Partida Rol por web

La noche transcurrió sin incidencias reseñables para el par de aventureros. Algunas incomodidades, propias de un jergón humilde, eran sin embargo bien recibida para unos cuerpos cansados y unas mentes necesitadas de pausa y sueño.

Al despertar, los compañeros de habitación, sin duda gente madrugadora y tenaz, habían dejado su hueco entre las pajas y ni rastro de ellos quedaba. Onésimo, con acuciantes ganas de vaciar su vejiga se despertó el primero y con sus movimientos sacó del sueño a su compañero. Abajo olía a pan tostado y panceta.

Ehh Bertrán, que Maese Gregorio está cocinando y huele de maravilla... Y tenemos trabajo, venga que no queda nadie en la habitación...

Onésimo revisa sus escasas pertenencias y sale a cambiar el agua de las aceitunas que dicen por las tierras de Jaen.

Ruego al Santísimo que nos permita hallar alguna pronta evidencia para seguir el hilo y terminar nuestro trabajo.

Lo primero desayunar que con la tripa llena se trabaja mejor, luego pagamos y nos vamos para la casa a dejar nuestros bártulos, aunque si viven en las afueras quizás sea mejor primero pasar por la iglesia. Que teparece a ti lo mejor, no tengo idea...

La comodidad del lugar en comparación a las noches que habían pasado a la intemperie, le hicieron a Beltrán aún más dificultoso el despertar, y eso que había descansado mejor que en noches. Escuchaba palabras de Onésimo pero no se preocupó ni por responderlas hasta no haber desagotado. Recién en ese momento comenzaba su día.

_Entiendo que quieres quedarte a desayunar aquí. Me parece bien, pero luego debemos comer lo que Arsenio pueda darnos, que no podemos ya quedarnos sin monedas tan pronto. Y respecto a lo que dices, sí, deberíamos preguntar a Gregorio cómo llegar a lo de Arsenio y recién en ese momento organizarnos. Tenemos tres lugares para ir: a hablar con el párroco, con el molinero y a lo de Arsenio. Quizás también a lo de Don Alonso, pero por lo que Gregorio nos dijo no creo que sea de gran ayuda, y en todo caso no me gustaría ir con todas nuestras cosas encima. Y mejor evitar al alcalde. Así que vamos a desayunar y ahí le pedimos un a Gregorio que nos ayude a hacernos un mapa.

De acuerdo, comemos algo aquí, preguntamos a Gregorio para llegarnos donde Arsenio. dejamos nuestros bultos allí y preguntamos a que hora se come... para mirar de ser puntuales. Y desde casa de Arsenio, me imagino que lo más fácil sera ir a por el Molinero. Luego ya si ha caso nos acercamos a la iglesia, y al alcalde lo dejamos por ahora. A ver si encontramos alguna evidencia para presentarle y así tiene que aceptar los hechos.

Te parece bien compadre?

_Me parece bien. De todas formas sigo pensando que si para casa de Arsenio nos queda de paso algún lugar, que pasemos antes. Solo me interesa dejar las cosas antes de ir a lo de Don Alonso. Por eso sigo creyendo que durante el desayuno pidamos orientación a Gregorio para conocer cuál sería el mejor orden a seguir.

Ok, por mi bien. No me voy a deslomar por cargar mis bártulos un par de horas más, y bien es cierto que la  Iglesia la tenemos aquí cerca... Quizás lo mas inteligente sea lo que dices... ir de entrada a ésta y así una cosa hecha, en lugar de perder el tiempo en idas y venidas...

Bajaron los dos amigos al olor de la panceta y el pan tostado y allí estaba Gregorio casi como lo dejaron el día anterior. Atareado preparando las mesas, ocupándose del fuego y limpiando lo que hubiera menester entretanto. 

- Buenos días tengan sus mercedes - les saludó-. El desayuno está incluido, obsequio de la casa. 

Debía ir bien el negocio porque les puso por delante a cada uno un plato de loza con una hogaza de pan tostado y encima de él un trozo de panceta de cerdo.

- Si necesitan cualquier cosa me tienen por aquí.

_Pues sí que serán buenos, si comienzan así -respondió Beltrán, casi relamiéndose-. Buenos días también para ti. Escucha, sí te necesitamos para algo. Hoy queremos ir a casa de Arsenio, a la iglesia, al molino y quizás a lo de Don Alonso. ¿Podrías por favor indicarnos cómo llegar a estos lugares, o hacernos un simple plano que nos oriente?

Muchas gracias Maese Gregorio. desde luego solo buenas palabras saldrán de mi boca con respecto al trato de esta venta o posada, tanto del trato del personal, como de las viandas y las zonas de descanso.

Mmm. está delicioso, una felicitación para el o la cocinera.

Ahh, si es cierto... Lo que dice mi compañero... un simple dibujo que nos haga más llevadero el ir arriba y abajo, que igual es más lógico pasar por la iglesia que la tenemos aquí al lado antes que irnos al molino, si queda a las afueras o en dirección opuesta a casa de Arsenio, por ejemplo...

Hacía tantos días que no comían caliente que tanto la cena como el desayuno, y sobre todo el desayuno, pues ya habían descansado, le sabían a manjar de los ángeles. Degustaba cada uno delos bocados y hasta se lamía los dedos después de cada mordisco.

Disculpad mis toscos modales, pero no voy a dejar ni el "olor" en el plato, jajajaja

- Jo, jo, jo! - Rió ruidosamente Gregorio -, miren muchachos.

Y poniéndoles una mano en el hombro a cada uno los asomó a la puerta de la calle. 

- Desde aquí no tiene pérdida, pueden ir sin problema a todos los sitios que no se perderán. Ahí está la iglesia. Si tiran por el callejón de los curtidores llegarán a casa de don Alonso. Para el molino sigan por allá por el camino de las carretas, un poco más allá del pueblo lo encontrarán si buscan el río. Y Arsenio y Anselmo deben andar buscándose la vida por el camino del conde, pero si están en su casa hay que buscar por las corralas que hay detrás de la plaza pegadas a la muralla, cerca del camino de las carretas.

- Que tengan buen día muchachos, y ya conocen las tarifas, vuelvan cuando gusten.

Y cuando dejó a los jóvenes oriéntandose, se volvió a sus quehaceres para que las brasas llegaran a su punto y no se pasaran.

Veamos Beltrán, tal como yo lo veo, lo más fácil sería pasarse por la iglesia antes de que empiecen el oficio. Así no importunamos al padre.

Luego podríamos ir a dejar los bártulos a casa de los hermanos y de allí ir al molino.

A Don Alonso lo dejaría para el final, a ver si encontramos alguna evidencia que ayude a que piense que no son solo rumores y habladurías, ya que no le da mucha importancia a esas cosas...

Tras agradecer a Gregorio y asegurarle de que volvería a verles la cara por allí, Beltrán le respondió a Onésimo.

_Bueno, parece que estamos muy de acuerdo en ello. Y sí, vamos a la iglesia. Allí será mejor que hables tú, yo te imitaré. No me extrañaría que el sacerdote, por más bonachón que sea, tenga sus reservas si sabe que soy judío.

Beltrán Beltrán, que ambos sabemos que los de tu religión, bien que tenéis permiso de vuestros sacerdote4s o como los llaméis para "disimular" como sea conveniente sin por ello contraer pecado. Eso a Ojos de Dios no se como será considerado, pero aquí en la tierra es mas que suficiente para evitar problemas.

Si al entrar te santiguas a la cristiana, yo no creo que nadie diga nada. Y yo por mas que te miro no veo ningún detalle que delate tu religión...

Anda vamos camino del templo y con demostrar respeto, todos contentos. Eso si, dentro hay que descubrirse.

_Pero claro que me puedo santiguar o lo que sea, eso lo he visto, pero habla tú, que si se le ocurre querer orar por los desaparecidos o me invoca a un santo ya no sé qué hacer. Por las dudas a cualquier cosa que me diga le responderé "Amén".

Durante el camino al templo, Beltrán practicó un par de veces la señal de la cruz y respuestas de compromiso para ahorrarse meter la pata.

Beltrán y Onésimo llegaron sin problema frente a la Iglesia. De una planta, austera y sólo rematada por una humilde espadaña.

Era de mañana y aún no habían empezado los oficios, así que el párroco andurreaba por la nave central comprobando que los bancos de madera estaban bien alineados y permitían ser ocupados por cuantos más feligreses mejor.

_Adelante mi amigo, esto es todo tuyo.

Vamos, entremos, fuera el sombrero y al pisar el pasillo central y andar unos 5 pasos, nos paramos y me imitas los gestos de la cruz. Los haré despacio.

A los buenos días tenga usted padre, venimos a orar a Dios Todopoderoso y después me gustaría preguntarle por algunos sucesos que tienen alterada a cierta buena gente del lugar. Aunque si luego tiene oficio, si lo prefiere podemos cambiar el orden, para así no demorarle en sus importantes quehaceres parroquiales.

Somos dos amigos que viendo una oportunidad de ayudar al prójimo nos ofrecimos a investigar un par de cosillas que acontecieron esta zona, o eso dicen algunos... Mi nombre es Onésimo y mi amigo se llama Beltrán. Llegamos hambrientos y cansados, pero la buena disposición de algunos mercaderes y la gracia de algún vecino, nos permite disfrutar de un día más amparados por la gracia del Altísimo.

Beltrán refunfuñó en voz baja al escuchar las indicaciones de Onésimo. ¡Como si él no conociera los gestos de la cruz! Nadie que tuviera ojos podría no conocerlos, si habían personas que los hacían a cada rato. Mas no dijo nada, y muy obediente secundó a Onésimo en cada cosa que hacía, menos toda la palabrería al párroco. Sí le hice una pequeña reverencia inclinando el cuerpo hacia adelante cuando Onésimo dijo su nombre.