Yurev quedó sorprendido un instante, pero enseguida provocó al segundo pescador golpeándolo con la carpa en el rostro para salir corriendo entre risas hacia las calles más oscuras que rodeaban el mercado.
-Gracias por la cena, noble señor -dijo en griego.
Una vez alcanzara la oscuridad de alguna calleja adecuada, dejaría el pescado a la vista de manera estratégica y se escondería para emboscar al pescador y poder alimentarse de él.
Si corresponde haría la tirada de esconderme cerca del pescado para asaltar al señor.
El pescador lo persiguió ladrando vocablos que Yurev no entendió, pero a buen seguro era una variada colección de improperios.
En el callejón, el mortal observó el pescado tendido en el suelo. Se acercó a recogerlo sin dejar de mirar en derredor, al tiempo extraía de su túnica una pequeña navaja.
De momento no te ve. Tira Destreza + Pelea si te vas a abalanzar sobre él.
Motivo: des+pel
Dificultad: 6
Tirada (8 dados): 9, 7, 3, 3, 3, 7, 6, 9
Éxitos: 5
Yurev se abalanzó sobre el comerciante y lo retuvo contra el suelo al tiempo que con una mano le sujetaba el brazo con el que sostenía la navaja. Desenfundó los colmillos y los hundió en el cuello del mortal. La sangre cálida inhundó su boca, empujada por el latir del corazón. Tenía un sabor dulce y joven, mezclada con una brizna de furiosa pasión que reconfortó los sentidos del Ravnos en cuanto bajó por su garganta.
Motivo: Destreza + Pelea
Dificultad: 6
Tirada (4 dados): 6, 2, 9, 5
Éxitos: 2
Motivo: Nivel de Resonancia
Dificultad: 6
Tirada (1 dados): 4
Éxitos: 0 Fallo
Redúcete el Ansia a 1.
Resonancia Colérica.
Una vez se hubo alimentado, Yurev se incorporó y se limpió el mentó con la mano sin apartar la vista del hombre sobre el suelo. Echando un último vistazo a la entrada del callejón ocultó el cuerpo y le cerró las heridas antes de marcharse y alejarse del mercado. Esperaría a Daniela en las inmediaciones permaneciendo atento a cualquier alboroto que pudiera producirse.
No sé si se hace lo de cerrar heridas, pero por si acaso...
Yurev pasó la lengua por la herida abierta que quedó al instante sellada. Ocultó el cadáver y se ocultó para aguardar a Daniela. Los minutos se hicieron eternos, haciéndole temer que un evento adverso pudiera haberse producido. La incertidumbre se disipó cuando la vio volver hacia la lonja. Parecía estar buscando al propio Yurev con la mirada.
Yurev abrió los brazos con una sonrisa, como recriminándole que se hubiera retrasado, y acudió a su encuentro.
-¿Ha ido todo bien? Por vuestro rostro deduzco que ha sido un paseo fructífero.
-Muy fructífero -le confirmó la gitana con mirada satisfecha. El efecto de la Alimentación se hizo visible en el tono rosado de sus mejillas-. Ha sido rápido. No queda mucho para alba pero aún podríamos volver a departir con Anand si os place. No tendrá inconveniente en que pasemos el día en su refugio.
-Me parece una gran idea -consintió Yurev mirándola a los ojos. De repente tuvo miedo de encontrar en su mirada cualquier sombra o brillo de sospecha-. De hecho, tengo que confesar que la perspectiva de esa conversación pendiente cobra un mayor interés con vuestra presencia...
Me gustaría poder hacerme una idea de si sus intenciones son así de sencillas o si hay alguna doble intención. ¿qué tendría que tirar?
Motivo: av. intenc
Dificultad: 6
Tirada (7 dados): 6, 10, 7, 8, 7, 5, 2
Éxitos: 5
El Ravnos podía presumir de una dilatada experiencia en tratar con embusteros, trileros, tahures y demás gente de la calle. Hasta el mejor de los mentirosos podía delatarse mediante un gesto, una mirada o un matiz en la voz. Ninguno de esos indicios se hizo evidente en el semblante de Daniela. La Vampira era sincera.
Yurev se pasó la mano por el rostro como si quisiera acallar la voz de la sospecha que siempre bullía en su cabeza.
-Decidme ya que tenemos un pequeño paseo, ¿cuánto tiempo lleváis en Delhi? -le preguntó mientras dejaba que la ravnos lo guiara de vuelta al refugio de Anand-. ¿Sois de por aquí o, como a mí, os trajo hasta sus muros el destino de las noches?
-Bueno, a simple vista podéis comprobar que no nací nativa de estas tierras. Nací húngara y crecí a la sombra de los Cárpatos. Fue Abrazada ahí, pero las guerras se ceberon con los más pobres y muchas ciudades se volvieron inavitables para los nuestros. Busqué un lugar en el que pudiera ser libre hasta que lo encontré aquí, en la primigenia tierra de nuestro Clan. De eso hace más de un Siglo.
Yurev asintió y frunció el ceño.
-¿Hungría? Recuerdo haber estado en Buda... O quizas no -sonrió-. La verdad es que hay demasiados episodios de mi vida, antes y después del abrazo que mi memoria no consigue alcanzar. No sé si será el tiempo o quizás es que fui víctima de alguna maldición. Veo por vuestra historia que no somos tan distintos, que somos hijos de la misma sangre y al fin y al cabo, de los vagabundos y los rechazados... -paseó la vista por los alrededores, dándose por primera vez algo de tiempo para disfrutar de la ciudad que lo contemplaba. Durante tanto tiempo había querido llegar a oriente que ahora se maldecía por no prestar atención a lo que tanto había anhelado-. El destino ha mostrado con nosotros algo de benevolencia al traernos hasta aquí.
Al compas de la conversación llegaron a la puerta de la casa de Anand.
-El tiempo nos modela a todos y cada vez es más rápido. Sin duda se avecinan noches de cambio. Creo que quien no sepa adaptarse quedará consumido en cenizas por muchos siglos que haya visto.
La húngara llamó a la puerta y aguardó a que Anand abriera.
Yurev se quedó unos instantes pensativo observando a Daniela. Le daba la sensación de que mucha gente en Delhi era partidaria de los cambios y las alteraciones; le gustaba o, por lo menos, le interesaba.
Yurev se encogió de hombros y al comprobar que nadie respondía volvió a llamar a la puerta con algo de impaciencia.
-Quizás dejó el refugio al comprobar que no acudía a nuestra reunión. Espero que no se haya enfadado -sonrió-. Decidme, ¿es Anand un vástago rencoroso? ¿Debo temer por mi pellejo?
Daniela le sonrió.
-Creo que tu pellejo está a salvo -dijo ella. Después relajó el gesto y frunció el ceño-. Es muy extraño que no esté. Siempre pasa el día en su refugio y queda poco para el alba. Quizás le haya pasado algo. Deberíamos entrar.
-Vos le conocéis mejor -dijo Yurev echándose a un lado-. Os sigo.
La Ravnos bajó el picaporte junto a la cerradura y miró a Yurev, aparentemente sorprendida porque la puerta no estuviera cerrada desde dentro.
-¿Anand? -preguntó a la casa sin obtener respuesta.
Daniela se adentró unos pasos con la debida cautela, mirando enderredor. Parecía dudar sobre si examinar la planta de superior o abrir la trampilla del suelo.