Partida Rol por web

Hadarai aguarda un instante observando a Sureya por si la dracónida decide finalmente poner voz a sus pensamientos. Sin embargo, al poco desiste, niega con la cabeza y, en completo silencio, el mago eladrín sigue a sus compañeros hacia el exterior sin llegar a despedirse del condestable.

Una vez fuera de la casa del condestable, Aelar se agacha, coge un guijarro del camino, y lo lanza con todas sus fuerzas hacia el espacio abierto, para descargar su frustración.
Sin dirigirse a nadie en particualr, comenta: A mí no me llevéis más a ver a payasos como éste, porque os juro que he estado a punto de trincharlo un par de veces. ¡Será cabrón!

-¡Ja, ja, ja!--ríe Hadarai a carcajada suelta cuando Aelar estalla emocionalmente.

-Sí que era un poco racista el hombre, sí. Sobre todo para ser alguien que debe ajusticiar a su pueblo. Casi siempre pasa lo mismo. Deberían dejar que fuera la gente más inteligente, y no la que posea más dinero, la que se encargase de administrar las cosas a conciencia para el bien común.

Tratando de calmar a su compañera, el arcanista se coge del brazo que le queda libre a la elfa, dando forma a una extraña tríada de personajes, y comienza a caminar alegremente mientras tararea la canción para niños que musitó anteriormente Faust.

Cita:

Mmmm, no sé, primo, responde la elfa, aceptando gustosa el brazo del eladrín, las magocracias suelen acabar en dictaduras más o menos encubiertas, si es eso a lo que apuntabas sub-li-mi-nal-men-te.

Yo tengo una teoría, tan loca como yo misma, de que para los cargos públicos habría que escoger personas a las que hubiera que llevar arrastrando y pataleando, bajo la condición de que se hicieran cargo del asunto por un tiempo determinado, digamos unos cuatro años máximo, y luego se les permitiera volver a su vida normal. Me parece que de esa forma tratarían de hacerlo lo mejor posible; lo que desde luego no funciona es elegir para un cargo a alguien que quiera ese cargo, porque seguro que no tiene en mente el bien común.

Pero claro, ¿qué se yo de gobiernos y de cargos? acaba, apoyando soñadoramente la cabeza durante unos instantes en el hombro del mago eladrín. Luego, como si hubiera tenido una idea súbita, pregunta en voz alta: Faust: ¿a tí te gustaría ser condestable?

Ante la perpleja mirada de todos, al escuchar la aparentemente jocosa pregunta, el pequeño se paró por unos instantes, deteniendo al grupo súbitamente, para explicar:

-No, tendríais que llevarme a rastras; pero me gustaría que yo lo fuera.- dijo con una de sus habitualmente escasas largas frases, que no quedaba nunca muy claro a cuento de qué venían tras tanto silencio.

Sin embargo, como si lo que hubiera dicho en realidad no hubiese ocurrido, retomó el miszmo paso, con el mismo ritmo cadencioso y rechinante por el entrechocar de su armadura, mientras seguía tarareando muy por lo bajo la pegadiza cancioncilla infantil.

Aelar, sorprendida como todos por la larga e hilvanada frase de Faust, sonríe de una forma que parece iluminar toda la zona en la que estáis y, juguetona, alborota el cabello de Faust con la mano como en un juego entre hermanos.

¡Ése es el espíritu!, anuncia jovialmente, mienras adecúa su paso al de Faust y tararea por lo bajo la misma cancioncilla.

Boran se mantiene callado aunque no ajeno a la conversación, ante la intervención del muchacho no puede reprimir una sonrisa, para luego continuar con el grupo.

Sus ojos, sin embargo, no dejan de mirar al frente.

- No os distraigáis demasiado, recordar que ya ha habido ataques por aquí...

Saliendo de la casa del condestable junto a Boran, al ver su sonrisa y después de la conversación que ha presenciado entre sus compañeros no puede evitar comentar:

- Desde luego amigo, somos un grupo pintoresco. Si alguien narrara nuestras historias creo que le saldría más a cuenta extenderse en estas anécdotas que en nuestros actos heroicos, ¿no crees?

Ante la mirada inquisidora de Hadarai levanta la voz.

- Veamos al Molinero.. y en un susurro añade Antes de que sea tarde.

Cita:

¡Eh, eh!, dice Aelar en tono fingidamente molesto. ¿A quién estás llamando "pintoresca". Para tí, SEÑORA pintoresca, que para algo tengo un rango militar importante y tú no. ¿Cómo era? ¿Cabo o cabo especialista?

Y al acabar, para que no quede duda, irrumpe en un sonora carcajada.

Os dirigís a los calabozos de la ciudad para hablar con el molinero preso.

Mientras caminamos hacia los calabozos, Aelar pregunta a los demás: ¿Jugamos a poli bueno/poli malo, a ver si le sacamos algo al molinero? ¿O vamos de guais y de que queremos ayudarle?

-Como querais, aunque un servidor siempre prefiere ir con la verdad por delante--conviene Hadarai después de la propuesta de Aelar.

-Además, si es cierto lo que tememos sobre los ataques de esos seres feéricos al pueblo de Riverbend, el pobre hombre debe estar sufriendo de lo lindo. Hace unos días ha perdido a su mujer y ahora lo mantienen en un calabozo a la espera de que alguien decida cuándo ejecutarlo. Sólo pensarlo me da escalofríos...

Faust asiente como si comprendiera muy claramente las palabras de Hadarai y luego añade:

-Le preguntamos. Si quiere, ¿viene con nosotros?- termina en tono de duda hacia el paladín de Melora.

Cita:

Nadie ha hablado de mentir, devuelve Aelar con su clásica sonrisa de chica mala. Pero no conocemos de ese hombre nada más que su mujer era elfa. Damos por supuesto que no tuvo nada que ver con su desaparición, pero existen tantas pruebas a su favor como en su contra, o sea, ninguna por el momento. Una aproximación es decirle de entrada que creemos en su inocencia, y otra es que, si nos dice todo lo que sabe, intentaremos ayudarle a salir de ésta, sí y solamente sí, es inocente.

Y en este tipo de dialécticas, suele funcionar que alguien haga de buena persona, y otro haga de perro de presa. Si repugna a vuestra sensiblidad hacer de perro de presa, yo prefiero averiguar la verdad a parecer simpática, acaba.

Un campesino llamado Pelham guarda el almacén que hace de cárcel improvisada. Al principio os mira receloso pero al saber que venís en nombre del condestable Kolya, os deja pasar.
'Froderick, tienes visita! dice el hombre mientra os guía al interior. El molinero es un hombre fornido de cabellos castaños que os mira con resignación.
Buenos días tengan ustedes. ¿Vienen ya a ajusticiarme?

Cita:

Eso dependerá de si eres culpable o no, ¿no te parece?, responde Aelar con tono neutro.
Cuéntanos todo lo que sabes de la desaparición de tu mujer, y podría ser (ojo al condicional) que te creyéramos.

Pues verán ustedes, yo soy el propietario del único molino de este lugar. Un molino es buen negocio y el mío no ha parado de moler.
He sido feliz con mi amada Ellessandra, que fue bendecida con la belleza de las Hadas. Ella proviene de la corte del Rey del Roble.
Todos me envidian. Ya intentó alguien de este pueblo ahogarla en el río hace unos días. Por suerte la encontré casi muerta y la llevé al templo a tiempo para salvarla.
Ahora ella ha desaparecido, no sé si ha sido un trasgo que la ha raptado, o alguien del pueblo que la ha matado y ha ocultado el cuerpo.
En cambio el Condestable me acusa a mi, porque dice que ya intenté ahogarla.
Ya ve señora que desgracia la mía

Cita:

Explícanos cómo fue ese incidente, por favor.