Partida Rol por web

Gracias al mapa que os ha dado Elaydren os resulta muy fácil llegar a uno de los puntos claves de vuestro destino, pero aún os queda encontrar la sala de válvulas E-213

Los túneles y corredores de este nivel de la torre son estrechos y oscuros. Alguna estrecha ventana ocasional contemplar las abigarradas paredes y cimientos de las torres vecinas, y alguna antorcha infrecuente crepita aquí o allá, emitiendo pálidas esferas de luz y nubes de humo. Aún así, gente desagradable y sucia abarrota los pasillos, el aire está empapado de un perenne olor a sudor y alcantarilla.

Un tunel se abre a una gran cámara, donde una mezcla de trasgos, humanos y cambiantes se reúnen alrededor de una pequeña pila de desechos, extendida sobre tres mantas carcomidas. Uno de los trasgos grita:

- ¡No empujen! ¡No empujen! ¡Siempre hay para todos en el Mercado de las ratas!

Tras el fugaz y extraño encuentro con nuestra nueva patrona, habíamos puesto rumbo hacia la zona del mercado para hacer acopio de pertrechos. Lo primero era deshacerme de peso extra, por lo que la maza pesada, era el primero e los objetos prescindibles.

Había sopesado la posibilidad de deshacerme también de la ballesta, pero analizando los parámetros de la misión, quizás nos fuera de provecho... para un disparo incendiario lejano...

Una daga, sería mucho más discreta, ligera y manejable. Y cumpliría la función de mantenerme armada frente a enemigos al acecho. Había sopesado también la posibilidad de que nuestras lámparas se mojaran en un entorno adverso, por lo que un cetro solar, para casos de emergencia, sería de gran ayuda. Por supuesto, no podíamos olvidar las raciones, tan necesarias para garantizar nuestra supervivencia.

Debidamente pertrechados tras tener que ponernos de acuerdo en la inversión del anticipo, pudimos ponernos rumbo a los niveles inferiores. El mapa era de gran ayuda. El Mercado de las Ratas era nuestra siguiente parada y debíamos encontrar la sala de válvulas E-213, que parecía no estar marcada con claridad en el mapa.

La gran y luminosa urbe había quedado atrás... ahora, nos encontrábamos en un ambiente más opresivo, hostil... propio de los peores suburbios de cualquier ciudad. Lugares que no me resultaban especialmente desconocidos. Avanzaba con cautela, en el centro de la formación. Atenta a los desconocidos, manteniendo las distancias y tratando de descubrir cualquier amenaza. Estaba segura de que el Señor de los Filos habría comenzado a mover a sus huestes y que nuestra misión no iba a ser ningún paseo. Los peligros podrían estar esperándonos en cualquier lugar, debíamos mantener la guardia alta...

Si alguien se hacía notar en el grupo que ya partía con los pertrechos comprados era Hlin. Sus pesadas botas resonaban contra el suelo y salpicaban al resto cada vez que caían en un charco. Sus pasos eran decididos y su hacha tenía hambre. Los que miraban el mapa les fueron guiando hacia una zona en la que había un mal olor terrible. Trasgos sin duda. Se giró hacia sus nuevos compañeros y les preguntó con cara de asco. - Estáis seguros de que es por aquí? Aquí apesta a trasgo sin lugar a dudas.

Vio a un grupo de trasgos, humanos y hasta cambiantes rodeando un puesto con el tendero intentando que todos fueran capaces de comprar. Un tendero trasgo. De lo peorcito que había, menudos timadores. - Larguemonos de aquí cuanto antes, no vaya a ser que me acabe tocando uno de esos y tenga que esparcir sus tripas por el suelo. Por donde ¿continuamos?

"Las indicaciones no son claras, Hlin. No hay una marca definida. Debemos buscar la sala de válvulas E-213" -dije a la enana en tono bajo acercándome un poco a ella, para no revelar nuestros planes a los cuatro vientos; mientras seguía observando alrededor. Mi paranoia iba in crescendo...

Finalmente, nos habíamos puesto en marcha. Lo primero que nos recibió fue un suburbio apestoso. Era de esperarse. Debíamos encontrar la sala de válvulas E-213, que no aparecía claramente marcada en el mapa.

¿Y cómo haremos para encontrar ese lugar?

- ¿Creéis que habrá algún cartel que lo señales? dijo mientras miraba alrededor, pero su estatura y la multitud de gente que había en el lugar no le permitían ver casi nada. - Tengo que rebanar unas cuantas cabezas para poder ver algo. se dijo así misma frustrada.

Aún así tanto Mercy como Larom tenían un pico de oro por lo que podrían preguntar a las inmundas bestias que había en el lugar para que les indicaran. - ¿Y si preguntáis vosotros dos a esas inmundas bestias o al tendero como llegar hasta allí? Si frecuentan la zona sabrán dónde estará y si se ponen tontos Kyra y yo haremos que se meen en lo que llevan por pantalones. dijo guiñandole un ojo a Kyra, ella también parecía acostumbrada al uso de las armas.

Hlin busca un cartel que indique donde está la válvula que buscan, pero parece que no hay ningún cartel por la zona. El trasgo que está vendiendo en su puesto, os hace señales y os grita:

- Tengo una rara barra de lacre, sólo parcialmente usada, por tan solo 60 miseras monedas de cobre- dice el mercader trasgo en lengua común- ¿O quizá podríais encontrar uso a esta bella manta de lena, con apenas una marca de moho? Solo 39 de cobre. ¿Y qué tal un pinchito de carne de rata hervida? Para vosotros, sólo 5 de plata. O quizá, si pudiese indicar el camino hacia cierta cámara de válvulas... ¿qué valor tendría eso para unos bravos aventureros como vosotros? ¿100 de plata?

Tras las presentaciones pertinentes y sabiendo por donde empezar, el reciçen formado grupo pone rumbo, primero, a comprar provisiones y equipo que pudiera ser necesario. Como seguramente uno de los integrantes con mas fuerza, de ofrece a llevar parte de la carga, junto con Hlin, dejando los más livianos al resto. En segundo lugar, van al mercado conocido como "El Mercado de las Ratas"... Solo el nombre ya invita a no ir.

Y desde luego, en circunstancias normales, nunca habría pisado ese lugar. El gentío, el olor, las mercancías... Mejor centrarse en busca la dichosa válvula. Me pongo de puntillas, tratando de aprovechar mi altura y sobresalir por encima del mar de cabezas buscando alguna indicación. Aunque probablemente no tenga mucho más éxito que la enana. Rio ante el comentario de esta. -Desde luego- Contesto. -Echarán hasta la primera papilla si hace falta-

El mercader parecía saber algo sobre la válvula. Pero tal vez, sólo nos había oído mencionarla y estaba tratando de timarnos.

-100 monedas de plata me parece un precio justo -le dije al trasgo- Le propongo un trato. Le daremos 50 ahora si puede decirnos donde está la válvula E-213 y el resto cuando regresemos.

La cara de Hlin se convirtió en un poema. Primero como se había enterado de la charla con la de sucios trasgos que había delante de él y que se pensaba el trasgo que podría engañarles ofreciendoles información por 100 piezas de plata. Muy listo no debía de ser si lo proclama en voz alta, si se las llegaban a dar sería el último día de ese infeliz ya que en estos parajes muchos matarían por esa cantidad, por lo menos si sabían transformarlo a monedas de oro.

- 100 piezas de plata dice, 100. En vez de 10 monedas de oro que es lo que nos pide el muy ratero. Una moneda de oro le daba yo y me tendría que dar las gracias por no matarlo por intentar timarnos. Se va a enterar le dijo a Kyra que se había puesto al lado de ella. Se iba a disponer a amenazar al trasgo ya casi con la mano en el hacha cuando Qualion se adelantó y aceptó el trato. Casi se le cae el hacha al suelo, ni siquiera había intentado negociar y había firmado la sentencia de muerte del trasgo. Quizá ella misma le daría caza para recuperar ese dinero. Pero se quedó parada mirando con cara de enfado al trasgo y con el mango del hacha en la mano. Sólo fue una mirada pero era fulminante mientras negaba con la cabeza. Como el trasgo aceptara el dinero de Qualion por la información no dormiría tranquilo. No pudo quedarse callada e intervino - Dinos donde tenemos que ir y nos marcharemos en paz, sino sabes dónde es y nos indicas en mala dirección por esa cantidad desorbitada de dinero, volveré a por ti. Además, ¿si te damos esa cantidad de dinero crees que llegaras a ver el amanecer? Miro hacia la gente que se hallaba mirando al tenderete y escuchaban interesados la conversación. - Aquí hay mucha gente que mataría por obtener menos de esa cantidad de dinero, estoy segura.

Si queríamos pasar inadvertidos en el Mercado de las Ratas... ese barco acababa de zarpar. Ya no había vuelta atrás y estaba segura de que el espectáculo atraería miradas indeseadas. Muchas miradas indeseadas. Mis ojos paseaban por el gentío tratando de averiguar si había alguien interesándose en demasía por la compañía.

No estaba de acuerdo con el precio acordado por el elfo. Me parecía desorbitado. Las emboscadas para tratar de robarnos se iban a convertir en una de nuestras principales preocupaciones...

Trataba de mantenerme en un discreto segundo plano, dejando al resto intervenir, pero ojo avizor y atenta a lo que pudiera acontecer el devenir...

El trasgo parecía enfadado tras las palabras de la enana, comenzó a farfullar algo en su idioma natal. Pero finalmente miró al elfo

-Skakan quiere 30 monedas de plata ahora, no después, ya. Si Skakan no tiene sus monedas Skakan no os lleva a las válvulas

Mientras los demás discuten con el trasgo el precio de la información, ves que alguien no os quita la mirada de encima, las otras personas que hay por el mercado ni siguiera han reparado en vosotros a pesar de vuestras discusiones, nadie cree que no sea otra cosa que un grupo de aventureros discutiendo por el precio de valor de los objetos del comerciante trasgo; pero esa otra persona está demasiado pendiente a vosotros, es un cambiante.

Justo como sospechaba, estábamos atrayendo atención no deseada. Todas mis alertas se habían disparado ante la presencia del cambiante que nos observaba sin perder detalle.

Congregando las energías de la Canción Eterna a mi alrededor, me dispuse a canalizar una explosión sobrenatural... odio, rabia y maldad, condensadas sobre nuestros enemigos. Pero aquel, no iba a ser más que un disparo de advertencia. Iba a tratar de golpear el suelo lo más cerca posible de los pies del cambiante, mientras me dirigía a él directamente; tratando de advertir al resto de la compañía.

"El próximo no será una advertencia" -sentencié de viva voz, mientras volvía invocar los poderes del Averno sobre mi mano... que se convertía nuevamente en una crepitante amenaza. "¡Muévete! Y alégrame el día..." -amenacé abiertamente al cambiante.

Mientras Qualion y Hlin discutían sobre el precio de la información que tenía Skakan, Mercy pareció ver algo raro, disparó una explosión, como mensaje de advertencia, pero no había salido como ella había planeado, el sonido hizo que todas las personas del mercado se sobresaltasen y comenzasen a correr de un lado a otro, otros sacaron sus armas preparados para luchar contra cualquiera que les fuese una amenaza, Mercy no tuvo tiempo a lanzar una segunda explosión, pues gracias al alboroto el cambiante había conseguido camuflarse con todo el mundo perdiéndose así de la vista de la bruja

Seguía mirando al trasgo ceñuda, pero este había rebajado el precio mucho por lo que le dijo a Qualion que procediera a pagarle, no sin antes advertir al trasgo.

- Conozco tu olor y nos acabas de revelar tu nombre. Si la información que nos das es falsa, volveré a por ti. No lo dudes. Qualion 30 monedas de plata me parecen caras pero es aceptable. Puedes ... su voz se quebró al oir el estallido y su mano fue directa al hacha. - ¿Qué ha pasado? Donde está el maleante, se las verá con mi hacha. Preguntó a viva voz con el hacha preparada para asestar un golpe.

El trasgo casi logra salirse con la suya y sacarnos 100 monedas de plata. La enana, para bien o para mal, y haciendo uso de su "elocuencia" particular, consigue que rebaje le precio.

No parece que la situación vaya a ir a mas. El trato está cerrado, todos conformes, más o menos. A escasos segundos de cerrarlo, escucho una explosión que proviene de no muy lejos. Sin dudarlo, desenvaino mi espada y levanto mi escudo. -Qué a nadie se le ocurra hacer algo que pueda lamentar- Lanzo una amenaza general. Recorro con la vista a los allí presentes, esperando que la advertencia haya surtido efecto y nos libre así de tener que liarnos a golpes tan pronto. 

-Soy consciente de que puede ser un engaño -le dije a Hlin- Por eso le ofrecí sólo la mitad y el resto cuando regresemos. Así podemos comprobar si la información es cierta.

Luego el trasgo nos ofreció una rebaja. Había resultado mejor de lo que esperaba. Estábamos a punto de cerrar el trato cuando Mercy pareció detectar a un enemigo y lanzó un disparo de advertencia. Fue una decisión acertada, aunque atrajo un montón de atención no deseada.

-Tranquilos. Tranquilos. Nuestra amiga se asustó un poco pero ya está más calmada. Pueden guardar sus armas.

Mercy maldijo para sus adentros. Contaba con el factor sorpresa y pensaba que habría pillado desprevenido al cambiante. Pero no había sido así. Todos parecían habérsele adelantado.

La próxima vez, no habría advertencias. Con sus crepitantes y amenazadoras llamas infernales cubriendo su mano derecha, Mercy lanzó una mirada furibunda y funesta a Qualion... Si las miradas mataran, el elfo habría muerto 7 veces antes de tocar el suelo.

¡¡¿Kazreth Zuggossh?!! -rugió en demoniaco. Su mirada, ahora artera y taimada paseó a lo largo de la agitada muchedumbre.

¿Alguien más va a meter las narices en nuestros asuntos? -pregunto la bruja arcana inquisitorialmente, con su mano prendida en llamas y usando un tono que distaba mucho de su frágil y angelical apariencia...

Qualion había conseguido calmar a todos los presentes, pero si eso no lo hubiese conseguido, Mercy y sus palabras habían acabado de persuadir al resto de los allí presentes. Hlin y Kyra miraban a su alrededor esperando que en cualquier momento alguien buscase pelea, pero no fue así.

Skakan os lleva por una puerta secreta, entonces señala hacia un estrecho pasadizo que conduce a una escalera, que a su vez desciende más aún hacia las entrañas de la torre. Con cada escalón que descendéis, el olor a moho y desagüe se hace más intenso, y podéis oir sonidos goteantes que se hacen más fuertes a medida que bajáis. En ese punto deja de haber luz, necesitando alguna iluminación para seguir avanzando. Las escaleras son tan estrechas que solo permiten que las bajéis en fila india