Partida Rol por web

Aelar da un paso adelante y luego estalla en un frenesí de velocidad en el que sus dos espadas se mueven como serpientes.

El proyectil de fuerza golpea en el pecho del bugbear, que saca fuerzas de flaqueza y rodea a Varis. Sin embargo, el fuerte dolor de la herida hace que no pueda ni levantar el mangual.
El otro bugbear no tiene mucha suerte y, justo antes de atacar a Boran, Aelar lo destripa con sus dos espadas al unísono.

Boran acude rápidamente en ayuda de su compañero, atacando con fuerza a uno de los goblins, sin embargo, su ataque es demasiado impreciso.

Aelar se entretiene unos instantes haciendo girar sus espadas en el interior del cuerpo del bugbear, como asegurándose de que está muerto y bien muerto. Un brillo peligroso asoma a sus ojos, mientras que una sonrisa feral ilumina su rostro, una sonrisa que no promete nada bueno para los demás bugbear.

Aelar alza la voz y dice, dirigiéndose en lengua común a los dos monstruos restantes: Rendíos y, tal vez, sólo tal vez, os perdonemos la vida. La oferta sólo es válida si la aceptáis de inmediato.

Sureya espera atenta la respuesta a la pregunta de Aelar, además, no quiere abandonar su puesto de protección a Faust y Hadarai y no se atreve a disparar con la ballesta a unos enemigos tan cercanos a sus compañeros...

¡¡Mulchmouth nunca se rinde!! dice mientras trata de golpear con su mangual a Varis, fallando estrepitosamente.
Sureya guía a Faust hacia un lado del camino. El joven Warlock apunta con uno de sus cetros a un bugebear matándolo en el acto.

Eso ya lo veremos... contesta el paladín apretando los dientes mientras busca una posición ventajosa ahora que le han librado del otro enemigo. Una vez allí levanta su espada e impacta con fuerza en el hombro de su adversario, pero la armadura del bugbear consigue frenar el filo, por lo que al final el golpe, aunque bastante doloroso, se queda en un corte poco profundo.

Visiblemente tranquilo y relajado por como se está desarrollando el combate, Hadarai sigue a sus compañeros con celeridad y, bajo la protección de la clérigo dracónida, se posiciona en línea recta con el último de sus enemigos. Durante un breve instante, el mago eladrín parece dudar qué sortilegio lanzar esta vez, pero finalmente el arcanista vuelve a valerse de su poderoso proyectil de fuerza.

-Ha tenido su oportunidad de sobrevivir y la ha desaprovechado. No merece otra cosa. Además, no quiero malgastar a la ligera un conjuro tan poderoso--se justifica a sí mismo para desechar el Dormir. 

Aelar camina hacia el bugbear restante y, llegando, le lanza un combo de ataques, fallando con la espada corta.

Arremetéis con fuerza contra el último Bugbear, que parece resistir mucho mejor vuestros golpes.

Boran dio un paso al lado para poder coger al bugbear opr la espalda, y allí esperó la mejor oportunidad para golpearle, pero cuando lo hizo, la estocada fue profunda.

Mulchmouth trata de golpear a Varis, pero con todos hostigándole no consigue hacer nada. Al verse frustrado, el Bugbear huye como puede tratando de esconderse tras los árboles.
Boran y Aelar no consiguen golpear a su enemigo desprevenido, pero Varis le hace una fea herida en su huida.

¡Así que nunca te rindes pero si huyes, vuelve aquí cobarde! Grita el paladín al bugbear mientras sale detrás de él, procurando no caer en ninguna trampa, e intenta alcanzarlo con un espadazo.

A pesar de no contar con ello en un principio, Hadarai decide que ha llegado el momento de utilizar el más poderoso de sus conjuros. Concentrándose en el osgo que ahora huye, el arcanista trata de abrumarlo con una oleada de agotamiento mágico. Sin embargo, el sortilegio no resulta todo lo potente que el mago eladrín esperaba y su fiero oponente tan sólo queda ralentizado.

-Tengo que practicar más a menudo el Arte, porque me estoy quedando bastante oxidado.

Varis no deja escapar al bugbear y le golpea con su arma, sintiéndose vigorizado a la vez. Faust, al ver tan lejos a la criatura decide esperar.
Hadarai trata de dormir con un conjuro a Mulchmouth pero solo consigue fatigarlo levemente.