Partida Rol por web

Después de la ceremonia, Tomohiro busca a Yûki entre los asistentes. De la manga de su kimono saca una carta que lleva el sello imperial.

Yûki, lo he conseguido - dice mostrándole la carta - El mismísimo emperador ha accedido a casarnos cuando lleguemos a la Kongoukaku y también va a financiar a la Ryugujou mientras sigamos trabajando para él. La consejera del emperador añade que tiene un regalo muy especial para ti, aunque no tengo ni idea de qué puede ser - en un gesto impropio de él coge las manos de Yûki sin importarle quién está mirando y las besa con pasión - Estoy tan emocionado...

Estaban en un sitio suficientemente custodiado como para preocuparse de la seguridad de su querido Tomohiro. Estaba cerca, eso sin duda, y a la vista, pues otra cosa sería una enorme descortesia para la madre de Takeshi, pero permancia en un lateral aferrada a la manita de Sachiko. Parecía atenta a lo que allí se decía, hasta que la niña reclamó su atención. No había sido muy consciente de lo que serían ellas dos cuando por fin tuviera lugar el enlace, y aún en ese momento, le costaba todavía imaginarlo, pero aún así, esa sensación le calentaba el alma y le conmovia el corazón.

Fue entonces cuando la cogió en brazos, dejando que la pequeña la envolviese con sus bracitos mientras ella la estrechaba contra si para poder seguir susurrandole al oido sin que nadie más pudiera escucharla y no molestar a todos los presentes.

- ¿Crees que... estaremos bien? ¿Se acabará algún día esta pesadilla?...

- Claro que si cariño mio. Okaa-san se encargará de ello. No lo dudes ni un momento - besó su mejilla imprimiendo en ese gesto todo lo que sentía por aquella niña.

Yûki consiguió prestado un bonito kimono azul marino para la ocasión. Realmente estaba contenta por los dos enlaces y quería honrarlos. Debatiendo con Sachiko sobre como llevar el pelo, ya que ahora lo tenía demasiado corto, optaron por una sencilla flor que colocó la misma niña.

Su espada no podía faltar, pues aunque era un día de celebración, cualquier cosa podía suceder en aquellos tiempos. Cuando por fin terminó la ceremonia, la joven se aproximó a Takeshi y a la doctora para felicitarlos y luego a Izume y Sakura. A éstos últimos con especial cariño, aunque no se percibiera mucho en sus rasgos.

Cogió las manos de su ex-compañero y lo miró seriamente - Soy muy feliz por que hayas logrado encontrar a la mujer de tu vida - se giró hacia Sakura con vehemenica y le hizo una profunda y respetuosa reverencia

- Eres digna compañera de este grandullón, pero también de batalla. Gracias por ayudarme a proteger la hayajiro a pesar de que no tenías porque - una minima sonrisa asomó a sus labios.

Tomohiro logró sorprenderla con aquel intenso besó que disfrutó todo lo que pudo. De hecho, cuando él intento apartarse, ella le retuvo un poco más estrechándolo contra ella mientras alargaba ese beso que le sabía a gloria. Cuando lo liberó, una sonrisa sincera brillaba en sus labios.

- Es un todo un honor que ÉL quiera casarnos... pero es normal, Tomohiro-sama es un hombre sabio y fuerte y un líder valioso - sus manos acomodaban los pliegues del traje del noble con mimo - todavía no puedo creerme que sea tan afortunada de que me quieras a tu lado...como esposa - sus ojos titilaban felices mientras hablaba en quedos susurros, quizás sobrecogida por la emoción.

- ¿Qué crees que querrá regalarme Kaede-san? - preguntó con curiosidad recordando a la bella consejera, aunque realmente le daba igual. Ya tenía lo que quería de verdad. Una familia.

Los últimos días habían pasado veloces como el viento, entre reparaciones y preparaciones para una boda nadie había tenido realmente tiempo para descansar. Y aunque había intentado que me dejaran fuera de toda la parafernalia ahí estaba portando "mis mejores galas". Sinceramente ni eran mías ni las llevaba de manera cómoda, ya me costaba estar a gusto con los kimonos para las cenas con la nobleza para ahora algo que era claramente bastante más ostentoso. Al menos no era el que me casaba, no es que no quisiera formar una familia pero era algo que había abandonado desde que me había infectado. 

A pesar de todo eso estaba bastante sonriente, el día no era para menos y el ambiente era cuanto menos contagioso. Además Kagura no estaría vestida de novia pero cada pocos segundos me notaba mirándola a ella en vez de fijarme en la ceremonia. En una de esas noto como ella también me mira y cambia de tema consiguiendo que mi gesto cambie.

- Sinceramente hacía tiempo que había dejado atrás esa posibilidad.- miro un momento al cielo y luego bajo la mirada hacia ella.- Aunque últimamente algunas ideas han estado bailando por mi cabeza, quizás montar una familia. Lamentablemente mi sueldo no va dar para una boda tan grande como ésta...- sin decir nada más apoyo mi mano en su hombro y la acerco a mí mientras terminamos por contemplar los festejos.- Realmente es un buen sueño...

Arisa se estremece al notar la tristeza proveniente de Ryushun y por un momento, por su mente se cruza el pensamiento de querer ayudarle con ella, a pesar de no saber cómo ayudarse a sí misma. Sin embargo, esto se queda como un simple eco mientras escucha lo que tiene que decir el joven. Alza las cejas, todavía con la cabeza gacha y suelta un pequeño suspiro.

- Entonces supongo que no soy la única que... está pasando por esto. No sabía que había significado tanto para ti. Y supongo que él tampoco lo sabrá. - gira un momento su cabeza hacia Takeshi y después hacia Ryushun, pareciendo por un momento que sus ojos se fijan en él - Te lo agradezco. Y seguramente... Esté aquí más tiempo. Después de terminar la misión con la Ryugujou. Todavía no quiero volver a casa, no así. Y si siguen haciendo experimentos con el humo rojo, creo que lo mejor será que alguien aquí pueda curarles por si algo sale mal... Si a ti también te parece bien, claro. - una pequeña sonrisa se cuela en su mensaje mental, al tiempo que vuelve a prestar atención a su plato más lleno que vacío. 

Por un momento aprieta los palillos al escuchar lo de la boda y la luna de miel y suelta otro suspiro casi imperceptible. Sus últimos pensamientos se quedan en su mente, sin saber si todavía le llegan a Ryushun o no, pero sin importarle demasiado.

- Por lo menos tú tienes la suerte de que yo no me voy a casar en tus narices...

Aunque no parecía convencida del todo, Arisa no había podido encontrar muchos artesanos en la Mibu todavía en reconstrucción, así que se tuvo que apañar con un largo vestido azul claro con adornos florales que tenía guardado para ocasiones especiales. Llevaba el pelo recogido por un gran lazo del mismo color y cuyos extremos terminaba sirviendo también de venda sobre los ojos de la psíquica. 

En cuanto llega a la ceremonia, se queda cerca de Yûki y Sachiko, inquieta y sin saber muy bien dónde poner las manos. No es la primera vez que acude a una boda, pero sí la primera que tiene un significado realmente para ella. Se mantiene con la cabeza gacha y vigilando los alrededores, como si quisiera evitar ver la ceremonia en sí. Y aún así, cuando la ceremonia termina y Yûki va a felicitar a los novios, la joven esboza la mejor sonrisa que puede y hace una reverencia a ambas parejas, acercándose luego a la de Chihiro y Takeshi.

- Os deseo que seáis muy felices juntos y que cuidéis bien el uno del otro. Yo... - por un momento parece que va a decir algo, pero finalmente se corta y asiente, sonriendo y dirigiéndose a ambos - Sólo espero que Takeshi-san no termine metiéndose en demasiados problemas y Chihiro-san pueda hacerle más caso a él que a sus heridas. Pero estoy segura de que os irá muy bien.

Estoy esperando con tranquilidad a ver qué decide Mogami-sama acerca de mi petición y entonces veo a la parejita feliz demostrándose su afecto delante de todo el mundo. Suelto una corta risita justo antes de que Chihiro hable, que es cuando casi me ahogo intentando contener la carcajada que amenaza con salirme del pecho.

Como veo que es probable que le dé un síncope le apoyo la mano suavemente en la espalda. Se me escapa una sonrisa con su intento de explicación.

-Buena remontada, Ch...Ueno-san.- Le comento sin dejar de sonreír ni de acariciarle la espalda. Me inclino un poco hacia ella.- Me alegra que sigas pensando lo mismo...

Le sonrío a madre con un gesto muy similar al suyo propio, y vuelvo a reírme al escuchar la petición del capitán y al notar la confusión de Mogami-sama. Con calma hago una reverencia hacia madre y hacia Tomohiro.

-Muchas gracias. Eso sería perfecto... 

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Al llegar el día de la boda apenas soy capaz de fingir que no estoy nervioso. El primero en venir a verme durante el desayuno ha sido Takadatsu, que me ha pillado mirando fijamente el kimono que me han preparado y me ha regalado una preciosa katana. Se lo he agradecido, y tras dudar un par de segundos él mismo se ha ofrecido a ayudarme con el kimono de ceremonia y con la katana. Al parecer (para mi sorpresa) no hay problema en que lleve el pelo recogido en una coleta. Después de una larga conversación, algunos momentos de incredulidad y bastantes risas nerviosas por ambas partes le he pedido que me enseñe a usar la katana cuando regresemos a Mibu, a lo que ha aceptado. Somos muy distintos, pero al parecer a ambos nos interesa recuperar la amistad.

Todo eso me ayuda a relajarme un poco e intentar respirar como una persona normal, pero por mucho que finja apenas soy capaz de comer y si no llega a ser por las poco veladas amenazas de la Señora de Mibu probablemente me habría ido a a la biblioteca o a revisar la hayajiro, para ver si el tiempo pasaba más rápido.

Delante de Mogami-sama observo a mi familia y amigos, a la gente de Mibu. Escucho los vítores con una sonrisa trémula y sigo conversando con la gente que me rodea hasta que veo venir a Chihiro, momento en que se me escapa un sonoro ¨Uy¨que destila toda la emoción, la admiración y el nerviosismo que puede experimentar un hombre el día de su boda.

Mientras Mogami-sama empieza la ceremonia de forma disimulada agarro la mano de Chihiro y la aprieto con fuerza. Por alguna extraña tradición no la he podido ver hasta ahora, y eso me estaba poniendo de los nervios.

Escucho la palabra ¨votos¨y dirijo una mirada entre aterrada y furibunda a mi gente, especialmente a mi madre, mientras suelto el segundo ¨Uy¨de la jornada. Es la primera boda en la que estoy, ando a un paso muy pequeñito de un ataque de histeria y sabía que algo se me olvidaba. Los votos se me olvidaban. Y nadie se ha molestado en recordármelo. Vamos bien.

Respiro hondo y agarro las manos de mi novia, carraspeando con suavidad. Clavo mis ojos en los suyos yme centro en ella. Por primera vez en todo el día dejo de temblar.

-Ahora es el momento en que debo hacerte la promesa más importante de mi vida...- Empiezo con un tono de voz que indica que estoy no nervioso, lo siguiente. Como alguien use lo que está a punto de pasar aquí en mi contra voy a usar la katana...- Me comprometo a amarte, cuidarte y comprenderte cada día que estemos juntos. Lo cual no es difícil, porque eso lo prometen casi todos y tú eres perfecta.- Se me escapa con mi habitual desparpajo. Dirijo una mirada nerviosa a mi madre, consciente de que se me ha ido un poco el protocolo de las manos, y enrojezco. Vuelvo a mirar a Chihirio y le sonrío.- Pero quiero prometerte algo más.- Le aprieto las manos mientras respiro hondo y mi voz gana en seguridad. Y no tartamudeo. Gracias oh, todos los Dioses por permitirme estar muy ruborizado pero al menos no tartamudear.- Me comprometo a escuchar lo que tengas que decir, a tomar en cuenta tus puntos de vista, a tener buenas ideas para nuestra vida en común y a respetar tus gustos siempre que pueda.- Como preveo el inicio del llanto sujeto sus dos manos con una de las mías y (aunque sé que es una patada al protocolo) le aparicio la mejilla con la otra.- Me comprometo a abrazarte cuando las cosas se pongan difíciles, a estar ahí para enseñar a nuestros hijos, a compartir todas nuestras responsabilidades y a admitir cuando me equivoque para poder solucionarlo. Te prometo que intentaré hacerte feliz y acompañarte en tu camino, que estaré presente incluso cuando no puedas verme y que cada día intetaré encontrar una razón más para mantener viva nuestra relación.- Vuelvo a agarrarle las manos y se las aprieto con fuerza, mi voz totalmente audible en el silencio que se ha producido desde que he empezado a hablar. Creo que están todos alucinando, y no me puede importar menos.- Y que pase lo que pase siempre volveré a casa. Porque te amo, y estoy profundamente feliz y orgulloso de que hayas aceptado ser mi esposa.

 Por algún extraño milagro de la física logro no temblar cuando ella pronuncia sus votos, y luego espero respetuosamente a que la fanática de las bombas y el capitán hagan lo propio. Cuando por fin termina la ceremonia sigo agarrando la mano de la doctora mientras recibimos las felicitaciones. En el momento en que veo venir a Yûki y a Hime-sama con la chiquilla me inclino hacia el oído de Chihiro.

-Mis votos no han sido muy terribles,¿verdad?. Con la emoción de casarme contigo me olvidé totalmente que tenía que pensarlos...y nadie me dijo nada.- Sonrío a nuestras compañeras de aventuras, agradecido por sus buenos deseos. Mi sonrisa se vuelve algo más tierna al escuchar a Arisa.- Muchas gracias, Hime-sama. La verdad es que le he prometido que me lo tomaría con más calma, espero que esta vez pueda cumplir la promesa...

Isae se tomó su tiempo para poder reunirse con Tomohiro-Sama y expresarle su eterno agradecimiento, su gratitud, y su amistad para lo que quisiera, por darle la oportunidad de ser la Untenshu de su locomotora. Aquello había sido el paso definitivo que le había permitido salir del fango, y ahora parecía un pájaro con alas propias que emprendía el vuelo. También se las arregló para reunirse como Tomoe-sama y darle las gracias por confiar en ella y su habilidad. 

El tiempo fue pasando y los nervios y la cabeza de Isae iban y venían. A ratos tenían momentos de tranquilidad, pero otros era insufrible, escuchando a Korusu y devanándose los sesos pensando en que la habían abandonado, que se habían reído de ella una vez más, que Suzume le había dejado y largado... Tantas cosas pasaban por su cabeza, que no sabía cómo no se había vuelto loca aún, pero los dolores de cabeza estaban ahí, momento tras momento. Por suerte, Isae era una cabezota de tomo y lomo, una chica con una fuerza de voluntad tremenda, otro en su lugar ya hubiera sucumbido a sus instintos más bajos y hubiera acabado muy mal. 

Cuando Suzume le reveló la naturaleza de la Hayajiro, por un lado se sintió algo apesumbrada, pero por otro, feliz por poder acabar con aquella plaga. Los muertos, muertos estaban, y ya no valía la pena llorar por ellos. Sólo podían darles el final más rápido que pudieran e intentar que aquella plaga desapareciera de una vez por todas. - Hoshijou - pronunció, paladeando el nombre de su Hayajiro. - Me alegra saber que vamos a escoltarles. Con nosotras protegiéndoles, no tienen nada que temer. - afirmó con una sonrisa feroz. 

Entre ella y Suzume, eran una pareja temible. - Por cierto, felicidades por el puesto. Te lo mereces. - le dijo, regalándole un ramo de flores blancas y azules preciosas. 

Las bodas fueron preciosas, ambas. Tanto ellos como ellas estaban magníficos con sus mejores galas, e Isae hizo uso de todo su arsenal tanto físico como vivido para moverse como pez en el agua en aquel sitio, charlando y participando en la mayoría de conversaciones, haciendo contactos aquí y allí y conociendo a la gente poderosa que tenía mano para todo. Al fin y al cabo, ahora era una persona respetable, conductora de la primera Hayajiro de Mibu tras el conflicto y amiga de Tomohiro-Sama y Tomoe-Sama, por no hablar de compañera de aventuras de Takeshi-sama y todos los demás. 

Se acercó a las dos parejas, inclinándose con gracia y sensualidad ante ellos. - Me alegro mucho por vosotros. - dijo con sinceridad en su voz y una luz en su mirada divertida, sabiendo lo mal que lo había pasado Takeshi-sama. - Estoy segura que seréis muy felices y que vuestros hijos serán sanos y fuertes. Os deseo lo mejor. - una suave y profunda inclinación, mostrando respeto. 

- Ahora conduciré mi propia Hayajiro, la Hoshijou, que os seguirá y os protegerá durante el camino hasta la Kongoukaku, no debéis preocuparos más, estáis en buenas manos, amigos. - dijo orgullosa Isae. 

Hacía mucho tiempo que no podía llamar así a nadie, y que ellos la hubieran admitido dentro de sus amistades, era un gran honor y le aportaba mucha felicidad. Estaba dispuesta a hacer lo que hiciera falta para poder mantenerles como tales. 

Miró a Sakura y le guiñó un ojo. - Si quieres, puedo darte unos consejos...para la alcoba. - le susurró, tapándose la boca con una mano y sonriendo divertida. 

¡Ya... ya estás otra vez diciendo tonterías! - el dedo de Kagura golpetea sobre el pecho de Hideo - En el amor lo que importa es lo que tengas aquí dentro - mientras lo dice se va poniendo más y más colorada - Quiero decir... el dinero es importante, pero no lo es todo y... y... - de improviso se lanza a los brazos de Hideo y sus labios hacen presa sobre los de él, inundándole la boca con su lengua y la calidez de su aliento. Ha sido un beso mucho más atrevido que cualquiera que él le haya dado hasta ese momento y parece durar una eternidad hasta que ella se separa mirándole con los ojos llenos de felicidad - No estás tan... frío como yo me imaginaba. No vuelvas a decir esas tonterías ¿Vale?...

Llevará tiempo, pero esa herida cerrará - contesta Ryushun - Mientras tanto, sería para mí un placer que decidieras quedarte en Mibu. Eres de las pocas personas en la estación que no creen que pueda convertirte en mi esclava con un mero pensamiento - sus labios se distienden en una sonrisa mientras se sirve otra generosa ración - Y quizá puedas enseñarme cómo has desarrollado ese aura tan formidable...

Chihiro escucha las promesas de Takeshi con ojos henchidos de felicidad. Aunque consigue evitar que las lágrimas le estropeen el maquillaje, sí aprieta las manos de su amado con fuerza, como si temiera que fuera a soltarla y a salir corriendo de un momento a otro. Cuando él termina, Chihiro se queda mirándole como si todo el mundo hubiera desaparecido excepto él. El momento se alarga hasta que parece que Chihiro va a sucumbir a uno de sus ataques de timidez. Pero cuando finalmente habla su voz es cálida y firme.

Yo, Chihiro, descendiente de la familia Ueno, te acepto a ti, Takeshi de la familia Fukui, como mi esposo desde este momento hasta que el aliento abandone mi cuerpo. Ante ti y ante todos prometo serte siempre fiel de palabra, de actos y de corazón, pues nunca estaré completa si no es con tu amor - sus manos deshacen suavemente los lazos que mantienen cerrado su kimono blanco, dejando que éste se deslice suavemente hasta caer al suelo. Poco a poco va descubriendo el brillante kimono rojo de debajo, decorado con hermosas flores bordadas y perfumado con aromas de rosas y peonías.

Nunca más habré de utilizar el nombre de Ueno, pues ahora soy tanto tu familia como tu hogar. Quiero que seas feliz, quiero que rías mucho, compartir tus éxitos y aliviar tus decepciones. No sé exactamente lo que podré hacer para ti, pero siempre estaré a tu lado - por un momento baja la mirada, coge aire y exclama - ¡Soy Fukui Chihiro!

¡GOD BLESS YOU! - grita Alma antes de que todos irrumpan en aplausos. Tomohiro deja que la ovación prosiga hasta que Izume coge las manos de Sakura, haciendo gestos con las manos para apaciguar a la multitud y dejar hablar a la pareja.

Estaba muerto hasta el momento en que te conocí. Era un cadáver indefenso que pretendía estar vivo. Viviendo sin poder, sin la habilidad de cambiar mi curso, estaba destinado a una muerte lenta. Tú me sacaste de la oscuridad y me devolviste a la vida. Eres una compañera fiel y una guerrera valiente, y te amo. No importa qué línea del amor, qué momento sea o dónde esté. Siempre te amaré. Te lo diré una vez más: te amo. Sin importar qué nos tenga reservado el destino nunca olvidaré los lazos que han sido grabados en nuestras almas. Quiero estar siempre a tu lado, amarte, cuidarte y respetarte - saca su katana del cinto y sin desenvainarla se la ofrece a Sakura sosteniéndola con las dos manos - Te ofrezco todo aquello cuanto soy y cuanto tengo sin dudas, reservas ni secretos. Sí, puedes llamarme loco, porque amar a alguien no es un asunto de lógica ni de razón. Es algo que se hace libremente con el alma y el corazón y tú, Kinomoto Sakura, has conseguido que el mío te pertenezca incluso más allá de su último latido. Por eso te pido ante todos que seas mi esposa y recorras a mi lado este incierto camino que es la vida...

Yo también siento muchísima curiosidad - admite Tomohiro - Pero no tanta como lo que traerá la vida contigo y con Sachiko  a mi lado - De repente su rostro se vuelve todo colorado - ¿No querrías?... tal vez... darle un hermano... ¿Verdad?...

Intento contener una sonrisa cuando la veo tan alterada y sin embargo lo que no me espero es ese beso, por un momento todo alrededor desaparece y lo único que siento es a la maquinista entre mis brazos con los cuales estrecho contra mi. Rápidamente la sorpresa cambia a deseo y me dejo llevar por el momento respondiendo al beso con la misma pasión saboreando cada segundo y dejando que cualquier preocupación que quedase se derritiera sin más hasta que finalmente, renuentes, nos separamos pero sin apartar mi mirada de la suya.

- Puedo intentarlo, pero si siempre vas a reaccionar así va ser difícil conseguirlo.- le comento divertido y feliz antes de callar cualquier protesta que tuviera besándola otra vez.- ¿Te parece que nos acerquemos a felicitar a las parejas a pesar del protocolo? ¿O acaso este lado atrevido tuyo es algo exclusivo para mí?

Por primera vez en mucho tiempo la vergüenza asomó a los suaves pero determinantes rasgos de la joven. No por lo que conllevaba gestar un niño, eso estaba bien, era necesario para el cuerpo y el alma, si no por la idea de que él quisiera que ella llevara un hijo suyo. Era tan personal...tan importante....incluso más que casarse, pues soponia la responsabilidad de traer a este mundo horrible plagado de kabanes a una criatura indefensa. No sería como Sachiko seguramente, si no que su vida sería el doble de dificil de lo que había sido para una niña con poderes, sobre todo cuando los mismos humanos querían matarse entre si.

Por un momento no supo que responder, pero al final, una pequeña sonrisa asomó a sus labios antes de volver a besarlo.

- Claro que quiero mi amor - dijo cuando se apartó ligeramente - pero antes tendremos que desposarnos. Eso si... podemos empezar a practicar ya... - dijo con picardía mientras recogia sus manos en las de ella y tiraba con suavidad de él para que la siguiera a un lugar apartado

A pesar de la emoción que la embargaba y de lo incómoda que se sentía con aquellas ropas,Sakura pronunció sus votos con una sonrisa en la cara y con todo el amor que sentía por Izume reflejado en sus ojos.Las palabras del amor de su vida hicieron que sus ojos se humedecieran y su corazón latiese henchido de amor por él

-"Desde el mismo día que te vi me enamoré de ti y aunque luché en contra de ello,aunque tuve miedo a ser vulnerable y aunque los celos me cegaron en alguna ocasión finalmente descubrí que nuestro amor no me hacía más débil sino todo lo contrario:junto a ti me siento invencible y se que haya donde estemos jamás dejaremos de querernos.Siempre seré tuya,Izume-san"-pronuncia con voz firme a pesar de la emoción que todos podían ver en ella

Una vez finalizada la ceremonia Yûki se acercó a ellos y por primera vez ambas mujeres se sintieron hermanadas y no enemigas.Sin poderlo evitar Sakura la abrazó para susurrarle al oído

-"Espero que tú seas tan feliz como yo.Gracias por todo"-se separa de ella y le da la mano al ahora su marido antes de seguir recibiendo y agradeciendo las felicitaciones de todos los que se han convertido en parte importante de su vida.Mira con amor a su marido y sin apartarse de él se dispone a disfrutar de aquel maravilloso día

Espero que tengamos tiempo durante el viaje - Aunque Tomohiro está rojo como un tomate todavía tiene ánimos para guiñarle un ojo a su prometida - Venga, vamos a felicitar a los novios. Shimazu me ha dicho que Kiyomi y Kinomoto se marchan para probar suerte en la guardia de Mibu, así que podremos despedirnos de ellos. Después de la que armaron en Shimonoseki la verdad es que no lo considero una gran pérdida. Araki y Untenshu también se marchan. Fukui Tomoe me pagó generosamente por sus contratos y a partir de ahora tripularán otra hayajiro...

Idiota - vuelve a decir Kagura. Empieza a bajar por la escalerilla con habilidad a pesar del ceñido kimono de fiesta - ¡Venga, vamos, lento! - le dice riendo - Además también quiero enterarme de si son ciertos esos rumores sobre que a Araki-san y Lyashi-san les han concedido un puesto en una hayajiro de Mibu...

Concluida la ceremonia muchas son las personas que se acercan a felicitar a los recién casados. La primera es Fukui Tomoe, que decide ignorar todas las convenciones sociales para abrazar a su hijo y a su nuera y susurrarles algo al oído que hace que ambos enrojezcan.

El capitán de la guardia de Mibu, Hajime Saito, llega detrás de Tomoe para dedicarles un saludo mucho más formal a Izume y Sakura - Tenéis una semana para instalaros en Mibu - Izume ya ha conseguido que su familia le ceda una casa dentro de la estación y el capitán lo sabe. Es su manera particular de hacer un regalo de bodas - Después venid a verme al cuartel de la guardia en la muralla oeste. Os pondré a prueba en combate real contra los kabane, así que más vale que al menos esa mañana vengáis descansados.

Muchas gracias, Saito-Tai-sa - responde Izume inclinándose.

¡Chiho-chaaan! - Kagura se abalanza sobre Chihiro y la abraza con fuerza - No quiero que te vayas ¡Quédate en la Ryugujou, por favooooor!

Chihiro ríe por las atenciones de su amiga y mientras le devuelve el abrazo - No nos vamos para siempre. Sólo hasta que hayamos encontrado una cura para esta plaga y descubierto la manera de anular el humo rojo. No te preocupes, que volveremos a vernos.

Eso espero - mira con los ojos entornados a Takeshi - Y tú, más te vale que cuides bien de ella o te tiro a la caldera.

Qué violenta, Natori-chan - dice Suzume, que ha llegado acompañada de Isae - Enhorabuena a los cuatro - se inclina para las dos parejas - Espero que seáis todos muy felices.

No nos dejes en ascuas, Kotori-chan (1) - Suzume pone los ojos en blanco - ¿Qué va a pasar al final con vosotras dos?

Tenéis ante vosotros a la nueva conductora y la jefa de guardias de la Hoshijou (2) - señala a Isae y luego a sí misma - Cuya primera misión será escoltar a la Ryugujou de vuelta a la Kongoukaku.

¿En serio? - pregunta Kagura con los ojos desorbitados - Todo el mundo se marcha.

Nadie dice que no volveremos a encontrarnos - Tomohiro lleva en brazos a Sachiko, que se había escondido asustada por tanto barullo - Aún espero servirme de la profesionalidad de Fukui-san y Ueno-san durante un poco más - Su mirada se dirige hacia Izume y Sakura - Nos hemos conocido durante poco tiempo, pero ha sido suficiente para darme cuenta de la clase de soldado que sois. La guardia de Mibu es afortunada de teneros - Hace una reverencia hasta que el peso de Sachiko amenaza con desequilibrarlo - Muchas gracias por vuestros servicios.

Gracias a ti por habernos acogido, Mogami-sama - replica Izume devolviéndole la reverencia. Luego mira a Yûki - Hasta la vista, Koizumi-san.

Los últimos en llegar son Yamato Ryushun y Furuhashi Arisa - Si todas las celebraciones en la Ryugujou son así de alegres creo que me gustaría volver a viajar con vosotros.

Si quieres podemos llevarte a la Kongoukaku - responde Tomohiro. Ryushun niega con la cabeza.

No puedo. Por desgracia aún me queda trabajo pendiente en Mibu. Pero sí que tengo información importante de cara a tu reunión con el emperador. Espero que podamos hablar más tarde...