Partida Rol por web

Arisa estuvo muy decaída después de que Takeshi no correspondiera sus sentimientos. Sachiko y Toshiie intentaron consolarla hasta que se dieron cuenta de que debían dejarla tranquila para que pudiera poner en orden sus pensamientos y sentimientos. Ahora Toshiie está en otra mesa con los soldados de la Ryugujou, riendo e hinchándose la barriga y Sachiko está cuchicheando con Yûki. La petición de Tomohiro no la pilla de sorpresa, pues ella ya lo sabía. Resulta difícil decidir cómo sentirse al respecto, aunque tal vez sea lo mejor.

Mientras Arisa juega con su comida un pensamiento ajeno se cuela entre los suyos reclamando su atención. Al levantar la vista se encuentra con la atenta mirada de Yamato Ryushun. Su sonrisa ha perdido parte de su arrogancia y se ha vuelto más sincera. A través del vínculo telepático Arisa puede captar sus sentimientos turbulentos, causados en su mayor parte por ella pero no todos.

Me alegro de volver a verte, Arisa - le susurra con voz suave. Arisa se fija por un momento en su omisión de los honoríficos. Es una de las ventajas de la telepatía: permite a quienes hablan hacerlo más como ellos mismos - No he podido evitar fijarme que no estás participando en ninguna conversación ni casi en la comida ¿Te encuentras bien?...

Hideo escucha un respingo a su lado cuando Tomohiro le hace su propuesta a Tomoe. La mano de Kagura coge la suya bajo la mesa y la aprieta con fuerza - Por favor - le susurra en un tono tan bajo que incluso a él le cuesta escucharlo - Dime que aunque Fukui-sama decida quedarse en Mibu tú te quedarás en la Ryugujou... conmigo - No se atreve a mirarle a la cara, y su rostro está congestionado por el miedo y la timidez...

Sentadas en el otro extremo de la gran mesa, Isae y Suzume comparten la comida prestando atención a la conversación pero sin llegar a participar en ella. Terminados los aperitivos el capitán Saito se levanta de su asiento junto a Tomoe para ir a sentarse junto a ellas - Me alegra ver que seguís vivas. Lyashi-san, tengo una propuesta para ti. Fukui-sama tiene planes de reconstituir a los untenshu de Mibu y queremos que formes parte de ellos. Empezarías como conductora, pero con el tiempo llegarás a tener tu propia hayajiro ¿Qué me dices?...

A pesar de las posibles broncas por parte de Shimazu Kuma, Izume ha buscado todas las oportunidades para poder estar junto a Sakura desde que se prometieron. Ahora, sentado a la mesa de la señora de la estación junto a Sakura, Izume le coge de la mano sin importarle quién pueda estar mirando.

Quiero pedirte algo: que le pidamos juntos a Mogami-sama y Fukui-sama que nos permitan quedarnos en Mibu. Además ¿A cuál de los dos deberíamos pedirle que nos case? Porque no quiero esperar más...

En cuanto entramos en Mibu me acodo en la baranda de la Hayajiro, observando mi ciudad natal con una sonrisa al ver que la han recuperado. Casi suspiro de alivio, y mantengo un talante tranquilo ahora que ya me encuentro mejor. Camino con el resto de los oficiales hasta la comida, charlando tranquilamente con ellos ya que no he tenido mucho tiempo durante mi recuperación.

Durante la comida apenas presto atención más que a la conversación general. Me he sentado con Chihiro a un lado y Asano al otro, y ya he tenido bastante de batallitas por un tiempo. Un tiempo largo, espero. Sin embargo en cuanto oigo a Mogami-sama mencionar a un hijo cierro los ojos y suspiro.

-Joder. Y aquí vamos otra vez.- Comento entre dientes y en un tono de voz lo suficientemente bajo como para que sólo me oigan los que están sentados justo a mi lado, y que no se van a sorprender por nada de lo que diga. Levanto la cabeza para mirar a madre e incluso me encojo de hombros, no sé a qué viene esto.- A ver ahora cómo resulto damnificado...

Al escuchar la idea enarco las cejas con los ojos fijos en la mesa, pero luego miro a mi jefe y a mi madre varias veces en el espacio de unos cuantos segundos. Al final suspiro, empiezo a sentirme una especie de títere. Carraspeo.

-Pensaba que terminaría el viaje con el resto de mis compañeros y eso me gustaría hacer, pero será un honor para mí estudiar esas dos substancias hasta conseguir sacar el mejor partido posible de ambas. Siempre y cuando continúe trabajando para el jefe.- Comento con tono tranquilo y mesurado. Luego sonrío de medio lado.- No obstante, me gustaría pedirle a Mogami-sama que permitiera quedarse a Ueno-san conmigo para poder investigar juntos.- Miro a Chihiro un momento.- Si tú quieres quedarte, claro.- Vuelvo a mirar a Mogami-sama.- Llevamos años estudiando a los kabane, y no se me ocurre mejor persona con la que trabajar.- Sigo sonriendo de medio lado, ahora que no me duele nada estoy volviendo muy lentamente a mi antiguo yo, al que le importan un bledo los convencionalismos sociales.- Siempre podríamos volver aquí justo después de terminar la misión, quiero decir...- Miro a Hideo y a Chihiro y les guiño un ojo.- Dejamos esas cosas a buen resguardo aquí, nos callamos todos con lo que hemos encontrado, vamos y cumplimos la misión y luego Chihiro-san y yo nos volvemos a casa y nos dedicamos a investigar.- Miro a Mogami-sama y a mi madre y mi sonrisa se hace más amplia. Estoy rodeado de mi gente, de mi familia y amigos. Y si no lo digo ahora a saber cuándo voy a poder decirlo. Además ella me ha dado su consentimiento, así que no tengo nada que temer. Miro directamente a mi madre y le guiño un ojo.- Y antes me gustaría que...formalizásemos la situación. Cuanto antes mejor.- Sonrío de nuevo con tranquilidad, rezando para que a nadie le dé un ataque porque ella lo ha entendido, seguro.- Eso es lo que me gustaría hacer.

Era agradable comprobar que los sitios que habíamos ayudado volvían a prosperar, sinceramente daban un poco de sentido y valor al riesgo más haya de simplemente sentir que era lo justo. Sin embargo, por muy gran honor que fuera, el tener que ir a esas comidas en la mansión seguían sin ser de mi paladar, me notaba completamente fuera de lugar y si no fuese por la ilusión de Kagura por ellas y que la anfitriona no dejaba de ser la madre de Takeshi habría buscado alguna excusa para quedarme revisando los motores.

Pero allí me encontraba con "mis mejores galas" al lado del futuro señor de está ciudad, y por si fuera poco también era el centro de la conversación. La revelación de Tomohiro-dono me sorprende tanto como al resto, por un lado la posibilidad de una cura y ser capaz de formar una familia sin ningún miedo, más allá que el de cualquier persona claro está, era casi un sueño.  Aún así el apretón que noto en mi mano me hace volver al presente y girarme hacia Kagura a la cuál le susurro algo con cariño justo cuando veo que Takeshi me guiña un ojo y responde a la petición. Mi única respuesta es un encogimiento de hombros con mi típica mueca amistosa que dejaba claro mi opinión.- Ya era hora de que volvieras a ser el de siempre.

Por lo demás sin tener nada que realmente opinar sobre las grandes decisiones tomadas por los grandes señores me centro en la comida y mis amigos cercanos. Fuese cual fuese la misión la Ryugujou tendría un nuevo rumbo y alguien tenía que encargarse de que llegara a su destino... o que al menos no explotase demasiado por el camino.

- Por favor la única persona que podría hacerme abandonar la Ryugujou es la que me está pidiendo que me quede.- le susurró con dulzura acercándome a su tímido rostro mientras correspondo a su gesto apretando su mano.- Además si no voy contigo quién se va asegurar que los motores aguanten tu forma de conducir.

La psíquica apenas había hablado desde que llegaron a Mibu. La venda sobre sus ojos era claramente nueva, tan blanca que resaltaba con el aspecto alicaído de la joven. En la reunión tampoco parece haber cambiado mucho: Responde si le preguntan y parece comer lo justo para que otros no se sientan incómodos. Sólo levanta levemente la cabeza al escuchar los planes de Tomohiro y se gira hacia el noble, esperando su respuesta. Al menos no tendré que preocuparme por... 

La joven da un sutil respingo y vuelve a bajar la cabeza hacia su plato, todavía removiéndolo con los palillos. Poco tiene o quiere decir respecto a ello, así que simplemente asiente. Si es lo que quiere hacer, está bien...

- No​​​ es de buena educación hablar cuando otros no pueden escuchar... 

Aunque su mirada no se fija en él, está claro que se dirige a Ryushun. Tras unos instantes, suelta un pequeño suspiro en su mente.

- Lo siento... Yo también me alegro de verte, Ryushun. No estoy bien mal... - corrige, aunque en su mente sigue el eco de la verdad que intenta ocultar - No es que pueda hacer mucho más. Él ya tiene claro que se va a casar y no va a ser conmigo... Maldición. - la psíquica se muerde el labio al darse cuenta de que ha contado más de lo que debería sin querer - Estoy enamorada de él pero no puedo hacer nada más que dejarle ser feliz. Y aún así me duele que lo sea, sin mí. No sé qué hacer. Intento serenarme pero no puedo contra esto... Ryushun, ¿tú has sentido algo así? ¿Algo que te nuble tanto la mente que no te deja pensar o usar bien tus poderes?

Isae asiente conforme Suzume habla, pues lo que la mujer le responde es un sentimiento muy similar al suyo. Al principio odiaba a los Kabane, de algún modo algún los sigue odiando, pero desde que comprendió que eran personas enfermadas por un virus, por algo externo ideado por una mente malévola, no pudo si no sentir que tenía que hacer algo para curarlos. Esa dicotomía era el día a día de Isae, parte de sus múltiples yoes. Quizá por eso había desarrollado dos poderes opuestos entre sí, uno para matar, otro para curar. Recordó algo de una leyenda extranjera sobre dos lobos...pero pronto se le fue de la cabeza al escuchar las palabras de admiración de Suzume. Y pronto se le secó la boca al escuchar su confesión, su decisión. 

No dijo nada, simplemente se acercó a ella, la abrazó y mirándola a los ojos, la besó tierna y profundamente, mezclando su lengua con la de ella en un beso apasionado que acabó, al rato, con las dos jadeantes, sin ropa, tras un arrebato de pasión descontrolada que les hizo darse placer mutuo, que les hizo compartir un sentimiento profundo que las ató más allá de la amistad. Quedaron tumbadas sobre sus ropas, suficiente colchón para ambas en aquel momento, acariciándose la una a la otra y murmurándose palabras cariñosas al oído. 

Al poco se levantó desnuda para revisar rápidamente los controles y vio que estaban llegando a Mibu, allí a lo lejos. - Debemos vestirnos, pronto nos reclamarán. - 

La sonrisa que se dedicaron ambas fue suficiente. No necesitaban hablarse mucho, no desde ése momento. Juntas, permanecerían juntas sucediera lo que sucediera, y aunque aún no terminaba de reconocer el sentimiento, mariposas juguetonas le hormigueaban en el estómago, mientras la sonrisa tonta permanecía en su rostro al vestirse y comenzar el proceso de desaceleración. 

La recepción en la mansión fue esplendorosa. 

Isae no había podido evitar contemplar maravillada como habían reconstruido su ciudad en un tiempo record. La gente tenía algo raro, y al poco de observar se percató de lo que era. Sus miradas habían cambiado, ahora eran decididas, con un propósito claro en mente. Todos tenían su lugar y estaban dispuestos a colaborar en el plan general. Unos pocos entrenando allí, unas cuantas lavando ropa allá. Pero todos con la firmeza y el convencimiento pintados en el rostro. Aún tenía reticencias de encontrarse allí, pues nunca lo había considerado su hogar de verdad, pero era lo más parecido que tenía...aunque realmente ella donde se sentía como en casa, era en la locomotora de la Hayajiro. 

Con sus mejores galas abandonó con pesar la Hayajiro, llegando al salón del banquete y sentándose en un rincón de la mesa, lejos de los señores y de los principales ponentes. Allí comió y bebió, recuperando fuerzas y escuchando con atención lo que los demás decían, sonriendo con pericia a los cercanos a ella que le dedicaban algunas palabras y siempre haciendo hablar a los demás, más que hablar ella misma. 

Asistió sorprendida a la petición sobre Takeshi-san, y deseó participar en dicho estudio, pues ella estaba interesada en lo mismo, encontrar una cura. Pero pronto recibió una sorpresa cuando Saito-San se sentó a su lado y le reveló una cosa. 

Tras hablar con Saito-San, se la vio feliz y contenta, emocionada incluso. 

Isae sólo pudo asentir sorprendida ante la petición de ése hombre, el lobo de Mibu. - ¿Acaso me ha leído el pensamiento? - pensó - No idiota, eso es de suponer, pues has casi rogado por el puesto. Es lógico que ése sea el paso siguiente. - dijo otra voz en su cabeza, con un tono despectivo. 

- Gracias Saito-San. Suzume-San y yo estamos muy agradecidas por la oportunidad, y la aceptamos con honor.- 

Luego simplemente permaneció en su lugar, contenta y feliz. 

Sakura se siente tan feliz y tan aliviada de tener a Izume con ella que le importa una mierda quién les case siempre y cuando lo hagan de una puñetera vez para que aquel hombre sea por completo suyo y ella su mujer,pero las formas eran importantes para su hombre y ella lo sabía

-"Creo que debe casarnos Mogami-sama, mi amor.Aunque Fukue-sama sea el heredero de esto o algo así Mogami-sama es mayor que él.Sí,creo que debe ser él quien nos case"-responde antes de besarle apasionadamente

¿Araki? - Saito mira inquisitivamente a Suzume, que asiente con entusiasmo.

Así es, Saito-Tai-sa. Estaré encantada de custodiar la hayajiro a la que Fukui-sama asigne a Lyashi-san. Daré mi vida por protegerla si es necesario. Por favor, le ruego que consiga que me asignen a la misma hayajiro que ella.

Eso no supondrá ningún problema - responde Saito - Desde que reforzamos las defensas de la estación nos faltan tantos soldados de hayajiro como nos sobran en las murallas. Puesto que te has presentado voluntaria creo que incluso deberíamos darte el puesto de jefa de guardias ¿Qué te parece?

Suzume abre los ojos por la sorpresa pero termina por asentir - Le agradezco su confianza, Saito-Tai-sa. Lo haré lo mejor que pueda.

Bien, hablaré con Fukui-sama. Sería una muestra de cortesía que os despidiérais de Mogami-san - Saito se levanta y vuelve junto a su señora...

Un respingo escapa del pecho de Kagura, que baja la mirada al tiempo que su rostro se pone rojo como un tomate.

Idiota - susurra. Su mano aprieta la de Hideo bajo la mesa antes de soltarla - Me alegro. Gracias...

Un ramalazo de tristeza escapa de la mente de Ryushun hacia Arisa. Dada su maestría en la comunicación mental, Arisa no está segura de si es algo deliberado o sencillamente inevitable - Desde que puedo recordar siempre he podido leer los pensamientos de la gente. Escuchaba la verdad tras sus palabras y veía sus verdaderas intenciones ocultas tras rostros amables y sonrisas falsas. Me enseñé a no sentir, a esconder mi corazón tras una coraza de mentiras y determinación - sus labios se tuercen en una sonrisa amarga - El gesto que tuviste conmigo en Shinshu fue lo más sincero que he visto hacer a alguien en muchos años - la amargura de su rostro se alivia ligeramente - No puedo evitar que ames a ese hombre, pero si necesitas un hombro sobre el que llorar puedo prestarte el mío...

Saito vuelve de hablar con Isae para volver a sentarse junto a Tomoe. Al final de la mesa Sakura se lanza a bensar apasionadamente a Izume, que está sentado junto a ella, atrayendo algunas miradas divertidas y otras irritadas por la indiscreción. A la pareja no podría importarle menos. Tomohiro abre la boca para contestarle a Takeshi pero es interrumpido por Chihiro

¡Sí, quiero! - su exabrupto interrumpe incluso el beso entre Sakura e Izume. El rostro de Chihiro enrojece hasta el cuello - Esto... quiero decir... Que con el permiso de Mogami-sama sí que quiero permanecer junto a Tak... junto a Fukui-san y ayudarle en su investigación - inclina la cabeza hasta tocar la mesa con la frente - ¡Se lo ruego, Mogami-sama!

Cla... claro, Ueno-san - responde Tomohiro sorprendido por la vehemencia de la chica - Aunque seréis difíciles de reemplazar, eso seguro.

Tomoe compone una sonrisa zorruna en su pálido rostro - Tomohiro-dono, en el tiempo que tarde en tener preparado un laboratorio adecuado para ellos podrías llevártelos a un último viaje a la Kongoukaku. Una boda es un estupendo amuleto de suerte para empezar cualquier viaje y estoy segura de que para ellos será una magnífica luna de miel.

¿Lu... luna de miel? - pregunta Tomohiro. La mujer enarca las cejas como preguntando ¿De verdad no te has dado cuenta? hasta que él termina por comprender - Sí, por supuesto. Con la bendición de Tomoe-sama celebraremos el enlace.

Con su permiso, Mogami-sama - interviene Izume desde el fondo de la mesa - Si es posible, Sakura y yo queremos pedirle que también nos case.

¿Eh? - Tomohiro no cabe en sí del asombro - Claro, Kiyomi-san ¿Estáis seguros?

Completamente - responde él con rotundidad - Se lo ruego.

Tomoe lanza una risa divertida - Parece que todas las desgracias a las que habéis sobrevivido han servido para unir aún más a tu tripulación, Tomohiro-dono.

Ya veo...

Himura Kenshin

Varios días han pasado desde la llegada de la Ryugujou. Los daños que la hayajiro sufrió en Gunkanjima han sido reparados y se han reemplazado los vagones perdidos. La locomotora de la Eisenfaust ha sido incorporada como locomotora secundaria y su poderoso cañón ha sustituido al perdido cañón de vapor. Ahora, la Ryugujou está decorada con girnaldas y banderines. Los andenes están llenos de personas que acuden a ver las ceremonias de boda. Ataviado con sus mejores galas, Tomohiro observa con una enorme sonrisa a las parejas que tiene ante él: Takeshi con un kimono primorosamente bordado e Izume con un impecable uniforme de gala. Junto a ellos se encuentran Chihiro y Sakura, ambas ataviadas con sendos kimonos blancos que simbolizan sus muertes respecto a su vida anterior.

Entre los invitados más importantes se encuentran Tomoe Fukui, que no deja de mirar a Takeshi henchida de orgullo. La flanquean el capitán Hajime Saito y el noble Naraku Tadakatsu, quien ha decidido honrar a Takeshi entregándole una katana de hierro kabane como regalo de bodas. Shimazu Kuma está también ahí, mirando a Izume y Sakura con una sonrisa. Aunque gruñó un poco cuando ellos le anunciaron su intención de abandonar la Ryugujou finalmente acabó por despedirlos con su bendición. Por supuesto, Alma tampoco quería faltar y ha acudido rodeada por los tipulantes de la Lady Lovibond, que han resultado tanto o más vocingleros que los ciudadanos de Mibu y no han parado de lanzar vítores en su extraño idioma.

Al principio, Tomohiro recita con rigidez las palabras de la ceremonia, pidiendo bendiciones a los dioses para las parejas contrayentes. Se le nota algo artificioso, incómodo, hasta que decide dejar a un lado el aburrido discurso.

Hoy es un día de felicidad y celebración. Hemos ido al infierno y hemos vuelto más fuertes y sabios que antes. Y estas dos parejas que han decidido unirse en matrimonio son la mejor prueba de ello - aplausos - Escuchad todos sus votos antes de que las novias se despojen de sus mortajas (1)...

Kagura y Hideo observan la ceremonia desde la locomotora de la Ryugujou. La maquinista no ha dejado de suspirar embobada, comentando cada detalle del atuendo de los contrayentes.

Es precioso ¿Verdad? Chiho-chan está tan... radiante - mira a Hideo de reojo - ¿Has pensado en lo que harás cuando vuelvas a ser humano? Porque estoy convencida de que Takeshi-kun y Chiho-chan encontrarán la cura...

Isae no ha tenido noticias de Saito ni de Tomoe desde la recepción en el castillo, y para colmo de males Suzume ha escogido precisamente esta mañana para esfumarse. Korusu no ha dejado de incordiarla, burlándose de ella y de su miedo a que todo hubiera sido una broma de mal gusto. No encaja para nada con el Lobo de Mibu, pero no sería la primera vez que a Isae la han engañado para aprovecharse de ella o simplemente divertirse a su costa.

La ceremonia es preciosa, pero Isae apenas la escucha. Discutir con Korusu le está provocando un brutal dolor de cabeza y además se siente como en un limbo. Aunque con reticencia, Tomohiro le ha permitido abandonar la Ryugujou, pero a menos que Tomoe tenga de verdad una hayajiro para que ella la conduzca...

Una mano suave se entrelaza con la suya. Suzume le sonríe y le da un cálido beso en los labios - Enhorabuena, Lyashi. Eres la nueva conductora de la Hoshijou (1). Acabo de inspeccionarla y ¿adivinas qué? Es una hayajiro pesada de tipo militar. Nada de transportes ni pasajeros: conducirás una hayajiro diseñada para exterminar kabane y recuperar más ciudades para fortificarlas. Y no sólo eso: ya tenemos nuestra primera misión: escoltar a la Ryugujou hasta la Kongoukaku ¡Conoceremos al emperador! ¿Qué te parece?...