Partida Rol por web

O de cómo la inteligencia británica encuentra a sus agentes.

Después del final de invación marciana, Mina decidio olvidarse de todo y irse a una ciudad utópica en el norte de Escocia, Coradine, donde gobiernan mujeres; algo muy raro y mal visto en esa epoca. En ese lugar, ella ha entrado en contacto con antiguos culto femeninos a la diosa de los celtas, Daanu y ve como la ingerencia del matriarcado ha llevado paz a la comunidad.

No obstante, esa mañana de verano, a finales de junio de 1899, una diligencia entra en Carodine. En ella viene el señor Bond y un acompañante al que no conocías. Como siempre, Bond se muestra desagradable y autosuficiente, pero no es el quien te habla, sino el acompañante - un hombre alto, guapo y de sonrisa amable - quien te dice:

- Buenos días. Supongo que es usted la señorita Murray. Yo soy Jack Pendragon, agente del gobierno americano. He venido para hablar con usted acerca de una amenaza que se cierne sobre todo el mundo... pero antes debo informarle algo que quizá le resulte doloroso. El señor Alan Quatermain se encuentra muy mal de salud, tanto como para que su vida peligre.

Unas explicaciones:

- Mina usa su apellido de soltera, ya que esta divorciada y es Murray.

- Por si no lo recuerdas, Campion Bond es el agente de enlace de la liga con la inteligencia británica.

- Quatermain es miembro de la liga, con el que Mina tuvo un romance.

La vida estaba resultándome agradable en estos momentos, no tenía que preocuparme por nada más que por mis propios asuntos y ver a estos hombres me hicieron recordar momentos ya olvidados, más que olvidados, relegados a alguna parte de mi cerebro a la que no quería volver a acceder, pero por lo visto, esos recuerdos, nunca estuvieron lo suficientemente bien escondidos, si con sólo verles habían vuelto a mí.

Saludé a Bond, no me caía bien, pero una siempre tiene que tener modales, las formas son las formas aquí y en cualquier lugar del planeta. Presté atención a las palabras de aquel hombre y noté un extraño pinchazo en el estómago cuando me habló de Quatermain, al que no había visto en mucho tiempo. - Habrá sido él el encargado de que vinieran a buscarme o simplemente lo estarán usando de excusa para hacerme regresar? - Nunca estaba de más pensar que todo tenía más de un motivo. Bueno, aunque claramente creo que ya me había dicho que había algo más así que le respondí educadamente.

- Sí, soy la señorita Murray, un placer conocerle caballero. Como ya sabrá Quatermain y yo no tenemos ningún trato desde hace mucho tiempo así que agradecería que me explicara los motivos por los que ha venido a buscarme, no creo que sea ese el único motivo, aunque ya que lo ha expuesto, debo decir que es una lástima, es un gran hombre.

Estando solo unos instante en presencia de esos dos hombres, te das cuenta de importantes detalles. Primero, que Bond y Pendragon sienten antipatía mutua, cosa que puede olerse en el aire. Lo otro, que pendragon, a pesar de ser un agente americano, no tiene acento colonial, sino algo más cercano al de los galeces.

Antes de darte una respuesta a tus preguntas, Pendragon te entrega un sobre. Estaba dirigido a ti y con la letra de Quatermain. Cuando la Abres lees:

"Mi querida Mina.

Si esta carta te ha llegado es por que algo malao me ha pasado. Seguramente mi debilidad de caracter me ha llevado a no afrontar con enteresa tu abandono. Lo único que me queda por decirte es que te amo y mis pensamientos fueron hacia ti. Gracias por darle sentido a mi vida en su ocaso.

Tuyo eternamente

Alan Quatermain."

No pude evitar percatarme de la tirantez entre los dos hombres, a pesar de que no se habían ni dirigido la palabra, sus movimientos delataban que no se llevaban excesivamente bien, lo que sin lugar a dudas, hacía que Pendragon me fuera algo más agradable de entrada, ya que yo misma tampoco soportaba a ese estirado de Bond.

Cogí la carta que me tendía y fue cuando esa molestia que ya tenía en el estómago se convirtió en un nudo, un nudo que cada vez apretaba más y hacía los recuerdos dolorosos. Me giré unos instantes, dando la espalda a los hombres, tratando de coger aire y de que mi rostro volviera a tomar su forma impasible, esa que hace que no puedan saber lo que estoy pensando. En unos instantes volvía a ser la Mina de siempre, así que hablé mientras me volvía a girar.

- ¿ Dónde está Quatermain? - Pregunté. - Me parece que es momento de ver alguno de mis viejos " amigos ". - Y cuáles son el resto de motivos que os traen aquí? - Ser directa era mejor que andarse con mil rodeos, sobre todo si buscaban lo personal para hacer que les prestaras algo de atención.

Bond, quien se había mantenido callado hasta ese momento, abre su boca con pereza y dice:

- Quatermain está bien, eso ya lo tenemos cubierto. Lo importante en este momento es una vez más el Imperio Británico necesita de sus servicios, miss Murray. Un grave peligro se cierne sobre casi toda el mundo civilizado.

Pendragon no parece muy contento debido a la intromisión de Bond. Le lanza una mirada iracunda y agrega:

- Créama, miss Murray que el señor Quatermain se encuentra relativamente bien, pero no gracias al señor Bond no a su dichoso Imperio Británico. Después de la disolución de la anterior liga, el señor Quatermain volvio a su antiguo vicio y se perdio en la parte este de Londres en los fumaderos de opio. Buscando a los miembros supervivientes de la antigua liga lo encontre en uno de ellos con esa carta aferrada a su mano. El sufrio un ambolia, lo cual lo ha dejado en estado vegetal. Me he encargado personalmente de su cuidado y tengo al afamado doctor John Watson encargado de su salud en mi casa de Londres.
En cuanto a lo otro, vera, después de la invación marciana de hace unos meses, los estados han estado recuparando tecnologia de las maquinas de los extraterrestres. Tambien lo han hecho entidades privadas y una de ellas esta contruyendo un gran cañón en el sur de África. No puedo darle todos los detalles en este momento, pero creame que toda la humanidad sufrira debido a esto. Hemos venido a importunarla para solicitarle que nos ayude a formar una nueva liga de caballeros extraordinarios.

Lanzo una mirada de aviso a Bond, sin decir nada, pero lo suficientemente atrevida como para que se dé por enterado que a mí no me va a doblegar a su antojo y luego, con toda mi calma y tranquilidad, vuelvo a centrar mi atención en Pendragón, al que había mínimo que agradecerle que se hubiera ocupado de Quatermain.

- De vuelta al opio? Supongo que no podemos negar nuestra naturaleza, aunque espero no haber sido la causante de ello.. - pienso sintiendo algo de culpabilidad al respecto.

- Yo me he retirado y ahora vivo tranquilamente aquí. ¿ No tienen a nadie más que pueda encargarse de ello ? Compréndame, llega cierta edad en la vida de toda mujer que lo que necesita es calma y tranquilidad.. - Le digo, tratando de no tener que aceptar de nuevo lo que me está proponiendo, aunque en el fondo, sabía que si insistía demasiado acabaría aceptando únicamente por todos aquellos a los que podría perjudicar el que no lo hiciera.

Pendragon parece ser un sujeto respetuoso y honoste, pues ante tu respuesta no hace ningún gesto de desagrado, como si puedes ver en la cara de Bond. No obstante, Pendragon te dice:

- Entiendo su posición, miss Murray, pero la verdad es que alguien con sus aptitudes seria perfecta para la mision que debemos emprender. Hoy no solo Inglaterra se encuentra en peligro, sino todo el orbe. Los gobiernos británico, francés, americano, ruso y el imperio chino están unidos en esto, señorita. El riesgo es inimaginable.

Suspiro ante las palabras del hombre e ignoro totalmente la cara que me está poniendo Bond, aunque en lo más profundo de mí, anoto que algún día le borraré esa cara de " asco ". No tengo muchas opciones con todo lo que me está diciendo, así que mi siguiente pregunta pasa a ser: - ¿ Cuándo partiríamos a Londres?

Pendragon sonríe agradecido ante las palabras de Mina. Después, te dice:

- En lo posible, saldremos ahora mismo. Obviamente, dándole tiempo de que recoja sus cosas, Miss Murray.

En ese momento, la sonrisa de pendragon se vuelve pícara y dice:

- ¿Es cierto que en esta comunidad se practica el paganismo y se hacen sacrificios humanos? Lo pregunto por que si necesitan alguien para sacrificar, podrían pensar en el señor Bond.

La broma de Pendragon fue recibida solo con un bufido por parte de Bond.

Asiento con la cabeza y me dispongo a despedirme para ir a recoger mis cosas cuando escucho el comentario de Pendragon sobre Bond. En ese momento, una leve sonrisa se dibuja en mi rostro, aunque en seguida la borro, volviendo a recuperar la compostura aunque hago caso omiso y no respondo a la puya. Por muy divertida que me parezca no quería acabar desencadenando ninguna batalla campal.

- Seré lo más breve que pueda. Por favor, pónganse cómodos en mi ausencia y pidan algo para tomar si así lo desean. - Digo justo antes de salir por la puerta para ir a hacer mi equipaje.

Rapidamente arreglas tus pertenencias y te arreglas un poco. Caundo vuelves vesa los dos sujetos tal cual como los dejaste, como si ni siquiera hubieran cruzado una palabra. No obstante, al verte, Pendragon se acerca y toma tu bolso, mientras dice:

- Yo la ayudo, Miss Murray. Afuera nos espera un carruaje que nos acercará a al medio de transporte que la llevará a Londrés. Para esta tarde podrá ver al señor Quatermain y, si no le parece inapropiado, puede quedarse en mi hogar.

Todo lo que decia Pendragon era muy correcto y del todo galante, a excepcion de un detalle. La forma más rapida para llegar a Londre era el tren, y este demoraba dos días desde Escocia.

- Parece que en realidad no se llevan nada bien, juraría que no se han dicho nada desde que me he ido a hacer el equipaje. - Pienso al ver la postura de ambos hombres a mi regreso.

Pendragon se acerca cortesmente a coger mi maleta, así que le djé que la cogiera, no iba a ponerle ninguna pega, ya que como buen caballero, era lógico que hiciera algo así. Le sonreí: - Muchas gracias. - Respondí cuando me liberó del peso que llevaba, y me giré para esperar que ambos hombres comenzaran a andar, cuando caí en la cuenta de lo que me acababa de decir.

- Disculpe señor Pendragon, pero como voy a ver a Quatermain esta tarde si primero tenemos que llegar a Londres y el viaje dura más que unas horas? - Pregunto suponiendo que iba pensando en otra cosa y se le ha pasado el detalle por alto.

Pendragon sonríe a tu pregunta y se limita a decir:

- Para ser una mujer que ha viajado en el Nautilus tiene poca imaginación, Miss Murray.

Entonces te ayuda a subir en el carruaje y cierra la puerta tras de ti, diciendo:

- Ahora debo dejarla con el señor Bond, Miss Murray, ya que asuntos importantes me retienen en Escocia. Discúlpeme por dejarla con tan pobre compañía.

Asi, galante en todo momento, el señor Pendragon se despide con el sombrero en alto. En tanto Bond, quien ignoraba toda y cada unas de las pesadeces que le dirigía su compañero, se removió incomodo en su aciento y dijo: