Partida Rol por web

_Me parece bien, Onésimo. Lo que tú digas por mí está bien.

Aunque estoy tentado de robarle algo a este hombre solamente por amenazarnos así. ¡Si te quisiera robar, ni tú ni tus amigos se enterarían hasta que fuera tarde!

_Esa es una muy buena idea, Onésimo -dijo Beltrán y luego se giró al mercader-. Entendemos sus temores, pero como ve, solo queremos comer y ganarnos la vida honradamente. Verá que no se arrepentirá.

Dejó a Onésimo concluir la negociación y comenzó a mover las tablas, tal como le habían indicado. Que vieran que solo querían trabajar.

El comerciante miró a Onésimo con cara de duda. Se mesó la barbilla y se giró a donde estaban sus compañeros antes de continuar.

- Mira muchacho, me gusta la gente dispuesta. Y parece que vos y vuestro amigo lo sois. Compartiré con vosotros mis sobras. No es mucho, pero un poco de pan y este trozo de bacalao en salazón sí os daré. Aligerad con el trabajo y os daré igualmente esas monedas, que a comer invita la casa - bromeó con sorna.

No era gran cosa pero supo a gloria a los amigos, que en cuanto hubieron degustado el pescado empezaron con diligencia a preparar el carro. 

El recién encontrado patrón, sacó la bota de vino y se fue con sus compañeros a regar la garganta y contar chascarrillos, pues mientras él bebía y reía, sus compañeros estaban entregados a la faena. Al poco se acercaron los otros dos comerciantes.

- ¡Eh, muchachos! ¿Queréis ganaros otro maravedí por barba? Ahí hay dos carros que apertrechar y vosotros parecéis de fiar. Os hemos visto con el carro de nuestro amigo Garcés y nos parece que el negocio también nos interesa.

_Muchas gracias, señor -respondió Beltrán, quien ya estaba manos a la obra-. Y gracias de nuevo por la invitación. Está más que bueno -agradeció más tarde, en cuanto hubo probado la comida-.

Mientras transportaba tablas de un lado al otro, se preguntaba si realmente podría llevar un estilo de vida así, honrado, o sencillamente se estaba tomando un descanso tras los sucesos vividos recientemente.

Cuando llegaron los otros dos a ofrecerles un nuevo trabajo, se preocupó para que su rostro no reflejara su falta de entusiasmo. Podía no ser muy culto, pero el cálculo no era complicado. Antes les habían ofrecido dos maravedíes por un carro, y ahora les ofrecían dos maravedíes por dos carros. Algo no cerraba. Sin embargo no pensaba moverse de su postura de hacer lo que Onésimo considerara adecuado. Posó sus ojos en él, para escuchar la decisión que tomara.

El trabajo no nos asusta señores, pero por este carro nos han ofrecido 2 maravedís y un poco de comida, que por cierto está deliciosa. Quedaríamos un poco mal, con el primero que ha confiado en nosotros, si trabajáramos por menos, para hacer el doble de trabajo... Si un carro son 2 maravedís, no deberían de ser 4 para dos carros, en buena lid? No querrán que su amigo se sienta contrariado verdad?

Miren vuecencias el trabajo que hemos realizado. Que no es un trabajo difícil, pero hay que deslomarse, y bien que lo hemos hecho, agradecidos y raudos. Y ustedes pueden seguir platicando de sus quehaceres y negocios, que seguro les es más productivo.

Al fin y al cabo, no es más rico el que más tiene, si no el que menos necesita, pero para vivir se necesita un mínimo

Onésimo hablaba a los dos mercaderes que se acercaron, sin dejar de cargar los últimos bultos en el carro del primer comerciante.

Don Garcés, venga a darle un vistazo a la estiba, y de su conformidad con lo visto, si le es menester.

- Parece que los muchachos saben de cuentas, Damián - dijo con sorna uno de los comerciantes al otro-. Está bien, la jornada no se ha dado mal y nos merecemos un descanso. Terminad de empacar los carros y poned paja a las bestias. Sean dos monedas por barba.

Muchas gracias a vuestras mercedes. Al terminar lo encomendado, les avisaremos para que vengan a dar su visto bueno.

Has visto Beltrán? Es más duro, pero no hay que correr tanto después. La gracia está en hacerse una buena reputación y poco a poco ganar mas plata por tus servicios. Confío en que mañana nuestro trabajo lo conocerán media docena más de mercaderes.

Al terminar podremos ir a buscar un rincón donde dormir, si te parece bien... Salvo que tengas alguna ocurrencia interesante...

Beltrán agradeció a la vez junto a Onésimo, aunque no le había gustado la actitud de "veamos si hacen el trabajo por menos sin darse cuenta". Sin embargo realizó su labor sin chistar ni intentar obtener una "compensación extra", todo por respeto a su amigo, aunque ganas no le habían faltado. Ya cuando estuvieron solos habló con él.

_No, Onésimo. Sí creo que intentaron ver qué pasaba al ofrecernos menos que su amigo y al vernos en necesidad, y eso no se hace. Como sabrás, ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón. Pero no te preocupes, te seguiré la corriente así que sí, busquemos dónde dormir. ¿Y tu idea es ésta? ¿Hacernos una reputación haciendo este tipo de trabajos o tienes alguna otra cosa, también honrada, por supuesto, en mente?

A ver, por de pronto, intentar no tener que seguir huyendo, no me parece poco, y si nos saltamos la ley, que no digo que sea justa, es lo que deberemos hacer hasta que alguien tenga la fortuna de meter nuestros huesos en la cárcel o en una galera.

Es verdad que no está bien que la gente intente tomarte el pelo, pero con astucia le supe dar la vuelta, no?

Además, dime que te había hecho a ti mi patrón, a parte de ser un hombre rico, para que lo consideraras un ladrón a quien poder robar en justicia divina!!!

Recuerda que Jesús tuvo a dos ladrones a su vera cuando fue crucificado. Y a los dos les dijo que se arrepintieran de sus pecados, y solo uno le hizo caso.

De todos modos no tengo nada en mente. Mi futuro se esfumo al tener que marchar de la hacienda del patrón con el rabo entre las piernas. ahora toca rehacer la vida. Y siempre hay dos caminos, el fácil y el difícil. Mucho me temo que el difícil te va a costar mantenerlo, conociéndote como te conozco, truhan.

Estaba claro que Beltrán era su amigo, un amigo de la adolescencia, quizás de la infancia, aunque sus vidas, nunca les permitieron gozar de una infancia. Había que laborar para llevarse un chusco de pan a la boca. Pero no podría velar por el toda la vida. Cada cual toma la dirección del camino que quiere tomar, y como adultos debían de saber que eso acarrea consecuencias.

Por otro lado, la realidad es que los pobres, generalmente, siempre tenían las de perder, y ellos dos no eran ni siquiera pudientes, no digamos ya, hacendados o ricos. De nobleza se podría discutir, pues Onésimo siempre pensó que ser noble era algo del "corazón" y no de cuna. Había conocido a demasiados "nobles" hideputas, que se comportaban como verdaderos bandidos impunemente, por su condición.

_Efectivamente, has logrado darle la vuelta. Y tranquilo, que no necesito más discursos. Me he ganado los tres maravedís con el sudor de mi frente. Y ya te he dicho que te seguiré en lo que decidas. De modo que terminemos y busquemos dónde dormir.

Beltrán y Onésimo conversaban con la satisfacción del trabajo bien hecho y, sobre todo, de los tres maravedíes que tintineaban en el zurrón alegremente. Los comerciantes arrearon a las bestias una vez se acabó el vino y entre chanzas fueron marchándose buscando camino a otra población.

Empezaba a anochecer, la temperatura era agradable y no había más que una suave brisa. Las gentes del lugar se recogían y la plazuela iba quedando desierta.

Beltrán comenzó movimientos de estiramiento. Estaba acostumbrado al esfuerzo físico, no era una persona débil, pero no estaba acostumbrada a ese tipo de trabajo en específico. No sabía si iba a poder dormir en una cama o en el piso, mas donde fuera, mejor dormido con el cuerpo relajado y no dolorido.

_¿Has visto? Aquí me tienes, una persona completamente honesta luego de una extensa -remarcó esa palabra a propósito- jornada laboral. Te sigo, tanto si quieres descansar, como si gustas ir a dar buen uso a estos maravedís.

Deja deja, malgastar nos obligaría a tener que doblar el espinazo otra vez. Ser honestos no quiere decir ser tonto. Vayamos a buscar un lugar donde dormir. Si podemos gastar 1 maravedí que no sean dos, y mañana descansados ya buscaremos algo decente... Por lo menos hemos cenado.

Pasa que aquí no conozco a nadie. Igual ir a ver en el puesto del algüaciles, por si hace falta personal para la ciudad... Aunque no se donde encajarás tu mejor...

Oye podemos especializarnos en "asuntos ilícitos" pero por buenas causas. Jajaja, seguro que esos trabajos no los quiere nadie.

Y bromeando con su amigo, Onésimo empezó a andar hacia la posada, que no estaba lejos, por lo que le dijo Don Garcés...

Beltrán siguió las bromas de su amigo mientras iba junto a él en dirección a la posada.

Se dirigieron Onésimo y Beltrán a la posada próxima. En el tiempo que estuvieron en la plaza faenando pudieron observar entre el trajín de la gente que iba de retirada, algunos edificios principales del lugar.

Entraron a la posada con el cuerpo cansado pero el ánimo recuperado. Pasar una noche bajo techo, lejos de los misterios de la noche y las inclemencias del raso bien merecía la pena aunque el lugar no fuera ningún palacio. Uno cuantos barriles remendados y volteados hacían las veces de mesas altas donde unos parroquianos se apoyaban para departir sobre sus asuntos. A su lado, un mostrador separaba el salón de la cocina y al otro extrema había tres mesas, dos pequeñas y una más grande, donde podría sentarse quién quisiera degustar las viandas del lugar.

Atendían las mesas indistintamente un hombre y una mujer, aparentemente matrimonio o hermanos, quien sabe. De lozana apariencia, fornidos ambos y atareados con la cocina y el servicio, no bien hubieron entrado los aventureros, el hombre preguntó rápidamente.

- Buenas noches tengan sus mercedes. Siéntense en la mesa libre si gustan comer algo, o quédense ahí en un barril, lo que prefieran, en un momento estoy con ustedes.

El mesonero, un grandullón con cara de buena persona, iba apresurado aquí y allá, cuidando que no se quemara la carne de las brasas y que no les faltara el vino a los clientes.

Oye Beltrán, como ya hemos cenado, te parece que nos quedemos en la mesa  (la uno), pidamos dos pintas y preguntemos cuanto cuesta pasar la noche? Incluso igual el hombre sabe de algún trabajo interesante...

Ellos parecen atareados y solo son dos... Y mañana podemos pasar por el Cabildo a ver que se cuece o si hay algún bando con algo interesante.

Ehh que son solo ideas, y las tuyas también serán buenas... 

Beltrán agradeció con una sonrisa al hombre que se les había acercado. Tenía cara de bonachón, y si las apariencias no engañaban, una persona así no les estaría de más en esos momentos.

_Estoy de acuerdo, Onésimo. Incluso no solo este hombre. Estate con tus ojos y oídos atentos, que más allá de trabajos, tenemos que empezar a conocer qué pasa y cuáles son los movimientos en esta ciudad. Pero primero lo primero. Quien nos contrate puede preguntarnos cómo llegamos aquí. No podemos decir que escapamos de que nos corten el pellejo. Tenemos que tener una versión compartida de dónde venimos, qué hacíamos, etc. No tengo problema en que digamos que nos dedicábamos a la seguridad y tengo pasado de ladrón. Solo que quizás no convenga que se sepa que es un pasado tan cercano...

Bueno, mira, tu y yo podríamos habernos conocido en alguna cárcel de pueblo, o en una hacienda de trabajo de algún hidalgo con dineros. Yo trabajando como vigilante, y tu, digamos pagando tus hurtos menores.

Al paso de los meses, fuimos haciendo amistad y cuando ya cumpliste tu pena y fuiste liberado, prometí acompañarte para ayudarte a no volver al mal camino. Y bueno, vamos haciendo camino, ofreciendo nuestros saberes a quien quiere hacer un buen uso de ellos. Así nos ganamos la vida. Y si nos preguntan algo más, siempre podemos decir que nos dirigimos hacia el norte para tomar el viejo camino a Santiago, y al llegar a destino, darle las gracias al Santo por permitirnos llegar.

El tema del camino no es algo que se tenga que hacer en un tiempo determinado, no se si me entiendes, y así quedamos bien y no hace falta dar muchas mas explicaciones

_Estoy muy de acuerdo.

Tomaron asiento a la mesa y esperaron a que llegara Gregorio.

_Dos pintas, por favor. Y díganos, ¿cuánto cuesta a dos viajeros cansados pasar la noche aquí?