Partida Rol por web

Todo lo que sucedio desde que volvieron a reemprender la marcha, hasta que vieron aquel enorme dragon descender rapidamente hacia el suelo y despues observar como aquel hombre luchaba ferozmente contra los gusanos. Oliver cuando vio a Wint salir de la cueva, se temia lo peor, el vadeador parecia seguro de si mismo, y asi espero Oliver que fuera, pero algo salio mal y el gusano ataco por sorpresa a Wint.

Oliver no tardo ni un segundo en reaccionar tras la orden de Sigmund. Asi que siguiendolo de cerca, espero a que este propinara su letal ataque sobre el gusano y sin dar tiempo a este a reaccionar, el paladin sesto un certero golpe en su cuerpo, dejandolo herido, aunque no de gran gravedad.

Ahora que por fin se habían alejado del humo de los orcos un nuevo incidente hizo que el grupo se tuviera que proteger en las cavernas. Aquella mancha que habían visto a travesar el cielo días atrás volvía a pasar sobre ellos y no les quedó más remedio que esconderse. Corrieron rápidamente siguiendo a Wint y para sorpresa de todos aquello que surcaba los cielos era un dragón pero que al tocar tierra desaparecía para dejar paso a una figura humana. No es posible-pensaba Nae-es como las leyendas que nos contaban de niños...hace mucho tiempo que no hay dragones en Embelyon...sus pensamientos fueron interrumpidos por la fuerte luz que comenzó a irradiar su colgante. Justo entonces el hombre de negro se giró hacia su posición buscando la luz pero Wint había actuado con rapidez y abrazando a la elfa mientras la envolvía en una capa negra evitó que llegara a alcanzar a ver la procedencia de la iluminación.

-Gracias Wintbard.-le susurró Naedunëa

Pero antes de llegar a quitarse el collar se produjo una sacudida en el suelo.En seguida unos gusanos gigantes aparecieron entre ellos y el hombre de negro comenzó una lucha, cuando solo quedaba uno vivo este desapareció de nuevo en el dragón. Entonces Wint salió de la caverna para intentar calmar al gusano pero todo intento fue inutil. Segundos después el vadeador salió disparado por los aires hasta unas rocas. Sin dudarlo ni un instante todos se pusieron al ataque. Sigmund y Oliver consiguieron herir al gusano y la elfa tensó inmediatamente su arco para ayudar a sus compañeros pero algo debió distraerla que hizo que la flecha fuera bien dirigida pero sin fuerza y casi sale rebotada del cuerpo del gusano.

Tras descansar un rato, el grupo volvió a emprender la marcha dejando atrás el campamento orco, pero el peligro no había acabado. De repente un ruido de un batir de alas llegó hasta ellos y se escondieron lo más rápido que pudieron. Se trataba del ser que habían visto días antes y que parecía estar buscando algo, incluso puede que a ellos.

Después de unos segundos en los que a Aeldar se le hicieron eternos, en los cuáles el caballero negro a punto estuvo de descubrirles, unos gusanos gigantes aparecieron de la nada y comenzaron a atacar a éste hasta que se fue.

Con un gusano con vida, Wint decidió salir del escondite y tratar de calmarlo, pero éste la emprendió contra el vadeador lanzándolo en el aire, por lo que junto al resto de sus compañeros salió a socorrerlo cargando su arco rápidamente y disparando al animal.

Durante el tiempo que Wint acompañó al grupo, Áran no le quitó ojo de encima. Por su experiencia, las personas que vivían en lugares inhóspitos no solían ser amables ni ayudar a los desconocidos; más bien eran hostiles y mataban, violaban y robaban a sus desdichados visitantes.

Sin embargo, a parte del campamento orco no hubo más incidentes durante la marcha. Incluso parecía que habían llegado a zona segura cuando los ratoncillos de campo comenzaron a salir bajo los matorrales. Pero continuando la mala suerte del grupo, la paz no duró. Un caballero negro montando un dragón de su mismo color descendió sobre ellos y les obligó a refugiarse en unas cuevas de gusanos del pantano. El colgante de Nae brillaba demasiado.

La cosa no pinta para nada bien. Estamos entre los gusanos y la pared. Con el asco que me dan esas cosas... ¡Si tan solo tuviera un cóctel como los que usé en el barco podría incendiar a una de esas moles de carne y hacerla huir de miedo!

El guerrero negro mostró durante los próximos minutos una espectacular demostración de habilidad en el combate, y acabó él solo con varios de los gusanos antes de retirarse. Sin embargo uno quedó con vida, y Wint dijo que intentaría clamarlo. Áran no sabía cómo demonios se calma a un gusano, él prefería pisarlos, pero para uno de ese tamaño necesitaría las botas de un gigante.

Evidentemete las cosas no salieron bien, y ahora les tocaba a ellos arreglar la metedura de pata de su guía.

Bueno, así podremos cobrarle por salvarle el culo... Mira por donde, nos saldrá gratis el guía.

Sacando sus dos espadas, Áran rodeó al gusano mientras sus compañeros lo distraían y saltó sobre su espalda con tanto sigilo y velocidad como el pantano le permitían.

El grupo reaccionó al instante y con contundencia atacando al gusano e impidiendo que rematara a Wint. Sigmund fue el primero en salir de la cueva y descargó con potencia su espadón sobre la cabeza del gusano que cogido por sorpresa recibió el impacto sin posibilidad de reaccionar. Sin tiempo para responder, Oliver, Nae y Aeldar atacaron, el paladín realizando un corte en el cuerpo de la criatura y los elfos disparando sus flechas logrando dos impactos. Por último fue Áran atacando con sus dos espadas el que remató al gusano realizando dos cortes verticales que terminaron por decapitar al animal y dejarlo tendido sobre el pantano retorciéndose con violentos espasmos.

Cuando la rápida pelea llegó a su fin, Picco se acercó corriendo a la posición del vadeador para comprobar su estado de salud.

- ¡Wint! ¿Te encuentras bien?

El hombre se incorporó ligeramente sentándose sobre la roca sobre la que había caído sujetándose la cabeza con una mano.

- Estoy bien, estoy bien -dijo al mediano. Entonces el vadeador reparó en el gusano que yacía muerto -Muchas gracias por salvarme. Normalmente logro calmar a estas criaturas y evitar que me ataquen, pero parece que estaba muy asustado y tal vez nos identificó como responsables de las muertes de sus dos compañeros.

Hizo un gesto de dolor mientras se ponía en pie.

- Creo que me he dado un golpe en la cabeza y en la espalda, pero saldré de esta. -Se remangó la camisa por la parte de la espalda mostrando una herida importante y la señal de varios golpes - Será mejor que abandonemos este lugar antes de que aparezcan más gusanos, que sin duda vendrán. Tendremos que estar a bastantes kilómetros en menos de una hora ¡Vamos!

Wint se puso en marcha y los demás lo siguieron azuzados por la posibilidad de que más de aquellas criaturas aparecieran en poco tiempo.

El grupo abandonó el lugar a tiempo de escapar de las criaturas que más tarde se acercarían al escenario de la batalla. Wint mostró una gran fuerza de voluntad al caminar a buen ritmo durante el resto de la jornada, y cuando la noche cayó y el grupo había acampado precisó de ayuda para hacerse la cura y vendajes que protegieran sus maltrechas costillas.

A la mañana siguiente amaneció con energías renovadas, dispuesto a terminar con el trabajo que tenía entre manos, y aunque aún seguía sintiendo pinchazos en la espalda en ciertos momentos, logró mantener el ritmo tal y como habían estado haciendo los últimos días. Cada tanto se detenía para hacer comprobaciones y escrutar el horizonte, pero afortunadamente no tendrías más encuentros durante aquel día.

Habían alcanzado las montañas que unos días antes se perfilaban en el horizonte, y las atravesaban en su parte más baja, en la falda oeste, lejos del desfiladero que Wint les había recomendado evitar. Aquel día, buscaron una presa para cenar, pues el vadeador les indicó que en ocasiones algunos animales frecuentaban aquel lugar, pero la búsqueda resultó infructuosa, y sus reservas de víveres comenzaban a escasear obligándoles a visitar una ciudad kárstica en cuanto abandonaran el sobremundo. Esa noche, unas preocupantes manchas moradas surgieron en la espalda del vadeador en los lugares donde se había llevado los golpes. Él le restó importancia.

La jornada siguiente transcurrió sin novedad y Wint anunció que manteniendo aquel ritmo, al día siguiente alcanzarían los límites de los pantanos de Smolod. Así fue, pues al día siguiente, a media tarde, el paisaje comenzó a cambiar y la fría e incómoda humedad dio paso a un terreno más seco con variada vegetación aquí y allá. Cuando ya se acercaba la noche, vieron a lo lejos una amplia estructura que identificaron como las murallas del Imperio de Karst.

- Hasta allí os acompañaré y entonces, os dejaré que continuéis vuestro destino. Por estos lares frecuentan las guardias de Karst. Más os vale evitarlas si no queréis ser duramente interrogados. Un grupo como este no pasaría desapercibido.

En el ocaso alcanzaron las murallas y Wint se despidió del grupo con un desenfadado gesto de la mano.

- Ha sido un placer guiaros a través de los pantanos, y me veo obligado a no cobrar por el trabajo. No he cumplido bien mis funciones pues os habéis visto obligados a pelear, y por si fuera poco, me habéis salvado. A riesdo de morir de hambre, me niego a cobraros. Que la suerte vaya con vosotros.

Sonriendo se dio la vuelta ignorando cualquier réplica y caminó de nuevo hacia el pantano sin aparente pena ni pesadumbre.

 Las murallas se extendían hasta donde la vista alcanzaba, sin embargo en dirección oeste, a unos cuantos kilómetros divisaron una prominencia en la construcción que identificaron como una puerta, sin embargo, ante la inminencia de la noche decidieron desviarse hacia un pequeño montículo de rocas y tierra que los protegería de las inclemencias del tiempo y de la vista de posibles guardias de Karst.

Mientras cenaban reunidos en torno a una hoguera de fuego amigo (los polvos empezaban a escasear) Lihem rompió su silencio para hablar a todos sus compañeros.

- A dos días hacia el sureste desde este punto vive una adinerada familia ligada a la mía. Sin lugar a dudas nos acogerán con gusto y diligencia en su palacio con confianza y sin hacer preguntas. Se trata de la noble familia Noradäl, y por lo que sé, un único miembro habita los enormes palacios de Neum-Teil. Podemos hacer noche allí, reponer provisiones sin llamar la atención y dormir bajo techo seguros y a buen recaudo.

Lihem contempla las caras de sus compañeros.

- Os garantizo que allí no correremos peligro ¿Qué me decís? ¿Sigmund?

A pesar de las replicas de Wint, Sigmund corrió a su encuentro como hizo la primera vez que se encontraron con él.

El grupo vio como finalmente Sigmund le dio encuentro y tras hablar un poco con él y posar su mano en su hombro se despidió y volvió con el grupo.

-No podía dejar que se fuera con las manos vacías, al fin y al cavo, el único encuentro que tuvimos fue culpa nuestras, pues la siniestra figura que vimos va en nuestra búsqueda- Viendo algunos de sus compañeros cabizbajos, Sigmund decidió animarles.

-Bueno, prosigamos, con suerte la próxima noche dormiremos en un colchón y cenaremos como dios manda para olvidarnos de ese asqueroso pantano.

<<Esta noche, acamparemos por aquí cerca.

Sigmund alcanzó al bueno del Vadeador y pese a sus replicas le tendió una mano con un pequeño saco.

-Al fin y al cabo, tú has cumplido tu parte, ese encuentro fue por nuestra culpa.

El guerrero posó su mano en el hombro de Wint y de todo corazón le dio gracias y le deseó un buen viaje.

-Ha sido un honor conocer a uno de los mejores Vadeadores del lugar, sino el que más, buen viaje Wint.

Sin más palabra Sigmund se giro volviendo con su grupo, dejando atrás al Vadeador cuarenta monedas más rico.

La noche transcurría tranquilamente mientras Sigmund se percataba, contento, que los ánimos de sus compañeros parecían renovados al salir del pantano.

Aun con la poca comida que tenían esa noche para cenar, parecía que el grupo volvía a estar algo relajado.

-Me alegro de haber abandonado ese lugar - les dijo el guerrero señalando a las tierras que habían abandonado horas atrás.- Mañana decidiremos a donde ir, debemos reabastecernos y descansar como es debido.

Tras estas palabras, Lihem señaló la alternativa que se le había ocurrido y Sigmund le escuchó atento asintiendo en cada frase.

-Bien Lihem, si estás seguro de ello, me parece perfecto. Nos irá bien estar en casa amiga para descansar. ¿Que os parece? - La última frase del guerrero iba dirigida a sus compañeros pero especialmente miró a Nae, ella conocía mejor que nadie el camino a seguir y sabría si el desvío merecería la pena.

Nae conocía los palacios Neum-Teil y aunque en un principio no era la ruta que ella estaba acostumbrada a seguir ni la que tenía pensada, estudió su ubicación y llegó a la conclusión de que el desvío apenas se notaría en la duración del viaje. Únicamente lo notaría en que la elfa no conocía aquellas sendas tan bien como las que tenía previsto seguir. En cualquier caso, aquello no supondría un problema. No sería la primera vez que las recorrería y no resultaban especialmente peligrosas al encontrarse en territorio perteneciente al imperio de Karst protegido por las extensas murallas.

 Despues de la despedida de Wint, al paladin le envolvio una sensacion de mal resentimiento, estaban dejando marchar a aquel hombre todavia con sus heridas sin curar ni cicatrizar. Pero el no podia hacer nada, la decision del vadeador estaba tomada y no era quien para hacerle cambiar de idea. El detalle que tuvo con el grupo de no hacerles cobrar fue digno de mencion aunque Oliver no estuvo deacuerdo con la decision de este y aun asi, tomo la misma actitud que cuando el Wint deiciso despedirse del grupo, no se posiciono al respecto. Dejo que se marchara sin mas.

Sigmund fue en su busca para dirigirle unas palabras, seguramente de animos y gratitud. Oliver, nego con la cabeza a la par que sonreia ligeramente, Este Sigmund, nunca cambiara, su noble corazon es un brillante en bruto.

La noche se adueño del dia, y asi lo hicieron saber las hambrientas tripas del paladin, sonando energicamente para dejar a este avergonzado ante sus compañeros por semejante ruido.

Lihem ofrecio los aposentos de su familia para pasar la noche siguiente, donde les prometio que pasarian una noche tranquila y podrian reponer viveres para el camino. Sigmund pregunto al grupo ante la opinion que tenia cada uno sobre el ofrecimiento de Lihem... por mi no hay problema... dijo el paladin mientras miraba a Sigmund y despues a Lihem, sonriendo ampliamente.