Partida Rol por web

Una poderosa luz asoma por la trampilla del sótano y tras ella la cabeza de Normoh, que mira alrededor espantado, agradeciendo a los Padres que las ratas no hayan bajado en tromba al sótano, comiéndoselo vivo; aunque no lo entiende, si ni siquiera las ratas quieren bajar al sótano... este polvo verde...

-Pero de dónde habrán salido -masculla, recorriendo la sala con la mirada, el techo, intentando adivinarlo. Difícilmente sus compañeros pueden oírle entre tanto chillido infernal. El cazador saca medio cuerpo pr la trampilla, de forma que el suelo de la sala queda a la altura de su cadera, y empieza a agitar su "lantorcha" y a menearla con las dos manos haciendo arcos a ras de suelo, dando grandes voces. Intercala los alaridos histéricos con un canturreo desafinado: "rrraaaatas de mieeeeerrrdaaaa" y "os lo dije, os lo diiijeeeee"... El cuadro debe de ser bastante esperpéntico visto desde fuera. Por lo que se ve, el cazador no intenta golpear a una rata en concreto, sino ahuyentarlas para que se larguen o al menos asustarlas lo suficiente como para crear un "espacio de seguridad" entre ellas y él.

Respuestas del máster: (...y mira que no me has dicho nada de mi nada velada solicitud de auxilio en el Off).

No te hace falta Hombre para todo para Intimidar. Esta habilidad es básica y todo e mundo la puede emplear. Normoh sólo con un triste valor de 1 (porque al fin tampoco es que sea un terminator, Ursu en cambio...).

Respecto al "espacio de seguridad" o "espacio vital" de momento no te es preciso, pues en la trampilla como estás, aún estás a un par de metros de la refriega donde ratas y hombres se reparten candela mutuamente.

Y sí, sigues fatigado dado que no has descansado, esto es como cuando estás cansado y sigues "en automático" arrastrando los pies y sin pensar, te permite seguir, pero no te descansa a la larga, más bien al contrario.

Podrías aplicar Furia de nuevo, con sus bonos, eso sí, al término de los 5 turnos sufrirías, en lugar de Cansado: Exhausto. - 6 a FUE, DES, INT. y requerírías descanso casi inmediato.

Fatiga/Cansancio implica -2 a FUE, DES e INT. Ergo Intimidar se te queda en -1. Tu tirada quedaría en un triste 4. Reaplicando Furia sería en efecto +4.

Resumiendo, consideraré tu tirada del post como Intimidar. Quedo a la espera de que me digas que hacer con respecto a Furia.

No me parece mal en absoluto que los PJs participen en la narración de los hechos, de hecho creo que es una livio y una forma de agilizar las cosas en rol por web, en mesa es más fácil para el máster tener todo atado y vale con soltar una frase "pues estás a dos metros" o "estás a doce", pero eso en Umbria haría lentísimo todo. Ergo, salvo fantasías rollo Matrix, creo que podeís intervenir en la descripción de la escena o de las acciones, e incluso decir "vaya por Dios (léase el Sol y el Agua) que ahora se pone a llover - dijo Normoh al sentir las primeras gotas en la cara", pues vale, se pone a llover, que total da color a la escena y hace avanzar la historia.

A fin de cuentas el objetivo de todo esto es pasar un buen rato y soltar el exceso de creatividad.

Respecto a mantenerte a dos metros de la refriega... pues como has dicho que querías mantenerte alejado y no hay problemas de espacio, pues ea (que dirían los manchegos), a dos metros. Si me hubieras dicho, "pues Normoh se mete de cabeza en el berenjenal", pues estarías en CaC. Si hubieras dicho, "pues manteniendome a la distancia que de largo mide el palo, le pego fuego al contubernio rateril" (que es lo que yo esperaba que hicieras/hubiera hecho yo), pues eso hubiera sido lo que hubiera pasado. Igual que no hacen falta tiradas para caminar (salvo Rolemaster), tampoco hacen falta tiradas para ver si en la marcha charlas más con Ursu o con Jace o si decides ventosearte al pasar junto a Iunus. Ni tampoco para caminar metro más, metro menos. Por eso Hieronymus puede mirar con ojeriza a todos los transeuntes con los que se cruza, a pesar de que el máster no haya dicho si nos cruzamos con un mendigo, con una prostituta o con un anacoreta, esta microdescripción da color a la historia y no afecta la "idea de la partida". Por utilizar ejemplos de esta misma partida, los guardias de Forbrag, son en su mayoría fruto de la imaginación de Eltaur (Ursu) y posteriormente aderezados por Vadelino (Jace).

De hecho, ultimamente están más en boga los juegos puramente narrativos (que no son mi rollo) o los juegos "democráticos" como Ablaneda (similar a Aquelarre pero la mesa decide votando la dificultad de cada tirada, por ejemplo).

A nivel práctico, describe tu parte. Si en algún momento te pasaras o lo que describieras desvirtuara mucho la historia, te daría un toque e incluso enderezaríamos lo que hiciera falta (poco probable en cualquier caso). Que a fin de cuentas el máster es omnipotente y puede editar posts. E incluso tachar.

Y otra cosa: ¡ESTOS TEMAS AL OFF-TOPIC! o a "Dudas sobre Umbria".

Cuando ve aparecer al cazador agitando con ambas manos esa enorme tea improvisada, Jace no puede evitar sonreírse con admiración. Eso si que ha sido un golpe de ingenio, seguramente así lograrán espantar a todas esas malditas ratas.

Aunque por si acaso, vamos a ayudarle...

Sin embargo el resultado no es precisamente el esperado. Tal vez el haber desviado la vista hacia las llamas le ha cegado, pero la cuestión es que con la siguiente lanzada las provisiones vuelan por los aires en todas direcciones. Y al retirarse agitando la larga lanza ante sí es todavía peor, aquí no ha quedado títere con cabeza.

Nota del Director: mucho me temo Sr. Jace que el cruel destino te hará pasar más que hambre y sed. En este caso emplearé mi más cruel sentido de la rectitud y aplicaré las reglas que yo mismo creé.

Si prestas atención al apartado Fatiga de materiales, recordarás que las herramientas de la Guerra de los Padres, al menos las que portan los habitantes de Forbrag están hechas de basura y mucha ilusión. Ante golpes fuertes se les acaba cayendo la ilusión y se quedan sólo en basura.

Dicho de otra forma, el primer golpe es un fallo crítico y partirá la punta metálica de la lanza contra el mostrador (1 para daño en Bajo Metal). Eso sí, después de destrozar aún más las provisiones. En el contrataque Jace, frustrado golpeará las ratas con algo que ya es sólo un palo (lanza sin punta) y lamentablemente partirá también éste contra el mostrador (1,2,3 e incluso 5 para romper una herramienta de madera ya dañada), una vez más en el proceso destrozará (aún más, las provisiones) aunque esta vez aplicando el daño de lanza de madera y no de lanza con punta de metal (que sí se aplica al primer golpe).

Total 8 puntos (más) de daño sobre las provisiones.
 

En ese momento Normoh que agitaba el palo hacia ambos lados frente a él para mantener lejos a las ratas e incluso a sus aguerridos compañeros pudo darse cuenta de que las ratas se defendían con tanta fiereza porque ¡estaban devorando las provisiones que ellos habían traído!

Quizás fuera porque el cazador mantenía la antorcha improvisada muy lejos de las ratas o quizás éstas estaban cegadas por el hambre o el odio hacia los humanos, pero apenas parecieron retroceder ante el fuego. Las llamas, que en breve se extinguirían se reflejaron de forma siniestra en los ojos de los roedores, cuando la otra fuente de luz, la antorcha que trajera de vuelta Jace se consumió por completo.

Bien. Estaba claro que tirar piedras sin ton ni son no iba a servir para nada, y que así tenía más posibilidades de dañar a la comida que a las ratas.

Intentando mantener la calma tras el ataque de nervios, Velocatus colocó cuidadosamente una piedra en su honda, pero no la arrojó de inmediato.

Esta vez estudió los movimientos de la masa de roedores y de sus compañeros. Eligió a una de aquellas viles criaturas en concreto, y esperó pacientemente el momento preciso para disparar justo cuando la trayectoria hacia la criatura estuviera despejada de los cuerpos de sus compañeros, y a que además, la criatura se detuviera aunque fuera un segundo sobre el msotrador.

Cuántas ratas hay? Hordas innumerables o algo más concreto y modesto?

Respuestas del máster:

- Respuesta rápida: sí, hordas sin fin.

- Respuesta larga: hete aqui la explicación dada a los demás mientras tú estabas en el piso de abajo liándote el canuto que ahora empuñas. Y dado que ya has gastado el primer round y por tanto tienes derecho a saber que subyace bajo las ratas.

- Nota: ¿esto en el Off-topic? ¿por favor?

El bruto de Ursu estaba desatado. Proseguía propinando espadazos a la turba de malignos roedores mientras escupía pura bilis por su boca y se le atragantaba un amago de grito desgarrado. Tan fuera de control se hallaba el hombretón, que se preocupó aún menos que sus compañeros por las provisiones, que quizás sufrían más sus ataques que el ejército de ratas.

El guardia de Forbrab maldice con rabia al ver su lanza destrozada por haber impactado contra algo en lo que ha debido quedar enganchada y hacer zizalla, de otro modo no se explica:

- ¡Que el maleficio del Nigromante caiga sobre todas estas malditas ratas, sobre sus crías y sobre las crías de éstas, hasta siete generaciones de miserables alimañas!

Por lo visto la frustración desata su vena creativa, al menos en cuanto a improperios se refiere... pero lo cierto es que acaba de quedar desarmado en medio de una arriesgada expedición cuyo devenir se está torciendo por momentos.

O bueno, desarmado del todo no, pues saca la daga del cinturón y se esfuerza por defenderse como puede de la feroz marabunta de roedores...

Secundando la furia de Jace, que a pesar de haber visto como virtualmente su arma se deshacia en sus manos, había seguido atacando a las ratas, los Wits descargaron sus hachas con violencia sobre las ratas, si bien con más fuerza que destreza. El barrido del arma de Iunus reventó el que quizás fuera el último recipiente de agua que quedaba intacto.

En respuesta las ratas se lanzaron sobre el mayor de los Wits que acabó sacudiéndose a una de ellas que había clavado con inusitada fuerza los dientes en su guantelete que aunque sin llegar a atravesarlo, hubo de ser aplastada contra el mostrador antes de soltarse.

Aquel gesto pareció ser demasiado para los salvajes roedores, que diezmados, corretearon hacia el montón de escombros de la pared izquierda de la vivienda. Velocatus liberó en ese momento la piedra que hacía girar en su honda impactando a una de las últimas, cuyo cuerpo sin vida rodó por la pendiente de la pila de escombros, mientras sus compañeras desaparecían en la oscuridad.

En ese momento, el palo que Normoh agitaba a uno y otro lado con violencia se partió y la sábana que había enrollado a su alrededor cayó al suelo mientras prácticamente acaba de consumirse. En breves instantes la habitación volvería a quedar a oscuras una vez más.

En la semioscuridad parpadeante y llena de sombras que arrojaba la sábana, los aventureros pudieron contemplar desolados como las provisiones que habían depositado sobre el mostrador unos minutos atrás habían quedado virtualmente destrozadas. El contenido de los huevos destrozado chorreaba por el mostrador, mientras la sangre procedente de los cuerpos de las ratas se mezclaba con la carne expuesta de los paquetes abiertos por mordiscos y hachazos.

El agua, la preciosa agua de Forbrag, goteaba de los recipientes abiertos que ahora apenas si contenían una mínima parte en el fondo.

Por un momento ninguno de ellos pudo decir nada y ni las pesadas respiraciones de Ursu o Hobbard se oyeron. Desalentados.

Subtotal

82 daño a las ratas.

72 daño a las provisiones.

Los hombres se miran entre ellos a la morigunda luz de las últimas llamas. Los ojos de Normoh transmiten una mezcla de hartazgo y reproche antes de sumirse en la casi absoluta oscuridad. Todos permanencen inmóviles mientras se acostumbran a la escasa luz que penetra por los numerosos agujeros de la casa. El cazador suspira y mueve los brazos en torno a sí, expresando desaliento. Intentar salvar algo aquí ahora... Tendrán que ser otros los que se encarguen de examinar si puede salvarse algo o al menos de sacar toda esta carroña arruinada de aquí. Normoh se inclina sobre la trampilla que lleva al sótano y con gran esfuerzo consigue levantarla y cerrarla con no demasiado estrépito. Luego se dirige a un rincón sin humedades ni corrientes de aire, da un par de patadas a algunos cascotes, se arrebuja en su capa y se tumba.

-Bueno, a ver si ahora ya podemos dormir tranquilos.
 

Aquello era lo que había y poco más se podía hacer ya ante la rocambolesca situación. Las provisiones se habían perdido.

Velocatus buscó un tablón y lo usó para apartar los restos de comida contaminada y ratas muertas hacía el rincón de escombros por donde se habían escondido las ratas.

Después, introdujo y ató al viejo Bill bajo techo, pero cerca de la entrada. Se sentiría más tranquilo con la cercanía de humanos, y si algo o alguien se aproximaba, Bill les alertaría. Además, todos ellos eran gente "de campo" y no les resultaba difícil dormir cerca de animales.

Una vez hizo esto se aproximó a Iunus —¿Quieres que le eche un vistazo a esas heridas? Son sólo unos rasguños, pero mejor asegurarse.—

Atendió al joven Wits lo mejor que pudo Después se alejó para buscar un lugar donde descansar toda la noche. Al fin y al cabo estaba herido, y necesitaba de eso: Reposo.

La desolación más absoluta se adueña del ánimo del joven Jace, cuando se da cuenta de lo que hay…

Primero el ataque de los perros salvajes que dejaron malherido al joven Culprit y ahora esas malditas ratas que han acabado con todas sus provisiones, devorando algunas y contaminando el resto… que les han dejado sin agua potable, sin recursos, medio desarmados. Esto es un fracaso en toda regla. Un desastre.

Sin embargo no pueden regresar a Forbrag en estas circunstancias, eso acabaría con su reputación, seguramente sería un arma que Martin Justicar emplearía en su contra cuando le conviniese. Cuando quiera hacer ascender al inútil de su retoño por encima de todos los demás, pese a la evidente superioridad de otros guardias mucho más dignos de sucederle. Más jóvenes y capaces incluso que el propio Justicar.

Pero bueno, eso hay que demostrarlo... Y ahora es la ocasión de rehacerse y afrontar las adversidades. Por eso lo primero que hace Jace es extraer su última antorcha y encenderla para iluminar bien la estancia mientras examina los maltratados restos de su equipo. Debe asegurarse de si hay algo que todavía pueda salvarse, y en todo caso recuperar la punta metálica de su lanza para cuando pueda buscarle otro asta. Aunque le va a costar encontrar uno adecuado, lo bastante recto, largo y recio…

Por ahora deberá conformarse con las dos últimas jabalinas que le quedan, empuñando una como pobre sustituto a su excelente lanza larga. Y a malas, siempre le queda la afilada daga de buen metal. Aprovecha para limpiarla cuidadosamente de los restos de sangre de esas ratas, un buen soldado cuida sus armas como lo hace un granjero con sus animales o un labriego con sus hortalizas. Son su medio de vida. Posiblemente en un sentido más literal que nunca cuando hablamos de este caso particular.

Y tras asegurarse de haber sacado el máximo partido a lo poco que les queda, intenta animar a sus compañeros, pues sabe que les necesita para seguir adelante:

- Esto no ha sido más que un pequeño contratiempo – miente desvergonzadamente – Mañana mismo podremos reponernos de todas las pérdidas, estoy seguro… pero esta noche debemos hacer guardias, no os olvidéis de los siervos del nigromante que nos seguían durante la tarde – puede que no les alcancen, pero hay que estar preparado para lo peor – Velocatus queda excluido por su herida, pero lo de los demás son sólo arañazos… así que las haremos por parejas, salvo mi turno que será en solitario… y el primero – organiza la noche – Dividiremos la guardia en tres turnos para que todos podamos dormir un poco, pero ante la menor amenaza no dudéis en despertar a los demás, en lugar de asomar solos por ahí fuera…

Y dicho esto, empieza a amontonar restos de madera vieja para hacer una pequeña hoguera en un rincón que resulte poco visible desde el exterior del edificio medio derruido. Necesitan luz para ver, pero poco más, con un rescoldo bastará. Pero deja combustible cerca por si hay que avivarla rápido.

La misma desolación que sacudió a sus compañeros tras la refriega con las ratas cayó como un relámpago de lucidez sobre la desproprocionada figura de Ursu. Ver el lamentable estado de lo que fueran las provisiones, todas arruinadas, y la sensación de desamparo que acompañó a semejante visión fueron suficientes para que el idiota grandullón dejara caer su espada, deambulase de forma torpe y desorientado y acabara de rodillas y rompiendo a llorar como lo haría un niño. Sí, un llanto violento y ruidoso brotó de su garganta, y para colmo le dio por golpearse el pecho con todas sus fuerzas.

— ¡Gran, grandísimo tonto, Ursu, gran tonto! —gritaba, mientras no dejaba de propinarse golpes. La voz se le quebró, ahogada por los balbuceos. A la torturada mente de Ursu vino la imagen de su odioso hermano Dargoh y sus compinches Tullius y Marrun. Cómo se burlarían de él si pudieran verlo en este instante, qué carcajadas más hirientes las suyas. Le dirían que Ursu no era digno de portar el apellido de los valientes y nobles Justicar, que él era un capricho fatal de la Naturaleza, un insulto. Este pensamiento fue suficiente para acallar el lamento del idiota, que consiguió controlar el flujo de lágrimas, sorbiendo sonoramente los mocos, callándose con brusquedad. Una mirada furibunda se adueñó de sus ojos.

— Ursu no permitirá que esos feos bastardos de los siervos del Nigromante hagan daño a sus camaradas de viaje — dijo el grandullón con voz firme y severa, mientras se alzaba del suelo con cierto esfuerzo. Sintió cómo las tensiones acumuladas lo vencían. Se dirigió hacia donde estaba el pequeño Bill, se sentó cerca de él y se dedicó a acariciar, ensimismado el cuello del animal. Estaba siendo una noche demasiado larga...

El bulto en el que se ha convertido Normoh rebulle y gruñe en su esquina con los alaridos y movimientos de unos y otros. -Mhfhgrmghfrrrque aquí algunos queremos dormir...

Mientras Velocatus apartaba con un palo los cadáveres de las ratas hacia la pila de escombros Hobbard hurgaba entre las destrozadas provisiones en busca de algo que salvar. Los huevos y gran parte de la carne estaban destrozados, parte del grano había sido mordisqueado e incluso podían ver lo que parecían ser pequeñas heces de rata mezcladas con éste. Los recipientes de agua habían sido partidos, en su mayoría por los golpes de los propios aventureros y la mayor parte de su contenido estaba en el suero mezclado con sangre, polvo, serrín y mierda.

Jace inició una fogata cerca de la trampilla, pues apenas había más sitio despejado en la habitación. Hobbard inmediatamente se dispuso a apilar junto a ella trozos desprendidos de las estanterías y que utilizarían como combustible durante la noche.

Mientras Normoh se arrebujaba en la esquina detrás del mostrador, la que parecía más amplia después de la ocupada por la trampilla a la que no había querido volver a acercarse y mientras Ursu chillaba como un bebé recién nacido y se daba golpes en el pecho, Hobbard depositó en una parte del mostrador que sorprentemente se encontraba indemne lo que había conseguido recuperar con exquisito cuidado: algo de agua, escasamente suficiente para dos personas durante un día y eso siempre que no la derramaran, lo que parecía casi imposible dado el estado de los frascos. Unos puñados de grano que quizás estuviera contaminado y que bastarían para dos personas. 

Con las tripas aún gruñendo, intentaron dormir sin pensar en que al menos habían tenido la suerte de poder comer en el bosquecillo de Forbrag y lamentando haber hecho una comida tan temprana y tan frugal, de haber conocido su futura desgracia seguro que todos ellos se hubieran dado un festín.

Ursu, que parecía haber recuperado la compostura salió a por Bill y lo introdujo en la entrada de la edificación. El caballo piafó inquieto, quizás fuera el nerviosismo que transmitía Ursu o quizás la terrible pinta de éste. La sangre de los perros y de las ratas y el polvo verdoso le cubrían de la cabeza a los pies y sólo dos surcos de piel oscura eran visibles en su cara, fruto de las lágrimas derramadas. Si bien el aspecto del hirsuto Ursu habitualmente era tenebroso, ahora apenas parecía humano y más una bestia salvaje propia de los cuentos de miedo que contaba el viejo Averment a los niños. Ató el caballo a una de las estanterías y fruto de la costumbre cerró la puerta tras él o al menos el bastidor que era todo lo que quedaba de ella.

Los agotados aventureros se dejaron caer en el suelo dipuestos a dormir, destrozados por la caminata y los combates. Acostumbrados casi todos ellos a dormir en camas, se removieron incómodos repetidamente en sus sitios asignados. Jace y Ursu tosieron repetidamente con una desagradable sensación de sequedad y picazón en la gargante, si al menos pudieran beber algo de agua, o al menos enjuagarse la boca al menos. Se intercalaron las toses entre ambos, a lo que Normoh respondió, nunca se supo si despierto o dormido, con una sonora ventosidad.