Partida Rol por web

Ugluk y Zoe se adelantan varios metros mientras el resto camináis de forma tranquila, avanzando por el estrecho sendero, el cual asciende por la ladera de la montaña. Durante varias horas, el ascenso parece la repetición de la misma escena, ya que este no varia apenas. El camino es inclinado, no mucho, y está plagado de pequeñas y no tan pequeñas piedras, pero aparte de eso, nada sale a vuestro encuentro para romper la monotonía. Ni siquiera un arbusto, un desnivel o puede que una brisa de aire. Nada,
tan solo vosotros, la montaña y el fulgor violeta que lo rodea. Pero al cabo de un tiempo que no podéis calcular, pues el tiempo sigue esquivo a vuestra intención o posibilidad de medirlo, el sendero parece desembocar en pequeño rellano, quizás un parcela de cuatro o cinco metros de ancho que parece adentrarse en la roca de la montaña, como si hubiese sido excavado en ella, ofreciendo así un pequeño techo a una parte del rellano.

Zoe, la primera en llegar, se detiene a un par de metros, al igual que Ugluk e instantes después el resto, pues en ese cambio del sendero, en esa extraña parcela, un remolino de humo, grisáceo y con dos brillantes puntos de luz rojiza, como si fueran ojos, flota en medio, impasible.

Saludos NO elegidos, sed bienvenidos a la morada de mi señora. - la voz, suave y sumamente grave, sale despedida del humo, transportada hasta vuestro oídos cargada de fuerza, como si las meras palabras fueran pura energía. - Decidme, ¿quien de vosotros será el encargado de batirse conmigo?, ¿quien arriesgará su vida por el bien del resto? Pensadlo bien, no es algo que debáis elegir a la ligera, pero hacedlo rápido. Solo me enfrentaré a uno de vosotros, y si vence, os permitiré el paso. Si no es así, también lo haré, pero en ese caso me quedaré su alma como pago.

El guerrero se detiene en seco, esperaba muchas cosas pero nunca tener que hablar con una pila de humo, aquello iba de lo negro a lo ridículo, sin saber que hacer y sin poder comprender como habrían de batirse con una pila de humo, el guerrero da un paso al frente mas solo para inquirir. Y como te habremos de enfrentar si no eres mas que una pila de humo?

QUedo estupefacto ante tal presencia,y me pregunto lo mismo que Zenram.

SI,cómo,como vamos a combatir si no eres más que polvo,y además,creo que nadie va a arriesgar su vida,para qué?,que recompensa obtendra,más que la muerte?

Acaricio a ZOe,para tranqulizarla,aunque está se siente un tanto nerviosa ante la polvorosa presencia.

Me detengo junto a mis compañeros al ver al ser ante nosotros, sino es mucho preguntar, te referiste a tu señora, de quien se trata?, nos espera?.

Arriesgar la vida, la pérdida del alma para el que pierda, la primera es la B, será aquí donde se utiliza?

No tenéis por que hacerlo si no lo deseáis, pero en ese caso, nadie pasará por aquí. - comenta la voz, sin alzar el tono, impasible ante vuestras preguntas. - Y el como os enfrentareis a mi, eso es algo que dependerá de aquel que elija hacerlo. La respuesta a esa pregunta es la clave de mi propuesta, y el reto que mi señora espera que superéis. - agrega, acompañando a sus nuevas palabras con un movimiento del humo, el cual parece girar por unos instantes antes de volver a detenerse. - En cuanto a mi señora, si bien solo espera a uno de vosotros, al fornido guerrero que debe liberarla, aceptará gustosa la visita del resto, pues hace demasiado tiempo que se siente sola y aburrida.

Murdock dio unos pasos al frente, parándose entre el humo viviente y los tres impíos a los que debía guiar y proteger, a su debido tiempo, al bosque maldito.
Su melena rojiza, compitió difusa, brumosa, con la negra humareda. Al fina, la voz grabe del mago retumbó contra las paredes de la montaña.

Acepto gustoso tu desafío...afirmó con la voz cargada de orgullo, de honor. Los dientes amarillos y manchados del mago, brillaron con su sonrisa cínica....
Si no fuera porque lo considero una estupidez digna de imbéciles. Que nos impide el paso? TU? rugió sacando chispas por sus dos ascuas tan brillantes como las de su nebuloso oponente. Pasaremos, y si nos lo intentas impedir simplemente te dejaremos convertido en cenizas! Que clase de criatura eres que intentas impedir nuestro paso? Humo? A mi paso suelo crear cientos de hermanos tuyos hahaha! Y TU? TU? Quieres que solo uno de nosotros se te enfrente? Que le impediría a los otros soplarte como se haría con una mota de humo?

El mago, dio otro paso, y desenfundó su espadón apuntando con el filo, amenazante. Sin embargo, recordó en ese instante las extrañas palabras conjuradas mágicamente en el bosque, el monolito de maligna e imposible fuerza, y se contuvo en su amenaza.
Hay fuerzas muy extrañas en esta montaña, y si en verdad crees que puedes impedirnos el avance, es que algo no nos estás revelando. No se bien que o quien eres. Ni siquiera a quien obedeces llamándole "tu ama". Sin embargo, no me importa aceptar enfrentarte, si es lo que quieres, pero serías un humo aun más ignorante que el humo que vive en las cabezas de muchos estúpidos que he visto morir con el mismo o más ímpetu, si piensas que ellos, -e hizo un ademan hacia sus tres compañeros abarcando incluso a la nueva cachorra- no se arrojarán sobre ti a atacarte como al peor de los chacales.

El mago, volvió a alzar la espada, apuntando hacia la humareda...amenazante...su izquierda libre, se movía dibujando runas en el aire, como recordando por su propia memoria de mano, los pases que tantas veces había conjurado. La voz de Murdock se alzó como un grito, demostrando su enojo...
¡¡¡ES QUE ESTÁS BROMEANDO CON NOSOTROS ACASO!!!! ¡De que mundo ridiculo has surgido!!

DEL DE TU MENTE!! - el grito, ensordecedor, es acompañado por un veloz movimiento del humo, el cual, al igual que en una explosión, sale disparado en todas las direcciones, creando largos y acelerados haces de humo, antes de que estos vuelvan a fundirse, conformando una muro de grisáceo humo que rodea el rellano así como la parte del sendero suficiente como para dejar a Murdock en su interior. Tras unos instantes iniciales de sorpresa, el muro se ha transformado en una cortina grisácea de al menos 4 metros de altura, la cual gira a una velocidad vertiginosa, manteniendo en su interior al mago y una copia exacta de este allí donde antes estaban los dos brillantes y rojizos puntos de luz.

Cuando por fin te crees capaz de poder reaccionar, una densa cortina de humo, que gira sin cesar, rodea por completo tanto el rellano como un pequeño trozo de sendero. Ante ti, para tu mayúscula sorpresa, puedes verte a ti mismo con la única diferencia del color de los ojos, pues aquellos de aquel que tienes delante brillan con un color rojizo e intenso.

Alerta miras a ambos lados, comprobando que el humo parece cubrir cualquier salida, pero para tu sorpresa, te ves capaz de ver a tus compañeros, los cuales permanecen, al menos por el momento, impasibles tras la cortina.

El ser ante, tu doble, te sonríe socarronamente mientras empuña una espada exactamente igual a la tuya...

El guerrero, acostumbrado y todo a aquellos extraños acontecimientos que venían sucediendole desde hacia algún tiempo, no puede sino maravillarse ante el extraño y seguramente maligno prodigio que se desarrolla ante él, el mago ha aceptado el reto muy a su estilo, hablando y hablando de más, Zenram observa el combate singular y comenta a sus compañeros. Al fin, gane o pierda nosotros pasaremos...

El impulsivo mago, una vez más es testigo de una abrumadora magia, la cual resulta imposible de resistir y termina rodeándolo de un muro de oscuras brumas.
Y así, quedando encerrado a solas con la extraña entidad, entiende al fin a que se refería la humareda viviente con su amenaza.

La diestra del guerrero, sostiene con fuerza el pesado espadón, mientras mantiene la distancia con la misteriosa criatura, y no deja de observar a su lado a los tres impíos que tras la cortina de humo, no pueden hacer nada por ayudarle.

Sin decir ni hacer nada, el falso Murdock te observa detenidamente, al parecer sondeando tus reacciones y movimientos...

¡Que esperas! grita insultante a su par de ojos rojizos.
Ya! Aquí estoy maldita cosa!

Durante un segundo, Murdock se sintió otra vez aquel chico, que oculto en un viejo arcón, se mantenía a resguardo de las llamas...
Al ver a su oponente esperando por él, desconfiado tras tantas sorpresas desagradables enfrentadas últimamente, el mago se mantuvo expectante, y susurró un conjuro menor.

Cuando intento reaccionar es demasiado tarde y el mago y su fantasmal copia se hallan dentro de la bruma, las palabras de Zenram no están faltas de razón asi que tan solo queda espera.

Recuerda, la primera es la "B", digo alzando la voz para que pueda escucharme, espero que le sirva.

Ante la pasividad de su adversario, Murdock parece decidir ser mucho más precavido que en otras ocasiones, y sin apenas moverse susurra unas palabras arcanas a la espera de que el nuevo Murdcok tome la iniciativa.

Sin dejar de sonreír, asiento a la opción de ser el primero en atacar, y decidido, alzo mi espadón mientras doy rápidas zancadas hasta situarme frente a mi objetivo, momento que aprovecho para descargar mi arma sobre él, golpeando su hombro con fuerza, quizás no la necesaria como para atravesar su armadura, pero si la suficiente como para que el dolor se aloje en la zona golpeada...

¿Eso es todo lo que piensas hacer? ¿Tan solo unos pocos trucos de magia? Si es así, creo que no deberías haber elegido el enfrentarte a ti mismo y tus temores.

Cita:

resuena en sus oídos los gritos de la hermosa drow.
Retrocediendo ante los ataques desmedidos de su falsa imagen, del reflejo en humo creado por la aberrante criatura de la montaña, las espaldas del mago presionan contra la densa cortina de humo.
Con un golpe lateral de su espadón, obliga a su oponente a retroceder un paso, dándole tiempo suficiente para susurrar un conjuro. Su mano derecha, dibuja símbolos arcanos en el aire, mientras hace girar entre sus dedos la pequeña bolsa conteniendo una vela roja, como hiciera anteriormente para tratar de rescatar al explorador.

Sin embargo ésta vez, cuando la vela se enciende por si misma, humea, y vuelve a apagarse, es otra la criatura conjurada. Parece ser una especie de agusanado ciempiés, alargado y serpenteante, que se alza sobre muchas de sus patas traseras para atacar a traición, por la espalda, al desprevenido humo transformista.

Cita:

El ciempiés, golpea contra las grebas del falso Murdock, mordiendo con dos afiladas tenazas de su mandíbula.

Ni la sorpresa ni el temor, se alcanza a ver en la fisonomía del falso Murdock. Quizás el humo pueda crear una vulgar copia, pero lejos está de ser una fiel representación de la figura que intenta imitar. Solo sus ojos...sus brillantes ojos rojos...parecen chispear con fuerza, con odio, al recibir la venenosa mordida en las piernas.

LA PRIMERA ES LA BÉ...Bé de Bastardo! Responde a los gritos, dándose fuerzas, lanzándose con el hombro y tratando de hacer tropezar al falso Murdock con el ciempiés a sus espaldas.* El falso Murdock desvía con el puño de su espada al guerrero y las dos hojas de acero se cruzan echando chispas hacia la cortina humeante que les rodea...
¡Eres el Bastardo que nunca llegué a tener maldita humareda!

Cita:

Yo no elegí nada! JAJA, y aun asi te dije con no te enfrentaría solo! Que clase de idiota me crees?

Ante la veloz y eficaz reacción de Murdock, el falso mago no puede reprimir una mueca de sorpresa y dolor cuando los afilados dientes del gusano atraviesan su propia armadura y se hunden en su carne, pero lejos de ceder, se mantiene en pie, con su mirada aferrada a la de su rival. Ni siquiera entonces, cuando este se lanza sobre él, sin duda con la intención de derribarlo, la imitación de Murdock parece sentirse bajo presión o temor, y su mirada se endurece entonces, al parecer divertida y mucho más motivada ahora. Una socarrona mirada cruza entonces su rostro....

Y de repente, con la celeridad de un parpadeo, el falso mago desaparece de la vista, tan veloz como hiciera aparición la luz de un relámpago, y en el tiempo que tarda en llegar el atronador sonido, una figura vuelve a hacer acto de presencia, justo a la espalda del ciempiés. Y esta ya no es una imitación perfecta del mago, sino la de un humano, alto y seguramente más ágil que fuerte, de cabello largo y oscuras ropas de viaje.

Hola de nuevo Murdock. Espero que te acuerdes de mi. - susurra la recién aparecida figura, la cual empuña una formidable y cristalina espada, aferrada con amabas manos, y la cual hunde en el cuerpo de la criatura conjurada por el mago, sin apenas impedimento, como si se tratase de un puñado de mantequillas. El ciempiés emite entonces un gutural grito de dolor, intenso, como si aquel filo le pudiera estar causándole mucho más daño que el que debería, y tan rápido que apareció, desparece, dejando como única muestra de su presencia su sangre bañando parte del suelo. - Umm, si, fue un gran botín, sin duda. - agrega, alzando de nuevo la espada para observarlo como quien mira algo que acaba de conseguir.