Partida Rol por web

Parecía que habíamos encontrado "el lugar", al menos era el mas protegido que habíamos encontrado y con una sólida puerta que nos impedía atravesar el umbral de la torre. Tras sacar el diario de la casa Cannith e intentar la apertura como ya otras veces habíamos realizado....nada.

- Pues parece que esta no será la manera de entrar. Propongo dar una vuelta al rededor del edificio por si algún muro tiene una grieta y sino escalar para ver si con suerte el tejado se ha hundido.

Lo pienso un rato mas mientras me meso la barba, era una difícil situación y no tenía muchas mas ideas.

- De lo contrario tenderemos que confiar en la pericia de Threkor. 

Me causa más decepción que sorpresa constatar que ni mi sello ni el diario de Geldem surten el menor efecto sobre la puerta blindada de adamantita.

Un rápido vistazo a los muros me sirve para constatar que son formidablemente gruesos y robustos. Dudo que el tiempo haya conseguido dañarlos considerablemente, pero estaría bien comprobarlo por si tuvieran algún punto débil sobre el que trabajar. Así pues, doy el visto bueno a la iniciativa del mercenario para que rodee la estructura, no sin antes recomendarle precaución por si hubiera más alimañas acechando en las inmediaciones.

Por mi parte, prefiero quedarme un poco más examinando la cerradura. Poseo unas nociones básicas de arquitectura que podrían resultar útiles al examen de Raith pero también cierta pericia forzando cerraduras y creo que en esa tarea puedo resultar más valiosa.

Extraigo de mi mochila un juego de ganzúas y comienzo a probar fortuna con la compleja cerradura que clausura el acceso al interior.

Me acerco a la puerta y miro el mecanismo. Adamantita. No creo que mis habilidades sirvan aquí - comento distraído.

Creo que Raith tiene razón. Deberíamos buscar una forma alternativa de entrar.

Siguiendo las instrucciones de Raith, me alejo unos pasos y miro al techo. Un techo plano. Raith, mirad por detrás del edificio por si encontráis alguna otra forma de entrar. Intentaré subir al techo a ver si, como dices, está derruido o algo.

Me acerco a la pared y busco apoyo para manos y pies e intento subir.

Vistas las opciones, me atengo al consejo de Threkor mientras Alhandra trastea con la puerta y me dirijo a rodear el edificio. 

- Sellion conmigo, vamos a ver si hay algo interesante por los alrededores. Neliandra y nuestro pequeño amigo cuidad de que nada nos pille desprevenidos.

Alhandra examina la cerradura aprovechando sus conocimientos de artífice. Tras un minuto de atenta investigación con sus herramientas... no tiene ni idea de cómo podrían llegar a abrir semejante puerta. Descubre que la cerradura es asombrosamente buena. Un trabajo antiguo pero de gran calidad. Y lo peor de todo; ha sido reforzada con magia. Seguramente con un conjuro de cerradura arcana...Gran trabajo del creador; gran problema para vosotros.

Raith, Threkor y sellion comienzan su inspección alrededor del edificio. Tal vez, sin darse cuenta, dejan a las dos mujeres y a sha'rg a oscuras.

-¡Arrghsinfuegonosdejan!¡Sinfuegonosdejan!-grita asustado el pequeño trasgo. Aunque su visión en la oscuridad (aún con un sólo ojo) es mejor que la vuestra parece ser que al pequeño le preocupa no tener fuego cerca por si apareciese otra plaga de insectos.

Neliandra se acerca a él rápidamente para tranquilizarlo...y de paso silenciarlo con su mano enguantada. "¡Shhhhh!, si gritas es cuando puede ser que vengan..." le susurra al oído.

Raith, Threkor y sellion rodean el edificio por su parte sur. A su derecha se encuentra con el muro de roca de la caverna. El lugar está despejado excepto por un desprendimiento de rocas a media altura del muro del edificio. Threkor aprovecha las piedras para asomarse al techo mientras Sellion y Raith continuan inspeccionando el muro oriental. 

El pícaro asoma sus afiladas orejas por encima del edificio, encaramándose sin muchos problemas a pesar de portar una antorcha en una de sus manos. El techo es liso y no tiene ninguna estructura especial.No parece haber nada.Pero justo cuando está a punto de bajar ve algo. Una sombra en la esquina noroeste del techo. Alza la antorcha por encima de su cabeza para ver que ocasiona aquella oscuridad. Pero a pesar de la luz del cetro las sombras continúan ahí...

Porque no son sombras. Es un agujero en el techo...

Miro hacia abajo y digo, sin gritar - ¡Eh! Aquí hay un agujero en el techo. Podríamos usarlo para descender dentro del edificio. Id subiendo, mientras voy a mirar que se ve a través de él.

Acabo de encaramarme del todo al techo y me acerco con pasos lentos pero seguros. Si el techo había cedido en aquella parte, nadie aseguraba que pudiera ceder en cualquier otra. Llego hasta el agujero y me tumbo boca abajo, sacando mi cabeza por él. Acerco mi antorcha a la negrura e intento iluminar dentro. También intento agudizar el oído por si se oye algo característico dentro, como el corretear de alguna otra plaga de insectos.

Sellion y yo habíamos dado casi toda la vuelta al edificio, cuando Threkor encontró lo que podría servirnos por entrada. Como había comentado estos edificios tenían que tener algún punto débil eso era bueno y malo, igual entrábamos y se venía todo a bajo.

- Buen trabajo. Digo mientras me acerco. - ¿Ves algo?. 

Threkor camina por el techo de la Forja. Se tumba junto al agujero y acerca la luz de su antorcha para ver que hay dentro del edificio. Una gran porción de techo se ha derrumbado hacia el interior aplastando armarios y estanterías bajo el peso de piedras y ladrillos. Restos metálicos de varios objetos a duras penas devuelven el reflejo de la luz. Seguramente se encuentren cubiertos por una capa de polvo.

Estantes polvorientos, intactos, jalonan el muro sur y una enorme fragua con su horno cubre la sección oriental. Nada de todod esto parece haber sido usado en siglos...Por lo demás, el lugar está en completo silencio. 

Por más que me afano en abrir la cerradura que clausura el acceso al interior de la forja, ésta se me resiste y acabo dándola por imposible. Afortunadamente, mis compañeros han tenido mejor fortuna que yo y no tarda en llegarme desde algún lugar situado por encima de mi cabeza la voz del elfo comunicándonos que ha encontrado una forma de entrar.

Me sorprende que el techo de un edificio tan sólidamente construido se haya venido abajo, máxime cuando se tomaron tantas molestias por proteger la entrada, pero es una auténtica suerte que así haya sido. De otro modo, no puedo imaginar cómo conseguiríamos entrar sin un ariete portátil.

Hago un esfuerzo por tratar de llegar hasta Threkor, trepando por el muro exterior de la forja. Hasta yo misma me sorprendo al conseguir alcanzar la cima cargada como una burra y no puedo evitar dar saltitos de alegría, entusiasmada con mi logro personal, a pesar de estar jadeando.

―¡Arriba, chicos! ―animo a los compañeros que todavía están abajo―. Si yo he podido, vosotros también.

Una vez que mis compañeros se reúnen con Threkor y conmigo en lo alto del tejado destrozado, me ofrezco a ser la primera en descender al interior del edificio si Raith está dispuesto a sujetar mi cuerda para que pueda bajar por ella.

Ahora que mi linterna ojo de buey ha quedado destruida, no me queda más remedio que emplear mi magia para invocar una luz sobrenatural una vez que llegue abajo. Si la cosa parece estar en calma y fuera de peligro, invitaré a mis compañeros a unirse a mí y, en caso contrario, instaré al mercenario a izarme de nuevo al tejado para escapar de lo que quiera que me aguarde en el interior de la forja.

Bueno a vista de que no había otro camino, la cosa sería trepar la pared y luego bajar por el agujero del techo. Paso mi cuerda a los que ya se encuentran sobre el techo y me pongo a trepar.

- Vamos al lío.

Tenía ya ganas de llegar a algún sitio, las ruinas estaban bien....pero les faltaba lo mas importante, una buena taberna donde gastar las ganancias. Una vez arriba recojo la cuerda y le ato el garfio de escalada, a continuación dejo caer el extremo de la cuerda sin garfio por el pozo y engancho el garfio en una de las esquinas cercanas del edificio. 

- Bueno las damas primero. Alhandra había sido la primera en ofrecerse a bajar, con un poco de ayuda seguro que lo conseguiría.

Raith ato la cuerda con seguridad aun saliente del techo y descolgó el extremo a través del agujero. Esyábamos llegando a algo interesante, lo presentía. Esperaba encontrar allí dentro lo que habíamos venido a buscar, para poder salir de aquel agujero cuanto antes.

Cogí el extremo de la cuerda y empecé a descender.

La Cannith se sujeta a la cuerda que Raith ha asegurado en una esquina del edificio. El guerrero le ayuda a descolgarse al interior oscuro de la Forja. Cuando Alhandra suelta la mano de Raith se sujeta fuertemente a la cuerda notando como sus pies cuelgan en el vacío.

En este momento decir que no tiene miedo sería una insensatez. Descolgarse al interior de un edificio que lleva tanto tiempo inexplorado, en plena oscuridad y sin saber si abajo aguarda algún peligro...es cuanto menos una situación estresante. Sus manos "caminan" con paso seguro por la cuerda pasando una mano tras otra con el mayor cuidado posible. Sus pies se enroscan en la cuerda intentando aliviar algo del peso que sufren sus brazos. Las voces de sus compañeros así como la luz de la antorcha de Threkor es algo que pertenece el exterior. Dentro sólo hay silencio y oscuridad...

Sus pies aterrizan en algo; rocas desprendidas. Poco a poco apoya sus pies con cuidado en el terreno irregular sembrado de escombros. Un paso en falso puede suponer un tobillo roto. Un tobillo roto en aquel lugar puede suponer algo mucho peor. "¡Lux!". Una luz invocada por la Cannith ilumina parte de la estancia. Desde dentro parece más grande que desde fuera y la luz no llega, con total claridad, hasta el fondo de la Forja.

Al sur ve las estanterías. Y en las sombras, junto al muro oriental, le parece ver unas planchas metálicas en el suelo con formas geométricas. Debe ser algún tipo de...

Unos ojos rojos se iluminan en las esquinas. Un rugido metálico que recuerda al acero arañando la cerámica resuena en el interior de la Forja. Un frío intenso encoje el corazón de la Cannith.

Descendí con cuidado detrás de Alhandra. Gracias a la luz que invocó la artífice, la sala se iluminó en casi su totalidad. Puse  un pie en el suelo en el momento que unos puntos rojos se iluminaron en la distancia. 2 criaturas al fondo de la sala parecían haberse activado, no sé si por la luz o por el simple hecho de nuestra presencia allí abajo.

Saqué mi espada con cuidado y me preparé por si teníamos que volver a combatir.

Mis delgados brazos a duras penas consiguen aguantar el peso de mi cuerpo y de mi equipo que, por primera vez, se me antoja excesivo. Mis manos sudorosas resbalan por la soga de seda, ampollándose en el proceso y escociéndome terriblemente; aún así, me obligo a mantener la presa en torno a la cuerda tanto como me resulta posible para evitar a toda costa una dolorosa caída.

Suspiro aliviada cuando mis pies alcanzan finalmente el suelo tras un tiempo que se me ha antojado eterno. El terreno es inestable y traicionero pero aún así me resulta bienvenido en comparación con el trance que acabo de atravesar.

Me basta una palabra para hacer que las tinieblas huyan espantadas de mí y que la luz sobrenatural nos revele qué nos aguarda aquí abajo. La sorpresa del descubrimiento hace que casi reaccione demasiado tarde y Threkor está a punto de aterrizar encima de mí.

Me muevo lateralmente un par de pequeños pasos sin apartar la vista de las dos fieras figuras que nos gruñen desde el lado opuesto de la estancia y alzo mis manos en un gesto apaciguador. No tengo prisa por echar mano a mis armas y excitar el instinto homicida de los custodios de la forja, pero eso no significa que esté indefensa frente a estas criaturas mecánicas.

Seguía manteniendo cogida la cuerda, no me fiaba mucho del nudo que había realizado y prefería no perder a ningún compañero en el descenso. Por ahora solo veía un débil fulgor en el suelo de la estancia como si hubiese placas de metal en el suelo, no fue hasta que Alhandra creó luz de la nada cuando pude ver la sala a la que bajaríamos. Threkor ya se descolgaba por la cuerda, cuando empezamos a escuchar un raspar metálico cerca del lugar por donde la artífice se encontraba. Algo guardaba la sala.

-¡Alhandra!- grita Neliandra asustada al escuchar el terrible chirrido metálico.Corre hacia el agujero para ayudar a su amiga. 

Con el escudo a la espalda y su maza enfundada agarra la cuerda con ambas manos y se lanza por el agujero. Sus guantes le permiten descender a gran velocidad y, en un abrir y cerrar de ojos aterriza junto a Alhandra. Por suerte la Cannith se había movido hace tan sólo un instante a su derecha evitando de esta forma que el siguiente en bajar le cayese encima. 

-¡Para atrás!- le grita a Alhandra.

Viendo la urgencia con la que la clérigo desciende, Raith imita su maniobra. El guerrero es aún más veloz que Neliandra. Se lanza de cabeza a por la cuerda y al sujetarla de repente su cuerpo gira violentamente llevando los pies hacia abajo. Al llegar abajo oléis a cuero quemado. Son sus guantes que humean...

Alhandra levanta las manos preparándose para esquivar algún ataque venga de donde venga. Observa a las criaturas intentando encontrar en su memoria alguna información que les pueda servir de ayuda.

Como si de un ejercicio coreografiado se tratase Sellion se lanza tras Raith con icreíble agilidad. Jamás ha bajado por una cuerda de esta forma pero sufre lo que algunos bardos llaman la "inspiración de la guerra". Sin pensar, tan sólo reaccionando, ha imitado los movimientos de Raith a la perfección. El guerrero no puede dejar de sorprenderse por el atrevimiento de este  elfo escritor cuando lo ve aterrizar tras él con un ágil saltito. Sellion apenas tiene tiempo de celebrar su maniobra. Ve a dos criaturas, al fondo de la sala, parecidas a perros cuyos cuerpos están formados de láminas y barras metálicas. Tienen una altura de unos dos pies hasta la grupa y unas poderosas mandíbulas  revestidas de hojas de acero aserradas. Y se mueven hacia ellos.

A gran velocidad se lanzan al frente con un chirrido metálico de articulaciones y juntas largo tiempo inmovilizadas. Uno de ellos arremete contra Neliandra. La clérigo retira su brazo a tiempo de lo que podría haber sido un mordisco terrible para la salud de su extremidad superior. 

Raith,... tiene menos suerte. El perro metálico consigue morderle el gemelo derecho. La armadura del guerrero se dobla como si fuese de hojalata cuando las mandíbulas del perro ejercen una presión exponencial en poco tiempo. Nota una presión terrible en su tibia.De repente, los dientes de acero del perro traspasan el metal de sus grebas y se clavan en su espinilla y pantorrilla hasta rascar el hueso. El dolor...es indescritible.