Partida Rol por web

Mientras en nuestra retaguardia parecía comenzar a darse un combate, Lobo Blanco y yo aún permanecíamos observando a aquellos trasgos, cuya maliciosa sonrisa continuaba aún en sus labios. Algo debían tramar, aquello era algo que no conseguía quitarme de la cabeza, sin embargo, no había sido capaz aún de dilucidar de qué se trataba.

Alumbrándonos aún con la antorcha, pude ver cómo el druida se mantenía atento, alerta, sin parecer ir a atacar por el momento. Todo parecía indicar que esperaría a que aquellas criaturas dieran el primer paso. ¿Pero acaso llegarían a darlo? Me concentré nuevamente en los dos trasgos, queriendo averiguar qué intenciones tenían por sus gestos y lenguaje corporal.

A pesar de mantener su posición, Lobo Blanco terminó rugiendo a aquellas criaturas, lo cual esperaba que me ayudara en mi labor de discernir qué pretendían estas.

No alcanzas a vislumbrar mucho de sus intenciones. Mantienen su posición con la maligna sonrisa en su cara.

Turno 1
Kairi se mantuvo a la espectativa, analizando el comportamiento de los dos trasgos que tiene enfrente. Sin perder la atención a lo que éstas criaturas estaban haciendo, la joven pudo comprobar que, en la retaguardia Okodar ya se estaba enfrentando a otros dos trasgos. A pesar de intentarlo, Kairi nada pudo concluir. Sus rivales seguían con su sonrisa malévola dibujada en el rostro.

Mientras tanto, Okodar se enfrentaba con sus dos rivales. El Trasgo #3 (A-12) esquivó con lo justo el ataque del semiogro y con un movimiento más ágil de lo esperado, consiguió dañar con su jabalina en un costado de Okodar. El arma punzante provocó un ligero, aunque doloroso, corte. El trasgo #3 dejó escapar un grito que se asemejó a un canto de victoria.

Turno 2

El trasgo 2 (M-11) levantó su pequeño escudo de madera y mirando a Kairi lo golpeó con su maza, invitándola a acercarse. Un grito inteligible surgió de sus entrañas en respuesta al Trasgo #3 que se vanagloriaba... 

Turno 2

Trasgo #2. 21 (M-11) 
Okodar 20
Anubis 19
Trasgo #4. 17 (B-11)
Trasgo #1 16 (M-10)
Lobo Blanco 9
Kairi 7
Trasgo #3. 5

   Para disminuir los flancos expuestos retrocedí un paso hacia la pared, quise aprovechar el momento para atacar nuevamente al trasgo pero calculé mal y lo hice justo en el momento que apoyaba mi píe y subía, por esa razón Klad pasó mi por encima de donde estaba la cabeza del reptil. Gruñí por lo bajo aunque sin perder aún la calma. 

   Durante años luché contra oponentes mucho más grandes que yo y eso implicaba no tener mucha experiencia combatiendo a ser más pequeños. Parece extraño que alguien que mide más de cinco pies desde los cinco años no encuentre enemigos mas pequeños así que imagina el tamaño de mis enemigos habituales. Recuerda el entrenamiento, Klad, hay que esperar el momento adecuado..

   Para liberar un poco de tensión comencé a entonar un viejo cántico de guerra minotauro. -Menj a hajómra,
átlépjük a vörös tengert...

Okodar se sentía incómodo frente a los embistes de sus rivales. Parecía que el tamaño de los trasgos hacía que sus golpes no llegaran a destino. Aprovechando esta momentánea ventaja, el trasgo (#4) se acercó a Okodar, y blandiendo con ferocidad su maza de armas. El intercambio de golpes y fintas era continuo, y ninguno conseguía sacarse ventajas.

Por su parte, otro de los trasgos (#1) que "enfrentaba" a Lobo Blanco y Kairi, mantuvo su posición nuevamente, con su horrenda sonrisa dibujada en el rostro. Todo parecía indicar que defendían una posición, y no querían perderla.

Turno 2

Trasgo #2. 21 (M-11) 
Okodar 20
Anubis 19 (Retraso)
Trasgo #4. 17 (B-11) a (B-12)
Trasgo #1 16 (M-10)
Lobo Blanco 9
Kairi 7
Trasgo #3. 5

A nuestra espalda, Okodar parecía empezar a tener problemas para enfrentar a aquellas criaturas. Al menos, eso daba la impresión a tenor de los sonidos de la lucha que se desarrollaba. Desconocía si Anubis le ofrecía verdadero auxilio o no, pero me empezaba a dar la impresión de que iba a precisar de la ayuda de la clérigo de Mishakal. Mientras tanto, los que teníamos delante de nosotros se limitaban a continuar aguantando su posición, como si supieran algo que nosotros desconocíamos. Aquello hedía a trampa, pero no nos servía de nada permanecer en tablas durante mucho más tiempo.

Tal vez era hora de destapar aquella treta que ocultaban...

Con un gesto fiero, gruñí en mi forma depredadora, alzándome sobre los cuartos traseros mientras mi piel negra como la noche sin luna recuperaba su color y textura original, la del humano vestido con pieles y telas, con mi cabello plateado ondeando mientras fijaba mi mirada en el trasgo más cercano.

¡Ven a mí, bestia honorable y honesta! -Grité, alzando una mano para señalar una de las losas del suelo más cercanas al trasgo- ¡Se depredador de sus mentiras y tretas, saborea la sangre del enemigo de tu progenitor Chislev!

 Ante la situación, decidí ayudar a Okodar con un Proyectil Mágico contra uno de los trasgos contra los que estaba luchando...

Por más que trataba de concentrarme, no lograba vislumbrar las intenciones de aquellos dos trasgos que continuaban observándonos de manera desafiante, como si aquello no fuera más que un simple juego para ellos.

Para colmo, el sonido de la lucha que se libraba tras de mí era cada vez menos esperanzador, llegándome incluso a plantear si debíamos ir a ayudar a Okodar. Giré mi cabeza en aquella dirección, tratando de conocer mejor la situación y determinar si el semiogro nos necesitaba, pero al ver que no estaba gravemente herido y que el mago se unía a la contienda, devolví rauda mi mirada hacia el frente. Delante de mí, el druida ya había adoptado su forma humana y con potentes palabras realizaba lo que parecía ser una invocación.

Aquellos trasgos no iban a venir en nuestra busca, aquello había quedado ya bastante claro, con lo que la decisión de Lobo Blanco me pareció muy acertada. Volví de manera breve la vista hacia atrás otra vez, observando después al druida, momento en que cerré mis ojos y comencé a murmurar unas palabras.

- Curandera misericordiosa, concédenos tu bendición, danos las armas para enfrentar el mal y nosotros lucharemos por tí… - musité melódicamente, mientras sentía mi medallón calentarse y mecía mi maza de manera inconsciente, dibujando esta el símbolo del infinito en el aire.

Okodar intercambiaba golpes con el trasgo (#4) que tenía enfrente cuando Anubis salió a su ayuda con un proyectil mágico que chamuscó a su enemigo sobre su flanco izquierdo. El pequeño monstruo pegó un chillido agudo y fiero, pero no perdió su atención en el inmenso guerrero que tenía enfrente. Su piel desprendía un horrendo olor a quemado.
Por su parte, el compañero (#3) del recientemente atacado, no se amedentró y se acercó a Okodar por el costado (A-12 a A-13), y atacó con su jabalina al guerrero. Buscaba un hueco en sus defensas, preparado para realizar una larga estocada con su arma. Pero sus esfuerzos fueron en vano, el semiogro desviaba sus ataques con destreza y cuidaba muy bien su defensa.

Mientras la contienda se enardecía por ese lado, en otro lado de la alcantarilla Lobo Blanco hacía de las suyas. Convocando un aliado animal, logró sorprender a los dos trasgos que tenía enfrente. Sus horrendas muecas se transformaron en máscaras de sorpresa cuando surgió un lobo atacando a uno de ellos (#2). El animal buscó el cuello del sorprendido trasgo. La horrible criatura no tuvo reacción para defenderse, y su cuerpo cayó agonizante, mientras el lobo lo mantenía apresado con firmeza. Una sangre verdoza chorreaba por la boca del animal, mientras su presa daba sus últimos espasmos de vida.
Por su parte, Kairi invocó los poderes de su Diosa, y recitando una plegaria, bendijo a sus compañeros para que su coraje aumentara y pudieran sentir dentro suyo, que un Dios acompañaba cada uno de sus movimientos...  

Turno 2

Trasgo #2. 21 (M-11) 
Okodar 20
Anubis 19 (Retraso)
Trasgo #4. 17 (B-11) a (B-12)
Trasgo #1 16 (M-10)
Lobo Blanco 9
Kairi 7
Trasgo #3. 5  (A 12) a (A13)

Turno 3 

Okodar 20
Anubis 19 (Retraso)
Trasgo #4. 17 (B-12)
Trasgo #1 16 (M-10)
Lobo Blanco 9
Kairi 7
Trasgo #3. 5

   Un dardo de luz golpeó a uno de los reptiles (¡¡BRUJERÍA!!) mientras el otro se movía para intentar flanquearme. Sabía lo peligroso que eso era pues había visto a muchos contendientes fuertes caer ante esa técnica en la arena, así que debía evitarlo.

   Cuando me preparaba para alzar a Klad noté un leve brillo iluminando el hombro del trasgo y decidí enfocar el ataque allí. Un segundo después escuché el reconfortante sonido de los huesos al quebrarse. Un ruido agradable cuando no son los míos.. Sin importar de dónde procediese esa luz, estaba agradecido por ella.

   Luego giré para quedar frente al último de los enemigos de mi lado y grité. -¡GOL'KLAD!

Okodar aprovechó la leve desconcentración del trasgo (#3) que tenía enfrente, para concentrarse de lleno en el contrincante que tenía a la derecha. Con un rápido y certero golpe, el martillo del semiogro barrió con el pequeño cuerpo del trasgo. Ya sin vida, los restos de aquel monstruo dieron contra la pared de la alcantarilla. 

El trasgo (#4) que aún se mantenía de pie, pese a la descarga mágica de Anubis, no se amedrentó frente al grito de guerra de Okodar y mostrando una mueca de satisfacción giró su maza de armas y le dio de lleno en las costillas. El semiogro tuvo tanta mala suerte, que aquel golpe volvió a abrir la herida que había recibido hace poco.

En el otro extremo de las alcantarillas, el trasgo que quedaba vivo miró con terror al lobo que se había aparecido. Dejando de lado la guardia que venía manteniendo, intentó atacar al lobo que tenía a su lado. Pero grande fue su confusión cuando el mismo se desvaneció luego de esquivar su ataque. Sus ojos se abrieron grandes y miró con odio a Lobo Blanco, aquel ser que había convocado a aquella criatura. 

Turno 3 

Okodar 20
Anubis 19 (Retraso)
Trasgo #4. 17 (B-12)
Trasgo #1 16 (M-10)
Lobo Blanco 9
Kairi 7
 

Aunque a nuestra espalda los sonidos de la batalla que libraban nuestros compañeros empezaban a resultar esperanzadores, fue la intervención del lobo que Chislev había tenido a bien enviar en mi ayuda el que me invitó a moverme con presteza. Sus fauces dieron buena cuenta de uno de aquellos despreciables trasgos, aprovechando la sorpresa que supuso para ellos su aparición, y su compañero, viéndose sólo con su par caído en batalla, pretendió defenderse de la bestia, justo a tiempo de descubrir cómo ésta se desvanecía en el aire.

Incluso en su partida, aquel lobo había obrado en mi beneficio.

¿Buscas al lobo? -Espeté al trasgo, inclinándome hasta tocar el suelo con una mano- Tendrás tu lobo...

Con un rápido gesto, mi cuerpo volvió a transmutar a la velocidad de un pestañeo. En esa ocasión no fue la grácil y oscura pantera la que se adueñó de mi cuerpo, sino el imponente y feroz lobo de brillante pelaje gris. Me apresuré a aprovechar el momento de confusión de aquel trasgo, convencido de que, si el lobo convocado no había activado trampa alguna, quizás era porque no había otro peligro que el trasgo al que debía ahora enfrentar. De modo que, envalentonado por efecto del poder de la sacerdotisa y acuciado por mis propios instintos, corrí hacia el trasgo para convertirlo en mi presa.

El movimiento de Lobo Blanco había dado muy buenos resultados. Aquel lobo que había invocado no sólo quitó de en medio a una de aquellas dos criaturas apresando su cuello, sino que además distrajo a la otra con su repentina desaparición. Nunca era de mi agrado quitar una vida, pero era consciente de que había ocasiones en que no quedaba más remedio.

Mientras a nuestra espalda las cosas parecían ir algo mejor para nuestros compañeros, el druida se apresuraba en aprovechar que el otro trasgo estaba desprevenido, transformándose ahora él mismo en un lobo y saliendo a la carrera para alcanzar a aquel ser.

No tardé en seguir sus pasos, algo temblorosa en un principio, pero terminando por blandir mi maza con gran decisión al situarme junto al druida; más que dispuesta a defender a quienes de forma tan inesperada se habían convertido en mis compañeros. De aquel modo, ataqué al trasgo que aún quedaba en pie, antes de que él lo hiciera.

Lobo Blanco aprovechó la confusión creada por su aliado natural para transformarse en su forma predilecta y atacar al desconcertado trasgo. Poniendo los músculos animal en movimiento, Lobo Blanco cruzó la torrentera directo a su enemigo. Éste evocó nuevamente el terror en su rostro, temiendo el mismo destino que su compañero. Pero para su fortuna, el ataque del lobo no fue efectivo. Movido por el miedo, el trasgo pudo esquivar las fauces de su atacante. 

El pequeño monstruo se armó de coraje y enfrentó al lobo. Esperó unos instantes para comprobar que no se iba a desintegrar como el lobo anterior. En su interior se empezó a relamer, pues nunca había probado la carne de un animal así. De tanto confiarse, no vio venir a Kairi. La sacerdotisa de Mishakal se acercó casi en silencio, siguiendo los pasos de Lobo Blanco, y con el alma compungida y la maza en su mano, atacó al trasgo. El golpe en la cabeza fue tan efectivo, que el sonido seco retumbó sordamente en la alcantarilla. El monstruo nunca supo qué lo golpeó, y nunca lo averiguaría. 

Kairi sintió en su interior que una fuerza se apagaba, que una voz la reprochaba y que alguien la juzgaba. Mishakal buscaba seguidores fieles, puros de corazón, fuertes y valerosos. A pesar de limpiar a los seguidores de los Dioses oscuros, quitar una vida era algo tan abyecto, que nunca había que apresurarse a hacerlo.

En el descuido de la batalla, no pudieron notar que un nuevo trasgo apareció por el lado de Kairi y Lobo Blanco. Recién llegado, el nuevo trasgo se reía maliciosamente, como lo habían hecho en su momento los dos cadáveres que ahora se bañaban en la sucia torrentera.   

Turno 4

Okodar 20
Anubis 19 (Retraso)
Trasgo #5. 18 (S-13)
Trasgo #4. 17 (B-12)
Lobo Blanco 9
Kairi 7

Kairi: Tirar Saber (Religión) CD: 13, para encontrar en tus conocimientos las plegarias justas, y así conseguir el alivio de tu Diosa.

El combate aún no se podía dar por finalizado. Un nuevo trasgo había aparecido, y al parecer, se iba a mantener firme en su lugar. Aunque medio nervioso, no dejaba de mirar con malicia a sus contrincantes. Las pocas luces que había en la alcantarilla, hacía que las sombras se proyectaran en él, dándole un aspecto aún más terrorífico. Simplemente dio un pequeño paso hacia adelante (Trasgo 5 a R-13), levantando su maza de combate en amenazantes gestos.

Mientras, en otro lado, Okodar se enfrentaba a su contrincante. Ambos lucían heridos y cansados. Sus golpes eran lentos y sin fuerza. Anubis por su parte, tardaba en mostrar su iniciativa. El tiempo era letal, y cualquier error podía decidir la compleja batalla entre el semiogro y el trasgo.

Turno 4

Okodar 20
Anubis 19 (Retraso)
Trasgo #5. 18 (R-13)
Trasgo #4. 17 (B-12)
Lobo Blanco 9
Kairi 7

La muerte de aquel trasgo me dejó una incómoda sensación, tal fue así que, en mi forma de depredador, sentí incluso la tentación de rascarme detrás de la oreja con uno de mis cuartos traseros. Era como la comezón de una pulga picoteando mi piel, ese malestar del que no puede uno desprenderse. ¿A qué venía aquella maliciosa sonrisa, si no tenían ninguna ventaja real de la que aprovecharse? Me habían hecho temer por una trampa, pero no había habido ninguna que me impidiera llegar a ellos. Ni a la sacerdotisa de Mishakal. Ni trampa, ni emboscada, ni sorpresa.

Sin embargo, otro nuevo trasgo aparecía en una de las salidas de aquel intrincado cruce de caminos del laberinto en que nos habíamos adentrado. Mi primer impulso fue pensar en correr hacia él, pero los sonidos de la pugna que protagonizaba no sin dificultad nuestro compañero el semiogro me devolvieron parte de mi razón. Observé la distancia que nos separaba de él, y de Anubis, y calculé la distancia entre ellos y aquel trasgo, y antes de que nadie pudiera darse cuenta ya estaba de nuevo en mi forma humana, agitando mi cabeza para desenredar mi cabello plateado.

Propongo cautela. -Indiqué a Kairi- Acudir a la caza de esa presa nos alejaría demasiado del resto. Deberíamos reagruparnos y unir más la m... -Me contuve antes de emplear términos que los hombres no acostumbraban, dado que les gustaba en exceso diferenciarse de los animales. Para mí, la idea de manada era noble y digna de orgullo, pero para muchos podía ser considerada una ofensa- ...el grupo.