Partida Rol por web

Roca escuchaba la voz de la criatura salvaje junto a su amigo el reptil de escamas de plata tras sus cortos pasos. Esbozó una sonrisa, y cuando Ivy se dió la vuelta para revolotear y llegar hasta la altura de Roca esta le hizo tragar sus propias palabras, aunque al aprecer Roca parecía muy tranquilo sobre ello. -No las he ignorado. ¿Vas a ayudarme o no?- De pronto y tras que estas palabras llegaran a los oídos de la caótica criatura se sumergió en unos nervios e intento deshagorse con una pequeña piedra que sobrevoló la zona hasta que aterrizó en un punto perdido.

Así fué como los tres emprendieron el viaje que les conduciría al Santuario Maldito donde custidioban... las brujas, quizá.

A los lados, escarpadas laderas de altas montañas la limitaban, haciendo necesario atravesarla para seguir adelante. En lo alto, multitud de enredaderas cubrían casi por completo la estructura, demostrando lo antiguo del lugar, y sirviendo para camuflar, visto desde la distancia, algo más que viejos muros. Pues lo que se mostraba no eran las ruinas de un antiguo emplazamiento, descubierto por casualidad. Era algo todavía más sorprendente, un gran laberinto, rodeado por bosques y montañas, extendiéndose en la vastedad de un llano, cuyo final no se alcanzaba a vislumbrar. Y a corta distancia, apenas a unos pasos de los lindes de la foresta, más que la entrada al recinto, eran múltiples las posibilidades a escoger para iniciar aquella desconocida y temida siguiente etapa del camino.

Roca sabía guiarse por estas sendas de troncos oscuros que daba paso a un lugar muy tétrico.

Cuando os váis acercando al Santuario el paisaje se va tornando más oscuro y siniestro hasta que sin previo aviso descubrís un pantano de aguas fétidas en el bosque. El pantano es desolador, todo es gris y está muerto. Cadáveres que chocan entre sí en el interior del agua.

Al poco tiempo llegáis al santuario: una pequeña estructura de un piso y piedra marrón. Sólo tiene una entrada y parece que todo está descuidado en su interior. Hay un aire extraño y una sensación de inquietud. La puerta está cerrada.

El viaje en compañía de Roca fue bastante silencioso, al menos por su parte claro Faer y yo estábamos más que acostumbrados a coordinar nuestra lengua con nuestros pasos y fuimos haciendo gala de nuestras habilidades durante al menos gran parte del camino, tanto que hasta por unos instantes sentí la extraña sensación de sequedad en la garganta, debía ser parecido a lo que sentían las criaturas que debían alimentarse de otras sustancias. Con un rápido gorgojo me aclaré las cuerdas bucales y continué charlando animadamente con mi lagartillo.

El ambiente se transformaba cada pocos pasos, abandonamos el bosque tal y como lo conocíamos para internarnos en un lugar cada vez más sombrío. Las enredaderas se enroscaban a los troncos en su mortal abrazo, no como una convivencia armoniosa en la cual uno cedía su altura para que el otro pudiese recibir los rayos del sol, sino en la que uno era victima de la avidez de otro. Las especies que por allí crecían poco se parecían a las amistosas plantas que dejábamos atrás. La energía de aquel lugar era tétrica, podía percibir claramente la maldad de todo lo que crecía allí, el halo de la muerte se había instalado hasta en las pequeñas rocas de gravilla que crujían bajo nuestros pies. Este sitio no me gusta... Preferí susurrar mis pensamientos a pronunciarlos en voz alta. No quería llamar la atención de nada.

Los rostros de Luna y Sylbia bailaron unos segundos en mi imaginación, pensar que llevaban allí un tiempo encerradas y contra su voluntad. En un lugar tan muerto como el que nos rodeaba hacia que sintiese una profunda lastima por su destino. Ellas habían acabado allí por ayudarnos a Faerhart y a mi y eso era algo que no podría perdonarme.

Las puertas del templo surgieron entre la espesura revelando un interior oscuro y abisal. Nada podían percibir mis ojos de lo que nos esperaba en su interior, pero mi alma vibraba a cada paso que me acercaba aquel lugar. Me detuve unos segundos y tras expulsar con fuerza el aire de mis pulmones me adentré en el interior de la siniestra construcción.

El trayecto, como casi siempre se me hacía largo, aunque interesante al mismo tiempo. De camino y siempre ánimados, juntamos nuestras voces para que el viaje no se hicieran tan pesado. Nuestras conversaciones quedan a espaldas de el Sr. Roca, parece que la palabrería no es su fuerte.

-Pues vaya, menudo sitio, aguas sucias, cadáveres flotando. Será mejor que no toque nada. Mami podría cabrearse..- Me separo un poco de Ivy para exáminar el pantano, pero siento cada vez más miedo en cuanto decido acercarme más y más a las putrefactas aguas. Ivy parece tener las ideas claras, así que, con un rápido cambio de vuelo me puse a su lado para entrar en el santuario junto a mami y Roca.

-Su interior guarda mucha maldad, al menos estaremos a cubierto de las criaturas de la noche. Pronto se hará de día..- Dijo dando pasos tras las dos pequeñas criaturas que tenía ante sí, esperando que abran la puerta para que él haga lo propio.

El estado de Roca había mejorado considerablemente durante todo el trayecto. Sus heridas habían sido curadas por completo, aunque aún se le podía notar que estaba tierna que podía abrise la herida de nuevo si hacía algún movimiento brusco antes de hora. En cualquier caso, eso a él no le estaba pasando por la cabeza y penetro en el lugar.

La puerta cede con un leve girar de sus goznes, posiblemente oxidados. Al igual que en el exterior, aquí también se respira un aire extraño y una sensación de inquietud.

1: Un pequeño recibidor con paredes y suelo de mármol de color azabache, a ambos lados unas pequeñas salas donde se rezaba a alguna entidad, ahora probablemente olvidada. Delante, un pasillo con dos arcos a los lados, el arco izquierdo lleva al área 2 y el derecho al área 3. Este último está obstruido por una recia enredadera que parece que resistirá cualquier intento de destruirla o pasar.

La puerta de enfrente -la 8- permanece cerrada. Es una gran puerta de madera decorada con unos tribales de color oro por sus bordes, pero no tiene ningún tipo de pomo ni de cerradura, al menos a simple vista y desde tu posición.

La voz de Roca rebota contra mi espalda recordándome que caminaba tras nosotros, si hubiese permanecido en silencio durante más tiempo creo que habría empezado a ignorarle por completo. Por desgracia sus palabras no resultaban más que una obviedad ante lo que percibía a mi alrededor. Aunque mi esencia no percibiese el entorno tan claramente como lo hacia entre aquellos arboles y las paredes de ese templo decir que la maldad nos rodeaba era como decir que el sol sale todas las mañanas por el este.

Ante tamaño aporte al grupo me limite a asentir dejando que mis cabellos acariciasen mi espalda de arriba abajo. El resto de mis sentidos los necesitaba para analizar el entorno. La roca de las paredes emitía un frío perpetuo, y una malsana humedad las cubría ayudando a las plantas trepadoras a crecer a su antojo e invadir el interior del templo. Los altares abandonados atrajeron mi curiosidad en un primer momento, pero deduciendo que estarían dedicados a alguno de los dioses del mal decidí dejarles tranquilos por el momento. Los arcos de la habitación invitaban a traspasar su oquedad, la intensa oscuridad me impedía ver los secretos que guardaban en sus respectivos interiores, pero me permitía dejar volar la imaginación para descubrir lo que encontraría al traspasarlos.

Poco a poco me adentré unos pasos en la primera sala del templo, tuve mucho cuidado de donde apoyaba los pies y aunque me moría de ganas de asomarme entre las ramas de esa espesa enredadera me contuve unos segundos para observar todo con cuidado buscando posibles bienvenidas desagradables. Mientras mis pupilas se centraban en busca de resortes o baldosas poco desgastadas las yemas de mis dedos cosquilleaban pensando en el momento en el cual pudiesen pasearse por la talla dorada de la puerta de enfrente.

Entro, recorriendo cada rincón con la mirada. -Vaaaaaya- Susurro despacio, dando cortos pasos al lado de mami donde las pezuñas chocan con los azulejos del piso haciendo un caraterístico sonido, juraría que es lo único que se escucha por aquí.

Mientras Ivy estudia las baldosas en busca de algún mecanismo indeseable, yo me dedido a avistar cada rincón, sobre todo por esa enredadera que invita a ser examinada. Mis orejas de reptil también se enderezan para escuchar cualquier minimo sonido entre estas paredes, aprovechando ese silencio incomodo que ahora mismo inunda el santuario.

Roca simplemente entra tras los dos pequeños. Nada más entrar sus ojos estudian la zona, como si intentara recordar la respuesta para resolver todo esto. -Juraría que esto no estaba antes así..- Susurra para él mismo con algo de inquietud por ver esas extrañas y recientes enredaderas.

La puerta se cierra sola detrás de él, lo que le obliga a girarse casi que por pura inconsciencia.

Cuando vuelve a mirar al frente, observa al hada exáminando las baldosas en busca de trampas de esas que su única función es la de echar a los intrusos que penetran en lugares siniestros o incluso en dungeons. Ni él mismo se fia de dar un solo paso más.

Con cuidado, se acerca pegado por la pared de mármol hasta la zona cubierta por enredaderas. -Qué extraño. ¿Está todo limpio, Ivy Mhor?..- Pregunta en voz no muy alta, mientras él se dedica a rozar con sus dedos las zarzas.

Ni escucháis, ni avistáis nada más que esas tétricas enredaderas que invitan a ser atravesadas para ver que ocultan y ese insípido silencio. La zona también parece estar limpia de trampas y mecanismos que dificulten el trayecto hasta la puerta que reposa en el centro de la sala, cerrada.

La segunda sala, a vuestra izquierda queda un poco alejada, bastante más que la de las enredaderas y no se puede apreciar nada de lo que guarda desde vuestra posición.

Me inclino para apreciar un poco mejor la segunda sala de la estructura, es extraño no escucho nada tras esas enredaderas. Me huele todo muy mal. Sin pensarlo, quedo localizable detrás de Ivy hasta que esta no indique que se puede andar por la zona sin aparente peligro, pero mis ojos no pierden el tiempo y detectan una o varias estatuas en esa sala.

-Allí, allí parece que hay alguien, parecen personas de verdad..- Susurro entre alarmado y emocionado a la vez.

La advertencia ha sido desde la misma posición, señalando la segunda sala a mi izquierda donde, mas allá, se ocultan un grupo de estatuas que no se qué o a quién pueden representar.

Las fisuras no parecían guardar nada peligroso en su interior, ni las baldosas parecían tener una colocación especial que augurasen la muerte a aquellos que se atreviesen a pisarlas alegremente. Sintiendo la respiración de Faer contra una de mis alas le di el visto bueno al pequeño dragón, sus garras golpeteaban la superficie de las baldosas con impaciencia y sabia por propia experiencia lo difícil que es aguantarse cuando uno tiene curiosidad por algo. Parece que no hay nada especialmente peligroso.

Roca también había esperado paciente mi señal, y por primera vez en varias horas si que aportaba algo interesante a la excursión. ¿Como recuerdas este lugar? Di unos pasos inseguros y tímidos mientras terminaba de explorarlo todo para después dirigirme más relajada hacia las enredaderas. Roca, ¿tu sabes algo a cerca de estatuas o similares? Los penetrantes ojos de dragón a veces eran una ventaja para llegar a lo que los demás no podíamos alcanzar, pero muchas noches también resultaban un incordio cuando no podía dormirse porque veía cosas más allá que se zarandeaban con siniestros movimientos.

Al alcanzar el arco con las enredaderas me detuve y aspiré el aroma que desprendían, parecían llevar mucho tiempo allí, las rocas se habían desecho ligeramente bajo el contacto de sus ramas y los pinchos que las aseguraban entre sus poros. Las hojas habían crecido frondosas y grandes impidiendo a cualquiera animarse a una buena poda. Con cuidado acaricie algunas de ellas con cuidado y acerqué el rostro para intentar vislumbrar en el interior de la sala de la derecha. Quizás pueda pedirle que se aparte amablemente... no creo que me lleve mucho tiempo, pero tampoco se como reaccionará el templo con la magia. ¿Lo conoces lo suficiente? Volví la cara esperando una respuesta del único de nosotros que ya había estado allí con anterioridad.

Roca escucha tu respuesta sobre la seguridad de las baldosas, pero él sigue observando esas extrañas plantas que han crecido en el interior del santuario. -Los simbarcas construyeron una fortaleza al Sur de Undumor, directamente al otro lado del ancho río Umber, es decir lo que estás pisando ahora mismo. La enorme ciudadela buscaba continuamente reclutas inocentes, aventureros hábiles, y mercenarios leales al dinero.

La ciudadela proporcionaba entrenamiento básico, de magia negra y equipo para los reclutas rasos asigandos a contener a los muertos vivientes de Undumor. Siempre que era posible, los líderes organizaban grupos de élite de cuatro a seis aventureros y los envíaban en misiones cerca o incluso dentro de la ciudad maldita, Undomor-

Desiste el intento de penetrar por las zarzas, por su gesto dirías que es imposible apartarlas, incluso hasta para una criatura como tú. -Como te he dicho esta era la ciudadela de aquellos hombres que fueron engañados y exclavizados por las Brujas. Lo que no recuerdo del todo son todas esas enredaderas, es como si hubiera algún mal por aquí que las hace nacer con maldad..-

-Tras esa puerta se esconde el camino que nos llevará hasta la Mansión de Undomor. Señala la gran puerta central. ¿Qué, sientes miedo, Ivy Mhor?- Sin esperar respuesta se dirije hacia el lado opuesto, el lado en el que el dragoncillo dijo algo de unas estatuas.

Aparto la mirada de esas estatuas o lo que quieran que sean. Yo he notado como una de ellas no me quitaba el ojo de encima, pero quizá solo sean imaginaciones mías. Agito la cabeza para borrar eso del interior de mi mente y cuando me doy cuenta Roca a finalizado una larga conversación con mami.

Le estaba oyendo, pero no le estaba prestando atención.

Fruzo el ceño cuando Roca pasa por mi lado, dejando a solas a Ivy. Mis uñas están en tensión, aunque trato de que eso no se note cuando Roca me sobrepasa y se dirije hacia la segunda sala. -Los ojos de esa estatua se movían..- Susurro dando un codazo a mami para que esta me preste atención, yo sin embargo no puedo apartar la vista del Sr. Roca.

Tras las enredaderas no percibes nada, están completamente enmarañadas unas con otras con lo que es imposible que puedas vislumbrar algo. Cuando las rozas con tus dedos, quizá solo haya sido fruto de la casualidad, pero en cualquier caso ves como las plantas trepan y se mueven por si solas, reforzando aún más la entrada de lo que quieran esconder..

La historia que narraba Roca con su voz grave me había envuelto en una esfera de soledad, mientras hablaba de inocentes engañados, hombres esclavizados y enviados a una muerte segura mis ojos observaron los movimientos de las enredaderas. Sus ramas se apretaban unas con otras y sus hojas giraban sutilmente, todo un trabajo para negarme la visión de lo que hubiese más allá. Me estaba preguntando si con una buena hoguera se apartarían cuando el codazo y el murmullo de Faer me sobresaltaron. Di un respingo y un paso hacia el arco en el que él había vislumbrado las figuras humanoides.

Si los ojos de esa estatua se movían, es que ya saben que estamos aquí y deberíamos saludar como buenos invitados. Mis parpados se entrecierran intentando ver más allá de la negrura, pero todavía no estoy lo suficientemente cerca. Con decisión avanzo hasta donde se encuentra Roca no sin dejar de animar a Faer con unas caricias para que se sienta más cómodo. Al llegar junto al hombre me paro y alzo el rostro con una sonrisa ladeada en el rostro. Me temo que las brujas van a tener que esforzarse más si intentan asustarnos, unas plantas malcriadas y unas sombras no son nada extraordinario. Giré la cabeza para mirar a Faerhart si hemos superado un acertijo de una esfinge creo que podremos salir de esta sin muchas dificultades.

A pesar de mi tono envalentonado y las ganas que tenia de animar a mi cachorrillo no pude evitar que mi inconsciencia se viese atropellada durante unos segundos por los rayos de la razón. Mi mano sacó el arco y lo acaricio como quien echa de menos la mano de su amante. Sin retrasarme demasiado miré hacia los lados y me adentré en la sala esperando que los perfiles de las estatuas se hiciesen visibles en cualquier momento.

Te enfrentas a tus propios pasos, pero segura de ti misma avanzas hasta el otro lado, hasta donde se encuentra Roca. Allí observas a tres estatuas que representan a una mujer en particular, sin embargo su cara parece que se ha transformado en un rostro demoníaco.

La estatua del medio parece seguir con la mirada cada uno de tus pasos, jurarías que te está vigilando, pero ¿por qué?.

El pequeño dragón te sigue por detrás, escuchas como sus uñas chocan con el mármol, quizá ande avistando cualquier cosa que a sus ojos le llamen la atención. A Roca, por extraño que parezca no se le ve por ningún sitio cuando llegas de pleno al lugar..

Cuando terminé de envalentonarme frente a Faer para intentar animarle me di cuanta de que la figura de Roca se había esfumado por completo. Extrañada me asomé al interior de la sala procurando no avanzar para no adentrarme en la sala sin haberla inspeccionado. Faer ¿tu ves donde esta ese majadero? su ausencia había empezado a molestarme en demasía. Inconsciente de mi gesto mis nudillos estaban blancos sobre la empuñadura del arco mientras contenía la tensión. Si al final resultaba ser una trampa dejaría mi ultimo aliento en acabar con el embustero que nos había traído hasta aquí.

Me obligué a concentrarme en la nueva sala que veía, si estábamos solos más me valía que me pusiera manos a la obra e investigara con detalle el lugar. Atenta a los rostros de esa mujer me pregunté si la había visto anteriormente en algún lugar... mientras tanto, solo por un instante pensé en sacarle la lengua a modo de saludo. Agudicé el oído intentando percibir pasos o sonidos extraños, si Roca había decidido esconderse de mi puede que yo jugase mejor que él al escondite.

Su tardanza me hace pensar que ese Roca había cambiado de planes, pero no me atrevo a llamarle a gritos. -No puede ser él es de los buenos-. A punto ya de colarme por el arco que lleva a la nueva sala, miro a Ivy para ver si es seguro pisar por estas nuevas baldosas. El rostro de esa estatua me deja helado. Un sudor frío empapa mis escamas.

En el sitio intento no mirar una sola vez las estatuas

Ahora, ya acompañado por mami, sólo tengo que dejarme llevar, intentar salir de este lugar y volver a verlas. Siento la sensación de caída, pero nada más. -No veo nada..- Respondo lo justo, quedándome embobado mirando el rostro demoníaco de esa mujer.

-Recuerdo haberla visto en algún lugar. Aquella esfinge era tonta mami, no puedes comparar esto con aquel cuerpo de león- Añado, apartando la vista al fin de esa estatua que hace girar sus ojos. Parece estar muy concentrada así que me mantengo cerca de ella para ayudarla en todo lo posible a la búsqueda de sonidos extraños o pasadizos secretos.

Una vez más, antes de andar a tus anchas buscas por las baldosas y alrededores algún indicio de mecanismo que active alguna indeseable trampa. Por suerte parece estar limpio, lo que te hace sentir más segura y esa noticia también alivia al pequeño dragón.

Aunque sabes y estas segura de que esa mujer es alguien conocida en este mundo, no recuerdas ahora mismo quien puede ser. Quizá la desaparición de Roca te ha echo perder un poco la memoria. Escuchas, escuchas un sonido como si de una piedra se arrastrara por el suelo, buscas el lugar del sonido y te percatas de que son los ojos de la propia estatua que están girando hasta que se detiene.

De pronto, algo ves, algo que se escondía tras la misma estatua: un pasadizo secreto se ha abierto, dando lugar a un nuevo sitio para ser examinado. Para tu sorpresa Roca también aparece al abrirse la nueva ruta..