Los vampiros llegan al aeropuerto abandonado donde salieron al principio, parecía que por fin podrían salir del lugar. Ahí se encontraba el avión con el que había salido y claro está, el piloto que los había llevado, aunque cuando habían despertado en su llegada este no se encontraba allí.
Eché un rápido vistazo alrededor y me dirigí a subir al avión para buscar un buen sitio donde descansar durante el viaje.
Miré a mis compañeros y pensé en lo que ocurriría a nuestra llegada... ¿cómo de descontento estaría Caín? No era un pensamiento nada halagüeño.
- Veamos que nos depara el futuro. - pienso mientras dejo que pase uno a uno el resto de mis compañeros.
Por una vez me mantuve silenciosa sin decir absolutamente nada mientras subia al avión.
Los vampiros emprendieron el viaje hacia Madrid, por fin habían abandonado esa ciudad, sin saber que iba a suceder, y sin saber si tendría alguna relevancia en el futuro.
Tras varias horas de viaje, las cuales los vampiros pasaron durmiendo plácidamente, por fin llegaron a su destino. Volvían a estar en Madrid.
Bueno, ya que muchos están un poco out, o pasan de escribir continuare.
Estás muy callado...
Lógico, en cuanto vayamos al castillo de Caín moriremos, no tengo demasiadas ganas de hablar ahora…
Pero se te podía ocurrir alguna forma de librarnos.
No va a ser posible, para mi seguro que no hay salvación, tu igual tienes suerte si juegas bien tus cartas, pero no lo veo probable…
Vaya, suponía que tendrías más ganas de vivir y de ver a esa niña muerta.
Me desperecé y salí de la caja donde había dormido todo el viaje. Eché un vistazo a mi alrededor y volví a asumir la apariencia del tipo normal al que mis compañeros reconocían como Tom Rembrandt.
Mientras todos se levantaban inspeccioné los alrededores sin alejarme mucho del avión...
En todo el viaje no pude pegar ojo, estaba completamente ensimismada en mis coas y no dscanse nada en absoluto seguramente tendira un aspecto horrible y mis fuerzas eran escasas y cada vez menos, pero aun no podia dormir tenia que saber que sucederia y hablar con el.
El viaje se había producido sin contratiempos, cosa que ciertamente agradezco.
Una vez bajamos del avión digo.
- Deberíamos ponernos en movimiento. A nuestro empleador no le gusta que le hagan esperar.
-Y dudo que le guste que lo llames "empleador"
- Llámalo como te dé la gana. - respondo a Locke. Nunca se sabe quién estará escuchando.
- Ya empieza a tocarme las narices. - pienso. Si sigue así tal vez no llegue a ver a Caín
Acheron se desperezó y movió su cuello en todos los ángulos posibles provocando algún chasquido. Se unió al peculiar grupo del que formaba parte y esperó a que se cansaran de hablar y decidieran moverse.
Vamos, que por mí vámonos ya.
Ya que parecía que nadie más tomaba la iniciativa, y que no encontré nada raro ni sospechoso cerca, comencé la marcha de vuelta al refugio de Caín.
Ala, a caminar... vamos todos!
El grupo avanzo hasta el castillo donde Caín se encontraba, el castillo parecía igual que siempre, pero tenía una novedad, olía a sangre muy reciente, parecía que alguien había sido asesinado.
Al oler la sangre suspiro, me temo lo peor.
- Maldita sea. - pienso. Esto no me gusta nada.
- Démonos prisa. - digo mientras empiezo a correr. Ahora ya me da igual que pase con el resto del grupo. Si no son capaces de avanzar 100 metros son más incompetentes de lo que ya pensaba de alguno de ellos.
Según ponga un pie en el Castillo desenfundo ambas Armas y tengo preparados los distintos Cargadores para lo que pueda haber ahí dentro.