Partida Rol por web

En cuanto la puerta se abre, y tu mirada recorre la habitación, detectando al gnomo que bien pudiera ser Stend, cada uno de tus sentidos se pone en alerta, avisándote, señalándote el peligro que emana de ese tipo, un mago, y al parecer poderoso. Varias fuentes de magia, de momento indescifrables en cuanto a su función para ti, se revelan en la estancia, empezando por las mismas paredes que parecen imbuidas por ella.

Murdock se para al lado del guerrero y dejando caer la espada del encapuchado unos metros hacia adelante, sostiene su propio espadón con ambos manos.
Mientras hace esto, y mientras Stend les habla, el mago no deja de recorrer con la mirada la habitación, concentrado, hasta que el intento del tal Fris por salir le interrumpe.

Hey! A donde crees que vas muchacho? El robusto humano agita la cabellera riendo como un poseso y le planta la mano ennegrecida y oliendo a azufre en el pecho, dándole un pequeño empujón como para indicarle que no puede salir del lugar sin ser atravesado por un frío acero...

¿Mejor ve con tu jefe quieres?
le indica señalando hacia el gñomo con el espadon, el cual queda suspendido en su cuello.

Al fin, Murdock alza la vista hacia Stend y por primera vez le habla a él.
TU...¿eres Stend? ....Un gñomo!? Piensa para si mientras intenta identificar las potentes auras magicas que intuye todo a su alrededor.
Tengan cuidado, esta sala está repleta de magia. Murmura entonces en voz baja.

Quizás cuando me prestes tu cabeza pueda considerarte un amigo, maldito brujo loco! Le responde a su vez.

El mago, se mueve un instante hacia su derecha, haciendo que el encapuchado quede entre él y el gñomo...En ese instante, espera el momento justo en el que Zenram o alguien más abra la boca, y susurra unas cortas palabras...

Fris, ante el contacto del mago, detiene automáticamente su movimiento, y solícito, mira de nuevo a Stend, quien sin esconder una divertida sonrisa, asiente y señala con la mirada una esquina de la habitación. El encapuchado asiento, y rápido, se sitúa en el lugar señalado, apratándose así del peligroso Murdock.

Protección contra el fuego en toda la estancia. - afirma el gnomo, mirando directamente al mago, sin miedo aparente en su mirada. - Me he visto obligado a causa del incendio que habéis provocado, pero no os lo tendré en cuenta, necesitaba cambiar de casa y esta es la excusa perfecta. - se explica, con socarroneria, aún a la espera de que aceptéis su invitación a sentaros.

Lejos de contentarte con las palabras del gnomo, aprovechas estas para susurrar tu conjuro, comprobando que, efectivamente, tanto las paredes como el suelo parecen estar bajo la protección de un poderoso conjuro. Pero además, varias auras se revelan a tu mirada, la más poderosa procedente de Skari, la cual, sin duda, posee un poder como nunca has visto antes. Y es tal su intensidad, que el gnomo, a centímetros de esta, parece aprovecharse de dicha situación para esconderse de tu mágico examen.

Otras auras más débiles destacan en vuestra posesiones robadas, ahora en el suelo.

De acuerdo, responde el mago aun concentrado en su conjuro.
Al menos yo acepto escuchar lo que tengas para decirnos Stend.
Murdock señala las sillas que indica el gñomo, y al no percibir magia en el camino hasta éstas ni en los alrededores y techo, mira a Ugluk.
Despues de ti,...Rasg.

Prefiero estar de pie,gracias.Digo sin dejar mi arco y esperando pacientemente lo que tiene que decir Stend.

Menos paciente o calmado que el resto, solo la mano de Dae, que se deja caer sobre el brazo del guerrero, logra que este no se lance contra el gnomo. Aunque por su expresión, está claro que no hacerlo es una decisión difícil y un arduo esfuerzo.

Tienes escasos segundos para explicarte, escoria. - masculla, avanzando para situarse frente al escritorio, la mirada oscilando del mago a Skrai, la cual reposa sobre la madera. Por un momento indeciso, el guerrero vuelve su mirada al Murdock.

¿Puedo cogerla o la magia me privará de hacerlo?  - pregunta, en silencio, señalando, con un claro movimiento de su cejas, a la mesa.

Y ya has gastado un puñado.

Claro. - responde el gnomo, su mirada vigilante con todos, incluida Daenerys, de pie en el Umbral de la puerta.

Como he dicho, os ofrezco mis disculpa y como acto de buena fe, os devuelvo vuestras cosas. - Stend señala vuestra posesiones con una de sus manos, y tan solo cuando mira a Skrai, la duda asoma a su ojos. - En cuanto a esta, ah, no pensé jamás que pudiera hallar algo tan... tan poderoso. Pero también os la devuelvo, ya que no ha traído para mi nada más que problemas. - invitando al guerrero a recuperarla, el gnomo empuja el arma, acercándola al otro lado de la mesa.

Y ahora que os he demostrado mi amistad, ¿que os parece si hacemos un trato? - continua, sin permitir que lo interrumpáis. Si, si, es cierto que estoy en desventaja, y debo reconocer que en bastante, y por lo tanto puede pareceros que no estoy disposición de ofrecer nada, - con una pasmosa e incluso molesta seguridad en a voz, Stend sonrie. - pero debéis saber algo. Si intentáis, aquí y ahora, nada contra mi, puedo aseguraros que no todos saldréis con vida. Por rápido que actuéis, ataquéis o utilicéis vuestra magia, al menos uno, si no varios de vosotros, abandonará el mundo de los vivos junto a mi.

Tras su amenaza, pronunciada sin perder la sonrisa, el gnomo vuelve a callar, y divertido, espera vuestras reacciones. Una de sus manos, en apariencia inofensivas, acaricia su barbilla  mientras su gemela repiquetea sobre la madera de la mesa.

Murdock enfunda lentamente su espadón, y vigilando las auras magicas del lugar, se acerca y levanta su ligera armadura de mallas.
El mago, da por hecho que con ésto ha respondido a la mirada de Zenram, y con una mano libre y la otra sosteniendo bajo el brazo a su preciada armadura, se dirige al fin a Stend.

No te atacaremos por ahora. Nos has devuelto nuestras cosas, y aunque tienes una deuda con nosotros podria llegar a perdonarla si lo que quieres proponernos es lo que yo creo. De que se trata, Stend...ya dejate de rodeos.
Murdock se cuida de no nombrar a Jaleni...no quisiera dar al incidioso gñomo algo de que aferrarse para crear una mentira creible.

Al ver como el mago recupera su armadura, el guerrero muestra una aliviada y ligera sonrisa, y confiado, rodea la empuñadura de Skrai, afianzandola entre sus fuertes dedos.

Siento que nos hayan separado e intentaré que no vuelva a suceder.

Parte de su malestar ha desaparecido ahora que la poderosa arma esta de nuevo bajo su poder y cuidado, el guerrero desvía la atención a Dae, dedicándole una ligera sonrisa, para acto seguido, volver a centrarse en el gnomo.

¿Y bien? - inquiere en un tono bajo pero fiero. - Mi compañero se ha explicado claramente, así que habla.

Sin abandonar su pose y expresión de confianza, el gnomo mira a uno y a otro, guerrero y mago, mientras hablan, y solo cuando el primero calla, inclina ligeramente su cabeza para mirara tras ellos, al drow y la clérigo, ambos algo al margen, tanto que ni siquiera se han acercado a recoger las armas robadas.

Ya que supongo que no puedo quedarme con ella, - empieza a decir Stend, señalando a Skrai. - no me queda otra que ofrecer la vida de a quien buscáis. Jelani. - guiñando un ojo, el gnomo muestra sus dientes, blancos e impolutos, y sin dejar de sonreir, mira a Murdock fijamente.

Así es. Estoy al tanto de muchas cosas. Desde ese pequeño detalle, a otro mucho más importante, como por ejemplo que vuestra fe en Aelyn es inexistente y que son los impuros, esos que se esconden en ese bosque de mierda, vuestros verdaderos amigos. Abandonada cualquier muestra de diversión, la expresión de Stend se endurece a medida que habla, seguramente a sabiendas de que el tema que acaba de proponer es ante todo peligroso. Si alguien lo supiera, si alguien ofreciera dicha información a alguno de los hombres de Lucius o directamente a Solkan, bueno, creo que en ese caso estaríais en un aprieto, ¿o me equivoco?

Maldito... - exclama el guerrero, harto de tantas amenazas. - Si te mato, aquí y ahora, nadie dirá nada de nada. - amenaza él, alzando Skrai para señalar la cabeza de Stend. Tu mismo has sentenciado tu vida, sabes bien que no te dejaremos salir de aquí con esa información.

Convencido de sus propias palabras, pero con un deje de duda en su mirada, Zenram mira a sus compañeros. - A menos que alguien ya haya abandonado esta casa con esos datos.

Exacto. No soy el único que lo sabe, pero si el único que puede evitar que mis chicos corran con esa información a los Elegidos y soldados apostados en Eflun.

Sintiéndose victorioso, pero sin llegar a demostrarlo, el gnomo observa vuestras reacciones, y adelantándose a cualquier palabra, vuelve a hablar.

Mi silencio a cambio de mi vida y la muerte de Jelani. - esa es mi oferta, y, creo que no es mala dada vuestra situación. Aceptadla, traedme la cabeza de ese maldito, y nadie sabrá de vuestras intimidades.

Estas pidiendo mucho Stend....y ofreciendo demasiado poco a cambio. Comienza Murdock mientras planea un buen engaño.

Matar a alguien inocente? Te quedarías con pleno control sobre el bajo mundo de Eflun si hicieramos eso! Ademas, sabemos que Jaleni es quien controla la mayor cofradía de ésta gran ciudad. -mientras se frota la densa barba roja, casi no puede creer lo que dice...hace unos dias Eflun no era más que un pueblo pequeño-...

Perdonar tu vida a cambio de que tus hombres no nos delaten es un trato justo. Pero si quieres que asesinemos a alguien inocente por ti, jajaja! Debes estar aun más loco de lo que pareces!

El mago se muere de deseos por ir a separar la cabeza de los hombros de Jaleni, pero confia en que su farsa sea creida por el inescrupuloso gñomo.

Jaleni será el rey de los ladrones en Eflun, pero es un santo al lado tuyo...
Eres tu quien nos intentó matar, recuerdas?...y varias veces!

Murdock hace una pausa, esperando a que el mago se crea sus palabras...e intente refutarlas.
-si vamos a matar a Jaleni, mejor que sea en nuestros terminos...y si conseguimos algo a cambio de este maldito, pues mejor aun,....

Y por que no matamos a ambos a Jared...menciono una vez he recuperado mis objetos mágicos.Ahora que poseemos nuestros valiosos objetos,ya no nos importa Stend.Además,le digo esta vez a MUrdock,no era a él,señalo al gnomo con mi espada,a quien querías,pues acá lo tienes,ahora no te vuelvas a atrás y préndele fuego.Hemos matado a muchos inocentes para llegar hasta acá...

Este gñomo ha estado adelantados a nosotros cada vez...seguramente sea cierto que tiene informantes preparados para meternos en problemas.

Responde Murdock.

Ademas...prefiero ir a matar a Jaleni, y si Stend puede ayudarnos, mucho mejor...
Esto ultimo solo lo piensa. Esperaría la respuesta del gñomo antes de revelar sus bazas.

Espero pacientemente ante el umbral de la puerta; una vez Skrai yace en manos de su dueño devuelvo la sonrisa a mi amado dejando que el aire salga de mis pulmones aliviada, avanzo unos pasos recogiendo mis cosas volviendo al lado de Zenram al instante.

El tal Jelani es al que quiere Murdock, por lo tanto sino acabamos con él no podremos ir al bosque, por otra parte la oferta del maldito gnomo...

Parece que no nos queda más opción, acabemos cuanto antes y salgamos de aquí, además no confío en tu palabra que una vez hecho el trabajo no salgas a informar, como podemos solucionar ese pequeño punto?, sino como bien dices más de uno se irá contigo al infierno.

Al advertir el cariz de la conversación, al parecer cada vez más inclinada hacia el lado del gnomo, el rostro del guerrero se asevera aún más, y con una mueca de desprecio, recoge el resto de sus posesiones, entre ellas su armadura, la cual se viste, de forma rápida, mientras sus compañeros hablan.

Por mi podemos acabar con él, pero hemos de tener en cuenta nuestras prioridades. - dice al fin, escupiendo las palabras sin gustarle, pero recordando que su misión es otra bien distinta a la de morir o quedar atrapado en Eflun. Así que su vida a cambio de su silencio, me parece más que suficiente. Que él se encargue de sus enemigos. - agrega, apoyando así la propuesta de Murdock, con la mirada fija en Stend.

Al advertir vuestra decisión, el gnomo parece enfadarse, o al menos frustrarse, y apretando los labios, se permite unos segundos de meditación, tiempo que dedica a observaros, cavilando.

Podríamos seguir negociando durante horas, pero no tenemos tanto tiempo. - empieza a decir, adornando sus palabras con otro silencio, permitiendo así que el crujir de tablones y muebles, sonido que proviene de abajo, donde el fuego seguramente ya ha comenzado con la destrucción de la planta baja, sea ostensible en la habitación. - Ni tampoco ganas. Ahora, sabed que no todos los intentos han sido míos. Ah ese, - continua, señalando al drow. - no lo he intentado matar yo. El propio Jelani guiaba la mano del asesino.

Tras su información, que parece ofreceros gratuitamente, el gnomo se pone en pie, y serio, introduce su mano bajo su camisa. - Está bien, el trato será mi vida por mi silencio. - afirma, sin esconder su desagrado. - Y ahora me voy a ir por mis propios medios, y os recomiendo que hagáis lo propio antes de que el fuego logre lo que mis jóvenes muchachos no han conseguido. Y por favor, dejad que el chico también lo haga. - agrega, sacando nuevamente su mano, donde parece haber algún tipo de polvo o sustancia, sin duda alguna ingredientes propios de los magos para sus conjuros. Manoseando dicha sustancia, el gnomo os mira, aún dispuesto a escuchar lo que queráis decirle.