Partida Rol por web

No podías usar demasiado tu sigilo si queráis seguir los pasos de Leia a la misma velocidad. Más adelante, una sombra terriblemente ágil saltaba de lado a lado con Marpilla como prisionera hasta que finalmente la hábil Dama de fuego lanzó un arma arrojadiza alcanzando al blanco.

El sonido de la batala quedaba atrasado para dar paso a un nuevo sonido, ese silencio que se hacía reinante en el lugar haciendo que los sentidos se aliaran para no quedar desprevenido ante nada. Allí, justo enfrente a una distancia de diez metros había un humanoide ligeramente más alto que un humano. Su piel era gris, el cuerpo peludo y su cabea como la de una hiena, con una melena de color gris rojizo.

El semi lobo enseña sus colmillos para tratar de intimidaros, mientras tanto mantiene prisionera a Marpilla con sus zarpas sobre la boca para que no pueda articular palabra alguna.

Tiena una daga clavada en el muslo derecho.

-Largaos, es mi prrisionerra. Y os asegurro que mi gente os está vigilando encima de los árboles.

Aslan de brazos cruzados no se despegó demasiado de la puerta, atento como siempre pero sin quitar el ojo al prisionero. Éste último no puede creer lo que está ocurriendo, como si de un falso sueño se tratara.

-¿Mi... Miya? E... estoy bien, gracias. Pero...

Tras vacilar con su voz reseca, en seguida empiez a recobrar el sentido y se levanta, exhausto, con la intención de salir de ese cuchitril. ¡Tengo que ir a por mi hermano! Lo tienen encerrado en el edificio de ese animal. Ví como le golpearon y se lo llevaron.-

Heian es un elfo bastante atractivo y joven, tiene alguna que otra similitud a la de su hermano, pero sin duda no se le ve tan diestro en las armas como su hermano mayor. No obstante parace seguro en si mismo, y hará todo lo que esté a su alcance para rescatarlo.

-Será mejor que te relajes, elfo. Ahí fuera hay una sangrienta batalla entre perros draconianos y esa gente. Podrían pillarte y no durarán en ensartarte si lo hacen. Así que mantente en calma, ¿de acuerdo? Es muy peligroso salir ahí...

Propongo que sólo uno vaya hacia allí y trate de rescatarlo. Creo que eres la mejor situada Methgar. Yo llevaré a su hermano hacia el resto, hacia Miya. En cualquier caso será mejor que nos demos prisa en decidir.

¿Methgar?-

Mira hacia la elfa para saber si está segura o de acuerdo con su plan.

De acuerdo, además Miya tiene que mirarte esa herida... contesta a Aslan antes de volver a centrar su atención en Heian

Así que Hima es tu hermano.... no te preocupes que te lo llevaré sano y salvo, te doy mi palabra... no volveré sin él intenta tranquilizarle para que le haga caso Ahora indícame a qué edificio se lo llevaron y acompaña a Aslan junto a los demás que yo me ocuparé del resto

Heian no conoce a ninguno de los dos, pero al fin y al cabo le habéis rescatado así que no le queda más remedio que confiar en tí y en Aslan.

El joven elfo, al descubrir la ercanizada batalla del exterior ya sabe con total certeza que sois del bando bueno, y rápidamente da las indicaciones correctas señalando hacia el edificio del centro del campamento; una estructura similar a la que encerraron a Heian salvo que ésta es varios metros más alta y se ve mejor protegida a simple vista.

-Ten cuidado, Methgar. Y, vuelve de una pieza.

Asiente y sin perder más tiempo tira de Heian para volver junto al resto, dejándote a sólas pero preparada para encontrarle.

Se queda unos segundos viendo cómo Aslan y Heian se marchan antes de dar media vuelta y comenzar su aventura en solitario.

Ya llego Hima.. sólo aguanta un poco más...

Comienza a andar lenta y sigilosamente, aprovechando la oscuridad de la noche y cualquier escondite que pueda encontrar en su avance hacia el edificio, pues es consciente del peligro que supone ser detectada...

Justo en el instante en el que Aslan y el hermano de Hima desaparecieron entre la espesura, un sonido agudo te llamó la atención. Te pegaste a uno de los numerosos árboles en tu camino hacia el edifcio para tratar de identificar aquel sonido antes de volver a avanzar. El estruendo procedía de la batalla, era un cuerno que daba la alarma y al instante los ya reducidos grupos de guerreros que estorbaban tu avance se desperdigaron hacia aquel llamamiento. Un montón de cadáveres de kóbolds yacían sin vida.

La suerte estaba de tu lado, pues te habían dejado practicamente un camino libre hacia aquel edificio que quedaba ya a menos de 40 metros. Lo malo de aquello es que quizá tus compañeros no estaban compartiendo tu misma suerte... No debías perder más tiempo y llegaste a la pequeña estructura.

La construcción de granito parecía estar bien conservada. Su techo de paja parecía nuevo, y un débil olor a heno fresco lo confirmaba. Una amplia entrada, cerrada por un rastrillo te quedaba en frente. A veinte pies del muro del este crecía un alto y fuerte roble, sus ramas darían sombra completamente a la estructura si fuese de día. Numerosas flores de colores crecían a su alrededor, y sus esencias flotaban en el aire creando un dulce aroma y amargo si se mezclaba con el olor a sangre.

Todo te parecía extrañamente vigilado...

Al fin un poco de suerte... pero he de apressurarme los demás estarán en serios problemas cuando todos esos lleguen...

Tras comprobar que no hay nadie escondido en el roble preparado para saltarle encima cuando pase por debajo, Methgar se acerca al rastrillo. Recordando las protecciones que había en el edificio anterior busca en este nuevas trampas que sortear...

Ya voy Hima.... ya voy..

Abro los ojos al ver cómo Lhaeo trata de deshacerse de la cuerda con la que Gárret ha logrado atraparlo en cierta manera.
Un haz verde va desde Querelar hasta el hombre, que parece debilitarse por un momento, sin embargo después tira con fuerza de la cuerda que solo sujeta Gárret.
Sin pararme a pensarlo mi supervivencia me obliga a lanzarme de un salto hacia Gárret y agarrar con todas mis fuerzas (aunque no sean muchas) la cuerda para ayudar a mi compañero a retener al maldito jefe de aquellos malnacidos.

- ¡Querelar, ayúdanos! No podemos permitir que se deshaga de la cuerda... - exclamo mirando al hombre mientras agarro la cuerda tirando de ella hacia atrás. No puedo evitar tener miedo sabiendo que si Lhaeo mira hacia sus opresores me verá y reconocerá... pero mi cuerpo ha sido esta vez más rápido que mi mente y ya sabía a qué atenerme cuando me acerqué aquí en busca de Heian.

Agradecido por la ayuda de sus compañeros, Gárret vuelve a tensar la cuerda y espera coordinar el esfuerzo... a las tres, uno, dos, TRES!

 El valletano avanza hacia Lhaeo, acero en mano, dándole otras cosas en que pensar que solo en tirar de la cuerda.

 - Rindete cabrón, o no verás otro amanecer.- Tanto la mirada de Querelar, como su tono de voz, anuncian que no está para juegos. No parece que vaya a ser muy indulgente si el tipo se resiste.

El estruendo sonido invadía varios kilómetros a la redonda, era un cuerno que daba la alarma y al instante los ya reducidos grupos de guerreros que estorbaban cualquier otro avance se desperdigaron hacia aquel llamamiento. Un montón de cadáveres de kóbolds yacían sin vida. El resto de draconianos parecían haberse retirado, escondido o cualquier otra macabra idea que puedan tener ese tipo de criaturas.

Un grupo de seis mercenarios corrían desesperados hacia la posición de Lhaeo. Aunque sus ayudantes aún tardarían algo en alcanzaros, Llaheo se vió sumamente sorprendido al ver el rostro de una elfa conocida. Aquello le confundió en su medida, y la indulgente intimidación de Querelar no le ayudó a mantenerse erguido.

No fué suficiente el tirón a pesar de la ayuda de Miya. En cualquier caso, los tres os sorprendistéis al ver como clavaba sus rodillas en tierra, aparentemente rindiéndose.

-Tú... Masculla al reconocer a Miya.

A pesar de que el tirón no es suficiente para lanzarle al suelo, es el propio Llaheo quien se rinde dejando su arma a un lado y clavando ambas rodillas al suelo. El guerrero embutido en una gran armadura artesanal comienza a reirse mirando el suelo, como si todo le pareciera gracioso, cómo si tuviera un plan escondido entre las mangas. Me traicionaste elfa... Espero que te alegre escuchar que disfruté mucho cortando las orejas a ese elfo...

En cuanto a tus nuevos amigos, no sé si les habrás contado lo de mi enfermedad pero... me queda poco tiempo. Pero Ella, Ella me ayudará...

Lhaeo escupe algo de sangre en el suelo, pronunciando con cierto ahínco la palabra " Ella "

 Al ver como el guerrero se postra en e lsuelo, tras haber tirado el arma, el valletano avanza hacia su posición. Para guardarse el arma de este en el cinturón y sacar otra cuerda con la intención de apresarlo. A la vez que da un vistazo fugaz al campo de batalla.

 - Deja de reírte o te amordazo con tus calzones.- Dijo un tanto crispado el hombre de tez oscura, sin alzar la voz pero con resolución.

Antes de contestar realizo un ligero movimiento arcano con mis manos a la vez que entono la palabra mágica para alterar mi aspecto.En pocos segundos adopto la forma de un Saurión.

Mi piel adopta los colores del entorno,con lo que para aquellos que no sepan de mi presencia no será fácil avistarme.

Si  tienes arqueros vigilandonos desde los árboles¿por qué estás tan nervioso?.Le pregunto.Desde mi posición y sin moverme,extiendo una de mis garras y le digo:¡Déjala ir y,te aseguro que nos iremos!

Mierda! necesito sacarle la información antes que estos insensatos dejen llegar la compañía de apoyo!

Lhaeo, ¿Escucháste hablar de Alana Midespinas? ¿Para quién trabajaba?   Si me das la información te conseguiré las cenizas de tu curación.

La mujer queda de brazos cruzados, a cierta distancia del gnoll que mantiene prisionera entre sus garras a Marpilla. La Dama especula con la mirada por los árboles mientras tratas de calmar al gnoll para que no haga ningún movimiento en falso.

Desefunda un par de dagas gemelas, una en cada mano, preparada para luchar contra la, aparentemente, única criatura enemiga.

-...