Partida Rol por web

Sandokán no comprendiía lo que acababa de ocurrir. La mujer inglesa parecía siempre el paradigma de la decisión y la calma, y sin embargo, había decidido retirarse. Quizá para evitar que los relacionaran con la anterior Liga, pero al pirata malayo no le cuadraba aquello demasiado.

Debe haber algo más...

El alboroto que se produjo por el comentario del tal Bond sacó al malayo de su ensimismamiento, y tras parpadear asombrado por la violenta reacción de Pendragón, acompañó a éste para realizar los preparativos, sin molestarle con palabras no deseadas.

Ya había empezado a recoger lo poco que había sacado de las maletas en aquel lugar cuando llamaron a la puerta y vi a Jack en ella y sentí un poco de pena por marcharme, pues aquel hombre había hecho muchas cosas por mí y seguramente le echaría algo de menos, pero la decisión ya estaba tomada así que eso sería lo que haría.

Apenas me dio tiempo a decir nada, ni a actuar pues cuando sus palabras cesaron se dio la vuelta para irse y tan sólo me dio tiempo a responder por si me escuchaba.

- Gracias Jack, que tengas suerte.

Me quedé unos instantes mirando a aquella puerta y luego negué con la cabeza mientras continuaba rcogiendo mis cosas.

Chia escuha a mina y sonrie ante sus palabras, "sera lo mejor, es valiente y decidida, pero sera mas seguro para ella, y tiene que cuidar de su pequeño, despues de todo sobre todo es una madre"  luego observa como se marcha y la escena que sucede a continuación. Ella le hubiera roto la nariz por insultar a Mina, en vez de asustarle, no obstante la reaccion de Pendragon le dio tiempo para relajarse y no armar un verdadero escandalo, pero antes de salir con sus compañeros se acerco a bond despacio, hasta acercarse mucho, olio en su direccion y arrugo la nariz- deberias cambiarte de ropa, creo que te has ensuciado.- dije antes de girarme  para marcharme de la habitacion. deseando en el fondo de mi ser, me diera una excusa para pegarle.

Cuando Pendragon te deja sola en la habitación por un momento queda un dejo de pena flotando en el aire, pero ya estás acostumbrada que las despedidas no fueran en nada facil, así que seguiste con lo tuyo. Tendrías que tomar el tren de París a Calais y luego un barco a Inglaterra. Estabas trazando este intinerario en tu mente cuando ves por la ventana a una de las sirvientas de la casa de Pendragon que sale por un callejón contiguo y se pone a hablar con un sujeto de aspecto sospechoso, demasiado viejo para ser un pretendiente y con traje muy elegante. Además ves claramente como le entrega un papel.

Al menos el viaje de vuelta no sería demasiado complicado, o eso es lo que estaba apareciendo ya por mi cabeza cuando casi distraídamente miré por la ventana y tardé unos instantes en darme cuenta de que algo no me cuadraba.

- ¿ Espías en casa? - No quería precipitar conclusiones, pero sin duda tenía que saber qué era lo que estaba haciendo, pues aunque fuera a marcharme no podía dejar que cayeran en una trampa, pues había amigos entre esa gente.

Sin pensármelo dos veces cogí el arma que aún conservaba y bajé rápidamente aunque sin salir, esperando a que la mujer volviera a entrar en casa, pero de forma que pudiera pillarla por sorpresa.

- La gente habla más cuando tiene un arma apuntándola directamente a la cabeza.

Como la misión parecía ser de una urgencia que pocas veces ha tenido cualquiera de ustedes en su vida, todos salen tácitamente a preparar sus cosas para salir lo antes posible. En emenos de media hora ya estaban todos nuevamente en la sala y listos para salir. Pendragon no parecía de muy buen humor, quizá era por lo que dijo Bond o simplemente porque no estaba contento por la partida de Mina, pero ya no importaba, porque rapidamente les apura para que no se tracen. Cuando salen de la casa, vuelven a tomar ese carruaje mecánico que habían usado el día anterios.

Así, el grupo se encamina a los campos de Compiagne y en ellos los espera el Albatros. Sandokan nunca había visto esa nave y la verdad es que era una de las cosas más impresionantes que le había tocado presenciar. Se trata de un barco posado en medio de los campos franceses, que en vez de velamen contaba con un monton de hélices. Al ver la cara de sorpresa del malayo, el anciano ruso Strogoff le dice algo divertido:

- Si, mi querido amigo. Esa cosa vuela.

En tanto, Chia como siempre era acompañada por Karameneh, la esclava china que la seguía en silencio a todos lados, como una sombra. Pero ellas no eran las únicas mujeres del grupo, pues a falta de Mina, los acompañaba una de los inmortales que rescataron de los vampiros. Por lo que saben se llama Ayesha y es una especie de reina en el África, pero además de eso nada, pues no hablaba con nadie.

Cuando bajas sientes el ruido de ese carruaje mecánico, seguramente se trata de tus compañeros que ya parten para viajar en el Albatros a África. No obstante, lo que tienes en mente es sorprender a la sirvienta una vez que entrara nuevamente a la casa. Llegas a la cocina y puedes esconderte facilmente tras de la puerta para que no te vea al entrar.

Cuando la sirvienta vuelve, le ves la espalda y su caminar extraño, con los brazos caidos a los lados y dando pasos muy lentos. Luego toma de la mesa un enorme cuchillo y parece tener la intención de dirigirse al interior de la casa. En ningún momento se percata de tu presencia.

El pirata malayo observó con ojo crítico la extravagante embarcación, si es que podía llamársele así. El diseño parecía robusto, y versátil, y la disposición de todas aquellas hélices daban idea de lo que podría lograr aquel aparato.

Impresionante exclamó Sandokán Estoy deseando probarlo. ¿Vamos? preguntó ansioso por embarcar

No podía perder más tiempo, puesto que si me demoraba más no podría llegar y avisar a mis compañeros antes de que partieran, así que sin mucho miramiento, me acerqué a aquella mujer y coloqué el arma en su nuca.

- Suelta el cuchillo o te vuelo la tapa de los sesos! - No sonaba a farol y no dudaría en hacerlo.

Esperé a que soltara el cuchillo antes de preguntar, pues me estaba arriesgando a recibir una buena herida si decidía no hacerme caso y era plenamente consciente de ello.

Por alguna razón, la mujer no se detiene en el mismo instante en que tu le hablas. Camina como una autómata por unos cuantos metros y luego se voltea lentamente. En ese momento la ves a la cara y te das cuenta de que sus ojos están blancos, como velados por algo de aspecto lechoso. Entonces pone tus ojos en ti sin mirarte realmente y dice con voz neutra:

- Debo matar a frëulein Murray.

Y comienza a vanzar hacia ti con el cuchillo en alto.

Cuando se acercan a ese barco volador, un sujeto se baja de él. parece el capitán de esa cosa, por como va vestido, y saluda a todos con la mano en la viscera. Pendragon, que aún parece de mal humor, le presenta a Sandokan al capitán Jean Robur, que si al malayo no le falla la memoria, se trata de una especie de pirata aereo que intentó atacar a los Estados Unidos hace un par de años. Robur al saber quién es el malayo le extiende la mano y le dice:

- Será un verdadero honor tenerlo a usted y al señor De Gomera en el albatros. Lei con mucha pasión las crónicas que el señor Salgari escribió acerca de ustedes. Sientanse en este barco como en una de sus maravillosas noas.

Por un momento me quedé total y absolutamente parada. - ¿ Acaso intentan matarme por no querer ir a la misión? Si es por el bien de ésta.. - Pensé pero en seguida vi que era mejor pensar después y disparar primero, porque no parecía que aquella mujer fuera a razonar si la hablaba, no lo había hecho ya..

Apunté a su pierna y apreté el gatillo, esperando que aquello sirviera para detenerla. Esos momentos no era en los que una pudiera permitirse dudar y era algo tan sencillo como que ella resultara herida o como que yo muriera.

Vaya, parece que el bueno de Emilio nos ha hecho conocidos...  respondió azorado el pirata. Emilio Salgari. Un magnífico escritor, cronista de las más fabulosas aventuras que el hombre había vivido. Y un buen amigo además.

Le confieso que también hemos oído hablar de su audacia Capitán Robur. Me siento honrado de que nos permita compartir su viaje en semejante maravilla tecnológica.

El disparo que haces le en lo que espera sea la pierna de la sirvienta (con esos vestido nunca se sabe) y la chica cae al suelo con un grito de dolor que retumbó en todo la casa. Rapidamente llegó el resto de la servidumbre y no es muy buena la cara que ponen al verte con tu revolver en la mano. No obstante, antes de que pases por una asesina a sangre fria, de la garganta de la chica sale una voz extraña, masculina y profunda:

- Creo que la he subestimado, frëulain Murray.crei que sería mucho más simple matar a una mujer sola, pero por lo visto responde a su fama de extraordinaria. Creo que tendré que probar si tengo más suerte con sus compañeros.

Luego la cara de la chica vuelve a su rictus de dolor. El asento de la persona que habló a trevés de ella era alemán.

Miré a toda la gente que se asomó aunque apenas fueran unos instantes pues aquellas palabras me dejaron mirando a la mujer con cara de no tener nada claro más que debía avisarles antes de que se furan.

- No quería hacerla daño, no tuve más remedio que dispararla. Llamen a un médico he de avisar de esto a Pendragon antes de que tengan una desgracia.

Salí de aquella casa casi corriendo, pero un coche de caballos sería demasiado lento para ir tras aquel vehículo por las calles de una ciudad así que ni corta ni perezosa, busqué un caballo en el que poder montarme y salir al galope en dirección al Albatros.

- Por favor que no llegue demasiado tarde.. - Fue todo lo que se me pasó por la cabeza.

Amablemente, Robur los invita a todos a subir a su barco volador y comenzar el viaje. La verdad es que los que jamás habían estado antes en esa nave (Sandokan y Yañez) sintieron un extraño cosquilleo en el estomago ante la espectativa de elevarse por sobre el suelo. Entonces, cuando estedes ya están en la cubierta, las hélices de la nave comienzan a girar y, como un prodigio, esa pesada estructura comienza a elevarse del suelo. No obstante, cuando estaban varios metros arriba, ven a la señorita Mina venir galomando por la campiña en dirección al Albatros con clara intensión de subir.

Aunque en los últimos años el flujo de transporte en las calles había cambiado, pues los carros a caballo habían sido reemplazados en su mayoría por el moderno trenvía. No obstante, tienes la suerte de que aún habñia cballos en las calles de la ciudad luz. Justo te encuentras con uno amarrado un poco más allá de donde se encontraba la casa de Pendragon. El problema es cuando despues de haber emprendido el galope, escuchas unos gritos tras de ti en frances y caes en cuenta de un importante detalle: Los únicos que usan caballlos en las ciudades hoy en día son los policias. No obstante, ya es tarde para retractarte y dar explicaciones, así que simplemente te diriges a los campos de Compiagne en las afueras de París.

haces la distancia en poco tiempo, aunque el pobre caballo suda y resopla por el esfuerzo. Sin embargo, ya cuando te acercas ves como el Albatros ya se leva variós metros sobre el suelo.

Sonriendo, Sandokán se giró hacia donde el capitán dirigía a sus hombres.

Capitán Robur, creo que tenemos una pasajera de última hora. ¿puede descender unos metros o lanzamos un cabo? preguntó el pirata, que ya se dirigía hacia uno de los rollos de cuerda que había diseminados por la cubierta

Me quedé mirando al Albatros yunos segundos, pero iba a lomos de un vaballo y tampoco podía fijarme demadiado.

- ¿ Y ahora qué tengo que hacer? ¿ Irme con ellos sin llevar ningún equipaje? Yo no quiero ir a ninguna parte, sólo avisarles de un posible peligro..

Esperaba que una vez les avisara el simpático capitán fuera tan amable de devolverme a tierra.

- EHHH ESPERAD!! TENGO QUE DECIROS ALGOOOOO!!

Grité como hacía tiempo que no gritaba, pues era de esa clase de personas que nunca levantaban la voz. Continué a galope esperando que pudieran oirme, pues no tenía otra forma de avisarles ya.

El capitán Robur detiene un poco el ascenso del Albatros, pero la verdad es que detener la inercia del movimiento de algo tan grande como para que vuelva a bajar no es tarea fácil. Pero eso era solo una parte del problema, pues tras de Mina aparecen unos policias montados que parecen no estar muy contentos. Por lo que parece querían detenerla por robo e intento de homisidio. No obstante, aunque esto ya era malo, de entre los arbole aparece algo totalmente inesperado. Se trata de una criatura metálica de apariencia femenina que, quizá para meter miedo, tumba un árbol solo empujándolo.