Partida Rol por web

Nae, Thorin y Áran partieron al instante. La joven elfa no había pensado precisamente que el enano iba a querer ir con ellos ya que sabía que su presencia no le agradaba precisamente, pero le gustó el hecho de que hiciera el esfuerzo y asi mejorar la armonía del grupo. Cuando iban a salir Nae decidió encender una de sus antorchas que sin duda le iba a hacer falta dentro de la gruta.

El lugar era muy grande, no se veía donde terminaba, había bastante humedad y mientras caminaban se escuchaba como caían gotas de agua no muy lejos de donde se encontraban. Llevaban un rato caminando en silencio y no parecía haber nada que les llamara la intención.

-Caballeros, aqui parece que no hay ningún tipo de animal...puede que hoy tengamos que conformarnos con la comida élfica...

Thorin gruñó ante el comentario de Nae.Comida élfica de nuevo.El enano hechaba de menos un buen trozo de jabalí asado al estilo Enano.Se dió media vuelta y miro enrededor.

-Hm...Aquí no hay nada de provecho...Barbas de Erodin...-Thorin se dirigió de nuevo a la entrada de la cueva, maldiciendo para sus adentros.Tenia mucha hambre, y los bocaditos élficos no conseguían apaciguar tan duro estómago.

Mientras Thorin, Nae y Arán se alejaban, Calypso contempló al resto del grupo allí reunido: El elfo, el líder guerrero, el caballero honorable, el hombre de oriente y el mediano.

Escuchó las palabras de Sigmund sobre los compañeros que se alejaban, y después le respondió: -Supongo que se las arreglarán bien los tres juntos: Los enanos saben moverse bien por las cuevas, la elfina es buena cazadora y Áran ... digamos que es un tipo astuto.-  Calypso aproximó sus palmas abiertas, al fuego del mediano (se sentía algo húmedo después de la lluvia, y deseaba secarse rápidamente) pero se sintió decepcionado enseguida por la pequeñez de la llama -Aunque dure, Picco, este pequeño fuego no da mucho calor, y quiero secarme un poco. Con vuestro premiso voy a buscar un poco de leña seca.-

Calypso no se alejó mucho, y buscó cerca, en la entrada de la cueva, donde el resguardo del techo de piedra quizás habría impedido que las pequeñas ramas caídas de los árboles del exterior se mojasen demasiado por la lluvia, y en pocos minutos traería ramas suficientes para hacer un fuego decente.

Áran no estaba tan desanimado ahora que veía el final de la cueva.

-Al menos aquí dentro estaremos calientes y a resguardo del viento y la lluvia. Además, ¿no oís como un goteo continuo? Seguro que hay una balsa de agua o corriente para dar de beber a los caballos, recargar los odres y, porqué no, darnos un baño, aunque a mi solo me falta enjabonarme jajaj.

La intensa lluvia hacía imposible cualquier intento por ver más allá de unos pocos metros obligándoles a permanecer en aquella cueva durante el resto de la jornada. Calypso intentó infructuosamente encontrar leña seca en los alrededores, pero la impresionante intensidad de la lluvia había alcanzado hasta la más pequeña rama de aquel bosque.

Áran, Nae y Thorin se adentraron en la cueva pero comprobaron que no profundizaba más de unos 10 metros en la roca. Áran siguió el sonido del goteo y comprobó que su origen aparentemente era una filtración del agua de la lluvia de la superficie a través de la tierra y la roca que se perdía en el suelo sin apenas formar un charco.

El transcurso de la noche se saldó sin incidentes y el amanecer se presentó sin rastro alguno en el cielo de las oscuras nubes que lo cubrían todo la tarde anterior, en su lugar, un alegre azul dominaba la bóveda celeste acompañado por el refrescante olor de la tierra mojada.

Retomaron el trayecto intentando espantar los fantasmas que habían surgido hacía dos noches. Nae y Sigmund repasaron el trayecto que recorrerían ese día: Avanzarían dirección sur durante toda la mañana para luego girar hacia el este. A lo largo de varios quilómetros antes del giro, la senda pasaría cerca de un camino comercial para finalmente adentrarse definitvamente en las profundidades del bosque de los Robledales, alejados de cualquier contacto con otros lugares habitados.

Se encontraban cabalgando cerca del giro cuando Aledar se detuvo con gesto de concentración...

Aeldar creyó escuchar gritos no muy lejos en el bosque. Se detuvo para centrar su atención en aquella sensación y efectivamente comprobó que se oían gritos en dirección al camino comercial que pasaba a unos cientos de metros de ellos. Los gritos continuaron y enseguida percibió un sonido de metales chocando ¿Una reyerta?

Después de pasar la noche en aquella cueva como refugio por la intensa lluvia, el grupo se dispuso a partir rápidamente para no perder más tiempo del necesario.

Durante el camino, Aeldar permanecía absorto en sus pensamientos, pero algo le sacó de su ensimismamiento... ¡Gritos!

El elfo se detuvo en seco y esperó un momento hasta cerciorarse de que lo que escuchaba era real y no fruto de su imaginación.

¡Esperad! He oído gritos en aquella dirección. Dijo el elfo señalando al camino comercial a unos cientos de metros de su posición. Puede que una reyerta, pues se escuchar el chocar de metales también.

Cuando Oliver escucho las palabras de Aeldar hizo parar en seco su caballo, a la vez que miro a Sigmund. Oliver agudizo un poco el oído y pudo distinguir como bien había dicho el elfo el choque de unas espadas, lo que no pudo oír con claridad fueron los gritos a los que se refería Aeldar.

Tienes razon Aeldar, yo tambien escucho el trajin de las espadas.

Oliver empezó a impacientarse, necesitaba saber el porque de tanto alboroto .

Áran miró a Sigmund:

-Puede que sólo se trate de bandidos, o puede que nos estén buscando a nosotros. Dime que lo haga e iré a ver qué sucede sin que me vean. Aunque me vendrían bien un par de arqueros que me cubrisen si las cosas se tuercen.

-Soooo-Dijo parando como bien pudo Thorin al pony.-Maldito cuadrupedo...-FInalmente el animal se quedo quieto, y el enano pudo prestar atencion.Apenas distinguia el choque de metales, pero era suficiente.

-No quiero meterme en peleas innecesarias Sigmund.Tenemos nuestra propia mision.-Dijo en tono tranquilo, para Recordarle su situacion.Era verdad que tenian prisa, y no tenian por que demorarse mas, ademas no era su problema.Por otra parte tambien era cierto que el enano estaba deseando entrar en combate, pero le hacia falta una excusa mejor que una riña entre comerciantes.

Sigmund tenía el entrecejo fruncido, sabía que no debían demorarse y que tenían su propia misión.

Pienso lo mismo que Thorin, no deberíamos entrar en un combate innecesario, seguiremos el camino previsto, y si la batalla está en medio de el... - Miro a los demás con aire de resignación mientras levantaba los hombros - actuaremos.

>>Prosigamos. Y el guerrero azuzo a su caballo.

Esta vez los gritos fueron audibles para todos.

- ¡Aaaaahhhh! -la voz desesperada de una mujer alcanzó a todos.

El sonido de metales chocando se detuvo, sólo se escuchaban voces a lo lejos, pero resultaba imposible intentar entender qué decían. Sigmund reanudaba la marcha en aquel preciso momento.

Thorin miro inmediatamente a Sigmund tras escuchar el suplicante grito de una mujer.Aquel grito cambiaria la decision de Sigmund, y lo sabia.Un hombre como el jamas dejaria a una dama en apuros, y Thorin tampoco lo haria.

-Cambio de planes ¿No?-El robusto enano giro su montura en direccion al grito mirando a los demas.Emitio su tipico gruñido de viejo cascarrabias y se dirigio al origen de aquel alboroto.

Quieto Thorin! No debemos poner en peligro a la compañía! - El grito de Sigmund sonó decidido, severo y frio. - Adelante con lo que había planeado Aran, adelantare sigilosamente con Aeldar a ver cuál es la situación. En caso de necesitar a la caballería lanzar una flecha al desde este camino podemos ver perfectamente las copas de los arboles.

A Sigmund le dolía comportarse así ante lo que podría ser una injusticia o acto de acto indecente que podía estar ocurriendo cerca suyo, pero su grupo ya tenía bastantes problemas por delante como para crearse más. Se quedo esperando la partida de Aran y Aeldar con aire preocupado.

-¡Sigmund!¡Por la maza de Beoldar!¿Como puede un hombre como tu permitir esto?-Thorin estaba asombrado por el comportamiento de Sigmund, parecia que su vision sobre el no era tan caballeresca.-¡Estan maltratando a una dama!¡No podemos perder tiempo en mandar al picaro!
Thorin no dudaba de la velocidad del chico, pero estaban perdiendo unos segundos valiosisimos, y Thorin comenzaba a ponerse nervioso.Pocas veces habia tratado con humanos, pero creia que eran mas compasivos.

Al elfo la situación le resultaba desconcertante, pues sabiendo que su misión era muy importante, tampoco podía hacer oídos sordos a un grito de socorro.

La primera decisión de Sigmund, Aeldar la acató, ya que la misión estaba por encima de todo. Pero al oír aquel desgarrador grito de una mujer, todo cambió.

Muy bien... Áran, será mejor que vayamos a echar un vistazo para ver lo que sucede, no perdamos tiempo.

Áran y Aeldar se internaron en el bosque hacia el lugar de donde procedían los ruidos. Avanzaron unos 80 metros con cierta dificultad entre los arbustos hasta que vieron movimiento entre el ramaje. Con cautela se acercaron más hasta tener una buena visión de lo que ocurría.

Una pequeña caravana de comerciantes estaba siendo asaltada por un grupo de unos 8 bandidos. La caravana estaba compuesta por dos jinetes armados a la cabeza, un conductor que mantenía sujetas las riendas de los dos corceles que tiraban del carro, una mujer comerciante que viajaba sentada en la parte trasera del carro y un jinete armado más que cerraba el grupo. Además, un hombre con aspecto de comerciante yacía en el suelo sin vida y un guardia permanecía inmovilizado y desarmado por uno de los bandidos.

Los bandidos se repartían de la siguiente forma: dos de ellos armados con espadas cubrían la parte delantera del carro (uno de los cuales mantenía al guardia inmovilizado), dos bandidos permanecían apuntando con sus arcos a cada lado del carro mientras que otros dos cubrían la retaguardia también portando espadas.

Sigmund permaneció callado y tenso mirando en la dirección del grito mientras el pícaro y el elfo se adentraban a toda velocidad hacia la fuente del sonido.

No pienso poner en peligro a todo el mundo- dijo el caballero sin mirar a nadie con voz controlada y pausada- Ellos dos sabrán que hacer y en caso de que sea una trampa mágica o les superen en número acudiremos raudos al ver su señal... Acerquémonos todo lo posible al bosque para estar preparados, Nae se quedara en el camino para vislumbrar la flecha y nos avisara.