los contratos para esta misión en la que me comprometo a pagaros por este trabajo ciento cincuenta ahora y cien a la vuelta. Había pensado pagaros las ciento cincuenta a la vuelta pero vuestras necesidades son más que comprensibles. así podréis comprar cuanto necesitéis. Y puedo ayudaros con algo más.

Véis como con una mano se sube la falda revelando parte de su muslo. De una especie de funda de cuero, colocada bastante arriba en su pierna,  extrae una varita. También notáis como sus mejillas se han enrojecido al  pensar que debería haber sido menos impulsiva con este gesto...

-La tengo por necesidades propias...- Hace entrega de ella a  Alfrik-. Podrás usarla al menos 10 veces antes de que quede convertida a un mero trozo de madera.-Hace una pausa en la que termina su copa de vino-. Y ahora echemos un vistazo a este diario.

Os encontráis sentados en la bodega de el Yunque Roto. Elaydren ha mandado apartar las cajas y viandas para que pudiesen instalar una mesa y unas sillas. El lugar es húmedo y reina en el ambiente un intenso olor a comida y vino conservado en barriles.

Elaydren se sienta en una posición centrada. A su lado se sientan Alfrik y Finn que ven como la mujer extrae el diario que Alfrik le entregó hace tan sólo diez minutos. Lo pone sobre la mesa con el sello de mithril hacia arriba. Parece contemplar la belleza de la portada durante unos segundos en los que permanece concentrada.

En cuanto Elaydren acaricia el mithril y el sello el libro empieza a emitir un fulgor azulado.

El símbolo grabado en mithril de la portada y uno de los anillos de Elaydren empiezan a brillar con un azul eléctrico.  Elaydren y quienes os sentáis a su lado experimentáis una brisa que agita levemente vuestros cabellos.

Elaydren abre el libro. Las páginas en blanco comienzan a llenarse al instante con una escritura de trazo delicado y dibujos esquemáticos. Parece una lengua antigua y compleja mezcla de un lenguaje noble y arcano al mismo tiempo. Elaydren pasa las páginas hasta detenerse en una de ellas.

-Aquí es donde deberíamos encontrar la localización de la reliquia. Debo buscar entre los parámetros lo que parece ser un plano.

Elaydren examina la hoja con detenimiento y tras unos minutos en los que toma algunas notas extrae un mapa de un pliegue de su capa.

-La ubicación de la forja perdida  está en lo más profundo de la torre Dorasharn- dice la dama Elaydren-. Unos 57 niveles por debajo del sistema de alcantarillado actual de la torre. Ahí es donde encontraréis la reliquia...-Despliega el mapa ante vosotros.- Este mapa os muestra el camino para llegar a los desagües de la torre Dorasharn. En algún lugar más allá de la sala de válvulas E-213 encontraréis una puerta sellada con la misma marca que el diario de Bonal. Abrid el sello, y el túnel que hay detrás os llevará al largo tiempo olvidado nivel inferior, donde está la forja. Bonal me dijo que en su expedición tenía pensado llevar fuego.

El libro ante ella va perdiendo luminosidad. Las letras desaparecen hasta convertirse de nuevo en páginas en blanco. El sello de la portada deja de brillar y Elaydren desliza el diario hasta Alfrik. 

-Conservadlo. No imagino unas manos más seguras para guardar este diario que las de un noble paladín.

Parece tomarse unos segundos para descansar antes de dar por terminada la reunión.

-Hay una cosa más- dice que concierto temblor en la voz-. Aquel objeto que partió del cuerpo de la forjada...el mensajero definitivo...el Señor de los Filos estará enterado de lo sucedido. Permaneced alerta...

Al salir de la posada, Alfrik, ves al agente de Elaydren hacerte una señal. Al acercarte a él te comenta lo siguiente.

-Milady me encargó buscar información sobre Craster Gramer- te dice acercándose lo bastante a tí como para evitar tener que alzar la voz.- He podido averiguar que un cambiante recién llegado a Sharn ha estado metiéndose en problemas. Parece que ha sido reclutado recientemente por un forjado que pocos han visto anteriormente en la ciudad lo que me hace pensar que es un recién llegado. Tan sólo sé de este forjado que tiene el cuerpo de adamantita. -Mira a izquierda y derecha antes de continuar-. Tengo un sexto sentido para estas cosas y no creo en las coincidencias. El Señor de los Filos anda tras la reliquia; os atacó una forjada y ahora , gracias a un cambiante al cual estás persiguiendo, he descubierto que hay otro forjado moviendo los hilos en Sharn. Tened cuidado...

Su última frase ha sido un susurro rugiente. Lo ves partir hacia el interior del Yunque Roto.