Partida Rol por web

Darek estaba en lo cierto. No era momento de sentimentalismos. Christian "El Escueto" estrechó su mano y le respondió:

- Tienes razón, Darek...

Se dirige a todos para continuar.

- Los Centinelas no tardarán en darnos caza si permanecemos quietos.

Después del abrazo con su hermano. Douglas hizo cara de desagrado ante el comentario de Darek pero no hizo comentarios al respecto.

La artista realizó un comentario mordaz que ayudó a suavizar el ambiente seguido de la verbalización de lo que todos pensábamos y eso bastó para que Douglas recuperase el habla. No en vano era había sido político... cuando se trata de hablar sin decir nada, él tenía muchos años de experiencia.

Los cinco minutos más largos de mi vida, sin duda - y después, tras el comentario de su hermano - No nos queda más remedio que esperar a que haga efecto... esperemos que aquellos que han decidido hacer frente a los centinelas sirvan para retrasarles el tiempo suficiente. Así, tal vez consigamos dar sentido a su sacrificio, aunque ellos nunca lleguen a saberlo

Anthony no estaba preocupado por éstos 5 minutos, la verdad es que se esperaba que el plan saliera mal y tuvieran que dejar a alguien atrás, cosa que tampoco es que le importara mucho, pero entonces el grandullón habló de algo, "El sacrificio de los que se han quedado atrás..." Tony solo pudo echarse a reír y miró a Douglas -Que noble por tu parte...- Dijo sonriendo, sabía de sobras que en una pelea perdería, pero no había cosa que odiara mas que la confianza en otra persona, al fin y al cabo... Confiar es lo que le metió a él aquí, en "La escuela".

-Los que se han quedado atrás no han decidido hacer frente a nadie, simplemente escogieron el camino equivocado, mala suerte... - Y continuó -Así que... No pienses que lo hacen por ti, cada uno salva su cuello, mejor que lo recuerdes-

El caos no se hizo esperar mientras Steve trataba de “no pensar” sentado en su cama, en lo que al parecer, no terminaría como un día cualquiera. Tras una detonación en el piso superior, la oportunidad de huir se hizo palpable, puertas abiertas, gritos, gente corriendo y disparos. Todo sucedía muy rápido, con lo cual… tras un par de carreras sin dirección sumidas en una fuerte confusion, Steve se ve envuelto en una agrupación causada por el azar. No presta atención a nada en concreto, ni a quien sigue, ni hacia donde va, ni tampoco por donde… tan solo avanza bajo las circunstancias con un grupo de desconocidos.

Poco despues, cuando se produce un pequeño parón, el tipo que se presentaba como… Doyle, quien para su suerte de todos los que le rodeaban en dicho momento, parecía tener algo mas que un plan… procede con una lectura de códigos.
- Privatizado, estupendo… selecto ciudadano al que destrozarle la vida – dice tras escuchar su nombre y etiqueta… aunque estaba mas claro que el agua, no podía terminar de creérselo. Desilza una de sus manos fuertemente por su cabeza, tratando de mantener algo de calma en un gesto que denotaba nervios… mientras con la otra, nota el apretón del chico… Oliver, a quien Douglas, el fornido hombre de barba le dirige un discursito de fuerza y esperanza – Eh, tranqui muchacho, nos largamos de aquí… – le dice señalando el disolvente con la mirada... en resumidas cuentas, no podía faltar mucho.

Después de tanto tiempo, parece que por fin la cosa se anima. Explosiones, carreras, gritos... Recuerdo festivales de música muy similares a esto. Sin tantos tiros, claro. O sí. 

Corro con otra serie de lo que de momento son extraños detrás del rubio ese que parece que sabe adónde va. Charlas, presentaciones y un poco de melodrama en la figura de una pelirroja histérica y un niño sin mamá. Tuerzo el gesto y me miro las uñas. La única que me parece interesante es Quinn: las dos intentamos lo mismo pero de distinta manera, y las dos hemos acabado aquí. 

Hay un reencuentro entre dos que creo que son hermanos, primos o lo que sea. Por fin me decido a hablar. 

-Eh, hola. Soy Ava. Me alegro mucho de que estéis pasándolo pirata, pero algunos queremos salir de esta mierda de sitio lo antes posible. Y si es con un cigarro en la boca mejor -añado, mirando a mi alrededor con esperanza-. 

Sabes, Anthony, parte de razón no te falta... Ellos no saben lo que hacen por nosotros, pero nosotros si lo sabemos y eso es lo que debería importarte.

Después, con desprecio en la voz añade repitiendo las palabras del ladrón:

Cada uno salva su cuello...

Supongo que no me harás ningún caso, pero yo que tú abandonaba ese cinismo y ese comportamiento de autosuficiencia y de que no debes mirar por nadie porque nadie va a mirar por ti. Piensa que gracias a que no pensamos todos como tú, ahora estás aquí. Seguramente a Doyle no le hubiese costado nada mandarnos a la mierda e intentar fugarse él solo o incluso con los indispensables para conseguirlo, pero ha decidido compartir con todos nosotros su plan. Y dime ¿crees que un ladrón de guante blanco con una total incompetencia para pensar en grupo le es indispensable para huir?

Da gracias de que él no sea tú, porque algo me dice que tú en su lugar hubieras intentado fugarte solo y seguramente creyendo así tener más probabilidades de éxito. Por eso te digo, déjate de ser un soplapollas. Mira a tu alrededor y cuenta. Somos 22 personas para una fuga. Si cada uno de los 22 solo piensa en salvar su cuello - digo con burla - estamos jodidos... Empieza a pensar que nuestra única posibilidad es trabajar juntos o empieza a correr en otra dirección si crees que solo tendrás más oportunidades.

Tomátelo como un aviso, porque no permitiré que por el ego herido de una único capullo, se ponga en peligro la vida del resto... y algo me dice que no estoy solo en ésto. - Busco algo de apoyo en los demás - ¡Miradnos bien! ¿Cuántos de vosotros en verdad creéis que ninguno de nosotros tiene más posibilidades en solitario?

Observo, todo lo que está sucediendo con perplejidad. ¡Resulta que no hay tanta buena gente como yo creía!  Incluso tenemos más de un tarado.

Quiero salir de aquí tanto como los demás pero ¿con todos ellos...? Pero, de momento, ni me lo planteo porque lo que está claro es que este tío y el que sabe como salir son imprescindibles, así que yo me subo a su carro ya mismo: Quizás uno solo, uno que sea realmente hábil, listo, rápido y con recursos pueda conseguirlo... o quizás no. Pero yo me quedo,  prefiero arriesgarme en un grupo que podría tener un eslabón débil a ser una oveja sola en medio de un bosque lleno de lobos.

Pongo los ojos en blanco. Es como un mal serial: situación de emergencia que lleva directamente a una explosión de testosterona. Y yo sin mi cigarro. Meneo la cabeza mientras miro al tal Douglas. 

Oye, de verdad, tanta charla está genial para una tarde de té, señoritas. Es maravilloso -resoplo-. Muy emotivo. Ahora ya todos sabemos, barbitas, que te preocupas mucho por todos los demás... aunque lo que hayas dicho sea, resumido, que te preocupas por nosotros porque así te salvarás más fácilmente. Y oye, que a mí me parece de puta madre y podéis contar conmigo, ayudaré en lo que pueda... Pero si lo que quieres es un aplauso, vas apañado. Así que dejad ya esta mierda de pelea, pegaros de verdad o directamente os las sacáis y las medís, que es de lo que va todo esto. 

Vuelvo a negar con la cabeza con una sonrisa socarrona y me voy a la periferia del grupo. Qué se le va a hacer: esto no es más que un corral, y en todo corral tiene que haber gallitos. 

Me encuentro un cigarro en el suelo, pisoteado y sucio. Me da igual. Por una vez, creo que voy a callarme a partir de ahora... Ayudará el tener la boca ocupada. 

Mierda. 

No tengo mechero. 

Todo le sonaba a absurdo, pero era cierto. La chica rubia tenía razón, habían jugado con ellos, sus mentes y sus cuerpos. "La escuela", menudo eufemismo. Estaba rodeado de gente dispar, entre ellos criminales, de los de verdad, o eso decía el tipo que se hacía llamar Doyle y que sabía bastantes cosas de ellos. Según parecía, los habían etiquetado.

Aunque ahora tocaba huir, y a Sampson no le importaba codearse con un asesino si con eso conseguían salir de allí para siempre. Colaboraría con el mismo demonio si tenía que hacerlo para escapar. Neal no era un criminal, no al mismo nivel que otros de los presentes... pero tampoco era un santurrón.

-Opino igual- dijo mirando a Aba- las presentaciones pueden darnos una idea de nuestras capacidades que puedan sernos útiles para escapar, pero alargarlas no servirá de mucho si nos siguen. La prioridad es escapar.

Desde que comenzó la fuga he permanecido en silencio. Estoy observando y estudiando a mis compañeros. Pienso:

- La mejor opción es mantenerme con este grupo. Considero que es mucho más seguro estar rodeado de más fugados, al menos por ahora... No me fío de ninguno de ellos, cualquiera puede ser un psicópata, pero entre todos podemos conseguir más. o me gusta nada que los nervios estén a flor de piel, esta gente no sabe mantener la calma bajo presión, parecen novatos. Sólo tenemos que esperar unos minutos, callados y preparados, y se ponen a discutir... No sé de quién fiarme, a quién acercarme más, las apariencias engañan. Por ahora voy a seguir intentando pasar desapercibido entre todos ellos y alejarme de los que parecen más agresivos.

David se llevó una mano a la frente, luchando contra el mareo que le producía el ruido y las luces repentinas. Todavía se sentía aturdido por los experimentos que se habían llevado a cabo con su mente, y le costaba pensar con claridad.

No obstante, poco a poco se iba recuperando y sintiéndose más despejado. Uno de los pocos recuerdos de los que estaba más o menos seguro de ser real, pues había oído a los científicos encargados de él hablar de ello, era de su pasado como militar, y su antigua mente de soldado de iba abriendo paso entre la confusión poco a poco.

- Cualquiera que haya estado en el ejército sabe que un grupo de personas unido tiene más posibilidades de sobrevivir que uno en el que cada cual se lo monta por su cuenta. Aquí nadie tiene ganas de estar con el resto, pero hasta que estemos fuera todos vamos a una.

Aunque fuese recuperando la lucidez, todavía le costaba interaccionar socialmente. Aturdido como estaba, encontraba la compañía de los demás molesta y no podía evitar resultar brusco. No obstante, por encima de todo estaba la supervivencia.

La cara de aquél tipo, Douglas, le resultaba familiar. ¿Serían recuerdos de su vida anterior al experimento? ¿Sería el fruto de algún proceso de inoculación de recuerdos falsos? Fuera como fuere, sin saber por qué, sentía ira hacia él. Pero no haría ni diría nada sin antes saber de dónde provenía esta ira, y si esta estaba fundamentada.

Kaileigh se desembarazó de la mano que la había hecho callar, ofendida por las miradas que le habían echado el resto de reclusos. Lo mismo había pasado cuando destapó la trama Jeferson. ¿Y que había pasado? ¡Que no solo era cierta! ¡Era peor! Podían mirarla mal si querían, pero ella sabía.

-¡Estáis ciegos! ¡Estáis todos ciegos! - exclamó

Empezaba a impacientarse. ¿Si tocaba la pared se quemaría?

- Venga, venga, venga

Incluso si morían todos, ella prefería morir en la calle que en aquel antro. Doyle era malvado, lo sabía, pero no quería que volvieran a inyectarle nada nunca más en la vida. Ni que la ataran a una camilla, ni que la obligaran a hacer ejercicios estúpidos.

Nerviosa, Kayleigh dió una patada a la pared,intentando que se derrumbara.

-¡Augh!- Chilló agarrándose el zueco de hospital. Se había hecho daño.

Maggie estaba tumbada mirando el techo de su celda cuando ocurrió todo. Al abrirse las puertas y ver a la gente salir, supo que era el momento que llevaba tanto tiempo esperando. Todo era un caos, gente corriendo por todas partes. Algunos mayores no podían valerse por sí solos y Maggie optó por intentar ayudarlos, pero sabía que eso podía conducirla al fin. Fue ver a aquel niño lo que la incitó a seguirle. Inmediatamente después se percató de que había otros con él siguiendo a quien parecía saber lo que hacía. Maggie entonces no lo dudó y por mucho que le doliera dejar a gente que había pasado lo mismo que ella atrás, decidió mirar hacia adelante y seguir a aquel grupo. 

Ya parados, observaba todo con atención, pero prefería seguir pasando desapercibida, como parecía hacer también el señor cuarentón que no había dicho nada todavía. Sentía desconfianza, pero los comentarios de Ava le hacían gracia y no podía evitar reflejar cierta sonrisa, algo que le hacía sentir bien (¿hacía cuánto no sonreía?), pero inmediatamente recordaba que esto no había hecho más que empezar...

Todavía se estaba preguntando si era buena idea sumarse a ese grupo, pero el hecho de que algunos le resultaran familiares y que uno de ellos parecía saber lo que hacía, la inclinó a sumarse al carro. Tampoco podía evitar sentir compasión por aquel niño, como si Maggie quisiese asegurarse de que estuviese en buenas manos. 

No sabía muy bien qué decir y tímidamente se limitó a presentarse en un momento de silencio que aprovechó, sin venir mucho a cuento: Bueno... chicos... viendo que todos os presentáis... yo soy Maggie. No obstante, no sabía si contar algo más sobre ella, pues todavía ese grupo no se había ganado su confianza. De hecho sabía que muy pocos acabarían ganándosela hasta el punto de que Maggie pudiera hablar de sí misma o de su vida, algo que lleva años sin hacer, pues eso sólo le ha traído problemas...

Recuperando el aliento después del escape, y todavía jadeando, Sean se acerca a Kayleigh y le pone una mano amistosa en el hombro mientras intenta cambiar una mueca de cansancio y sorpresa en una sonrisa paternal.

Hey, no te preocupes. Ya veremos qué sale de todo esto... mientras tanto, no podemos hacer mucho más que esperar salir de esta mierda.

Por alguna razón, sólo podía pensar en Cat y Lizzie, su esposa e hija... y al ver a tanta gente desesperada y perdiendo el control, debía ser él quien pusiera un poco de orden. Todo iba a estar bien: pasó de estar en una situación sin salida a una en donde podría buscar alguna salida.

Gracias, Douglas. Parece que sabes muchas cosas... cuando nos alejemos un poco me gustaría que pudieras responder algunas preguntas. Creo que todos necesitamos algo de tranquilidad mental.

Reconociendo las miradas preocupadas (e incluso hostiles) de algunos compañeros de fuga, prosigue

Buen trabajo chicos... tratemos de no sacarnos los ojos mientras aún estamos en medio de este lío. Mi nombre es Sean... y soy sólo un camionero. Al menos lo era antes de toda esta mierda.

Mientras se le corta la voz, intenta revisar las municiones del arma que robó, esperando que nadie se de cuenta de cómo le tiemblan las manos...

 Oliver tía de la mano de su compañero alarmado por los gritos de la pelirroja, el pequeño nota que le falta el aire con cada grito de la muchacha 

-Nos descubrirán si ella sigue gritando, por favor no quiero volver,no quiero volver,corramos

Tras el aturdimiento de la explosión no lo dudó: Salió corriendo, primero sin rumbo, pero por fortuna se topó con Doyle. Le conocía bien, era, como ella, uno de los “Recolocados”. Conocía la existencia del túnel de escape y no dudó en señalárselo a aquellos dos hombres que iban abriendo el paso del grupo que se iba formando. Sabía que solos, ninguno de ellos (de nosotros), conseguirían escapar.

Los 5 minutos de espera por los explosivos se hacían eternos. Entre todas las presentaciones terminó por decir: Soy la Doctora Chastain, si mis intuiciones no fallan las sustancias que nos están inyectando son los sueros con los que experimentaba. Sin duda han provocado cambios físicos en nosotros… Probablemente ahora seamos más fuertes, tengamos más memoria y unas funciones cognitivas más desarrolladas que las que tuviéramos antes.  Eso es lo que ocurría en los ratones… y yo lo vengo notando en mí desde hace tiempo… Sin embargo, los fármacos no han sido probados en humanos y no sé qué podría sucedernos a más largo plazo. En algunos casos muy excepcionales de ratones se habían dado mutaciones extrañas, inesperadas… Algo increíble!!. Uno de los ratones ¡¡Desapareció de su jaula sin más!! (gritó, con gran preocupación, como tratando de hacer ver a ese grupo de personas la trascendencia de los hechos). No sé lo que puede pasar con nosotros. ¡¡Era necesaria más investigación!! (grito lamentándose)… pero no me hicieron caso...

Creo sinceramente que es importante que ahora estemos unidos. Cada uno tiene cualidades que sin duda el fármaco ha potenciado. Y todos podemos ayudarnos… Cuando salgamos, que cada uno siga con su vida como mejor le parezca…
 

Maggie se acerca a Oliver para tranquilizarle:

- Tranquilo chaval, no estás solo... Saldremos de ésta... (intentando disimular sus dudas) ¿Cuánto falta? (dirigiéndose al resto)

Anthony sonrió ante el comentario de Douglas... Bueno, mas bien ante el discruso de naciones unidas que acababa de pronunciar -Parece que no todos están de acuerdo contigo... ¿Ves? Cada uno piensa en si mismo y te aconsejaría hacer éso si no quieres acabar muriendo aquí abajo por salvar a algún desconocido... Tu verás- Dijo ésto último separándose de él y sonriendo con ambas manos alzadas.

Cuando el resto de la gente empezó a hablar, Tony solo podía hacer una cosa... Esperar, esperar y observar a las reacciones de todos ellos, sin duda los fuertes se harían notar, aquellos de los que es mas fácil aprovecharse para salir de ésta situación, los débiles... Bueno, serían una buena distracción para los guardias, fue entonces cuando la loca y el niño volvieron a abrir la boca... una para alterar al mundo entero y el otro para poner serenidad, sin duda el chaval parecía saber mas de lo que hablaba... Miró a Maggie que estaba con él y a los demás -El crío tiene razón, si de verdad queréis escapar todos juntos... Mejor que la calléis- 

Cuando habló la doctora, Anthony calló, ahí no tenía nada que decir... pues realmente se notaba distinto desde el momento de la fuga, mas... ágil, más hiperactivo y con capacidades muy desarrolladas, al menos para alguien de su edad. Se miró las manos y volvió a mirarla a ella... "Sabe mas de lo que habla..." Pensó.

Esa tal Maggie me ha mirado fijamente. ¿Sabrá quién soy? pienso cuando ella posa su mirada sobre mí. Creo que sabe algo de mí, o que comprende mi silencio. Se ha presentado tímidamente... todos lo hacen, y empiezo a llamar la atención por no hacerlo yo, parece que esperan que lo diga:

- Yo soy Harvey. - digo tímidamente y omitiendo el Dr. conscientemente.

En estas circunstancias estos tipos pueden ser capaces de cualquier cosa por un poco de información. La Dra. Chastain se está señalando demasiado diciendo que sabe lo que nos han hecho.

Miro a la Dra. Chastain fijamente y le hago un gesto disimulado con la ceja para que se calle. La recuerdo de una de sus ponencias durante un congreso sobre ingeniería celular en el Instituto de Ciencias Avanzadas de Pasadena.

A ver si de una vez hacen que esa chica, Kayleigh, se calle...

 Kayleigh se quedó inmóvil cuando Sean le tocó el hombro. Hacía mucho tiempo que no se mostraban humanos con ella. Se sintió rara y le tembló el labio.

-Yo... yo...

Se echó a llorar en silencio, y comenzó a abrazarse a si misma y a mecerse.

-Sácanos de aquí, por favor.- le murmuró a Sean.