Partida Rol por web

Erikand y Kenvent descienden por la rampa ocultandose en la oscuridad de la caverna y se colocan tras la columna, ocultos de la vista de todos. Aldar y Swen permanecen en la parte alta de la rampa mientras contemplan el oscuro ritual de más abajo.

Cánticos en un idioma oscuro y horrible presagian que algo malo va a suceder en breve pero vosotros estais listos para actuar. Aldar tensa su arco y... la flecha se estrella contra la pared del fondo de la caverna, alertando a los presentes.

Erikand avanza con todo el sigilo qué pueda y una vez colocado, empieza a concentrarse. Tirará un paralizar al segundo enemigo. De esta manera tendrán más tiempo de encargarse del primero. Quizá incluso pueda paralizar a otro más.

Esperando que los broos no nos vean, agarro con fuerza el puño de la espada y espero con la espada pegada a la columna, con el escudo preparado y afilando el oído para saber cómo se desarrolla la acción y saber escoger el momento justo en el que atacar. ¡Orlanth, tú que te enfrentaste al Caos en tantas ocasiones, danos fuerzas! -pienso con los dientes apretados.

El chamán transmite la orden mentalmente al fantasma cuando sus compañeros están a punto de llegar.

- ¡Ahora, domínalo y dirígelo contra el brujo! -luego, mentalmente como un susurro, añade una frase- Pero no te arriesgues...

El fantasma se manifiesta tras el broo y con una mirada siniestra comienza a absorber su energía mientras con una espectral espada gira y gira dando etéreos tajos a su cuerpo.

Mientras el espíritu comienza su danza espiritual dedica sus esfuerzos a anular al que parece el líder. El temor por sus compañeros y por sus amigos -Gunhar está demasiado débil y puede ser incontrolable y Randan se puede ver en el centro de todo- le hace no concentrarse tanto como hubiera necesitado. El eco de la flecha perdida no acaba de ayudar. Casi no logra extraer la energía del anillo necesaria para propulsar su voluntad y, algo imperdonable, olvida usar el foco donde albergó el poder del espíritu que le proporcionó el conocimiento necesario. Cuando se da cuenta su voluntad se dispersa y se enfrenta a la de su oponente como una caricia en lugar de como el golpe que esperaba darle. Comienza a preparar una nueva intentona pero, mientras observa al escena, se comunica con Randan por si fuera necesaria su intervención.

- Si ves que va a atacar a Gunhar no esperes, atácalo.

La alarma salta para los broos que instantáneamente se hacen con sus armas y corren hacia la rampa de entrada. Uno de ellos saca su arco y se prepara para disparar sobre Aldar mientras que los otros seis del altar corren hacia la rampa para atacar cuerpo a cuerpo, topandose con Randan y el broo poseido por Gunhar; Los dos que logran evitar el combate siguen avanzando y se encuentran con Erikand y Kenvent, listos para el combate. Curiosamente, el líder broo no s emueve de su posición, y acelera el ritmo de sus cánticos.

Un poco decepcionado, pero no sorprendido, por la iniciativa de Randan -Swen nunca ha pretendido controlar férreamente a los espíritus de sus amigos- y viendo que el líder broo no parece darse por aludido el pequeño chamán ase con fuerza el cazador de sueños mientras extrae del anillo la parte de su espíritu que almacenó en él.

Esta vez la concentración si es más intensa y la fuerza de su espíritu se estampa como una flecha contra el del oficiante.

- ¡Duerme! -recita Swen- ¡Duerme! -suena imperativamente en la cabeza del broo-.

Oigo cómo los broos se acercan como si supieran que estamos tras la columna y comprendo que ya no les vamos a sorprender. Pero, ¡por los siete vientos que los mandaremos igualmente al Infierno! Hago una señal breve a Erikand y salgo del escondite trazando un arco con la espada y descargando toda mi fuerza contra el monstruo cornudo.

-¡Haaah!

Erikand sale con ganas y decidido a reducir el número de combatientes. Su primer intento empieza blandiendo con fuerza su nueva maza negra, pero el ataque le pasa a unos centímetros del monstruo. Erikand maldice para sus adentros, unas milésimas de segundos más tarde, y la aberración estaría en el suelo. De todos modos se prepara e intenta paralizarlo.

Aldar apunta con su arco al broo que se dispone a disparar sobre él y acierta con su flecha en el estómago de la bestia, que cae al suelo profiriendo un grito lastimero.

Aldar derriba con su flecha al broo arquero mientras Kenvent y Erikand chocan en un brutal combate cuerpo a cuerpo con sus rivales. La espada de Kenvent dibuja un arco ascendente y secciona el brazo derecho a su rival a la altura del codo. Erikand no tiene tanta suerte en su ataque, pero al menos sale ileso del encontronazo. Gunhar y Randan contienen a sus rivales y los dos broo restantes llegan al enfrentamiento.

En la parte superior de la rampa, Swen logra que su magia afecte al líder broo y éste cae al suelo completamente dormido.

Erikand suspira al ver que la faena se les acumula por su culpa. Intenta concentrarse en el segundo golpe, pero está demasiado preocupado por Kenvent y sus dos contrincantes y no acierta con su maza. Erikand da un paso hacia Kenvent, quizá pueda interponer su escudo en alguno de las acometidas de esos engendros si tiene algo de suerte y su enemigo no consigue acertarle.

-¡Por los rayos sagrados! -exclamo al verme tan rápidamente superado en número. No esperaba que pudieran llegar hasta aquí tan deprisa.

Doy unos pasos atrás y, sin dejar de mirar fijamente a mis adversarios, grito:

-¡Erikand, hacia la rampa!

Mi compañero está luchando, así que tendré que aguantar a los dos broos que vienen a por mí mientras espero que Erikand empiece a retroceder hacia la rampa para poder seguir combatiendo codo con codo en un punto más estrecho, donde los seres  caóticos no puedan atacarnos todos a la vez.

Trato de acertar al monstruo que se acerca por la derecha, pero me falla la concentración y la espada corta el aire cerca de su muslo izquierdo. Levanto el escudo para protegerme del ataque y confío en que la armadura de dragón blanco absorba el ataque del otro broo.

Sintiéndose aliviado por haber neutralizado al principal enemigo Swen dirige su atención a los guerreros broos que contienen Kenvent y Erikand.

- Aldar, ayuda a Randan, tus flechas no le harán ningún daño si no usas magia así que no tendrás que preocuparte por si la flecha se desvía.

Valora por un instante usar otra táctica con el broo de Kenvent, una táctica que economizara su fuerza vital, pero hay ya pocos enemigos y aún se encuentra pletórico. Agita el aire frente a él usando el cazador de sueños y recita nuevamente el vínculo con el espíritu del sueño.

- Duerme... -el cansancio se nota en el golpe espiritual, tendrá que volver a intentarlo-.

Aldar dispara dos veces contra el broo que lucha contra el espectro sin éxito.

En la parte superior de la rampa, Aldar y Swen tienen dificultades para ayudar a sus dos compañeros, que de pronto se ven abrumados por el enemigo. Randan está a punto de derrotar a su rival, pero el cuerpo poseído por Gunhar cae bajo los golpes de su oponente. Erikand no consigue golpear a su enemigo, pero sale ileso del asalto. Kenvent desvia la espada del primer broo, pero el segundo le lanza una fuerte estocada con su lanza que llega a clavarse en su pierna izquierda y que, de no ser por la formidable armadura de escamas le habría derribado al instante.

Swen evalúa rápidamente la situación. El broo poseido por Gunhar ha pasado a mejor vida y el fantasma está muy debilitado. Randan sigue con el broo que mató a "Gunhar". Sus compañeros de aventuras se ven rodeados.

- Sigue con ese, Aldar.

Lanza nuevamente el sueño con la esperanza de dormir al más lento de los oponentes que rodean a Kenvent y Erikand antes de que tengas oportunidad de atacarles. Luego sólo le queda tiempo para transmitir una orden a Randan.

- Deja a ese, ataca a los de Kenvent y Erikand.

Espera con esta táctica darles una ventaja contra sus oponentes mientras el broo que libera Randan consigue llegar a ellos.

-¡Graaaarrgh! -grito de dolor al sentir la fría punzada en el muslo que me causa la herrumbrosa lanza del broo. Con la rabia apenas contenida, empiezo a retroceder sin dar la espalda a los monstruos, vigilando por el rabillo del ojo que Erikand y yo nos mantengamos a la misma altura al retirarnos, y manteniendo el escudo en alto-. Erikand, ¡codo con codo! -le recuerdo con la mirada fija en mis oponentes, mientras subo la rampa.

Unas gotas de sangre roja y oscura se derraman por la falda de la armadura de escamas blancas y manchan el suelo.

Erikand escucha a Kenvent. Necesitamos retroceder, la rampa era la solución ideal, detendremos el avance de las criaturas y tendremos posición elevada.

Erikand afianza el escudo en su brazo. Si vamos a detener a esos engendros, será mejor que hagamos una buena defensa.

-Estoy contigo!- Dice mientras se retira al lado de Kenvent.

Aldar tensa su arco dispuesto a disparar sobre uno de los broos, pero en el momento en que la cuerda alcanza su máxima tensión, ésta se rompe con un ruido seco y la flecha se desvía tanto de su trayectoria, que atraviesa el brazo de Swen como si éste fuera de mantequilla, causandole una herida de consideración.

Erikand y Kenvent aguantan los ataques de sus cuatro rivales esperando que llegue la ayuda desde arriba, pero un grito proveniente de la garganta de Swen les hace presagiar que algo anda mal. Por un problema técnico en la cuerda del arco de Aldar, la flecha que debería haber abatido a un broo ha pasado a través del brazo de su compañero. El único punto positivo está en el espectro de Swen, que ha logrado derribar a su rival y en su magia, que ha dormido a otro de los broos.