Partida Rol por web

La magíster abre la puerta de nuevo y hace pasar a otro joven sin mediar palabra.Arellys ve una sala blanca completamente blanca,con una mesa y una silla de madera como único mobiliario.En el centro de la sala hay otros dos chicos

Vingard observó el recién llegado ¿Otra víctima propiciatoria?¿Otro estudiante a Prueba? Empezó a dar vueltas por la sala como un animal encerrado. Observando las paredes blancas, ¿A caso tenían que esperar instrucciones?

- Buenas tardes, soy Vingard.

Dijo ofreciendo la mano al recién llegado. Quizás conocía algo más de los procedimientos de la prueba.

- ¿Alguien sabe algo de lo que se espera de nosotros?

Vingard se me adelantó esta vez.

Threkor.

Le tendí la mano al recién llegado dándole la bienvenida. Parecía que éramos unos cuantos que veníamos a iniciarnos en la magia allí.

En ese momento la puerta se abre de nuevo y otro joven entra empujado suavemente por un anciano que también entra y cierra tras él,dirigiéndose hacia la silla.Lleva una especie de maletín de cuero del que saca unos papeles y pluma y tintero.De otra bolsa saca unas piezas de diferentes colores

-"Buenos días a todos.Soy el Magíster Thorwil y os haré esta primera prueba.Veamos....Threkor,serás el primero,los demás alejaos un poco,por favor.Bien,Threkor,ordénalas"-te observa mientras lo haces y durante un buen rato y tras sacar diferentes fichas,algunas blancas y negras también,otras grises,otras de color el hombre parece darse por satisfecho y llama al siguiente

Así,uno tras otro vais pasando por la mesa,ordenando las fichas según creeis.Cuando por fin acabais la mañana ha avanzado bastante y comenzais a sentir un poco de hambre.El magíster se pone en pie y recoge todo antes de dirigirse a la puerta

-"Esperad aquí,enseguida pasaremos a la siguiente prueba"-sale y cierra con suavidad,dejandoos solos de nuevo

Encoge ligeramente los hombros y suspira de forma larga y tendida. Su postura era relajada -o así lo parecía- aunque sus ojos le delataban, estaba pendiente de la puerta. Tras hartarse de esperar ladeó la cabeza para mirar a sus compañeros.

-Bueno, dejadme que rompa este incómodo silencio. ¿A vosotros también os han "trincado" aquí, no es verdad? -Señaló a Threkor de forma no muy discreta- No es por ofender pero tú tienes cara de meterte en líos. Bueno, pues en cuanto a mí no os acostumbréis a mi cara... Esto es un error, me iré pronto. 

No pudo controlar más aquel manojo de nervios y se reincorporó, frotándose el antebrazo a través del gambeson. 

¿Un error?

Me había herido profundamente eso de que tenía cara de mterme en líos, aunque no había faltado demasiado a la verdad.

No lo considero un error, más bien una oportunidad.

- Bien pues tú puedes quedarte, yo voy a salir por esta puerta. -Exasperado se acercó a su encierro y golpeó la puerta- ¿Hay alguien? ¡Venga, estamos listos! 

Volvió a dar un par de golpes más secos y se apartó de la puerta, cruzando los brazos con una expresión ceñuda. - ¿Es que soy el único que no quiere estar aquí? Maldita sea...

Vingard se sentó en la única silla, balanceándose y apoyando su respaldo en la pared. Con mirada inquisitiva  observó la discusión de sus acompañantes. Parecía que ninguno de los dos valoraba lo que era la Cromería. Podían llegar a ser trazadores de gran poder, entender que papel jugaba eso en su propio ser. Se comportaban como niños mimados de la nobleza tratando de complacer solo sus propios deseos inmediatos.

Con parsimonia sacó un trozo de carne seca y empezó a masticarla saboreando su encurtido. Esta era la única oportunidad de comprender el poder de la luz que corría por sus venas.

Si vais a salir hacedlo ya, pero dejad de gritar como un necio.

Pasó la diestra por su boca, perfilando el mentón mientras trataba de pensar un poco o bien buscando una respuesta ingeniosa para replicar a Vingard. Finalmente suspira y alza las manos a media altura, clamando una falsa paz y vuelve a su asiento.

-Está bien, voy a sentarme como si esto viniese conmigo.  -Recoge la silla y se sienta con el respaldo contra el pecho- ¿Y ahora qué? ¿Vais a contarme algo o es que ni tenéis nombres?

Aquello de colocar las fichas me había descolocado un poco, "¿eso podía tan siquiera considerarse una prueba?". Con la llegada del Magíster Thorwil no había tenido oportunidad de presentarme y devolver el saludo a Threkor y a Vingard, ahora con el arrebato de aquel desconocido que había llegado junto al Magíster tenía una nueva oportunidad.

--Yo soy Arellys- me presenté y saludé alzando la mano hacia Threkor y  Vingard -, siento haberos dejado colgados antes, el Magíster entró tan de repente que me olvidé de todo lo que me estaba rodeando. Por cierto- dije a la vez que me giraba hacia el desconocido -, puede que a mi no me importe, pero de donde yo vengo, damos nuestro nombre antes de pedir el de otros.

El anciano abre la puerta de nuevo y os hace un gesto para que le sigáis

-"Vamos,ya está todo listo para la prueba final.Os deseo suerte a todos"-dice mientras se dirige a unas escaleras sin comprobar si le seguís o no

Salí de la habitación tras el anciano. Ni siquiera nos había dicho donde iríamos ni nada, simplemente esperaba que le siguiéramos.

La Prueba Final. Parecía como una especie de sentencia de muerte. Pensaba durante el camino qué demonios deberíamos hacer en la tal prueba. Supongo que ya sabían que sabíamos trazar. No comprendía el por qué de esa prueba. Quizás probar la calidad de nuestra magia.

En cualquier caso, debía pasar esa prueba. Mi vida dependía de ello. Si volvía con el noble diciendo que no me habían aceptado, no llegaría a ver otro amanecer con toda seguridad.
 

Lo primero es lo primero, y no estamos aquí para hacer amigos, sino para convertirnos en trazadores. Como ya os dije, Vingard de Bosqueoscuro.

Este da otro mordisco a su trozo de carne, balanceándose de nuevo y saludando a Arellys.

¿Qué creéis que será lo siguiente?

Al igual que Threkor, decidí segir al Magíster para completar la última prueba, pero me paré junto a la puerta un segundo.

--No se que será lo próximo- decía mientras encaraba a Vingard -, pero será lo que dertermine si nos vamos a casa o no.

Con esto dicho, continue hacia las escaleras por donde el anciano Magíster y Threkor se habían perdido ya de mi vista.

- Bueno, al menos no se os ha comido la lengua el gato. Me llamo Anthor. -Cabeceó hacia Arellys- Y lo que venga ahora, ni lo sé ni realmente me importa. Vamos a ello.

Salís del comedor en dirección a tu dormitorio.El cansancio empieza a hacer mella en ti,sobre todo ahora que tienes el estómago lleno.Dejas tu arco con rapidez y os dirigís hacia abajo,hacia el patio de entrenamiento de la Guardia Negra

La Cromería se componía de dos islas: el Pequeño Jaspe,sede de la Cromería propiamente dicha,y el Gran Jaspe,donde confluían embajadas,haciendas,comercios,establos,tabernas,prostíbulos, cárceles,fondas,viviendas, almacenes,pescadores, esclavos convictos y una nutrida población de desvalijadores,estafadores y soñadores.

El Gran Jaspe poseía dos grandes puertos,uno al este y otro al oeste.Un gran muro rodeaba la ciudad,actualmente utilizado para descubrir e impedir delitos en la ciudad

La primera impresión que se tenía de la Cromería es que parecía una flor.Seis torres en un hexágono rodeaban una torre central.Cada torre era completamente transparente en su cara sur y completaba la extraña imagen un puente,llamado de la Azucena.El puente era verde y se dirigía directamente a las torres llameantes y las murallas bulbosas que en realidad se descolgaban en vertical.Pero no sólo era verde,sino que yacía en la superficie del agua,aunque tampoco flotaba,porque no se movía con las olas  y el mar era encrespado a un lado y mucho más plácido al otro.Una vez que llegabas a él te dabas cuenta que en realidad el puente estaba creado con luxina azul tan fina que era casi incolora y reforzado con amarillo,de ahí el efecto visual.A través de él se veía el agua bajo los pies y las olas se levantaban furiosas contra él,sin poder llegar a los viandantes,lo que daba cierta sensación de vértigo las primeras veces que lo atravesabas

La Cromería entera estaba diseñada para maximizar la exposición a la luz del sol.Estaba construída en pendiente para que el sol llegara mejor a los niveles inferiores de las torres septentrionales y el patio.Todas las torres excepto la central se inclinaban hacia fuera aunque las plantas eran horizontales.Había un entramado de pasarelas traslúcidas entre cada torre y sus vecinas.Rodeando la torre central una pasarela clara conectaba con la torre en dos puntos y radiaba a cada una de las otras torres a su vez.La cara septentrional de todas las torres era lo más transparente posible para maximizar la exposición al sol,pero el resto estaban diseñadas de tal modo que hasta un profano podría reconocer a quién pertenecía cada edificio pues cada una estaba coloreada según correspondiese.El suelo del patio central lo recorrían unos surcos en un amplio arco debido a que las torres se movían según se iba moviendo el sol para aprovechar la luz al máximo posible desde que amanecía hasta que anochecía

Dos guardias con armadura plateada se ponen firmes al ver aparecer a Puño de Hierro y os dejan pasar sin decir nada.Accedeis a una sala llena de bancos,escritorios,carteles,colas de espera y escribanos y,sorprendentemente,estaba llena de gente. Saltaba a la vista que todas las transacciones comerciales de la Cromería,pasaban por allí.Incluso había filas para los nobles y éstas estaban atendidas por más escribanos que cualquier otra.Un incesante murmullo llenaba la sala si bien todo el mundo se mostraba respetuoso y nadie alzaba el tono más de lo debido.

El hombre os condujo hasta una mesa donde un escribano empezó a tomar vuestros datos personales.Transcurrió casi otra hora hasta que todos estuvisteis apuntados y entonces el Guardia se puso nuevamente en movimiento en dirección a unas escaleras que empezó a subir en silencio seguido por vosotros.Os condujo a una sala completamente blanca,con una mesa y una silla de madera.La iluminación provenía de un extraño cristal blanco encastrado en la pared.Puño os dejó allí con un anciano

-"Esta es la sala de examenes.Yo soy el magíster Thorwil y os realizaré esta primera prueba.Empecemos"-el anciano se sienta y de una bolsa que cuelga de su cinto saca unas fichas y llama al primer aspirante.Durante un par de horas todos vais pasando por la mesa y observando las fichas.El anciano os realiza distintas pruebas en donde teneis que ir nombrando los colores que veis y ordenando las fichas.Una vez acaba el último,el hombre se pone en pie y,cogiendo los apuntes que ha ido tomando se marcha.Puño de Hierro entra y con un gesto os indica que le sigais

Subís por unas escaleras,Kip se queda en una antesala y tú sigues subiendo con Puño de Hierro ante las puertas más grandes que hayas visto en tu vida.El vidrio que las compone,ligeramente ahumado,está surcado de lánguidas ondulaciones irisadas,un inmenso lago de color.El comandante golpea tres veces la puerta con la aldaba de plata que hay y parece como si arrojase tres piedras a un estanque de luz.Aunque la puerta en sí no se movió,la luz de su interior se combó y proyectó ondas en todas direcciones

Tras darle la mano al joven Kip y comenzar a caminar para asentir de espaldas al Prisma, dando a entender tanto una despedida como que había comprendido las órdenes.

No hablo demasiado durante el camino, más allá de asegurarme de que los jóvenes me siguen, no puedo permitirme relajarme con tanta gente cerca, además de que el tiempo juega en nuestra contra.

Sin embargo, al llegar a lo más alto de la colina, sonrío suavemente, deleitándome con la imagen que se dibuja ante nuestros ojos.

Toda la Cromería a nuestros pies, envolviéndonos. Hermoso ¿cierto?

Pregunto a los zagales, pero enseguida reanudamos la marcha, no hay tiempo que perder. Otra de las maravillas es el puente, sutil y delicado a la par que firme. Cada vez que lo piso me siento un poco más orgulloso y vivo pero no es hasta que he avanzado unos metros que noto que los chicos parecen más temerosos, de modo que retrocedo hasta colocarme a su espalda y, con mis manos entre sus omóplatos, les empujo con suavidad para animarles a avanzar.

Vamos, que esto es sólo el principio.

Trato de alentarles un poco. Todo para llegar a nuestro destino y perder ese tiempo que hemos intentado ahorrar con papeleo, una de esas cosas que consigue que el buen humor de los recuerdos se desvanezca y mi rostro vuelva a ser más similar al de una gárgola que otra cosa. Aunque finalmente llegamos a la sala blanca y frente al examinador, a quien saludo con una única palabra.

Magister.

Pues no seré yo quien interrumpa su trabajo. Aguardo hasta el mejor momento, en el que ambos chicos van a pasar a una de las partes clave. El primero resulta ser Kile, así que tenemos que dejar a Kip, aunque pongo mi enorme mano en su hombro y, sin variar mi rostro, mi tono es un tanto más suave.

Terminará enseguida.

Casi prometo. Un leve apretón en su hombro que, sin querer, podría hacer que más de un hombre dibujase una mueca de molestia cuanto menos, y llegar hasta la enorme puerta. Había llegado el momento de Kile y, previo a tocar a la puerta, le miro y comienzo a hablar.

Antes de entrar debes saber algo importante. Todo lo que aquí ocurre es real, esto es que mueren uno de cada diez aspirantes -toco a la puerta entonces, mientras sigo hablando-. Puedes detenerlo cuando quieras: sostendrás una cuerda en la mano, si tiras de ella sonará una campana. Pararán de inmediato. Si desistes se acabó, tendrás que volver por donde viniste. A los Sátrapas les cuesta mucho dinero mantener a un trazador y nadie está dispuesto a desperdiciarlo con cobardes. ¡Ah! -añado, como recordando algo- dicen que el mismísimo Orholam supervisa todas las iniciaciones: fallar la prueba equivale a fallarle a él. Espero que estés preparado.

Las inmensas puertas se estremecen y los colores ondulan con suavidad mientras se abren...