Nicolae se marchó para volver después con un elegante vestido azul claro, de talle cerrado y con bordados motivos negros.
-Es lo mejor que he encontrado -se disculpó.
Hakan salió a la noche de Roma con la idea de pensar como Thomas, tratando como pudiera de dar con él y buscando lo que él buscaría en esa situación.
Bene. ¿Tengo que hacer alguna tirada o qué? Esto va a ser la Larga Búsqueda de Thomas Daister xDDDD
-Es precioso, gracias -dijo sonriente al tiempo que lo extendía para contemplarlo mejor. Qué fácil resultaba olvidar los problemas ante un vestido nuevo-. Voy a... -miró en derredor buscando una habitación donde cambiarse-, probármelo.
-Sí... Claro -dijo él extendiendo la mano-. En la habitación del fondo hay un espejo.
Motivo: Astucia+Callejeo (Especialidad)
Dificultad: 6
Tirada (4 dados): 1, 6, 5, 3
Éxitos: 0 Fallo
Gasto FV, salga lo que salga.
¡JODERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Hakan recorrió cada vez más desesperado todas las calles, buscando burdeles, locales, palacios.. cualquier sitio donde Thomas Daister gustara de refugiarse. Y sin embargo con cada calle y cada paso su determinación era cada vez menor. A punto estuvo de quebrar con un feroz rugido todas sus preocupaciones, cuando advirtió la figura de hombre corpulento que lo miraba fijamente.
-¿Buscas a alguien? -le pareció que decía.
Problemas. Si alguien los quería, los iba a encontrar con una rapidez extrema con él. Ni siquiera se había alimentado todavía, tan enfrascado como estaba en su búsqueda. Miró ceñudo y amenazante al extraño.
-Sí, busco a alguien. ¿Quién lo pregunta? -preguntó entre dientes.
-Un informador... Que también busca a alguien -dijo el extraño acercándose un tanto.
Bien podía tratarse de un nosferatu, presentando semejantes credenciales. Dadas sus pésimas relaciones con ellos desde siempre, pese a que a diferencia de todos los demás siempre les había tratado con gran respeto y consideración, la opinión de Francesco hacia ellos había empeorado notablemente. Ahora, Hakan no ocultaría su recelo y suspicacia.
Afiló la mirada.
-Dos extraños se encuentran en la noche, ambos con preguntas y ambos buscando a otros... -asintió-. Quizá pueda darte alguna pista sobre aquel a quien buscas. Y quizá tú puedas hacer lo mismo en mi caso...
-Esa es la idea... -dijo él-. ¿A quién buscáis vos?
Entró en la habitación y se cambió sin demasiadas prisas, disfrutando del tacto del tejido nuevo y limpio y el placer de verse hermosa otra vez. Cuando salió, giró sobre sí misma y miró interrogativa a Nicolae.
-¿Y bien? -preguntó sonriente.
Él la contempló detenidamente.
-Estáis preciosa, en verdad -le dijo espectante.
Como Francesco, detestaba la política. Acababa de descubrir que, como Hakan, la detestaba incluso más. ¿Iban a empezar ahora con el típico tira y afloja? ¿Con el 'a ver quién es más listo'? ¿Una maldita guerra de astucia y verbo? Sólo de pensar en ello se le revolvían las tripas... Gruñó y afiló la mirada, antes de hablar de una buena vez:
-Thomas Daister. ¿Me puedes ayudar o no, diablo?
El extraño sonrió al escuchar ese nombre.
-Puedo... Mis pequeños siervos lo han visto esta misma noche... Pero para encontrarlo tendrás que ayudarme a buscar a quien busco en nombre del Príncipe... La fugitiva Rosalía Caeiro.
Otro jodido Nosferatu. Que buscaba a Rosalía, nada menos. Su primer impulso fue el de abrir su garganta antes de que supiera lo que le había golpeado. Un obstáculo menos para su amiga y un buen modo de liberar algo de su furia. No obstante, necesitaba sus conocimientos.
-Muy bien. Sé exactamente dónde se encuentra. Llévame con Daister y tienes mi palabra de que te llevaré hasta ella.
El extraño sonrió.
-No soy tan ingenuo. Necesito garantías o no hay trato.
El gangrel suspiró y se cruzó de brazos, cambiando el peso de pierna. ¿Y qué garantía podía inventarse, demonios?
-Estamos en las mismas, entonces. Y aunque sepa dónde está el refugio de la Caeiro no puedo asegurar que se encuentre presente, así que se me ocurre lo siguiente: ambos sabemos dónde se encuentra la presa del otro. Yo cazaré a la tuya y te la traeré. Y tú cazarás a la mía y me la traerás. Vivos, en ambos casos, aunque no necesariamente coleando. ¿Te parece un buen trato, o no te ves capaz de lidiar con un Ventrue?
Era una buena forma de devolverle el golpe al taimado Thomas. Se iba a reír bien a gusto.
-Y otra cosa: no hago tratos con aquellos de quienes no conozco nombre ni cara. Mi cara ya la conoces, y mi nombre es Hakan. Un paso adelante, extraño, y preséntate como es debido.
-Mi nombre es Adriano, Prelado del Príncipe -dijo dando un paso al frente. Entonces, su rostro, hasta entonces corriente, se tornó entonces en una faz monstruosa de colmillos retorcidos, piel demacrada y ojo hundidos en dos pozos ojerosos. Tras un segundo, volvió a parecer un hombre indiferente a cualquier otro-. Me parece un trato justo, pero no cazaré a Daister. Haré que venga aquí por su propio pie y yo aguardaré en las sombras a que dejes a Rosalia. No te mentiré, habrá hombres del Príncipe en los alrededores.
"Qué útiles serían ahora las ilusiones de Yurev...", pensó Hakan. De nuevo, la maldita política vampírica tendía sus hilos sobre él, que se veía incapaz de deshacerse de ellos.
-Debo de tener cara de letrina, porque ahí donde piso todo el mundo pretende cagarme en ella... -alzó las cejas, con el rostro serio, y se cruzó de brazos-. ¿Así que tú quieres que te cace a Rosalía mientras tú simplemente traes aquí al Ventrue? Puedes irte al diablo, Adriano. Yo mismo encontraré a Daister. Ahora ya sé que al menos sigue en la ciudad. Te agradezco eso.
No sólo seguía en la ciudad, sino que el mismísimo Prelado del Príncipe estaba dispuesto a venderle. Y eso quería decir que también el príncipe estaba dispuesto a hacerlo.