.-Voy a volver para indicar el ataque al centro-. Y regresa con rapidez deslizándose sobre una elevación de la montaña. En lo alto alza la bandera para marcar el ataque.
- Guay? Supongo... pero por ahora tenemos cosas que hacer. Vamos a por el combate, con mis indicaciones.
.-¿Cuando atacaremos?-. Dice viendo pasar a los draconidos ante vosotros.
- Esperaremos media hora a ver si vienen los nuestros. Si vienen, atacaremos con ellos. Si por este tiempo no han venido, atacaremos por nuestra cuenta.
En unos veinte minutos el explorador hace señales con los banderines. Los flancos central e izquierdos están en posición para el ataque.
- Al ataque, no esperemos más!! - digo yo, sin gritar alto, para sorprender al enemigo. - Los dracónidos deben morir!!
La cuarta carga con gran pasión. La que llaman la heroica protagoniza una carga épica a descendiendo de desde la bruma de la parte elevada de la cara norte de la montaña hasta el Desfiladero de la Muerte .-¡Victoria Entrega Imperio!-. Exclaman los legionarios con sus espadas en ristres y los pesados escudos al frente.
Los dracónidos se giran en el desfiladero e intentan reaccionar pero el impacto legionario es como una piedra de catapulta cayendo sobre una chocita para guardar ganado. Los escudos empujan a las filas dracónidas haciéndolas retroceder y causando bajas por aplastamiento e incluso que los draconidos se claven sus propias armas en el caos. Al otro lado del desfiladero decenas de draconidos caen al abismo por el impulso del ataque que como una avalancha se propaga.
Tras el primer contacto las cerradas líneas legionarias se proponen a seguir avanzando.
¿Recuerdas lo de la "Zona de Interpretación pura"?. Sera lo que apliquemos por ahora.
¿Quieres decir que ahora será cuestión de nuestra oratoria verbal, sin dados?
Así es. Puedes interpretar tus actos así.
Animo a los legionarios a seguir avanzando, mientras voy dando golpe tras golpe. Ahora que ya ha desaparecido el efecto sorpresa es cuestión de no perder el valor.
- A por la victoria, defensores de la humanidad!!
Vale.
Los legionarios se abren causando bajas y aunque están tomando este punto del desfiladero el ejercito dracónido es mucho más extenso el ejercito imperial tendrá que tomarlo punto por punto frente a un enemigo mucho más numeroso. Arborius neutraliza a varios rasos sin problema.
En ese preciso momento se escucha el sonido de los tambores. El general Mediev avanza desde el centro.
La sexta esta tomando una posición más adelantada del desfiladero y el resultado de su ataque es muy similar al de la cuarta. Contra un recodo de la montaña. Una pared rocosa impide que los enemigos puedan deslizarse abismo abajo, pero en ese espacio reducido los seres reptilianos están cada vez más comprimidos.
.-¡Como si prensarais uva muchachos. Que no quepa una gota de sangre de lagarto en el desfiladero!-.
Una clase de dracónidos más cruel y sanguinaria, por no decir enloquecida, ataca con mayales con agresividad desatada contra los legionarios. Uno de ellos mira a Arborius furibundo. Agita su mayal de pinchos u grita antes de cargar contra el .-Iaaaaaaaah-.
Lo miro atentamente, a Berserk, mientras preparo mi escudo y mantengo la espada en alto, preparado para embestirlo cuando lo tenga cerca.
Con un sonido chirriante de metal el mayal choca contra el escudo legionario. Arborius siente un ligero dolor en el brazo al tener que soportar la fuerza del impacto.
El chico se desliza rodando bajo las piernas de uno de los dracónidos destructores y luego lo acuchilla por la espalda varias veces hasta que cae. Después de eso salta esquivando un nuevo ataque con lanza.
La devastación reina en torno al lupino. El monstruoso mercenario esta completamente empapado en sangre dracónida, y por todas partes a su alrededor hay extremidades y vísceras. Los largartos estan aterrados con su avance. Parece que Garrett se lo esta pasando bien...
Teniendo a Berserk tan cerca, le intento golpear de arriba abajo, procurando herirlo seriamente. Lo iré matando poco a poco. Nada me detendrá.
La espada legionaria arranca un pedazo de la mandibula del rival que a pesar de la severa herida sigue insistiendo con aparente desprecio por su vida. La sangre brota a borbotones del enemigo que en no tardara en desangrarse demasiados minutos.
.-Gozomoz aplasta dracónido-. Dicho eso uno de los reptiles es empotrado contra el suelo de un contundente martillazo.