El hombre la condujo hasta una posada cercana y tras pagar a la dueña subieron juntos a la habitación.
-Desvístete y baila para mí, fulana -le dijo con una repugnante sonrisa en la que brillaban dos dientes dorados.
Hakan siguió el olor de un extraño hasta alejarse de la iglesia para luego volver a ella. Ahí el olor se mezclaba con el de Rosalía, caminando juntos hasta separarse. ¿Quizás fuera Christian Adler?. El rastro del Vampiro continuaba hasta una catacumba cercana. La amenaza del Amanecer se hacía más presente.
Iba a postear, pero me ha entrado tal mala leche que lo dejo para más tarde.
-Sí, amo -respondió sumisa.
Canturreando suavemente para acompañar sus movimientos comenzó a moverse delante del hombre mientras con los ojos recorría hambrienta su enorme cuerpo en un gesto que él bien podía malinterpretar. Sin dejar de mecerse se acercó hasta casi topar con él y recogiéndose el cabello con ambas manos le mostró el cuello y los hombros invintándolo a probarlos, como si fuera ella la presa y él el cazador. Pero apenas sintió la repugnante caricia de sus gruesas manos extrajo los colmillos y los hendió con fuerza junto a la clavícula.
Motivo: Autocontrol (Especialidad)
Dificultad: 6
Tirada (3 dados): 4, 1, 2
Éxitos: -1 Pifia
No dejo ni las migas.
Cuando la Bestia se retiró saciada hasta su oscuro rincón en la mente de Rosalía, la Vampira vio ante ella el cuerpo desangrado de aquel hombre, con los ojos en blanco y la piel pálida. Sintió el deseo de relamer sus labios, empapados del icor carmesí y testimonio de la ansiedad furiosa con la que había bebido de aquel desdichado.
Ponte 11 de Sangre que era un gordo.
Ya saciada y de mejor humor, decidió no torturarse por haber dejado aparecer a la Bestia y centrarse en el auténtico problema: el cuerpo. No podía sacarlo de allí sin ser vista ni tampoco aguardar hasta tener una oportunidad. Lo mejor sería esconderlo para ganar tiempo; cuando lo descubrieran ella ya estaría lejos. Le cerró las heridas y arrancó de su cinto la bolsa de monedas. Arrastrándolo por los brazos lo llevó junto a la cama, y ayudándose de los pies lo empujó hasta que quedó por completo bajo el lecho. Por fin abrió la ventana y comprobó la altura.
El lobo gigante entró en la catacumba. Si era Christian Adler a quien había seguido, al menos tendría oportunidad de agradecerle su ayuda en el interior de la iglesia. Debía asumirlo: Thomas y la Ventrue que le acompañaba iban a perderse, al menos por aquella noche.
Sentía una frustración, mezclada con abrasadora furia, difíciles de contener... Pero no podía hacer gran cosa con el sol tan cerca de despuntar por el horizonte.
Una agradable brisa nocturna la recibió cuando se asomó por la ventana. La sensación era reconfortante, como si el mundo aprobara sus actos y su naturaleza predadora. Miró hacía abajo y comprobó que el suelo de la calle estaba apenas a tres metros por debajo. Posarse sobre él no debería representar un reto para la grácil Rosalía.
Tira Destreza+Atletismo+Celeridad
La criatura lobuna siguió por el corredor subterráneo. Al fondo escuchó un mecanismo moverse y cuando hubo llegado al final se topó con un muro que le cerraba el paso. Olisqueando supo que Adler había cruzado por allí, más no parecía haber forma de volver a accionar aquel sofisticado ingenio.
Agudizó su oído para asegurarse de que nadie se acercaba hacia la calleja, y apoyándose en el alfeizar saltó para posarse grácilmente en el sucio suelo. Alzó un instante los ojos hacia la ventana abierta y se alejó de allí en dirección a la Casa Bona.
Motivo: Des+Atl+Cel (Especialidad)
Dificultad: 6
Tirada (7 dados): 7, 10, 6, 5, 5, 8, 6
Dados repetidos: 9
Éxitos: 6
Ni siquiera lo intentó. No disponía de tiempo ni de ganas para hacerlo. Se fundió con la tierra en la misma forma de lobo en que se encontraba, buscando algo de calma y paz en el sueño diurno.
Y uno menos de sangre. Así se salda una noche maravillosa en la que había empezado con 18. Maravilloso.
A la noche siguiente, Hakan emergió de la tierra en las puerta del refugio de la catacumba....
Durante su descanso no había resuelto gran cosa. Con el rastro de Daister y su esbirro ya frío, no disponía de un abanico de opciones, precisamente. A la puerta de la inviolable cripta en la que descansaba Adler, Hakan tomó asiento y apoyó la espalda contra la pared. Cerró los ojos y consideró sus opciones. Aún tenía que salir de la ciudad para dar a Jarl algo de su sangre… Y por supuesto seguía estando el asunto de dar con su maldito objetivo y de alimentarse él mismo. Lo primero es lo primero, ahora y siempre, y lo más importante seguía siendo el Clavo.
Así pues, se concentró. No sólo conocía a Thomas, sino también al clan Ventrue. Mucho más incluso que algunos de sus miembros. Si combinaba ambas cosas, quizá podía dar con el escondrijo de alguno de ellos, Thomas o la furcia. Había seguido el olor de Adler, pero tenía cierta noción de la dirección en la que había perdido los otros dos rastros, separados. Tenía, por tanto, tres pistas a su disposición. Cruzándolas, tal vez podía dar con alguna clave…
Motivo: Int+Conocimiento de clan (Especialidad)
Dificultad: 4
Tirada (6 dados): 10, 7, 10, 10, 3, 7
Dados repetidos: 1, 6, 5
Éxitos: 6
He tirado Conocimiento de Clan Ventrue, a ver si entre lo que he deducido yo y la tirada puedo dar con alguna pista.
PD. Interesante tirada.
La puerta de la cripta se abrió y tras ella cruzó Christian Adler, quien se sorprendió al ver allí a Hakan.
Sabes que el Clan Ventrue perdió su gran presencia en Italia con la caída del Imperio Romano. La península ha sido sometida por los Capadocios, los Lasombra y los Nosferatu. No obstante es una información que no tienes actualizada por el tiempo el Letargo. Respecto a las costumbres de los Ventrue, sabes que están dispuestos a ayudarse entre ellos, la mayoría de veces por lealtad, nobleza y prestigio de Clan y otras por beneficio mutuo. No obstante, conociendo a Thomas y sabiendo que cumple un encargo directo de Mithras, consideras que es poco probable que busque ayuda de otros camaradas, pues se vería obligado a revelar más información de la deseada. Tampoco estás seguro de cuánto puede haber recordado y cómo eso ha podido influir en sus objetivos ahora mismo.
-Anoche había tres rastros saliendo de la iglesia. Seguí el equivocado –explicó a Adler.
Se sumió en un tenso silencio. Descubrió que no se había quitado de encima la furia de la noche pasada, que empezaba a quemarle desde dentro. Quería a Thomas, en verdad lo quería, pero sabía que para él tener el Clavo (independientemente de que lo entregara a Mithras o no) era una carta. Una carta con la que jugar en el Juego de los Condenados. Un maldito as, de hecho. La tentación sería demasiado grande como para no usarla. No estaba seguro de poder convencerle por las buenas de que le entregara aquello.
Pero era imperativo que él se hiciera con el Clavo, pues era el único que no pretendía usarlo. ¿Dónde iría Thomas si no quisiera dar explicaciones a nadie de su clan? ¿Dónde se refugiaría? Ir al lugar más insospechado sería demasiado fácil, y no se rebajaría a descender a las entrañas de la tierra… No, habría buscado un lugar elegante en el que pasar desapercibido. Al menos entre la sociedad Cainita. Un burdel sería de su gusto, pero demasiado obvio.
Era un disparo a ciegas, pero se le ocurrió algo: una acaudalada viuda, madura pero conservando su atractivo. Una elegante mujer que gustara de esencias y perfumes de la que poder alimentarse, presta a ser seducida y dispuesta a acogerle como invitado. Ella sería discreta por temor al ‘qué dirán’. Él tendría un refugio seguro con todas sus necesidades cubiertas. Negó con la cabeza. Era demasiado a ciegas, pero no tenía más que suposiciones e ideas basadas en su conocimiento de Thomas.
-Marcho, Adler. Ten buena noche.
Cuando Rosalía hubo llegado a la Casa Bona, Nicolae aguardaba ya en su interior.
-Parecéis más... repuesta -comentó al verla entrar-. Vuestro amigo el nórdico me siguió anoche. Dice que confundió mi rastro con el de Daister, pero bien podría estar buscando algo sobre Christian Adler. ¿Estáis convencida de que es de total confianza?
-Sí, lo estoy -Francesco no la traicionaría; en relidad no sabía por qué no le había contado la verdad sobre Christian Adler-. Él desea encontrar a Daister, yo deseo no encontrarlo nunca más. Dejemos que arreglen sus asuntos como les parezca -zanjó el tema con aparente indiferencia-. Algunas de mis heridas han sanado, pero si quiero presentarme ante Miguel necesito mejorar mi aspecto -le mostró la bolsa que había robado al cadáver-. Sé que es tarea de criados y que tú no lo eres pero, ¿podrías comprar un vestido para mí?
El Vampiro la miró de arriba a abajo y sonrió.
-Bueno, no soy muy ducho en la materia. ¿Qué tipo de vestido?
-Cualquiera que creas que me sentará bien -respondió devolviéndole la sonrisa-. Esas monedas no darán para mucho pero confío en tu buen gusto.