Partida Rol por web

La historia del cura Sao, el campesino Ticio y su burra Mera

II. Pero qué ven mi ojos

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17/11/2013, 14:24
Director

Nada más comenzar la vigilancia, creísteis conveniente, al menos, reservar cama en la posada, para poder contar bajo techo las buenas cien monedas del cura una vez acabado el trabajito. Además, Aleixo podría resguardar a su mula en la parte trasera. Una vez resuelto este contratiempo andásteis de un lado para otro, ya dentro de vuestra tarea, y aquello que le pagaran a uno por ver a buenas mozas o reirse de las chanzas que los borrachos y los tontos soltaban por mediación del vino era un trabajo tal que sencillo en verdad. ¿Acaso podría pasar algo? Seguro que no, en absoluto.

No sabíais porqué ese cura de extraño acento temía tanto por su vida, puesto que un siervo de Cristo no debe nunca dinero, no se enemista con nadie (más bien los perdona), y no queda mal con nadie excepto con Dios, por el mero hecho de ser hombre, pero lo tal se arregla con una buena tarde de rezos y promesas. Entonces ¿porqué temía tanto el cura Sao por su vida?

En estos pensamientos y vigilancias anduvísteis durante media hora, quizá un poco más. La gente seguía bebiendo y comiendo, el fuego resplandecía y parecía haber fiesta para rato. En uno de los momentos, mientras incluso vosotros cruzábais miradas entre los tres, perdísteis de vista al cura de mofletes bien rosados... ¿dónde estaba? Girásteis las cabezas, anduvísteis hasta alguno de los rincones más oscuros de la plaza, pero nada (había gentes pecaminosas haciendo algún que otro acto carnale, ya se sabe, pero ni rastro del párroco). Os volvíais a mirar las caras de desesperación, porque éste no aparecía a medida que pasaban los minutos.

Y fue durante un instante que se oyó un griterío en un lateral de la plaza: eran los mercenarios del cura Sao, esos hombres también contratados como para protegerle. Iban en grupo, como corriendo a algún lado y barruntando algo mientras avanzaban. En cuestión de un segundo se perdieron por uno de los callejones de la plaza...

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17/11/2013, 15:55
Martí Puig

Merda...merda piensa para si mismo Martí. Le recorre como un relámpago la conversación que ha escuchado momentos antes de conocer al cura, no sabe bien porque. Dejando a un lado sus pensamientos hace un gesto a sus compañeros, para que le sigan.

El bandido corre detrás de los mercenarios, con sigilo y utilizando las sombras de las callejuelas. Intenta seguirles lo suficientemente cerca como para intentar ver lo que portan, arriesgándose a veces incluso a ser descubierto.

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20/11/2013, 16:38
Calisto de Samos

Visto lo visto, el goliardo se acercó al viejo alquimista apoyando la espalda contra pared en algún rincón desapercibido... no sea que fuera verdad aquello que se dice sobre las desgracias... y miró a su alrededor en la plaza. Luego le dijo: - Oye viejo, tú que non pode correr tanto, vigila los movimientos de os paisanos a ver si recoñeces en na multitude alguna cara en exceso interesada con todo lo de los mercenarios. Eu voy a seguir a Marti, non sea que la tomen con él. - Dicho lo cual, Calisto trató de escabullirse inadvertidamente de la plaza y se puso a la zaga de los mercenarios, no por la calle en que estos desaparecieron, sino por una colindante, tratando de seguir en paralelo el sonido de sus botas.

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21/11/2013, 21:09
Aleixo El Despreciado

PNJOTIZADO.

Aleixo asintió, pero realmente fue por el nerviosismo, y se giró, y en breve tiempo, al volver la cabeza por donde Calisto y Martí se habían escabullido, ya no vio a ninguno de ellos, ¡cómo corrían!

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21/11/2013, 21:11
Director

Te das cuenta de que quien ha hecho correr a los mercenarios de Sao por la calleja ha sido precisamente él, desde un lado de la fiesta. Te quedaste allí en medio del jolgorio, pensando si seguir a tus compañeros o hacer otros menesteres de vigilancia, como Sao había pedido al contrataros.

Notas de juego

De momento estás en la plaza. Postea sólo para tí.

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21/11/2013, 21:13
Niño

Non hacía falta ser un lince para escabulliros por las callejuelas de Monegros de Urbión, justo detrás de aquellos mercenarios de Sao y su marcha. Debido al gran estruendo que hacían (insonoro al lado de la fiesta montada en la plaza) no teníais que preocuparos por el sonido de vuestras botas y su rechinas sobre el suelo, que poco os verían si aprovechábais las sombras, como hacíais. En breves, vísteis como el grupo de cinco hombres (que eran cinco) cogían a un chaval entre todos, mientras éste parecía forcejear con ellos.

¡¡Nooo!! -gritaba mientras le tiraban de brazos y piernas a la vez-, ¡¡De... Dejadme!! ¡¡Ayyy!!

Notas de juego

Aleixo se ha quedado en la plaza. No le marquéis.

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22/11/2013, 13:04
Aleixo El Despreciado
Sólo para el director

- ¡Pero que desgracia para este pobre viejo! - protesta levantando la cabeza como si imploraba al cielo - ¡sólo quería descansar mis pies y heme aquí sin saber que hacer!.

Aleixo no sabía muy bien que hacer. Sin dejar de sujetar la mula mira alrededor. Bueno pues esperaré y vigilaré.

- ¡Maldita sea mi estampa!.

Notas de juego

Post corto para ir volviendo a la normalidad. Me despido hasta el lunes a ver que ocurre mientras mi Pj está en la plaza "vigilando".

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23/11/2013, 09:42
Martí Puig

Martí no hace ningún movimiento que pueda delatarle. ¿Sería el cura, tan miserable como para creer que un pobre niño esta detrás de aquello que tanto teme? Con estos pensamientos en la cabeza sigue escondido esperando ver el siguiente movimiento de los mercenarios.-Fills de puta.-murmura para Calisto.

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23/11/2013, 16:55
Calisto de Samos

El goliardo responde con un silencioso asentir de cabeza al denuesto del bandido y, con el ágil juego de su mano izquierda, lleva del morral a la manga oculto algún tipo de cuchillo alargado. Y así permanece, al igual que Martí, sin dejarse arrebatar por la mala sangre, expectante de ver cómo se desarrolla la escena. 

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25/11/2013, 18:07
Director

¡¡UGGHH!! ¡¡AAAHHH!! ¡¡BAFFFFZZZZ!!!

Aquellos tipos pegan una soberana paliza al chico (oís unos gritos de dolor y deseperación), y vosotros lo véis, y lanzan su cuerpo a una esquina, mientras, para asegurarse de que acaba de morir, lo patean y le arrean más mamporros y puñetazos, dejándolos en medio de la calle, en la parte trasera de un par de casas, en la sombra. Es entonces cuando, aún estando vosotros preparados y ocultos en vuestras esquinas, el grupo vuelve por la misma dirección que han (Y habéis venido), pasando a vuestro lado y saliendo de nuevo a la plaza de la fiesta como si nada. De nuevo, se entremezclan entre la gente para continuar la guardia de protección del cura Sao.
 

Notas de juego

Si volvéis a la plaza, narradlo.

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25/11/2013, 18:13
Director

El grupo de hombres que salió irrumpiendo vuelve disimuladamente a la plaza de la fiesta (donde estás) y se dispersan de nuevo entre la multitud para continuar, al igual que tu, la vigilancia a favor del cura Sao y su protección.

Notas de juego

Un cosa con el tema de la mula: he narrado en el primer post de esta escena que finalmente encontráis la posada y arregláis el problema de dónde dejarla (para que no la tengas siempre contigo y sea una carga).

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25/11/2013, 23:10
Aleixo El Despreciado
Sólo para el director

Aleixo se siente más tranquilo tras el regreso de los "vigilantes". Se sentía fuera de lugar, maldita sea mi suerte que hace un viejo como yo en un lugar como éste.

Notas de juego

he narrado en el primer post de esta escena que finalmente encontráis la posada y arregláis el problema de dónde dejarla. 

Cierto Master, leí rápidamente para hacer el post pues era tarde. Ahora lo leí con más tranquilidad.

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27/11/2013, 23:25
Calisto de Samos

Madre de Deus. -Calisto tenía previsto un plan de contingencia, o mejor dicho, estaba dispuesto a improvisar una de sus habituales artimañas, más astutas que otra cosa, en el caso de que los mercenarios se excedieran al castigar al niño. Pero la brutalidad y violencia que estos monstruos descargaron sobre el infante fue de tan extrema contundencia, y sobre todo, de tan inesperada crueldad, que el goliardo apenas si se atrevió a respirar cuando estos, de vuelta a la plaza, pasaban a su lado. Se giró hacia Martí, agarrándole de la muñeca, con los ojos muy abiertos y aterrorizados, como preguntándole si es que él había visto lo mismo que él... y si iban a hacer algo, o qué demonios iban a hacer ahora.-

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28/11/2013, 00:17
Martí Puig

El forajido recuerda cosas que pensaba haberlas enterrado muy profundamente en su subconsciente. Se libera de la mano de Calisto y se dirige con paso firme hacia el cadáver del chaval. Tragando saliva comienza a inspeccionar el cuerpo, intentando encontrar cualquier cosa de valor o alguna pista que explique el ensañamiento de esos asesinos con un pobre niño. Una vez registrado todo, se da media vuelta y vuelve a la plaza con los ojos clavados en los mercenarios. El cura puede morirse cuando quiera, poco le importa ya.

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28/11/2013, 00:34
Calisto de Samos
Sólo para el director

Cuando el bandido se lanzó a inspeccionar el cuerpo sin vida del desdichado crío, Calisto, sin moverse del sitio, se paró a pensar por un segundo si es que fuera posible que el tal Marti fuera en verdad un bandido tan despiadado, y provisto de tanta sangre fría, como para rapiñar con esa premura el cadáver todavía caliente del niño muerto. Y a juzgar por su actitud, con la rabia que había estado contemplado la escena, y con la violencia que se soltó de su mano cuando esta hubo acabado; el goliardo -y aunque todavía andaba bastante conmocionado por lo sucedido- tuvo que desechar esa idea de su cabeza. No: seguramente fuera algo mucho peor. Calisto esperaba que el bandido no fuera tan estúpido como para intentar cobrarse algún tipo de venganza, al menos no de una forma directa pero claro, tampoco se quedaría allí para comprobarlo. Esta vez sí, y puesto que no deseaba que nada de lo ocurrido le salpicase, decidió volver por una calleja alternativa a la plaza... y una vez allí trataría de localizar a todas las caras conocidas.

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28/11/2013, 17:33
Director

Calisto y Martí volvieron a la plaza central, et no por el mismo sitio, que la prudencia parecía ser una de sus buenas virtudes y que bien hicieron que salieron a donde estaba el fuego y las animadas chanzas por otro lugar. Allí Aleixo volvió a visualizarles, nada más ver que también llegaba en tropel aquellos mercenarios de Sao, y Calisto y Martí vieron que Aleixo seguía en la plaza, vigilando de forma normal, tal y como mandaba el encargo recién adquirido.

La noche era pletórica, y la fiesta estaba en su momento más álgido; incluso las llamas de la gran hoguera central alcanzaban ya las cuatro menos diez de la noche, y las tinajas de vino puestas para el reparto por doquier han sido rellenadas, por lo menos, ¡por enésima vez! Es entonces cuando, en un lado de la plaza, vísteis un pequeño revuelo. Unos tipos que no eran los hombres de Sao se agrupaban. Uno de ellos parecía gritar algo.

Notas de juego

Pido PRUDENCIA en los destinatarios. Aleixo se ha enterdo de algo que no debía (por no estar allí). Pido que cuando uno de vuestros compañeros no esté en la acción, no se le marque.

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28/11/2013, 17:41
Ticio

¿¿¡¡QUÉEE!!?? ¡¡ÁLVARO!! ¡¡ALVAROOO!! -gritaba un hombre-. Fue entonces cuando otro le llamaba a la calma, le nombraba como Ticio: "Ticio, cálmate, ¡cálmate, por Dios!" -le decían-. Tenía pinta de campesino. ¿¿¡¡APUÑALADO!!?? ¡¡NO puede ser!! ¡¡NOOO!! ¡¡HIJO MIO!! ¡¡ÁLVAROOO!!

Fue entonces cuando el tipo comenzó a golpear a cuanto tenía alrededor: tiró al suelo dos jarras de vino sobre un pequeño "poyete", dio patadas a unas sillas y cogió unos mendrugos de pan y de pura rabia e impotencia las lanzó contra el fuego de la hoguera, montando en pura cólera. Ticio no puede creer su mala suerte. Entonces, en medio de la plaza se oye un estupor propio de la muchedumbre, la cual rodea a un niño que allí hay de pie, y que se pone a hablar.

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28/11/2013, 17:46
Xuxo, "el Mudo"

Aquel crio vestía como un pordiosero, y tenía un aspecto sucio y desarrapado. Allí, delante de todos, comienza a hablar.

Ha si'o po' culpa de Sao, que yo lo vi -y cuando hablaba el estupor de la gente era mayor, como si viera a la Virgen-. Vi al cura da'le una bolsa con oro al hombre malo que mal pullazo le dio al pobre A'varo.

Tras acercaros  a la gente, no entendéis qué pasa realmente. Y es normal que con lo que el chiquillo "ha soltado por esa boca" la gente enmudezca. Pero entre los cuchicheos de los presentes, entendéis el motivo de la expectación: el chaval, que por lo visto se llama Xuxo... ¡es mudo! (de hecho lo apodan así), ya que nació de tal guisa, pues Dios no le dio la facultad de hablar. Lo sorprendente es que, para lo primero que dice, está incriminando a Sao de algo.

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28/11/2013, 17:53
Cura Sao

Es entonces cuando alguien os empujó, haciéndose paso entre la gente. Era el cura Sao, que se detuvo delante del niño con cara horrorizada.

¡Ohh Señor!, ¡"el Mudo"! -dijo con muestras de sorpresa y a plena voz-. ¡Si el crio habla -como refiriéndose a las gentes, pero sin dejar de mirar al chiquillo-, debe ser cosa como del Demonio! ¡Y mirad lo que el Mal le hace decir! ¡Qué barbaridad! ¡El Demonio ha corrompido el alma de Xuxo, y sólo hay una forma de liberarla!: ¡¡HAY QUE QUEMAR AL MUCHACHO EN LA HOGUERA!! ¡¡HOMBRES!! -dijo finalmente llamando a su pequeña hueste de matones-.

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28/11/2013, 17:57
Director

Los tipos a sueldo del cura cogieron al niño rápidamente, mientras éste se resistía casi inutilmente. Sin embargo, la mitad de la concurrencia del pueblo allí citado miran con malos ojos al cura, que según lo que ha dicho Xuxo, habría cometido un grave crímen. Entendéis por el contexto que un muchacho de nombre "Álvaro" (e hijo de ese campesino que lloraba, Ticio) ha sido asesinado hace un rato, supuestamente, por los hombres del cura. Y ahora medio pueblo apoya a ese Ticio, mientras que la otra media está de parte del humilde párroco del lugar... ¡Ay, que ésto ya no es una fiesta!

La gente de parte de Ticio, que aún tienen jarras y vasos en mano, saltaan con furia contra los mercenarios del cura, intentando liberar al crío de sus manos (incluso alguno de ellos ya está apilando leños en la gran hoguera de la fiesta su prendimiento); pero la otra parte de la muchedumbre, que les parece normal que el Demonio haya embrujado a un niño mudo haciéndole hablar, intentan parar al resto... ¡Es casi como una pequeña batalla campal!

A todo ésto, Ticio, cuchillo en mano, arremete contra Sao, metíendole una fría de metal por las costillas, en un rápido movimiento y a la vista de todos... ¿¡Y de tal guisa protegéis vos al cura!? Sea como fuere, el golpe asestado por el filo llena toda la cercanía de sangre y grasilla del rollizo cura mientras vecinos se pegan puños y patadas entre sí...  Pero... ¡créanme sus mercedes que no les miento cuando les digo que la cosa no acabó ahí! Alguien de la muchedumbre, "ni harto ni perezoso", le endosa un hachazo a Ticio por la espalda, justo después de darle la cosida al párroco. Ticio cae al suelo entre gritos e insultos varios...

Tanto el cura Sao como el campesino Ticio (¿sería por éste último por quien el párroco apelaba por protección?) fueron retirados de la amalgaba de puños y zarpazos, tirones de pelo y embistes sin igual, así como llevados fuera del lugar. Parecían muy maltrechos, e incluso se veía que salir ambos de sendos golpes sería harto difícil... En la plaza, el enfrentamiento entre las gentes ya no es por asar o no a Xuxo en la hoguera, sino que los mamporros crecen ahora también por las dos cuchilladas de Sao y Ticio. Ya hay unos cuantes escalabrados...

Vosotros, enteramente perplejos, véis como algunos arrastran a otros a la hoguera, ¡y ya han caido siete! ¡¡Qué despropósito! ¿¡Y Dios permite estas tropelías!?

Notas de juego

A Ticio y a Sao los llevan fuera de la plaza, cada uno por su lado. SOIS LIBRES de hacer y deshacer.