Un nuevo rugido. Frustrado, violento, desgarrador. Cayó sobre sus rodillas, presa de la desesperación que sólo la impotencia es capaz de provocar. Golpeó el suelo con los puños cerrados y rompió con su fuerza dos adoquines, que quedaron maltrechos. No poder volcar toda la furia salvaje que sentía sobre algo o alguien era tan frustrante... Tan doloroso... Más aún sabiendo que se habían hecho con el Clavo, que habían perdido la desesperada carrera y que sus esfuerzos habían sido en balde.
Alzó la cabeza y saludó a la noche con un aullido lobuno. El saldo no podía ser peor: un nuevo asesinato sobre su conciencia, el Clavo perdido, su ira atenazándole el pecho y, ahora, un aparente callejón sin salida. Un gran regreso a la Sociedad de los Malditos. En verdad era un necio por pensar que podía haber sido distinto.
Hakan desapareció en la dirección indicada por Rosalía mientras la lluvia caía dolorosamente sobre su carne quemada. Tan sólo un momento después, la Toreador escuchó un gruñido y un agudo aullido lobuno provenir del lateral de la iglesia.
Rosalía se arrebujó en el tapiz como si fuera un manto tratando de ocultar su piel abrasada y protegerla de la lluvia. Se había alejado ya varios pasos de la iglesia en llamas cuando escuchó el aullido del Gangrel.
-¡Hakan! -gritó antes de salir corriendo hacia allí.
Rosalía corrió al encuentro de Hakan y lo vio con la cabeza alzada hacia el cielo concluyendo su salvaje aullido. No había rastro de Thomas o de Oana en los alrededores.
Esperó a que Hakan pareciera serenarse y se acercó un par de pasos hacia él ocultando sus heridas bajo el tapiz que usaba de manto.
-Vámonos -dijo-. Ahora que ha recordado no entregará la reliquia a Mithras, si es que la encontró. No tenemos ningún otro asunto con Thomas Daister.
-Por supuesto que tenemos un asunto que tratar –gruñó el Gangrel poniéndose en pie, sin molestarse en ocultar ni un ápice la irritación que sentía-. Tiene el Clavo, y el maldito artefacto tiene que ser destruido por el bien de todos. Además, haya hecho lo que haya hecho, sigue siendo nuestro camarada y amigo. Si es cierto que ha recordado, esa puta que le hace de sombra bien podría urdir algún engaño para reducirle… Debemos apresurarnos en encontrarle antes de salir de esta ciudad de una buena vez. ¿Qué otra alternativa tenemos, Rosalía?
-Habla en tu nombre, Hakan. Thomas Daister no es mi camarada, y por supuesto tampoco mi amigo. Lo que Oana haga con él o él con Oana no puede importarme menos. Búscalo si quieres, yo me aparto. Tengo otras cosas que hacer aquí.
Hakan frunció el ceño poco a poco y centró la mirada en Rosalía. Su mandíbula se tensó y su cuerpo le siguió. Sin duda le había cogido por sorpresa aquello. Por supuesto estaba furioso con Thomas, pero era bien consciente de que no era culpa del Ventrue nada de lo ocurrido.
-Como quieras -zanjó. Podía hacer dos cosas: terminar la cuestión ahí y hacer lo que él consideraba que debía o iniciar una interminable discusión con el tema de la amistad, el tiempo vivido juntos y un largo etcétera que, tras tanto tiempo junto a aquella cuadrilla, no estaba ya dispuesto a retomar-. Suerte con tus asuntos. Nos veremos en la posada en la que estaban Rodrigo y Astrid.
Nos separamos, entonces, que yo me voy a buscar a Tom Zascandil.
Rosalía asintió con algo de sequedad y se dio la vuelta para alejarse de allí.
-Suerte para ti también -murmuró cuando ya se encontraba a cierta distancia.
Yo voy a la Casa Bona o a algún refugio que conozca de Christian Adler.
La Vampira se alejó envuelta en el tapiz. El roce de la lluvia sobre la carne quemada la enfurecía y a su vez la hacía seguir. Entonces lo vio venir de frente con la expresión desencajada.
-¡Oh, Dios mío! ¿Estáis bien? ¿Y Socto y vuestro amigo? ¡Estáis herida! -exclamó al acercarse más-. He perdido el control y he huido -añadió avergonzado-. Perdonadme.
Rosalía ocultó el rostro herido al verlo acercarse.
-Yo también huí -le restó importancia con un ademán-, aunque no perdiera el control. Mi amigo está bien. Daister ha huído, y Socto... Pereció en las llamas. Lo siento mucho -un cadáver más en la lista de Thomas, aunque a él nada le importara-. Llévame a un lugar seguro, te lo ruego. Necesito descansar.
Él apretó los puños al conocer el destino de Socto.
-Daister lo pagará, creedme -prometió-. Seguidme -le pidió. Después la guió por las intrincadas vías que la tormentosa lluvia se había encargado de despejar. Y así llegaron a lo que parecía un establo abandonado, y de entre las pajas en el suelo, el Vampiro encontró una trampilla que conducía a un sótano con un ataúd-. Es el más discreto de nuestro refugios. Esas quemaduras no sanarán con facilidad. Necesitaréis más Vitae.
-Cazaré al anochecer, ahora sólo quiero descansar. Cuéntale a Chiara lo que ha ocurrido, dile que estoy bien. Mañana me reuniré con vosotros -se despidió antes de descender hasta el ataúd.
Se recostó como pudo en la caja, procurando rozar su piel abrasada lo mínimo posible. Siento el Sol amanecer sobre la ciudad y sus ojos comenzaron a cerrarse, poniendo paz al dolor...
...A la noche abrió los ojos que impactaron contra la impenetrable oscuridad del féretro.
Bórrate un punto de Sangre más 5 si decides curarte una agravada.
Tardó apenas un instante en recordar dónde se hallaba, pues el dolor de las heridas que todavía laceraban sus piernas y su torso hacía difícil olvidar los sucesos de la noche pasada. Se incorporó lo suficiente para retirar la cubierta del ataúd, y sólo cuando sus agudos oídos comprobaron que el establo estaba vacío abrió la trampilla y ascendió. La cerró de nuevo y la ocultó cuidadosamente bajo la paja, pero antes de salir al exterior se acarició el rostro y el cuello para asegurarse de que las horribles quemaduras habían ya desaparecido. El vestido estaba maltrecho y ella de mal humor, pero aunque no lograra atraer a un príncipe algo sin duda podría cazar.
Abandonó el establo y comenzó a recorrer las callejas cercanas buscando alguna persona que caminara sola.
Motivo: Percep+Callejeo (Especialidad)
Dificultad: 6
Tirada (4 dados): 7, 9, 3, 6
Éxitos: 3
Rosalía anduvo por las calles, con el cuerpo y el ánimo maltrecho. Al atravesar una plazoleta un hombre orondo salió a su encuentro.
-Parecéis hambrienta, mujer. Y herida. He visto quemaduras así antes. Se diría que vuestro chulo os ha pillado escondiendo dinero. Bueno, mi saco está repleto de monedas si queréis ganároslas...
Motivo: Presa
Tirada: 1d10
Resultado: 3
Comenzó a trotar por la silenciosa calle, envuelto por el crepitar de las llamas cercanas y la madera crujiendo y quebrándose. Conforme lo hacía, cambió una vez más. Sus huesos crujieron, su rostro se deformó por el dolor y la mutación. Un leve quejido ahogado surgió de su garganta. Cayó al suelo a cuatro patas y continuó trotando conforme el pelaje negro se abría paso por sus poros.
De nuevo era el magnífico e imposible lobo negro gigante, y de nuevo podía emplear sus sentidos mejorados para comenzar la cacería. Ahora estaba seguro de poder darles caza a aquellos dos. Más rápido, más fuerte, más receptivo… No iba a permitir que el Clavo se le escapara. No cuando estaba tanto en juego.
Motivo: Rastrear (Especialidad)
Dificultad: 3
Tirada (5 dados): 8, 1, 6, 3, 9
Éxitos: 3
Gasto 1 de sangre y tiro para rastrear, también con los sentidos aumentados por el Auspex. Tiro Rastrear como Habilidad Secundaria y sigo el olor que ahora seguro tiene o tienen. Esto lo dejaría en dificultad 3, diría yo...
Compuso un gesto asustado y contempló al hombre en silencio, como si valorara su oferta.
-Sí, estoy hambrienta... -admitió acercándose un par de pasos hacia él. Un gordo lascivo y aprovechado, no sufriría remordimiento alguno si terminaba vaciándolo por completo-. Os sigo.
Hakan comenzó a olisquear en busca del rastro a incienso. A pesar de que la lluvia había hecho mucho para disipar el olor logró captar tres rastros que se dispersaban entre sí. Habría de seguir uno de ellos. Miró al cielo y supo que apenas restaba una hora para el alba. Había sido una noche muy larga...
Motivo: Dado de Dios
Tirada: 1d3
Resultado: 3
Básicamente sigo un rastro al azar. Tú sabrás qué valor le pones a cada uno, pero pueden ser:
1. Tom
2. Fulana
3. Desconocido
Y por supuesto voy por el desconocido... Si es que lo decides así, claro.