Partida Rol por web

Algo alucinante había sucedido. De golpe, tras morir, las criaturas dejaron en el suyo dos cetros de diferentes formas. Uno cuadrado y otro triangular. Dando un vistazo por la sala, encontramos unas hendiduras en la piedra que curiosamente tenían la misma forma que lso cetros encontrados, pero con un pequeño inconveniente. Uno de los agujeros tenía una forma geométrica con cinco lados. Debíamos encontrar el tercer elemento para colocar en los huecos. No era muy probable, pero quizás estuviera allí abajo.

Threkor examina la estancia  en busca, según cree él, de la existencia de un tercer cetro. En el muro sur, tapados bajo un hule, encuentra varios objetos, armas y armaduras. Algunos de estos hallazgos parecen de muy buena calidad. Pero no ve ningún cetro.

Si encuentra algo extraño. Bajo una gran piedra en la zona del derrumbe ve una pata metálica. Una pata que no corresponde a ninguno de los dos defensores férreos que habéis matado hace un momento.

Mientras Neliandra lanza sobre aquellos que habéis sido heridos diversos conjuros curativos, el pícaro rebusca entre las piedras. Extrae una piedra menor junto a la mayor. Ahora ya no hay duda. hay otro defensor férreo enterrado. Y, en su frente,  hay un cetro con forma pentagonal.

Véis que en frente a la pared este hay tres planchas metálicas en el suelo. cada una de ellas tiene un orificio que imita la figura geométrica de la plancha.

Buscando por la zona encontré una estantería llena de objetos que nos servirían en nuestra misión. Cogí lo que me servía directamente y llamé a mis compañeros para que cada uno cogiera lo que considerara que podría serle útil.

Venid, chicos. He encontrado un pequeño tesoro.

Mientras mis compañeros se repartían el pequeño botín, un pequeño resplandor a la luz de Alhandra, me llamó la atención. Debajo de unas piedras, un trozo de metal sobresalía de una de las rocas del derrumbamiento del techo. Inspeccionando con más detenimiento, deduje que era la pata de un tercer perro metálico que había sido atrapado bajo las rocas. Suerte, si no hubiéramos tenido más problemas para salir con vida de allí.

Pensando con detenimiento, si cada uno de los dos perros con los que nos habíamos enfrentado había soltado un objeto al morir, quizás este tuviera el suyo en algún lugar debajo del derrumbe. Levantando alguna piedra, lo encontré. Otro objeto similar a los anteriores, con la forma de una figura con cinco lados.

Alhandra, pásame los otros dos objetos. Creo que sé donde va esto.

Con los tres objetos en la mano, me dirigí a las tres hendiduras en la roca. Coincidiendo cada objeto con la figura correspondiente, introduje cada uno de ellos en una ranura.

No sabía si las tenía que colocar en algún orden en concreto o no. No sabía que hacer. Mirando los tres objetos con detenimiento, me decidí. Primero la triangular.

RECTANGULAR

TRIANGULAR

PENTAGONAL

De repente me sentía mejor y vi como desde las manos de nuestra clérigo emanaba una luz cálida. Cuando mis heridas se cerraron solo quedaban unos arañazos en mi cuerpo.

- Gracias Neliandra.

 Digo mientras envaino la espada y por seguridad doy un par de patadas a uno de los perros mecánicos. Threkor había usado sabiamente el tiempo y buscando por la estancia encontró una serie de objetos que nos podrían ser muy útiles en el resto de nuestra aventura, llegando el caso se podrían vender para conseguir mejor equipo. 

- No es un mal botín, repartirlo como veáis.

El combate contra los defensores de la forja toca a su fin justo a tiempo pues he agotado rápidamente mis energías arcanas. Un auténtico desperdicio que podría haber llegado a convertirse en tragedia de no ser porque mis valientes compañeros han sabido terminar con la amenaza prácticamente sin mi ayuda.

Los cetros que brotan de las cabezas caninas me producen un gran asombro pero mi atención es rápidamente atraída hacia el generoso botín abandondona que ha encontrado Threkor. Puede que en el pasado todas estas cosas pertenecieran a mi familia pero lo cierto es que mis amigos han hecho sobrados méritos para poder reclamarlas legítimamente.

Como mi lámpara ha quedado destrozada y mi magia está prácticamente consumida también, no dudo en proveerme de los cetros solares que encontramos en este lugar. No valen gran cosa pero siempre serán mejores que la oscuridad.

Mientras el astuto elfo se dedica a tratar de desentrañar el misterio de los cetros de formas geométricas, yo me dedico a estudiar los objetos que hemos encontrado. En estos momentos no tengo tiempo para ponerme a identificarlos convenientemente pero sí al menos para percibir si ha alguno de ellos ha sido dotado de magia.

Alhandra examina los objetos que ha encontrado Threkor. Mientras, este trastea con los cetros y las planchas metálicas. Los objetos. Todos parecen ser objetos comunes aunque algunos de ellos de una excelente manufacturación. Especialmente la espada corta y el escudo pesado de acero.

Hay algo que si te llama la atención. La varita...Es una larga varita ahusada terminada en un cristal rosado veteado de remolinos rojos. Emana bajo tu inspección el brillo característico de la magia. "¿Una varita eterna...?" piensas...

Notas como el resto de tus compañeros observan los objetos. Colocas el cetro triangular. Parece encajar a la perfección...pero nada sucede.

No ha pasado nada. No se si había hecho bien o tenían que estar los tres colocados para que sucediera algo. Coloqué el cetro cuadrado. Después el cetro con la forma de cinco lados.

El pícaro coloca cada cetro en su correspondiente hendidura en las planchas metálicas. Coloca el primero de ellos. No sucede nada. Coloca el segundo de ellos. Nada. Coloca el tercero de los cetros..." ¡Clack! ¡VROOOMMM!"

La pared que hay al este se quiebra por la mitad revelando un acceso. Pesadas puertas de piedra arrastran por el suelo revelando el interior de la forja; el horno empleado por los forjadores para dar vida a sus maravillas...

Un aire viciado desde hace mucho tiempo sale como una bocanada. Es como si el paso de los siglos hubiese comprimido el aire en su interior liberándose de golpe en el presente.

La estancia que contempláis es pequeña y de planta cuadrada. Al fondo véis una mesa de trabajo. Sobre ella encontráis un tesoro. Vuestro cansancio parece desaparecer. Todo el sufrimiento cobra ahora todo su auténtico valor. Os acercáis y exploráis lo que hay sobre aquella mesa. Un saco con monedas de plata; otro saco con 100 monedas de oro; 4 lingotes de oro, una botella llena. Véis también un viejo mapa y un objeto metálico. 

Alhandra lo reconoce al instante. Está fabricado en adamantita y tiene la forma de una estrella de 7 puntas. Es , sin duda, el esquema que buscáis.

Parece que al final conseguimos nuestro objetivo. Alhandra identificó el objeto que veníamos a buscar, pero no era lo único que contenía la estancia que se había abierto. Unas sacas con moendas, unas de oro y otras de plata, que repartiríamos a partes iguales al salir de allí, un frasco con un líquido dentro y lo que me interesó a mí en particular, un viejo mapa.

Alguno de vosotros quizás pueda decir qué contiene este frasco, yo voy a mirar el mapa.

Con cuidado, despliego el mapa encima de la mesa para ver que contiene.

Nunca deja de sorprenderme la sagacidad del ingenioso elfo. No sólo logra descrubrir los cetros ocultos en los defensores de la forja y los tesoros que éstos custodiaban sino también el modo de hacer aparecer la reliquia que estábamos buscando.
Sin pensármelo dos veces, me arrojó a sus brazos y le planto un sonoro beso en la mejilla mientras río alborozada.
-No puedo creer que después de tanto sufrimiento por fin hayamos encontrado lo que vinimos a buscar. ¡Sois todos increíbles, de verdad!
Me guardo la varita para examinarla más adelante con calma y me ofrezco a guardar también el esquema recuperado si mis compañeros recelan de sus poderes.
Después echo un vistazo al mapa, pero en seguida me doy cuenta de que no tengo la menor idea de qué región representa y decido concentrar mi atención en la botella y el esquema en busca de trazas arcanas en su confección.

- Threkor muchacho eres una caja de sorpresas. 

Gracias a la pericia del pícaro habíamos no solo encontrado lo que buscábamos sino que además teníamos un pequeño tesoro entre manos, mas que suficiente para pasar un buen tiempo alejado de golpes y cortes. La cosa era que ahora tendríamos que sacar todo esto de aquí y dudaba que nos fuera a ser fácil.

- Si nuestros enemigos nos sacaban ventaja y no están aquí.....supongo que nos esperaran a la salida de este lugar.

Nadie parecía poder descifrar el mapa así que lo guardé para ver si alguien en la ciudad era capaz de hacerlo.
Si ya estamos, mejor al ir de aquí. No me gustaría tener más sorpresas digo mientras enrollo el mapa y lo guardo.
¿Intentamos ver si la puerta se puede abrir desde dentro?
Me dirijo hacia la puerta e intento ver si se puede abrir

Termináis de contar las monedas. Hay 100 monedas de plata y otras 100 de oro aparte de los lingotes. Sh'arg pone unos ojos enormes al ver tal cantidad de dinero junto.

-¡Yomiparte!¡Yomiparte!- dice mientras tira de la capa de Threkor-. Noorejasjarem.

Threkor no le hace mucho caso ya que está ocupado intentando abrir la puerta desde dentro. Durante unos minutos trastea y revisa hasta el último centímetro de la puerta. Pero es imposible. La puerta no da la más mínima tregua.

Finalmente sólo os queda trepar de nuevo al techo de la forja y recuperar la iluminación que habíais llevado hasta ahora. Antes de partir Alhandra no puede evitar echar un último vistazo a aquel lugar lleno de historia de los artificieros de la Casa Cannith. Finalmente Raith le ayuda a salir y regresáis a la oscuridad de la caverna.

Nada ha cambiado en este lugar. Es como si tras tantos milenios estas ruinas se hubiesen quedado ancladas en la intemporalidad. Tenéis la sensación de que  lo que habéis vivido no ha supuesto ni la menor alteración en la historia de este lugar. Os sentís pequeños; sois otra mota de polvo suspendida en la inmensidad del tiempo.

Threkor avanza ,como habitualmente suele hacerlo, al frente del grupo y portando una antorcha. De repente algo brillante aparece en dirección al pícaro. Todo sucede muy rápido. El pícaro se encoge de dolor...Y una voz resuena en las paredes de la caverna...

- CARRNE DÉeeBIL...-suena la voz. Es una voz grave e impersonal que diríais fluctúa en intensidad-AHORA OS ENFRENTÁIS A SABLEee. EL MÁS GRANDEee SEGUIDOR DEL SEÑOR DE LOS FILOS. ¡ARROJAD! ...AL SUEeeLO EL ESQUEMA Y ALEJAOS. O...MORID... 

No parecía que la vuelta a la superficie fuera a ser tranquila. El ir primero del grupo em costó una sorpresa. Una criatura enorme salió de la nada y me atacó dejándome algo malherido, pero aún capaz de atacar.

No me lancé a por él a la primera, sino que esperé que Raith, con su nuevo equipo, distrajera a la criatura para poder flanquear y atacar.

Dedico una última mirada a la forja antes de abandonarla trepando nuevamente al tejado. Y pensar en todas las maravillas que se habrán fabricado aquí abajo y que ya no volverán a hacerse...
No puedo decir que vaya a echar de menos este lugar siniestro. Incluso aunque dispusiera del capital necesario para restaurarlo no creo que desease regresar aquí abajo jamás.
Por desgracia, no conseguimos llegar muy lejos en nuestro regreso a la superficie antes de que un nuevo obstáculo nos salga al paso.
No consigo averiguar qué es exactamente lo que nos está atacando pero puedo hacerme una idea más o menos cabal de la identidad de nuestro antagonista.