Partida Rol por web

Aelar señala con su espada larga al bugbear de 10,5, y camina tranquilamente hacia él, fijándose en el suelo para evitar otras posibles trampas de lazo, mientras sus labios marcan una sonrisa que no promete nada bueno.

Los proyectiles mágicos de Hadarai golpean en el pecho del bugbear.
Acto seguido, el humanoide se oculta de nuevo tras la maleza para disparar a Boran por sorpresa.
El otro bugbear al verse encarado con Varis se mueve un poco y le golpea con su mangual.

Aelar llega cerca del bugbear pero se da cuenta de la existencia de una trampa de red a su lado y se detiene, evitándola, con uan semirreverencia burlona.

¡Eh, tú!, dice al bugbear con voz helada. ¿Tienes huevos de venir a por mí o tengo que ir yo a sacarte?

Viendo que el bugbear duda, Aelar le suelta unos cuantos insultos en lengua común, para animarle a que se mueva.

El diablillo que queda se lanza al vuelo hacia Aelar hostigándola para tratar que caiga en la trampa, pero la pícara es muy ágil y evita la artimaña.
Frustrado el diablillo continúa su vuelo, sin que Aelar pueda alcanzarle.
Sureya se coloca delante de Faust y dispara con su ballesta hiriendo en un hombro al Bugbear

Aelar mira de reojo al diablillo y, sin dejar de controlar con la vista al bugbear, señala a los de atrás que se ocupen del volador.

Ella tiene algo más importante que hacer.

Cita:

¡ES MÍO!, ruge Aelar al ver el ataque de Sureya. ¡Tú ocúpate del diablillo y déjame a éste para mí, que le voy a hacer un hombre!

Boran trató de levantarse, aunque rápidamente se dio de cuenta de que eso no era posible, así que perdió unos sedundos en romper su trampa con la espada, para ponerse luego en pie.

Al llegar al lado de Boran, y visto que el bugbear no se dignaba a avanzar, Aelar se entretuvo en cortar la red que retenía al guerrero.

No te muevas, no te vaya a cortar, dice secamente la elfa.

Boran carga contra el bugbear más cercano y le sacude un tremendo espadazo.

Boran carga con fuerza contra uno de los bugears, que se tambalea muy malherido.
El bugbear que se ocultaba más al norte abandona su arco y flanquea a Varis con su mangual. El golpe va dirigido a la cabeza del paladín, pero solo da al aire.

Tengo que salir de aquí... piensa el paladín al verse rodeado por los traicioneros monstruos.

¡Arde maldita bestia! Grita justo antes de soltar un tajo de su espada flamígera en el brazo armado de su contrincante, que se encoge dolorido mientras Varis aprovecha para retroceder un par de pasos y abandonar su precaria posición.

Sin embargo se cuida de pisar justo por donde ha venido, pues de reojo ha visto caer a su compañero Boran en una de esas trampas de red, y mantiene los sentidos alerta por si encuentra alguna otra.

El poderoso golpe del paladín hiere en el brazo a unos de sus contrincantes, que casi se le cae el mangual.
Faust lanza su descarga infernal sobre el último de los diablillos que cae al suelo.

-¡Cuidado, Varis!--exclama el mago eladrín cuando se percata de que aquellas malvadas criaturas tratan de flanquearlo.

Viendo que el siervo de Melora está en inferioridad numérica, Hadarai lanza un nuevo y certero proyectil de fuerza al osgo herido en el brazo por su compañero.