Partida Rol por web

Le sonrío a mi compañera,que a pesasr de estar en forma de lagarto s epuede identificar mi sentido del humor,mis gestos...etc.Y acto seguido,me muevo hacia la esquina y sigo hast ala puerta.

Wow, qué eficacia... pensé al ver cómo mi enemigo caía al suelo sin vida. No me sentía bien por arrebatar una vida así como así, pero si lo hacía por salvar mi propio pellejo bien podía sentirme orgullosa de haberlo logrado.
Sin embargo, para cuando levanté la vista ya era tarde, el otro enemigo que estaba antes con Racalín se había esfumado, no había cuerpo por ninguna parte así que debía haber huído aprovechando la confusión.

Entonces, al darme cuenta de que nos habíamos quedado solos en la calle, volví a echar una carrerita de vuelta al interior de la taberna, justo mientras oía ruido de sillas golpeando con fuerza el suelo. La pelea dentro seguía al rojo vivo.
Corriendo me lancé hacia el semiorco, aunque me pareció que Jala ya no estaba allí. ¿Ha escapado? pensé repentinamente muy asustada. No puede ser, no puede ser, me he marchado solo un momento...

Mientras intentaba esquivar a los guardias, Methgar ve como uno de ellos cae al suelo sin vida.. dejando una vía de escape del peligroso cerco en el que se encuentran

Bien hecho Quer... comienza a hablar cuando ve la flecha mmm quién..? Sin embargo, una nueva estocada a evitar le impide buscar a su misterioso salvador. Aprovecha el hueco Querelar, sal de ahi!

Cuando al fin se ve liberada del acoso de los guardias, envía su espada contra uno de ellos*, al cual logra rozar en el último instante.

Vuestras armas, ensangrentadas prácticamente hasta la empuñadura, continuan alerta, en tensión, como formando parte de vuestro propio cuerpo, preparadas para un nuevo ataque. Vuestros ataques no son lo suficiente dignos como para derribar a los soldados, no obstante una nueva flecha vuela, hundiéndose en el guardia que acaba de rozar con el arma la elfa, en un costado, pero si llegar a quitarle la vida.

Tras ello una amaneza, con una voz claramente familiar apunta hacia el grupo que queda de los soldados.

-Más vale que os marchéis si tenéis familia. La verdadera guardia no tardará en llegar.- Dice con una voz aparentemente fría tras esa capucha, apunto de tensar de nuevo su arco, esperando la reacción de los guardias.

Al lado de Aslan, se encuentra la Dama de Fuego, empuñando una espada larga y manteniendo las distancias por lo que pueda pasar. Los pocos guardias que quedan con vida, se miran unos a otros y dejan caer sus armas mientras se arrodillan, suplicando que le dejéis marchar.

Vuestras heridas son considerablemente graves, y Fiura al parecer ha escapado hacia el sótano. En cualquier caso os encontráis en pie y a salvo. Si es verdad lo que dice Aslan, la verdadera guardia de la ciudad no debería tardar en aparecer, y con suerte quizá traigan con ellos a algún curandero.

Gárret hunde ambas espadas al único ladrón que queda en la zona del corazó, quitándole la vida como sólo un pícaro sabe hacer. Sus armas están ensagrentadas hasta la empuñadora, y tanto su rostro como su brazos no tienen nada que envidiar. Justo en ese momento Miyanuviel vuelve, a la carrera, hacia el interior de la taberna. Justo en el momento en el que se instala al lado del grandullón de piel verde comprueba que el cuerpo de Jala yace sin vida en el centro de la sala, entre varias sillas y mesas esparcidas.

Marpilla se encuentra detrás de la barra. Parece herida de gravedad y se siente de su brazo diestro. Sin moverse del lugar, se concentra en esa herida del antebrazo y una luz verdosa, casi transparente se instala en esa parte del cuerpo, curándola casi por completo. Al alzar la mirada, y ver a la elfa no puede sentirse más orgullosa.

-Miya... ¡no!- Advierte, al ver el inminente ataque del semiorco hacia ella.

El hacha va tan veloz como potente hacia el cuerpo de la elfa, aunque trata de esquivar el ataque, la gran hoja del arma del semiorco se clava con facilidad en el hombro, provocándole un intenso dolor (-9pg)

A pesar de tu gran velocidad para moverte hacia la puerta trasera de la taberna, deduces que ese mediano debe de ser bastante hábil para moverse y pasar desapercibido.

Quizá lo mejor sea volver dentro, desde tu posición, sigues escuchando un combate duro.

 Querelar, quien desde el inicio del combate fue herido de seriedad, siente como la vida pugna por escapar de su maltrecho cuerpo. Sorprendente como sigue vivo aún. Cuando aparecen Aslan y la Dama de Fuego, no hace ademán alguno de perseguir o agredir a los guardias o ir en busca de Fiura. Su primer y único objetivo ha sido que no murieran ni el ni Methgar.

 - Leia... Aslan. Que oportunos... Benditos sean los dioses.

 Reprimiendo el descanso que le pide el cuerpo logra apañárselas para mantenerse en pié y acercarse a Leia.

 Para qué les dije que salieran si iban a volver a entrar? Miya, aléjate que este es mío. El pequeño mediano carga contra el relativamente gigantesco semi-orco, pero el único sablazo que manda erra por bastante del enemigo, con la esperanza que su presencia intimidante con las espadas tal vez le hará llamar la atención del salvaje.

Herida y profundamente cansada por la tensión del momento, avanza lentamente hacia sus salvadores.

Ella... qué hace aquí? espero que no hayan vuelto a atacar el pueblo... mmm habrá venido Hima con ellos?

Se detiene a unos pasos de distancia y se recuestra contra una de las paredes de la posada para recuperar las pocas fuerzas que le quedan.

Gracias por vuestra ayuda... pero sabeis algo de Racalin y los demás?, por lo que dijo Fiura, si realmente era ella, también les ha atacado..

La criatura elemental se debió de desvanecer mientras Aslan y la Dama de Fuego se presentaron en los mismos cimientos del combate. Aunque a los pocos segundos de sentirse aliviados un extraño viento se agita alrededor de la elfa, produciéndole un ligero escalofrío y advirtiéndole de que posiblmente aún se encuentra con vida. En cualquier caso, el par de soldados que quedan con vida huyen sin pensarselo, resbalando a la carrera, antes de salir por la puerta.

Leia miro por detrás de sus hombros a los hombres que escapan y nada más poner la mirada al frente de nuevo, se encuentra con los ojos del valletano. Sus mejillas se sienten un tanto ruborizadas, pero sus labios perfilan una sonrisa al verle de nuevo. Mientras tanto Aslan se acerca a Methgar, clavando una rodilla en el suelo mientras examina los cuerpos desfallecidos.

-Guardáos los agredecimientos para más tarde. Dice sin querer parecer grosero, como queriéndo meter prisa. No sé si la guardia se habrá enterado de esto o no, y tampoco me importa saberlo... sólo sé que tenemos que largarnos de aquí. El encapuchado va examinando de cuerpo en cuerpo, y parece que se siente más cómodo registrando el cuerpo de Therizan.

Esa Fiura de la que hablas es hermana de Grifo. Creemos que una maldición se ha instalado en ella, alguien que se hace llamar Llhaeo es el culpable, y parece que posee una extraña habilidad de maldecir a la gente a su antojo. Esboza una sonrisa irónica al recordar el nombre del presunto traidor. Al menos eso ha descubierto los contactos del sacerdote... No sabemos el porqué pero el primer destino de ese Llhaeo es Aguas Fuertes. Imagino que quiere hacerse el nuevo gobernador del mundo o algo así... todo eso de las cenizas es una farsa.

Termina con una comentario irónico mientras se levanta y lanza un par de víales. Primero a Methgar y después chistea al valletano para lanzarle la última. Se queda un rato, sin llegar a ser incómodo, mirando a la elfa, como si tuviera algo importante que contarle. Pero finalmente se queda en eso, y orienta sus pasos hacia la salida. Vayamos a buscar a Racalín y al resto... ¿De acuerdo?-

 Haciendo un gran esfuerzo, el valletano no se traga el contenido del vial sin pensárselo. sus heridas son tan graves que si no las atiende pronto, cuando los efectos de sus hechizos se desvanezcan, podría caer moribundo.

 - ¿Eso me sanará?.- Dice antes de exáminarlo y olisquear el contenido.- Antes de irme de aventuras debería encontrar ayuda de algún sacerdote, si no quiero que pronto se celebre mi funeral.

 Tras esas palabras mira intensamente a Leia antes de añadir.

 - Estoy deseoso de tener unos momentos de calma para que podamos... estar juntos.

Aunque el ataque a traición del semiorco al volver a entrar a la taberna me pilla desprevenida, mis reflejos son rápidos, mi mente es capaz de ir un paso por delante que mi cuerpo, casi sin darme cuenta de mi boca salen las palabras necesarias para el conjuro de sanación de heridas preocupantes.

Al girarme veo a Marpilla sanándose también a sí misma y cómo Gárret se lanza hacia mi enemigo intentando dañarle y distraerle, o eso es lo que al menos yo creo.
Del mismo modo no muy lejos ahora percibo el cuerpo sin vida del maldito Jala. ¿¡A quién vas a atrapar ahora!? pregunto irónicamente a un cadáver que ya no me podrá responder. Acto seguido me siento algo mal por burlarme, aunque se lo tuviera merecido.

A pesar de la maraña de pensamientos que inundan su mente, debido a la extraña mirada qu de Aslan, Methgar coge al vuelo el vial que le ha lanzado. Tras mirarlo durante unos instantes asiente (como reafirmándose en una decisión) y se lo bebe de un trago.

Si encontramos a los demás, Miyu seguro que puede hacer algo con tus heridas contesta a Querelar mientras avanza con paso rápido para ponerse a la altura de Aslan.

Tengo que preguntarle por Hima antes de que se vaya... espero que no le haya pasado nada..

Esto... comienza a hablar y un cierto nerviosismo se nota en su voz venís del pueblo, no?... al final lo atacaron de nuevo?, están todos bien...?

Abro la puerta,con sigilo.Seguídamente,observo lo que sucede y tan rápido como pueda,doy un paso al frente y vuelvo a cerrar la puerta con sigilo.

He de intentar que no me detecte...

Si es posible,trato de esconderme.

La elfa siente como numerosas heridas, sobre todo una bastante grave, no deja de escocerle. A pesar de sus heridas, puede concentrarse lo suficiente para que sus manos respondan a sus palabras. Al instante se cuerpo se cubre por una halo de luz azulada, recubriendo con nueva piel la mayoría de sus heridas. (+20 pg)

Sin perder tiempo, y perdiéndose el mágico efecto de Miyanuviel el mediano se lanza mientras crítica el comportamiento de sus compañeros. Su espada es detenida con brutalidad por el semiorco.

Marpilla, a la carrera, se coloca al lado de Miya. -¿Estás bien?- Se preocupa, adoptando una posición defensiva por si ese semiorco se le ocurriera acercarse. Ten cuidado Gárret... es muy poderoso.-

El ancho filo del hacha cae hacia Gárret con poderío, pero no lo suficiente para que puedan alcanzar la agilidad del mediano. Aunque el último golpe roza ligeramente la armadura, y podría haber sido fatal si no llegar a relizar el quiebro a tiempo.

La puerta trasera se encuentra cerrada, pero en menos de tres segundos la tienes abierta y puedes abrirla despacio. Justo enfrente de ti, se encuentra el gran semiorco amenazando a Gárret. Un poco más allá, Marpilla y Miyanuviel se acaban de reagrupar...

Parece que no te han detectado.

Aslan se detiene al escuchar la presunta desconfianza del valletano.

-Si les haces los honores mi querida Leia... Responde, después con un gesto de cabeza indica a Methgar que le acompañe, dejándo a la pareja a sólas. No os alejéis demasiado. Esa botella te curará. Más vale que os déis prisa.-

La Dama de Fuego asiente.

El encapuchado sale de la taberna, esperando que Methgar haga lo propio.

-Toma, es la única que tengo. Parece que te hace más falta a ti... Ríe entre dientes al haber comprobado tu aspecto anteriormente mientras te tiende un nuevo víal, aunque este tiene un color rojizo más oscuro que el anterior.

Cuando salís de la taberna, la zona de recepción se encuentra plagada de tres cadáveres. Un niño, al lado de un hombre adulto, probablemente su padre. Un poco más allá, tras el mostrador, se encuentra aquella atractiva recepcionista muerta. No hay tiempo para delicadezas, y aunque te disgusta ver esa escena Aslan se encarga de que no te detengas.

Al salir, la calle se encuentra silenciosa y oscura. Iluminada por las pocas farolas que iluminan las calles con esa luz tan pobre. En silencio, y con paso raudo, el encapuchado te hace girar a la izquierda nada más salis. Le ves tan convencido de sus pasos, que prefieres no distraerle, aunque finalmente una pregunta no deja de rondarte por la cabeza y decides lanzarte.

Estamos todos bien. Curuvar, incluso Hojaflecha se están recuperando... No han atacado la ciudad, pero pronto lo harán y... tendremos que impedirlo ¿no? Su voz te suena realmente familiar, como si conocieras al misterioso personaje que se esconde tras esa capa. No voy a mentirte Methgar, pero... Hima venía conmigo, y con Leia. Se separó en cuanto vimos el campamento de los kóbolds. Creyó que te habían atrapado y decidió irse... me dijo que si te encontraba... impidiera que no te ocurriera nada malo.

Se detiene de golpe con la mirada fija en el suelo y se aparta la capucha. Tras ella se esconde el mismisimo Sebastian, el hijo de Hojaflecha. No... no se lo digas al resto, Querelar es el único que lo sabe. Vuelve a ocultar su rostro. Si realmente quieres a ese elfucho tenemos que ser rápidos. Hima tiene un hermano, y aunque nunca me lo dijo, creo que también se encuentra en peligro...

A todo esto... ¿Tienes alguna idea de dónde puede estar el resto?- Se pregunta.

Leia acerca sus manos a tu ropa, roza con sus yemas tus heridas y tras cerrar los párpados un intenso calor se apodera de ti. Las heridas quedan cerradas con nueva piel, y a pesar de que te encuentras fatigado cuando el hechizo que te protegía pierde su efecto, te sientes cómodamente dispuesto para continuar.

La mujer se queda un rato mirándote, un tanto ruborizada, pero no puede esperar más y va cerrando los ojos en cuanto sus labios se acercan a tu boca, besándolos. Continúa así, con los ojos cerrados, tratando de que se grabe en su mente ese mágico momento. Aparta los labios y sonríe para saber si tú también le estabas esperando, tras ello apoya su frente en tu pecho.

...

Cuando salís de la taberna, la zona de recepción se encuentra plagada de tres cadáveres. Un niño, al lado de un hombre adulto, probablemente su padre. Un poco más allá, tras el mostrador, se encuentra aquella atractiva recepcionista muerta. No hay tiempo para delicadezas, y aunque te disgusta ver esa escena Leia se encarga de que no te detengas.

Al salir, la calle se encuentra silenciosa y oscura. Iluminada por las pocas farolas que iluminan las calles con esa luz tan pobre. Un poco más allá, en silencio, y con paso raudo, el encapuchado se encuentra junto a Methgar tras haber girado a la izquierda. Los dos se detienen en un espacio abierto con pinta de ser la plaza del lugar, y parece estar conversando algo entre ellos. O quizá es que hayan preferido esperaros mientras tanto.