Partida Rol por web

Espero que entre experimento y experimento encontréis tiempo para darme unos nietos - dice Tomoe con una sonrisa zorruna - No creo tener que explicaros cómo se hace ¿Verdad?...

Arisa alza las cejas suavemente, casi sorprendida ante la revelación de Ryushun. Una pequeña sonrisa se forma en sus labios, mientras que en su mente suena una sutil risa. 

- No es que crea que no puedes... Seguramente si te esforzases, podrías conseguirlo. Pero no es algo que me preocupe. Confío en ti y sé que no harías algo tan horrible. - piensa con absoluta sinceridad, aunque un breve recuerdo irrumpe entre ambos, haciendo que la psíquica frunza el ceño y aparte levemente la cabeza, enfurruñada - Claro que tampoco tienes tanta vergüenza como para no besar a una desconocida por la calle... Aunque te lo perdono, supongo. Respecto a lo otro... Intentaré enseñártelo, pero es algo "complicado". - por instinto, se lleva una mano a la venda de los ojos - No te preocupes, no creo que tengas que pasar por lo mismo.

Tras la ceremonia y felicitar a las parejas, Arisa se queda al lado de Ryushun, escuchando las conversaciones ajenas con una suave sonrisa. Supongo que esto es lo mejor para todos, ¿verdad? Por un momento, se levanta parte de la venda con los ojos cerrados y se limpia una lagrimilla con la mano. Al ver que todo está más tranquilo y Ryushun puedo por fin acercarse a hablar con Tomohiro, le sigue y se queda en silencio, sin saber muy bien cómo sumarse a todas esas despedidas. 

- Mogami-sama, siento que todo esto venga de golpe, pero creo que es el momento adecuado para decirlo... - Arisa toma aire y entrecruza las manos, algo nerviosa, echando una rápida mirada desde su sitio a todos los demás - Cuando llegué, no sabía con qué me iba a encontrar, sólo quería... Huir de mi familia. Y hacer algo, dejar de sentirme impotente por todos los que vi sufriendo a lo largo de mi vida y por los que no pude hacer nada. Y aquí, en la Ryugujou, he conseguido mucho más de lo que esperaba. He conseguido un hogar, amigos y una familia. He conseguido hacer algo, a veces ayudar, a veces empeorar las cosas, pero he podido evitar, junto a todos vosotros, que sufra mucha más gente. Y he conseguido cambiar y mejorar con el tiempo... Tanto aquí, - señala su cabeza - como aquí. - se lleva la mano al corazón, con una pequeña sonrisa. Levanta entonces la cabeza hacia Tomohiro y luego mira a Takeshi y a Chihiro - Es por eso que quiero seguir mejorando y ayudando a los demás. Os acompañaré a terminar la misión, pero luego me quedaré también en Mibu. La investigación con el humo rojo puede ser peligrosa y si algo les ocurriera, quiero estar aquí para evitarlo. Pueden ser nuestra esperanza para salvar Hinomoto y no voy a permitir que desaparezca. Así que... - la joven vuelve a girarse hacia Tomohiro - ¡Muchas gracias por permitirme viajar con vosotros en la Ryugujou! ¡Ha sido un honor trabajar contigo, Mogami-sama!

Dicho esto, hace una gran reverencia hacia el susodicho. Nos volveremos a ver, estoy segura. Pero aún así... Arisa traga saliva y se incorpora, notando un nudo en la garganta. Apenas pasa medio segundo hasta que se decide por romper cualquier tipo de protocolo y se lanza a abrazar a Tomohiro con fuerza, haciendo un esfuerzo titánico por no romper a llorar sobre sus ropas y pillando también a Sachiko de por medio.

- Te recuerdo cuando temías que se quedara con tu puesto y ahora parece que te da pena que le den trabajo en otra hayajiro...- comento divertido mientras bajo detrás de la maquinista y avanzamos para felicitar a las parejas. Por supuesto no somos los primeros en llegar pero eso no detiene a Kagura para abalanzarse sobre Chihiro-san, yo por mi parte aprovecho como está llamando la atención y me acerco al novio dándole una palmada en la espalda.

- Sabes muy bien que es capaz, así que mejor que la escuches. Además que desde el horno sera difícil cumplir lo que te ha pedido tu madre, si sale niño ni se te ocurra ponerle mi nombre.- le comento sarcástico antes de ofrecerle la mano.- En fin, felicidades y si te cansas de que te llamen con demasiados títulos ya sabes donde encontrarnos.

Sin más preámbulos se acerca aún más gente a felicitar aunque más a Chihiro que al pobre Takeshi así que me quedo a su lado charlando con calma sobre cualquier cosa mientras la gente pasa.

Ahora que todo el mundo se acerca a felicitarnos sí que empieza a haber mucha gente. Aprieto con suavidad a mi madre contra mí y me sonrojo de forma evidente, para después asentir con la cabeza y dejarla marchar tras darle un leve beso en la mejilla.

Cuando la conductora salta sobre Chihiro le suelto la mano mientras enarco las cejas, divertido por el despliegue de sentimentalismo que estoy observando. Dios, todo el mundo se está despidiendo. Kagura me amenaza y le sonrío de medio lado, sonrisa que se amplía más al notar la palmada en la espalda de mi amigo.

-No me da ni la mitad de miedo que cuando me amenaza con la llave inglesa.- Mi sonrisa se parece mucho a la de mi madre.- La pelirroja me va a echar de menos y lo sabe...Y no debéis empezar a deprimiros, aún nos queda el viaje al Cuartel General y además siempre podéis repostar en Mibu o podemos visitaros...por Dios, estaremos a unos días de distancia, no seáis agoreras, ¡parece como si os estuvierais despidiendo para siempre!

Le estrecho la mano con fuerza a Hideo y le sonrío.

-Gracias, y no veo por qué no. Es un nombre excelente (1)...para el segundo quizás.- Sigo la broma con tranquilidad pero aún ruborizado. Observo cómo Hime-sama le salta encima a nuestro jefe.- Creo que la bruja bonsái está teniendo unos días duros...va a espachurrar a la pequeña.- Murmuro. Luego me pongo un poco más serio y bajo la voz para que sólo el mecánico pueda oírme.- Oye...no sé cómo saldrá lo del experimento y no sé si tú querrías...permanecer en tu condición en caso de que hubiera otra posibilidad.- Sigo apretándole la mano durante unos segundos y luego la suelto para darle una palmada en la espalda.- Pero en cuanto consigamos resultados te lo haré saber. Así tendrás la capacidad de decidir...

Tras decir lo que tenía que decirle sonrío de nuevo y empiezo a charlar con él de cosas sin importancia, haciendo el momento un poco menos extraño.

Sakura hace una profunda reverencia a Tomohiro mientras una sonrisa suave ilumina su cara unos instantes,apenas los suficientes para que el hombre sepa que agradece sus palabras sinceramente

Cuando puede zafarse lo suficiente se acerca a felicitar a la otra pareja aunque sin dejar de mirar a su recién estrenado esposo del que  no piensa separarse nunca más.Le sorprende que la chica rara se quede en Mibu pero le complace pues así podrá conocerla un poco más y quizás entender algo de lo que hace aunque lo duda mucho,ella no está hecha para esas cosas mentales sino para manipular bombas y armas,mucho más sencillas y seguras que las mariposas negras y todos esos rollos mágicos

Una vez felicita a la pareja se aparta buscando un poco de tranquilidad sin dejar de observar todo a su alrededor.No está acostumbrada a ser el centro de atención y aunque está feliz por su matrimonio necesita un poco de soledad para coger aire y seguir aguantando lo que resta de día y festejos

La joven ya había felicitado a las parejas y las despedidas no le gustaban mucho, aún así, siguió a Tomohiro, que recogió a la pequeña Sachiko por el camino. Lo cierto es que también se sentía algo cortada. Después de la petición de Tomohiro esperaba otra cosa y cuando ella se lanzó y... bueno, no era esa la respuesta que esperaba. Aunque si echaba la vista atrás, el hombre no había aceptado ninguno de sus intentos por buscar intimidad.

Esperaba que fuera tradicional y que se le quitara la vergüenza una vez desposados. De repente le dió miedo. ¿Se había precipitado?¿ella sería capaz de mantener una relación estable si no habia deseo? Él se movia en circulos diplomaticos y ella tenía el carisma de una piedra...

Así que caminaba sumida en esos pensamientos, varios pasos detrás del noble, hasta que escuchó a Arisa. Algo se resquebrajó un poquito en su interior. Ahora recordó el porque de su distancia sentimental hacia todos. Era por estas cosas. La gente te abandonaba. Izume y Sakura, Takeshi y la buena de la doctora, Lyashi... creía que Hideo al menos se quedaba con ellos pero ya no estaba segura.

Permaneció paralizada, viendo como Arisa abrazaba a su prometido y a su pequeña con un rictus extraño. Parecia su rostro un bloque de frío hielo, pero al final dió un paso adelante y estrechó a la evidente entre sus brazos. - Cuidate -

Luego se alejó, y al ver a Sakura apartada y sola, se sentó a su lado en silencio, sin decir nada, solo compartiendo el espacio donde se encontraban.

Finalmente la Ryugujou atraviesa las puertas de la Kongoukaku seguida de cerca por la pequeña pero fuertemente armada Hoshijou. Allí los recibe una delegación imperial y una pequeña multitud de curiosos que han acudido a ver cómo la Ryugujou ha conseguido romper su leyenda negra. Se escuchan murmullos asombrados al ver las piezas nuevas en el blindaje de la hayajiro, la desaparición de varios vagones y la adición de la canibalizada Eisenfaust. Un pequeño contingente de guardias escolta a los doctores Ohsumi y Kuroda al castillo imperial mientras Tomohiro habla con el delegado imperial sobre la necesidad de custodia de los recipientes de humo rojo y niebla azul. El vagón que los lleva queda custodiado a medias por soldados imperiales y por soldados veteranos de la Ryugujou. Para acudir al palacio Tomohiro elige a varios de sus tripulantes para que le acompañen y compartir con ellos el honor en el salón del trono.

A pesar de su austeridad casi similar, el salón del trono sigue siendo un lugar impresionante. La estructura está reforzada por gruesas vigas de metal entre las que cuelgan las enseñas de las principales familias nobles de Hinomoto. Tomohiro suelta un respingo al ver que la bandera de la familia Munetani ha sido retirada y sustituida por la suya. Al fondo de la gran sala hay una pequeña tarima en la que se encuentran el trono del emperador y el sillón de su consejera. El emperador Aragane Kojuro y su consejera, la vidente Amatori Kaede, aguardan a los tripulantes de la Ryugujou. Mientras el emperador muestra un semblante serio y una mirada severa, Kaede sonríe abiertamente.

Mi señor – Tomohiro se inclina en una respetuosa reverencia que es rápidamente imitada por todos sus acompañantes – Me place informarle que hemos completado con éxito la misión que se nos encomendó. Hemos conseguido traer con vida al doctor Kuroda Sachi y gran parte del trabajo que fue obligado a realizar en Gunkanjima.

Habéis hecho mucho más que eso – afirma el emperador – He recibido muchas noticias sobre vosotros últimamente, incluyendo una larga misiva de Fukui Tomoe de Mibu. Mogami Tomohiro, tú y tus tripulantes habéis cumplido con honor y prestado un gran servicio al imperio. Tenéis mi agradecimiento personal.

Gra… gracias, mi señor – dice Tomohiro, azorado – Estaré encantado de relatar todos los detalles…

Más tarde – le interrumpe Kaede – La Ryugujou necesita reformas y nuevos vagones, así que estarás aquí un tiempo. Koizumi Yûki, acompáñame. En cuanto a ti, Mogami Tomohiro, prepárate. Hoy es tu último día como soltero.

Kaede sale de la estancia llevándose a Yûki de la mano.

La ceremonia se lleva a cabo en uno de los jardines del castillo. Un nervioso Tomohiro, ataviado con un regio kimono negro con bordados dorados, aguarda junto a sus tripulantes y el emperador, que parece encontrar divertida la agitación del ingeniero.

¿Estás seguro de que quieres hacelo? – le pregunta el emperador.

Mi señor, nunca he deseado algo como deseo hacer esto – responde Tomohiro – Y ahora que va a convertirse en realidad… No lo sé. Tengo miedo de que todo esto sea un sueño que se desvanecerá en cuanto despierte.

No necesito los poderes de Kaede para saber que ella te ama – replica el emperador – He visto cómo te mira. Y en cuanto esa niña, tiene todas sus esperanzas puestas en ti. Si tus sentimientos son verdaderos, este sueño nunca acabará.

Lo son, mi señor – asegura Tomohiro – Lo juro por mi honor.

No me lo digas a mí – el emperador señala hacia una puerta que acaba de abrirse – Díselo a ellas.

Yûki sale al jardín flanqueada por Kaede y Sachiko, vestida con un resplandeciente kimono de seda blanca con los bordes ribeteados en plata y decorado con dibujos de garzas en vuelo. El maquillaje es sutil, apenas unos toques para realzar el color de su piel y sus ojos. Le han recogido el pelo y se lo han adornado con el alfiler que le dio Tomohiro y un kanzashi con flores regalo de Kaede.

Tomohiro se queda mirando embobado a su futura esposa hasta que ésta está frente a él mirándole con los ojos brillantes por la emoción. Levanta la mano con timidez, como si ella fuera una pompa de jabón que fuera a deshacerse al tocarla, hasta que ella se la coge gentilmente entre sus manos.

Mi... mi flor guerrera - dice él con ternura.

La ceremonia oficiada por el emperador es más formal y a la vez más breve que la que dirigió Tomohiro en Mibu. Presenta a los novios y los elogia por sus servicios al Imperio y después los anima a pronunciar sus juramentos de boda. Tomohiro se aclara la garganta y es el primero en hablar.

Yo... aunque nunca se me ha dado bien expresar lo que siento no significa que no sienta nada. Y hacia ti, Yûki, siento la más profunda admiración por tu fuerza, resolución y coraje. A nadie sorprenderá si digo que has salvado mi vida en más ocasiones de las que soy capaz de recordar, y que gracias a ti pude conservar el mando de la Ryugujou. Quisiera... - Tomohiro duda. Quiere decir tantas cosas que no encuentra las palabras adecuadas. Mira por un momento a sus tripulantes, al emperador y a Kaede antes de sacar de su manga un pequeño estuche que contiene una llave dorada de compleja forma.

Lo siento, Yûki. Te amo más que a mi propia vida, pero no encuentro las palabras lo bastante hermosas para poder regalarte - tiende el estuche hacia ella - Por eso te ofrezco una copia de la llave maestra de la Ryugujou, la obra de mi vida. Quiero que viajes en ella ya no como subordinada, sino como mi esposa, mi igual y mi aliada. Quiero poner su destino en tus manos, así como también mi vida y mi felicidad. Yo... te prometo que siempre te cuidaré y que siempre te escucharé. Y... lo más importante: pase lo que pase jamás dejaré de amarte...

Takeshi escucha los quedos sollozos emocionados de su esposa hasta que ella se pone de puntillas para susurrarle al oído.

Por favor. Terminemos nuestro trabajo en Mibu y volvamos a la Ryugujou cuanto antes ¿De acuerdo?...

Kagura tira con suavidad de los brazos cruzados de Hideo hasta que consigue separarlos y coger una mano de él entre las suyas. No le mira, ni le dice nada, sino que mira hacia los recién casados con el rostro surcado por lágrimas de emoción.

Algún día - susurra al aire...

Korusu habla poco últimamente, y cuando lo hace su voz suena distante y lejana. Sin embargo Isae no se descuida, pues sabe que en cualquier momento de debilidad ella intentará hacerse con el control otra vez y convertirla en un monstruo. Isae la escucha en el fondo de su mente, rezongando tonterías sobre la ceremonia.

Algún día - susurra Suzume a su lado - Yo seré la segunda al mando en tu hayajiro y te protegeré de la misma forma, Lyashi-san. Te lo juro...

Arisa observa la ceremonia en un rincón del jardín, apartada del grupo. Ryushun no ha podido acudir a la Kongoukaku y Toshiie no ha sido invitado a la ceremonia, de modo que se encuentra sola hasta que Sachiko, que se ha apartado discretamente, enlaza sus dedos con los de Arisa.

El castillo está recubierto de una gruesa coraza gris erizada de espinas. Una pulsante luz azulada escapa entre sus huecos y agujeros mientras hordas de kabane sedientos de sangre salen por sus puertas. A diferencia de los kabane normales a éstos no les impulsa el hambre sino el ansia de matar. De fondo, sobre los gritos de rabia de los monstruos, se escucha la tenue música de una flauta de bambú...

Será pronto - susurra la niña - Pero no tengo miedo, sensei. Lo único que no entiendo es por qué no estarás con nosotros...

Murallas de Mibu. Varios días después.

¡Afinad la puntería! - grita el capitán Hajime Saito - ¡Haced que cada disparo cuente! ¡VAMOS! ¡POR MIBU!

¡POR MIBU! - gritan los soldados.

Al igual que los vivos mejoran constantemente sus armas y tácticas contra los no-muertos, éstos también evolucionan para convertirse en mejores máquinas de matar. Su último logro es el trabajo en equipo: liderados por los más inteligentes y letales wazatori, los kabane forman pirámides de cuerpos que sus compañeros utilizan a modo de rampas para superar las altas murallas de la estación.

Armada con un rifle de vapor con mira telescópica, Sakura destroza el corazón de uno de los "generales" wazatori antes de que las náuseas le hagan vomitar. Últimamente le cuesta retener en el estómago incluso la comida más ligera. No tiene nada que ver con los kabane, pero desde luego no ayudan con su espantoso hedor. Y no es sólo eso, sino que el flujo de la luna ha faltado a su cita mensual.

¡SAKURAAAAAAAAAAAAAA! - grita Izume. El kabane que estaba punto de abalanzarse sobre ella lanza un gemido cuando el disparo le entra por la espalda y hace reventar su corazón a través del pecho. Cuando cae su mano queda rozando la bota de Sakura. Izume llega a la carrera con el rifle aún humeante en las manos.

Aguanta, Sakura - la apremia - La Lady Lovibond está recargando munición y la Hoshijou está ya muy cerca. Sólo tenemos que resistir un poco más - Dispara contra otro kabane que ha superado la muralla y le hace caer al vacío. La rociada de sangre hace que Sakura vuelva a vomitar - ¿Te encuentras bien? - Le pregunta Izume...

Arisa se mantiene con una sonrisa formal, observando desde lejos a la feliz pareja y toda la escena. Aunque la sensación de peligro de Mibu ha desaparecido, al menos en parte, la psíquica no puede dejar de pensar en que algo terrible podría ocurrir en cualquier momento. Es en ese momento cuando la pequeña Sachiko se acerca a ella y le da la mano, permitiéndole ver más allá del momento actual... Hacia el futuro.

La joven entreabre la boca pero se mantiene en el sitio, en silencio. Estamos en un momento de paz... Y ellos dos se lo merecen ahora. Así que simplemente aprieta levemente la mano de Sachiko, frunciendo los labios y siguiendo como si nada hubiera pasado. Sin embargo, suelta un pequeño suspiro al escucharla.

- El futuro no es inamovible, Sachiko-chan. - ladea la cabeza hacia ella y sonríe, volviéndose entonces hacia los novios - Todos tenemos algo importante que proteger y es posible que Hinomoto nos necesite en más de un lugar a la vez...

Escucho las chanzas de Takeshi con mi mueca habitual y también riéndome mientras contemplaba a las chicas despedirse como si fuera el fin del mundo. Sin embargo la pregunta en petit comité que me hace, consigue que ponga un gesto más serio. Por suerte la mayoría está más centrada en el resto y no se nota mucho.

- Si encuentras una cura creo que recibiría bastante golpes de cierta llave inglesa como me atreviese a decir que no.- a pesar de mi intento de broma mi voz suena bastante seria.- Pero aunque no fuese el caso, estaría encantado. Confío en ti para saber que cuando me la ofrezcas no habrá ningún riesgo.- normalmente aunque hubiera riesgo también lo aceptaría pero ahora mismo empezaba a ver un futuro más allá de arreglar motores y tenía gente que no podía dejar atrás.

El recibimiento es formal, incluso austero en cierta forma, pero Isae está tan emocionada por completar su primer viaje con su propio tren que sólo tiene ojos para lo suyo. 

Reza ha sus antepasados y les agradece estar protegiéndola desde el otro lado del velo, agradeciendo también haber encontrado a una persona como Araki. 

Ellas dos se mantienen en un prudente segundo plano, admirando todo lo que les rodea y sintiéndose unas privilegiadas por poder compartir todo aquello. Si el Emperador supiera que una puta ha entrado en su Palacio.... Por un momento sonríe tontamente, ya no se despreciará a sí misma nunca más, por ahí empieza la degradación de una persona. 

Asiste a los esponsales de Tomohiro y Yûki, alegrándose por ellos y deseándoles felicidad y muchos hijos sanos y fuertes. 

Finalmente, a solas con Suzume, la escucha decir su promesa y asiente. - Algún día, quizás también estén permitidas las bodas entre dos mujeres... - le dice sonriendo a su compañera. 

Yûki aferrada a su mano, siguió con docilidad a la hermosa consejera del emperador. Mientras la preparaban para el enlace, fue consciente por primera vez, del cambio tan grande que había dado, no ya toda su vida, sino ella misma, en su interior. Esa muralla que había interpuesto entre su corazón y el mundo se había ido resquebrajando y desmoronando poco a poco, y todo gracias a él, a Sachiko, y a todos sus compañeros, que poco a poco se habían ido haciendo un hueco en su interior.

Cuando la guiaron hacía los jardines y lo vió allí, tan alto, tan guapo, esperandola... todo su cuerpo comenzó a temblar suavemente, como una flor de cerezo que está a punto de desprenderse de su rama. Estaba nerviosa ¿ella? No recordaba haberse puesto así nunca.

Menos mal que están a su lado su pequeña y Kaede-san para acompañarla hasta el lado de su amado.

- Mi... mi flor guerrera -

El rostro de la joven se demudó de pura dulzura al escuchar que la llamaba así mientras la ceremonia daba comienzo. El corazón le aleteaba en el pecho oyendo sus votos y cuando sacó aquel estuche y lo abrió... sus ojos se abrieron en demasía, mientras se llevaba una mano a la boca, permitiendo que ondeara la larga manga de su brillante kimono. Tuvo que hacer un inmenso esfuerzo de voluntad para no desmayarse allí mismo. Sus ojos se empañaron levemente mientras sus ojos se anclavaban a los de su inminente esposo

- Tomohiro-san... - musitó temiendo ahogarse por la emotividad que la embargaba - Yo... - sus manos rodearon las de él, que aún sostenía el estuche - No me siento merecedora de tanto honor... yo solo... - cerró la boca de golpe y alzó el rostro solo un momento para contener las lágrimas que comenzaban a desbordarse

- Te amo. Desde el primer momento que entré a trabajar para ti. No hay más. Te convertiste en el centro de mi vida y ya no puedo imaginarme no tenerte a mi lado. Tú eres el motor de mis pasos, la brisa que me impulsa a continuar aún cuando yo misma soy mi propia piedra en el camino, el filo que ha logrado cortar los lazos que ataban mi alma al pasado... Te debo todo... Incluso darme el tesoro de sentirme madre - sus ojos se desviaron levemente hacia la niña

- Yo también te prometo permanecer a tu lado lo que me quede de aliento, protegerte y amarte - con ésta última frase fue completando el rito, sintiendo que no podía haber mayor felicidad en su vida que en aquel momento. El viaje había finalizado, pero el más importante de todos, acababa de comenzar.

Asiento con calma a lo que me dice Hideo y luego sonrío de medio lado, aliviado de que haya aceptado mi ayuda.

-No te preocupes, te lo diré cuando el procedimiento sea seguro al 100%...- soy consciente de que eso ha sonado como si me preocupara por él (cosa que es cierto, pero tampoco quiero que se airee), y sonrío como sacándole hierro al asunto.- Porque si sigues en tu línea habitual de cagarla y la espichas la llave inglesa girará hacia mí, y no me hace especial ilusión.- Vuelvo a estrecharle la mano y le palmeo el hombro.- Cuidala, ¿Vale?. Y cuida de la hayajiro también. Creo que Kagura aún no sabe que existe un freno…

Observo respetuosamente la ceremonia. Apenas he dejado escapar una risita al ver al jefe tan nervioso, pero supongo que es lo habitual. Aunque eso no quita que sea divertido ver que no eres el único que el día de su boda parece a punto de huir o de sufrir un ataque.

La verdad es que voy a echar a esta gente de menos, y mi trabajo. Mi mente empieza a divagar sobre los muchos cambios que vamos a tener que afrontar en cuanto todo esto termine hasta que escucho unos ruiditos que empiezan a serme familiares. Por un momento me preocupo, pero al final sonrío. Es tan sensible que difícilmente iba a pasar sin llorar en las bodas. Se pone de puntillas para susurrarme algo, y le acaricio el cabello con cariño. 

-En cuanto podamos, lo más rápido que seamos capaces.- Comento con tranquilidad.-Nuestra próxima misión es muy importante, tenemos que dar lo mejor de nosotros para poder tener éxito, pero yo también los voy a añorar. No se lo digas a Hideo.- Le acaricio la mejilla y le sonrío de nuevo, la ceremonia ya ha terminado. Con suavidad le agarro la mano.- Venga, vamos a felicitar a los recién casados...

No me encuentro bien piensa mientras dispara de nuevo y trata de retener una nueva náusea.En los últimos días su reflejos no son lo que eran y su estómago difícilmente retiene nada de lo que come,especialmente a ciertas horas

Sus pensamientos quedan relegados a un segundo plano cuando aquel kabane está a punto de acabar con ella que tan sólo se le queda mirando sin capacidad de reacción.Por suerte su marido no se aleja de ella en ningún momento y le salva la vida una vez más.Sakura mira con asco la mano inerte que roza su bota pero cuando la sangre de otro muerto la baña no puede evitar agacharse con violencia y vomitar de nuevo sobre aquellos cadáveres que les rodean.Agitada y con lágrimas en los ojos se medio incorpora apoyándose en su amado esposo y mirándole a los ojos trata de sonreír sin mucho éxito

-"Estoy encinta,mi amor"-dice antes de emitir una nueva arcada que mancha las botas de Izume-"Joder,esto es una puta  mierda"-masculla sin su habitual agresividad y con el efecto de sus palabras menguado por las lágrimas que corren por sus mejillas y la risa que le entra al darse cuenta de que efectivamente lo que acaba de decir es real-"¡ESTOY EMBARAZADA!"-vuelve a gritar incorporándose y mirando a Izume expectante.Nunca han hablado de tener hijos pero la joven reza para que él quiera tener aquel que ya crece en su vientre