Partida Rol por web

Todo parecía estar lleno de humo y aún sonaba ese sonido de metal contra metal de forma contínua. Era algo brutal el sonido cuando, un último zarandeo hizo que los astartes, que se habían puesto de pie, calleran de nuevo al suelo. 

Todo ese lugar era un amasijo de carne, sangre, humo y luces intermintentes. Era una auténtica carnicería y todos los miembros de la tripulación que habían llegado a ese lugar yacían esparcidos por todo el suelo.

En el momento en que tanto Adenoriel como Muerte se preparaban para encaminarse hacia algún lugar, una runa apareció en los visores de la servoarmadura. En algún lugar de esa zona estaba el Capitán de Vigilia Polyos, y según el estado que mostraba la señal, de un color naranja oscuro, estaba malherido.

A medida que miraba a su alrededor, Muerte sintió algo de pesar. A su alrededor, todos los tripulantes del "Atardecer Argentéo" que habían conseguido llegar hasta la capilla, considerándola un lugar seguro, se hallaban esparcidos por toda la misma, literalmente hechos pedazos o aún peor. Sin duda, el atravesar la Disformidad había sido terrible para ellos. "Que el Emperador cuide de sus almas." Rezó en silencio antes de volver a caer al suelo, apretando los dientes por el dolor de sus heridas.

Sin embargo, el Escudo Negro no iba a dejar que algo tan nimio le detuviera, así que se limitó a ponerse en pie con gran esfuerzo, disponiéndose a moverse. En ese momento, una runa se iluminó en el visor de su casco, haciendo que le prestara atención... y abriera los ojos alarmado.

- Es el Hermano Polyos. Parece encontrarse malherido... - dijo mientras manipulaba los controles de su visor -. Creo... que tengo su localización. Deberíamos reunirnos con él, Hermanos.

   Sin duda alguna aquello era obra de fuerzas impías. Bolverk se acercó a sus hermanos de batalla con una espada sierra, en la diestra, desenvainada. Como todos, supuso, en su visor se marcó el estado del Capitán Polyos así como que se encontraba en algún lugar de aquel amasijo de carne y acero. Pero no sabían donde.

   El lobo espacial se despojó de su casco y comenzó a olfatear el aire. Había conocido al Capitán, sabía como olía. Esa mezcla de metal y pergamino antiguo. Bolverk olfateo y empezó a descartar. Olía a cadáveres, a sangre y a muerte. Arrugó la nariz, pues el olor de la podredumbre y del Enemigo estaba muy presente. Pero fue descartando y aislando olores para seguir solo el que le interesaba: El rastro de Polyos.

Adenoriel no tenía buen aspecto, pero lo disimuló casi a la perfección - El capitán de vigilia esta con vida, debemos encontrarlo hermanos - les dijo por el canal de escuadra a sus hermanos sin dejar de mirar a un lado y a otro. Aquello era una autentica masacre, y a pesar de permanecer estoico y firme, no pudo evitar que le vinieran amargos recuerdos del pasado y de los momentos más aciagos por los que su capitulo esta pasando. Detestaba la disformidad en toda su dimensión maldita, pero apartó esos pensamientos de su mente y se esforzó en buscar a su superior directo en aquella nave condenada al ostracismo. 

Salaphael se puso en pie como buenamente pudo, herido y agotado hasta el extremo por todo lo ocurrido. Sin embargo tenían razón, debían encontrar al capitán Polyos, y debían hacerlo pronto. Por suerte, el resto parecían haberle encontrado, así que el ángel sanguinario sólo tenía que seguir al resto del equipo para acabar dando con él. 

Los sensores mostraron el lugar donde estaba y el Kill-Team lo encontró con facilidad. Estaba bajo un montón de escombros y algunos trozos de cuerpos de la tripulación. Se apoyaba contra una pared de medio lado, estando en una posición que lo mostraba completamente inconsciente y con la armadura dañada.

Todos los miembros de la Escuadra estuvieron de acuerdo en que había que ir en busca del Capitán de Vigilia, haciéndolo con premura, a pesar de lo heridos y agotados que estaban. Pero ellos eran Marines Espaciales y podían con eso y mucho más.

No tardaron apenas en encontrar al Hermano Bibliotecario, pero desde luego no estaba en buenas condiciones. Para empezar, tuvieron que quitarle de encima una buena cantidad de escombros y, por desgracia, también restos de los tripulantes. Finalmente, apartaron todo y pudieron verle. No parecía lucir muy bien, más la gravedad de su estado debería ser determinada por el Hermano Salaphael.

- Te cubrimos, Hermano.- le dijo el Escudo Negro al Ángel Sangriento, dirigiendo su mirada hacia el pasillo.

Les llevó un buen rato llegar hasta el capitán Polyos, no tanto por la distancia, como por el esfuerzo de quitar todo lo que le había caído encima. Salaphael ayudó en lo que pudo, que no fue mucho, pues se encontraba al borde mismo de la extenuación. Y lo que había debajo no tenía buena pinta. El hermano Muerte se dispuso a cubrirle, y el Ángel Sangriento se agachó frente al capitán... Pero, cuando iba a empezar, negó con la cabeza.

-Hermanos... No puedo. Estoy demasiado agotado, si lo intento en este estado, puede que lo mate. 

Adenoriel no estaba tan destrozado como Salaphael, pero no estaba en buen estado tampoco. Su voz sonaba jadeante y su posición era algo encorvada - necesitamos descansar hermanos... nos han drenado la energía - dijo por radio perdiendo su vitalidad habitual en la voz y, finalmente, dejándose caer sobre una pared. Sin duda ese nivel de fatiga sería mortal para un humano, pero los marines podian soportarlo aunque no actuar bien

   Bolver siguió el rastro de Polyos, pero sus hermanos también lograron dar con el Capitán sin necesitar su ayuda. Maldijo por lo maltrecho que se encontraba y miró a su alrededor. Con cautela, se separó del Capitán para que el Hermano Salaphael procediera y no estorbarle.

   - ¿Puedes de algún modo estabilizarle? De cualquier modo, descansen un poco, Hermanos. - Dijo el lobo espacial, refiriéndose a Adenoriel y Salaphael. - Yo y el Hermano Muerte montaremos guardia. - Supuso que Muerte no necesitaba descansar, pues no había dicho nada al respecto.

El tiempo pasó como si fuera una eternidad. Después de tanto caos y tanto ruido, ese silencio se hacía muy denso, casi como si los engullera y no los dejara pasar. Habían pasado en esa nave, ¿cuanto tiempo? Cuando se hablaba de la disformidad no se podía saber nada en concreto; pero ahora sí la tenían más controlada.

El tiempo pasó muy lentamente, mientras el sacerdote sanguinario iba recuperando la normalidad. Sus miembros dejaron de temblar por el agotamiento, la respiración se normalizó y su fuerza y destreza volvieron a aparecer. Se inclinó sobre el hermano caído, y empezó a monitorizar sus constantes. Si el Emperador les sonreía, habría aguantado este tiempo y aún estaría a tiempo de salvarle. 

El Escudo Negro asintió cuando entre todos comentaron la posibilidad de descansar. Aunque él no estaba realmente agotado, sí que el dolor de sus heridas estaba siendo más que molesto. Asintió también al Lobo espacial y se puso en posición en uno de los lados del pasillo para poder vigilar, dejando que sus compañeros se tomaran un merecido descanso y sabiendo que su turno llegaría.

Al cabo de un ratito, el Ángel Sangriento pareció sentirse lo bastante bien como para intentar evaluar al Bibliotecario, por lo que Muerte se centró aún más en vigilar, por si acaso.

Adenoriel sintió como las energías volvían a su cuerpo, tanto ellas como su ánimo. La visión que la disformidad le había brindado a modo de recuerdo afectó al Tecnosacerdote, pero ahora no era tiempo.

Se levantó cuando se encontró bien del todo y se acercó a sus hermanos - tenemos que averiguar cual es nuestra situación y posición - pero necesitaba de las capacidades del Hermano Capitán de Vigilia y bibliotecario, solo él podría confirmarles que habían salido del espacio disforme.

   Despues de encontrar al Hermano Bibliotecario Polyos, Adenoriel y Salaphael se habían recuperado y Bolverk montó guardia. No ocurrió nada. Absolutamente nada. El silencio era roto por el ruido del ambiente, el chasquido de algunos cables o el chirrido de algo metálico, pero nada que rompiera la quietud de aquella escena. En cuanto Adenoriel habló de conocer su posición, Bolverk se puso el casco.

   Ya habían usado antes su equipo para cosas así, como encontrar al resto de hermanos de batalla. ¿Sería capaz de descargar o de hacerse con algún tipo de plano en su visor?

Salaphael hizo un diagnóstico rápido y pudo comprobar que el Capitán de Vigilia y Bibliotecario, el Hermano Polyos, estaba vivo; pero muy grave. Sus heridas eran casi mortales, por lo que su implante de la Membrana Sus'an se había activado, induciendo al astartes en el llamado "sueño rojo" para que su cuerpo pudiera curarse de forma apropiada. Salaphael tenía las aptitudes y conocimientos como para despertar al malherido astartes, el caso es que fuera recomendable.

- Estoy de acuerdo, Hermano Adenoriel - dijo el Escudo Negro con un suspiro -. Pero deberíamos primero ver qué sucede con el Hermano Capitán.

Y mientras decía eso, miró al Ángel Sangriento, esperando a saber cuál era su diagnóstico, aún con la espada en una de sus manos, por si algo les sorprendía de nuevo. Porque aunque ahora no parecía que hubieran ya tripulantes humanos a la vista, seguían estando en grave peligro.

Si Hermano - era obvio que tenía razón, por ello se quedó mirando a Salphael esperando el informe después del tratamiento que le había hecho el apotecario del kill team. Sin perder mucho el tiempo, Adenoriel buscó alguna consola que hubiera cerca para tratar de contactar con los sistemas de la nave y averiguar como estaba el crucero y la posición de la nave

El gesto del hermano Salaphael se fue volviendo más y más serio conforme el diagnóstico avanzaba. Por supuesto, con el casco puesto, el resto de marines no eran capaces de ver aquello, aunque el silencio del sacerdote sanguinario debía hacerles sospechar que algo no iba del todo bien. Finalmente, negó con la cabeza.

-Hermanos, lo siento. No creo que sea buena idea despertar al capitán Polyos. Su cuerpo está muy dañado, y la sagrada membrana Sus'an está cumpliendo su función. Si hago que emerja del sueño rojo en estos momentos, la gravedad de sus heridas podría llegar a matarlo. Necesita recuperarse más antes, para tener posibilidades de volver realmente a la vida. 

   La situación no podía ser peor. Parecía que los cuatro marines eran los únicos supervivientes. Pero las personas, los humanos, y el Capitán estaban vivos cuando llegaron a la Capilla. Luego Bolverk perdió la consciencia y un fuerte golpe le despertó. ¿Qué había ocurrido? El lobo espacial entendía que existían dos prioridades: Salvar y recuperar al Capitán de Vigilia y Bibliotecario, pues además de ser un superior podría ser un buen activo en la lucha contra el Enemigo; y saber qué ha pasado.

   - No podemos dejarle a su suerte. No dejaremos a nadie atrás. Podríamos dejarlo aquí e investigar la nave, aunque sería como si lo dejasemos a su suerte. Hermano Salaphael, ¿podríamos cargarlo con nosotros? Podemos encontrar algún tanque o soporte en esta nave que ayude a la recuperación del Hermano Capitán Polyos. - Hizo una pausa, barajando las opciones que tenían y que eran pocas. - Otra cosa que podemos hacer es dividirnos. Dos se quedan con el Hermano Capitán, y otros dos investigan la nave. Dos objetivos primordiales - Señaló con sus dedos. - El primero es saber qué ha pasado aquí y si en la nave hay más supervivientes. - Bolverk bajó uno de los dedos. - El segundo encontrar un modo de preservar al Hermano Capitán y curarle. ¿Qué me decís? ¿Hermano Adenoriel? - Preguntó directamente al Tecnomarine pues en las misiones y las situaciones anteriores su liderazgo había demostrado ser efectivo.