Partida Rol por web

Escucho al Cabo dar instrucciones sobre como actuar dado como las cosas se están complicando, la rotura del frente por los bichos plasma no lo hace más alentador el mantenerse ahí parado sin saber siquiera desde donde están atacando y encima con la posibilidad de que desintegren a todo el grupo en un abrir y cerrar de ojos.

Apunto al Hooper que tengo delante pero McNillon con una velocidad asombrosa lo barre del aire forzándome a buscar otro blanco. Un par de Tigers al frente son lo primero que aparecen y justo delante nuestro, aprieto el gatillo sin apuntar correctamente el arma en el hombro y esta salta saliendo las balas para cualquier lado. Maldición, encima que no tengo munición extra hago esta mierda. Me insulto buscando darme fuerza para poder seguir adelante y no fallar al resto del grupo.

¡Mantenemos la posición soldados! gritó Frost como respondiendo a la pregunta de Mc Nillon que continuaba escupiendo plomo hacia la nube de voladores que estaba cada vez más cerca. La sangre comenzaba a saltar en las líneas de la federación. Incluso entre la ventizca, Jhonny pudo ver por casi fuera de su ángulo de visión infantes caer. La visión nocturna le impedía ver correctamente el color rojo, pero lo sabía porque lo había presenciado otras veces: esos cuerpos que daban un paso hacia atrás, inhertes, o se arrodillaban por última vez, lo hacían decapitados. La sensación de ver una cabeza humana rodando hacia sus pies como un balón de fútbol hizo que se le estrujasen las tripas. Sin embargo la línea del escuadrón Gatling seguía firme, gran parte de los voladores habían caido ante el buen accionar de sus hombres. Estaba comprobando en carne propia que podía confiar en ellos, que tenían madera de buenos infantes. Podemos aguantar, vamos a aguantar.

Instintivamente clavó la rodilla en el suelo para apuntar con mayor firmeza.

¡McNillon, Taylor, Tarcus sigan disparando a los voladores que tenemos adelante!  Gritó las órdenes por la radio casi quedándose sin voz. Acomodó el rifle hacia uno de los tigres que aún intentaba avanzar entre la balacera, y lo estaba logrando.
¡El resto, bajen esos tigres y cuiden los flancos! el terrible bicho estaba en su mira, conocía los puntos débiles de aquella alimaña. Su dedo hizo deslizarse al gatillo con suavidad, como un tranquilo día de práctica en el polígono de disparo de las barracas. El canto de las balas se le antojó como el ritmo de la melodía que estaba componiendo antes de salir a la presente misión. La culata del morita sobre su hombro le daba la sensación de estar tocando su violín, un momento de inspiración. Perfecto. Cada una de las cinco balas salían del cargador, pasaban por la recámara y viajaban por el aire llevando la música que el cabo escuchaba hacia las partes del sistema nervioso central del bicho, y lo hacían temblar y tambalearse.

Si mi padre pudiese verlo... Jhonny sonrió para sí mismo.

Hans escuchó lo que le decía Rivas y algo en su interior le hizo parar. Desde ese lugar tuvo que mirar de nuevo la línea de combate. Iba a morir, sí o sí, y el cazador que tenía dentro le decía que muriera llevándose los chinches que pudiera por delante. Así pues, y aún con un problema en su interior, pues no estaba del todo tranquilo, Corrió todo lo que pudo para volver a la línea de combate, junto a Campo de Guerra.

El mensaje de radio del teniente Hammer heló a Mia García por un instante: no podía creer que la batalla se hubiese torcido tan rápido. Tras cagarse mentalmente en los muertos de todo el Puesto de Mando por su incompetencia a la hora de planificar el ataque, se juró que saldría de aquella viva. No lo hagas por tí Mia, hazlo por tu padre.

Sin tiempo que perder, transmitió la información a su escuadrón para que se prepararan para lo peor. - Escuadrón, los flancos han caído. La nueva orden es mantener la posición hasta que nos llamen a replegarnos. - La Consejero Táctico guardó silencio... y se dejó llevar por la emoción rompiendo su imagen de tipa dura - Chicos... yo no pienso ni correr ni morir. Saldremos de esta juntos. Confío en vosotros.

Dicho esto, Mia volvió a contactar con el Puesto de Mando para solicitar el ataque orbital, confiando en que tuvieran la misma puntería que la vez anterior, pues esta jugada sería más arriesgada. No esperó a una orden de sus superiores, pero la situación lo requería: parecía ser la única que veía que el escuadrón a su derecha se estaba desmoronando. Debía proteger a aquellos infantes ligeros para que la Gatling no se viese hostigada por el flanco - Puesto de Mando, aquí la Consejero Táctico del escuadrón Gatling. Solicitamos disparo con misil incendiario en las coordenadas (31,-I). Repito, incendiario en (31,-I). Cambio y corto.

Colgó y sin dudar ni un instante dió un paso al frente y abrió fuego sobre el enemigo, tal y como Frost había ordenado. Mente fría y arma caliente, Mia. No dejes que os flanqueen.

Gallagher miraba a sus alrededores y a sus subordinados evaluando la situación, mientras recargaba su arma oyó a Marcus gritar.

-Cambio de planes chicos, nos quedamos a tomar el café con los bichos, dale caña Marcus-dijo a la vez que habría fuego contra el volador que tenia mas cerca de el.

La situación se está saliendo fuera de control.

Que mas da, si vamos a morir que sea peleando.

Muere mierda grito mientras disparo al bicho volador frente a mi.

Tarcus sintió con la ultima ráfaga como su cargador se vaciaba, se llevo la mano al cinto y con un solo movimiento la encajo en la ranura vacía.
 
   -ULTIMO CARGADOR!!- Grito al percatarse de que después de que vacié este se quedaría completamente inutilizado para el combate con la esperanza de que algún compañero le diera algo de munición para seguir a la carga.
 
 

-Si cabo.- Afirmo a las órdenes del Cabo Frost y disparo tras cambiar el cargador sin moverme del sitio a los voladores que nos acechan.

Cada vez habíamos sacudido más el avispero de bichos, ahora era cuestión de meterles plomo, estar unidos y crear una lluvia de balas para evitar que se nos acerquen más de la cuenta...

El bombardeo de las fuerzas de la flota y de los contingentes de artillería de la infantería móvil continuaba con gran intensidad aunque por el numero de bichos que iban atravesando la muralla de fuego, era claro que la precisión dejaba mucho que desear. Y es que en aquellos momentos si algo necesitaban las fuerzas de infantería (por no decir que lo deseaban con ansias), era que la flota devastase a todo el enemigo en un instante y con ello las cosas fueran mas simples.

Los bichos por su parte continuaban con su incesante ataque y al menos de momento ya habían logrado detener el avance de las fuerzas de la federación. Mas aun, con los flancos colapsando, los bichos empezaban a ejercerá una acción envolvente; si lograban superar la barrera de energía que en aquellos momentos estaba apagada, lograrían cercar a un amplio numero de infantes los cuales se encontrarían aislados y solos.

Los Hoppers en el cielo ya estaban demostrando su gran capacidad mortífera al herir a múltiples infantes e incluso lograr decapitar a dos fusileros ligeros. Los bichos tigres sobrevivientes estaban a su vez causando considerables muertes, y los ripplers por su parte, no tardarían en ser un verdadera amenaza. A lo lejos a su vez se aproximaban incontables guerreros y numerosos tanques; si las cosas continuaban así no solo no podrían volver a retomar el avance sino que serian superados.

La situación se estaba volviendo insostenible, como un martillo los bichos estaban golpeándoles, y los primeros voladores ya habían sobrepasado sus lineas, debían hacer lo que fuera para que la linea se mantuviera, eso era lo único que haría que no fueran comida para bichos, si mantenían la linea podrían sobrevivir otro día. Con la seguridad que le daba el arma en las manos que le habían dado en intendencia, dió un paso decidido hacia adelante y disparó sobre un grupo de bichos que estaban cerca, cada milisegundo con el dedo puesto en el gatillo hacía que el cañón de la shredder se desviara un poco más, cada vez un poco más, seguramente no le había dado a ninguno pero ante tal cantidad de balas quizá fuera suficiente para mantenerlos a raya un poco más hasta que se hiciera con el trasto que tenía entre manos.

Maldita sea, creo que no le he dado a ninguno, maldijo preparandose para el consiguiente ataque de los bichos.

Ante la situacion que se les venia encima y viendo que los flancos no tardarian en ser rebasados, el teniente Hammer no tuvo otra opcion mas que dar la orden que menos deseaba dar en aquellos momentos. -Retirada tactica todos, retirada tactica; mantenga la linea mientras retrocedamos y no dejen que el enemigo se filtre por los huecos entre escuadrones-.

Mente fría y arma caliente. Se repetía Mia mientras abatía a un Tiger. Mente fría y arma caliente. Mente fría y...

De repente, un Hopper pasó rasante sobre el escuadrón, destrozando al sargento Gallagher y silenciando a Mia. En ese instante todas sus alarmas y miedos se dispararon: el enemigo había llegado a sus líneas.  En ese instante fue consciente de porqué se encontraba en ese lugar: eran cebo para los arácnidos. No había más estrategia detrás de aquel avance suicida. El mensaje de radio del Teniente Hammer no supuso ninguna esperanza para ella.

La Consejero Táctico se terminó de desmoronar en cuanto vio aparecer Tanques más allá de la cortina de fuego que había creado el disparo orbital.  A Mia le temblaban los labios. Su arma se deslizó entre sus dedos, cayendo con suavidad al suelo. Se había quedado de piedra. - Fro- Frost... sa- sar- gento... reti- retirada... - Logró articular la Consejero, con la mirada perdida más allá de las líneas enemigas.

El peligro en el frente de batalla aumentaba exponencialmente. McNillon estaba tan centrado en disparar a aquellos voladores que se acercaban hacia el escuadrón, que la visión de lo que se les venía encima lo dejó petrificado. Una marea de guerreros avanzaban hacia ellos cruzando el campo de batalla con una velocidad y determinación aterradoras. El fusilero se había mantenido firme en todo momento pero ésta fue la gota que colmó el vaso...

La visión de los insectos acercándose, los voladores atravesando las líneas de fusileros, el sargento abatido, la aparición de los tanques y el tartamudeo de García comunicando la orden de retirada. Demasiadas cosas como para poder soportarlas. El cuerpo de Jenkins se paralizó mientras su mente trataba de analizar todo aquello, posponiendo el resultado de sus cavilaciones a sabiendas de que no supondría nada bueno. No notó cómo su morita se deslizaba entre sus manos y caía al suelo como consecuencia del shock que estaba sufriendo. -Gue... guerreros y tigers. Los tenemos encima.- Dijo con un tono ausente en una vaga advertencia al resto del escuadrón. Fue todo lo que el fusilero pudo hacer en una situación semejante. Y cabía la posibilidad de que fuese lo último que haría si no reaccionaba pronto...

Los bichos nos están barriendo tanto por aire como por tierra. Ya tratar de distinguir entre tigers, warriors y obreros no importaba, cualquiera de ellos que se pusiera cuerpo a cuerpo abriría al medio a cualquiera. Del otro lado de la línea se ve al Sargento caer víctima de un bicho volador que no logré ver bien. Al mismo tiempo García dice las órdenes que todos escuchamos y que ahora le toca al Caboo llevar adelante. Retirada.

Sabiendo que no podríamos salir corriendo como si nada pasara, sostengo la morita con firmeza y abro fuego a lo que tengo delante esperando que Guerra o Vandel se encarguen del otro lado. Esto va a ser una carnicería. - Guerra o Vandel cubran ese voladores (H-18) - Y todavía faltan los que vienen bajo tierra. Con un demonio, esto puede ser el fin de casi todos los que estamos aquí parados defendiendo a la Federación.

Apenas he llegado al lugar donde había dejado mi arma, cuando comienzo a escuchar las preocupantes comunicaciones de mis compañeros.
Echo un vistazo al frente y lo comprendo todo. No hay nada que hacer. No tenía que haber regresado al combate. He perdido un tiempo precioso volviendo cuando ahora podía estar llegando a zona segura.

La desesperación me embarga y echo a correr nuevamente hacia retaguardia.

Venga Mijail, vamos, vamos, vamos. Se repetía a si mismo el soldado, abriendo fuego contra una de las chinches voladoras que se acercaba hacia sus compañeros. Las balas salieron con mortal precisión, destrozando al animal que por su inercia, acabó aterrizando practicamente a un par de metros de donde estaba la linea de combate.

Por poco.

No podemos relajarnos, joder. Nos estan superando por todos lados, debemos hacer algo y rápido. Mía volvió a hablar por el comunicador. Stukov estuvo a punto de hacer alguna broma sobre el tonod e voz que estaba usando, cuando se dio cuenta que lo que realmente pasaba, era que estaba acojonada. La miró, y vio que no solo era ella a quien se le había caido el arma. Varios de sus compañeros les estaba pasando lo mismo. ¿Que han vist...? Miró entonces al frente, tras la primera linea.

Bichos Tanque. Joder. Necesitamos artillería pesada... quizás por eso nos dicen que nos retiremos. No vio la caida del sargento a causa de otra chinche voladora, pero si escucho las ordenes de Llorens. Debían pensar como unidad, él se quedaría junto a Llorens y Haggar, retrasando al enemigo. Así que con el arma entre las manos, apuntó a las chinches que se acercaban y comenzó a disparar como si no hubiera un mañana.

- ¡CORRED! - Alzó la voz a sus compañeros que parecían estar quietos, mirando como los bichos se les lanzaban encima.

Todo se había vuelto cada vez peor, el rojo de la sangre humana comenzaba a bañar el horizonte a vista, ya los cadáveres de ambas especies se mezclaban en un espectáculo dantezco. Como una tormenta tropical, los bichos pasaban por el aire arrasándolo todo, y de un momento a otro Gallagher caia luego de soltar un grito apagado. El pánico comenzó a repartirse entre sus hombres como la plaga, y de repente su flanco estaba desmoronándose. Las órdenes de retirada salieron de la temblorosa voz de García mientras caia al suelo tiritando.

El sargento era la primera pieza de una lista de miembros del escuadrón Gatling, que se llevaría consigo muchos más si no volvían rápida y ordenadamente. Su prueba de mando se le vino encima demasiado temprano, además de guiar a los infantes que allí peligraban debía salvar a cuantos pudiese...

Dio un paso hacia adelante, poniéndose de pie y recargando rápidamente desde su bandolera ¡Gatling, nos retiramos ordenadamente! gritó por la radio mientras abría fuego sobre los voladores que aún venían de frente ¡Yo tomo el mando, Llorens es mi segundo! disparen a todo lo que se mueva.

Hans no daba pie con bola en esa batalla, sus nervios se habían visto puestos a prueba en el aterrizaje y lo había hecho bien, pero en esa batalla, en ese avance contra los bichos, no, no había conseguido nada, y encima ordenaban retirada, ¿no se supone que tenían que llegar a un punto avanzando?

No, iban a morir, iban a morir todos, y en ese momento se dio cuenta de que no podía hacer nada, su cuerpo no se movía...