Partida Rol por web

Las palabras del espíritu del bosque sonaron como un lecho de hojas marchitas, sin duda esa criatura estaba poseída, y aunque Anna estaba dispuesta a no hacerle daño, Anna tenía bien al alcance su cuerda. Algo se revolvía en el bosque, y Anna centró su atención a lo único a lo que podía ver, que era la dríade

En un momento dado Kairi y Lobo empezaron a cuchichear.... y aunque Anna se hubiera lanzado con el lazo a apresar a aquella criatura, tras hablar entre ellos Kairi se giró y ordenó que no atacáramos, a lo que se giró de nuevo hacia la dríade para volver a encarar la situación.

Anna solo pudo mantener la vista fija en el espíritu del bosque, ambos brujos habían demostrado sus habilidades mágicas, y probablemente estuvieran preparando algún tipo de treta, pero quedarse al margen sin más...

Pasó la cuerda a su espalda, y sin pensarlo demasiado sus dedos empezaron a preparar un lazo, a la espera del ataque del espíritu enmohecido

Tras escuchar a todos mis compañeros y entrever en sus acciones lo que iba a ocurrir en breves instantes, estiro mi musculatura y me preparo también. Al parecer esta criatura que pide nuestra sangre está maldita o envenenada o algo así y van a tratar de curarla, pero como si va a rebotar, va a ser que van a necesitar ayuda. Me preparo para hacer una carga e intentar apresarla con mis poderosos brazos en cuanto empiece la acción. - " Grrr, atentos al primer indicio de ataque por su parte le daré un buen abrazo ¿ entendido ? " -

Anubis optaba por una retirada para reorganizarse y trazar una estrategia. No obstante, Anubis era el más intelectual del grupo y no se dejaba arrastrar tanto por las pasiones. Okodar menos intelectual, se preparó para el combate. Anna, un término medio entre Okodar y Anubis, se preparó para el combate pero de una manera no letal. Sus hábiles manos tejieron sin problemas el nudo en la cuerda.

Lobo Blanco y Kairi trazaron rápidamente un plan que incluía una poción que Kairi dio a Lobo. Era una delas pociones del Guardián Espectral, y por el colar se podía afirmar que era una de las pociones de curar enfermedad.  Lobo Blanco comenzó a acercarse a la Dríada con la poción en la mano, cuando las dos enredaderas se lanzaron sobre él sus largos tallos repletos de espinas. Los tallos restallaron en el suelo sin alcanzar su objetivo.

Kairi susurro unas palabras a la Dríada  que parecieron calmarla. El espíritu del bosque se quedó inmóvil, y no trato de atacar a Lobo Blanco cuando este paso a su lado en dirección al roble.

Cuando Lobo Blanco llego al roble, vacío sobre su corteza el contenido de la poción. El líquido azulado de la poción cae por el tronco del árbol, en su recorrido el musgo grisáceo de aspecto maliciento comienza a despegarse de la corteza del árbol.

La Dríada esta confusa, sus ojos ya no muestras ni ira, ni odio, ahora muestran una mirada clara y cristalina llena de dudas. ¿Qué ha pasado? Pregunta con un hilo de voz.

Nunca sabría si la obra de Chislev me protegió en aquel día, pues tal era la naturaleza de los dioses. ¿Cómo podía siquiera plantearse un hombre conocer sus designios? Pido bien ser la fortuna lo que evitara que la Dríada me dañase con su control sobre el bosque, o puede que el mismo bosque me reconociera como su hijo, devoto servidor de la misma naturaleza.

El caso es que logré alcanzar aquel árbol y derramar la pócima sanadora sobre su corteza, y tal como había augurado eso bastó para despertar al espíritu del bosque de la pesadilla en que se encontraba, esa demencia propia de quienes perdían el contacto con la realidad. Me giré, dando la espalda al árbol, e incliné la cabeza en agradecimiento a la sacerdotisa de Mishakal por la ayuda prestada, antes de acercarme a la Dríada mostrando mis manos abiertas a nos lados de mi cuerpo.

Vuestra mente estaba afectada por el corruptor efecto de un extraño moho, mi señora del bosque. -Le informé con sumo respeto, pues era un espíritu que merecía veneración, una hija de Chislev encarnada ante mí- Gracias a Chislev, de quien soy humilde y devoto druida, hemos podido ayudaros a recuperar la razón. Mi nombre es Lobo Blanco. -Me presenté, con una torpe reverencia- ¿Recordáis qué sucedió para veros en tal situación?

Lograr ayudar a aquella criatura del bosque me llenó de alegría, así como el que ninguno de nosotros hubiera salido herido en el proceso. La Dríada había logrado atacar a Lobo Blanco antes de que lanzara aquel conjuro que la llamaba a la calma, pero no había conseguido alcanzarlo. Sin duda Mishakal velaba por nosotros, como seguramente también haría Chislev, la diosa a la que Lobo Blanco veneraba.

El druida no tardó en regresar después de que aquel moho se despegara, y tras inclinar su cabeza ante mí, gesto al que respondí del mismo modo, contestó a la pregunta de la Dríada. También volvió a presentarse, queriendo preguntar después a la criatura qué le había sucedido.

- Si nos lo contáis, podríamos ayudaros a que esto no se vuelva a repetir. - dije tras Lobo Blanco, con voz suave. - También nos convendría saber si ha visto más moho grisáceo en algún lugar, si hay alguien más que necesite ayuda. - añadí en seguida, terminando por mostrar una tenue sonrisa. - Por cierto, por si no lo recuerda, mi nombre es Kairi. Soy una clérigo de Mishakal, la Curadora.

Anna permaneció donde estaba, parecía que la triquiñuela de Kairi y Lobo Blanco habían funcionado y aunque el espíritu del bosque se mostraba confuso la amenaza que desprendía y extendía por cada rama del bosque había cesado. La cuerda corrió por los dedos de Anna enrollándose de nuevo y echó una mirada a Okodar.

Ambos habían quedado expectantes y atentos a la misteriosa orden de Kairi de no atacar, por fortuna para todos había salido bien y no habían daños que lamentar. Anna miró enderredor en busca de una piedra en la que sentarse mientras los forestales hablaban y dedicó su mirada a Mortaja para ver como reaccionaba ante la oportunidad de un nuevo interlocutor.

Respondo a la mirada de Anna con un asentimiento de la cabeza, al parecer el peligro inmediato ha pasado, pero por si las moscas es mejor estar siempre preparado. Mientras los carismáticos del grupo hablan yo vigilo los alrededores.

 Me alegré de que todo se hubiera resuelto de manera no violenta, ya que hubiera sido una pena vernos obligados a destruir a un ser tan bello y fascinante. Dejé que la clérigo y el druida hablasen con ella mientras yo los contemplaban, con interés, en segundo plano, sin interferir ni molestar...

El dolor, todo ha sido dolor en este valle desde la Noche de sangre. Comenta con una voz dulce que no tiene nada que ver con su voz anterior. El valle a estado maldito desde entonces. Pero ya antes de la noche de la sangre el dolor ha marcado la tierra y esta arboleda muchas veces. No hay más moho, solo dolor y sufrimiento. Eso ha sido todo, dolor y sufrimiento. Por las palabras de la Dríada pudisteis deducir que no estaba afectada por una enfermedad o un parasito, simplemente se había vuelto loca al sufrir tanto en ese valle. La noche de la traición, el Cataclismo, la Guerra de la lanza, la Guerra de Caos y la Guerra de los espíritus, habían conseguido que la antes vivaz dríada que vigilaba la arboleda se haya vuelto loca.

Por favor, aceptar estos relégalos. Las antes amenazantes enredaderas, ahora actuaban como fieles sirvientes y acercaron al grupo: un anillo, un colgante de cuero con dientes de dragón engastados y una bolsa con polvo de diamante.  

¿Y ahora qué? Pregunto con impaciencia Mortaja. Ahora la señora del bosque ya está más tranquila.... ya no es tan interesante. Añadió en voz baja. Podemos ir al templo, seguro que hay cosas interesantes, o seguir investigando el valle. Creo que hay una fuente en el otro extremo, pero creo que está seca. ¿Se podrá uno bañar en una fuente seca?

Bla, bla, bla, bla, todo el día hablando sin parar, ¿ donde está la gloria ? ¿ el esfuerzo ? - " Oko iría a la fuente y así una vez controlado el valle, podremos terminar de investigar el templo, como se suele decir, a la bestia, primero córtale los brazos, después las piernas y cuando no pueda defenderse, dale en la cabeza, hasta ahora hemos cortado las piernas y uno de los brazos, acabemos cuanto antes con el otro y nada quedará detrás que pueda sorprendernos " - al terminar de hablar cojo mi redoma y vierto algo de agua en mi seca boca, no se que me pasa, no es propio de mi hablar tanto, ¿ me estaré ablandando ? en mi tribu solo se habla para pedir clemencia, en fin, ya se me pasará.

El intenso padecimiento que aquel ser de la naturaleza parecía padecer me encogía el alma. Ajena al efecto del moho corruptor, aún sufría por todo lo que en sus largos años de vida había tenido que ver y sufrir. Tanto, que su mente parecía haber perdido todo atisbo de razón. Las enredaderas del bosque, amenazantes no hacía tanto, se acercaban ahora a nosotros como sirvientes cuidadosos, ofreciéndonos obsequios por parte de la dríada. Yo, sin embargo, sólo pensaba en si realmente había algo que pudiéramos hacer por ella, por hacerla recuperar la cordura y su vivaz felicidad perdida. Después de todo, ella era un espíritu del mismo bosque, y su estado podía llegar a afectar al mismo también.

Agradecemos tus obsequios, espíritu del bosque. -Afirmé, no pudiendo evitar fijarme en aquel colgante con colmillos pendiendo del cordón de cuero- Sin embargo, ¿seguro que no podemos hacer nada por aliviar tanto sufrimiento y dolor? Apenas soy un aprendiz, no un poderoso druida, pero si existiera alguna posibilidad... -No estaba seguro de si realmente podría hacerse, pero de ser así me habría gustado intentarlo- Nuestra intención es adentrarnos en el antiguo templo. ¿Hay algo que podáis contarnos de él, o del valle, que pueda sernos de utilidad?

 Acepté agradecido el anillo, con una inclinación de cabeza, a modo de señal de humilde gratitud, mientras respondía:

 - Os lo agradezco. Prometo hacer buen uso de vuestro presente.

 Esperé a que la Dríada respondiera a las preguntas de Lobo Blanco.

Me alegraba ver que la Dríada se había recuperado del efecto de aquel moho, pero todo cuanto esta padecía no era sólo consecuencia de aquel mal de color gris que se había propagado por el roble y por ella. Se me encogía el corazón al escucharla, lamentando el no poder curar aquellas heridas que aún permanecían en su alma.

Tuvo la amabilidad de darnos algunos obsequios, los cuales dejé para mis compañeros, centrándome en los ojos de aquella hermosa y rota criatura del bosque. Lobo Blanco manifestó en voz alta lo que yo misma sentía, el deseo de poder ayudar más a aquel espíritu del bosque como él lo llamaba, pero me temía que no seria tan sencillo como verter una poción.

- Las heridas del corazón son difíciles de sanar... - le susurré al druida, terminando por cerrar mis ojos con pesar, para volver a abrirlos tras dejar escapar el aire por mi nariz.

El recuerdo de mi padre me había venido a la memoria. La herida que me procuró el conocer la verdad sobre el valeroso guerrero que supuestamente era aún seguía abierta. Esperaba que con el tiempo sanara, pero estaba convencida de que aquello no sería sencillo.

- Acabar con la maldición del valle podría ayudar a la tierra, ¿no? - añadí tras la pregunta de Lobo Blanco. - Si hacemos de este un lugar próspero, quizás evitemos que sus habitantes añadan más dolor a su padecimiento, y tengan así tiempo para sobreponerse... - reflexioné en voz alta.

Mortaja y Okodar ya se habían pronunciado sobre dirigirnos a algún otro lugar, pero al igual que Lobo Blanco y Anubis, prefería aguardar a que la Dríada nos dijera lo que supiera de aquel templo o del valle antes de abandonar la arboleda.

Cuando esta respondiera, me giraría hacia Mortaja, queriendo preguntarle algo a ella.

- ¿Qué sabes de esa fuente, Mortaja? - preguntaría a la menuda mujer con amabilidad, antes de bajar la voz para añadir algo más. - Te puedes bañar en una fuente seca, pero antes hay que llenarla de agua. - le diría de forma amistosa.

¿Seguro que no podemos hacer nada por aliviar tanto sufrimiento y dolor?

- Acabar con la maldición del valle podría ayudar a la tierra, ¿no?

No todos los espíritus se han marcharon. Muchos no han encontrado el descaso y me atormentan, tanto a mí, como a mis queridas planas. Los de este valle están bajo una maldición... una maldición aplicada por uno de los dioses caídos. Incluso aunque ya no reside en los cielos, su fuerza todavía permanece... especialmente en los lugares antiguos y abandonados. Como este.

Sí. Contesto con una sonrisa la Dríada. Limpiar esa maldición podría devolver al valle su tranquilidad… pero no sé cómo terminar con una maldición tan poderosa.

¿Hay algo que podáis contarnos de él, o del valle, que pueda sernos de utilidad?

Aquí la barrera entre el mundo de los vivos y el de los espíritus es muy fina, lo que permite que los espíritus de los muertos sin descanso cojan energía del otro mundo y se vuelvan más fuertes. Algún tipo de magia calma temporalmente la maldición, al menos un poco... como los conjuros que alejan el mal, o los que limpian la mancha de la muerte, pero el efecto sólo permanece mientras duren.

¿Qué sabes de esa fuente, Mortaja?

No mucho. Pisas no me ha permitido visitar aun ese lugar. Me refiero a mi calavera Prisas no mis prisas por visitar otro lugar. Mucha gente, sobre todo los gnomos, tienden a liarse con los nombres propios y las palabras que definen cosas…. Ya sabéis…. Palabras calificativas…. Como feo, y cosas así…

Pero ir a la fuente seca me parece una buena idea. Como comenta el grandullón primero dejar a la persona inmóvil antes de hablar con ella. Y sin dar tiempo a seguir hablando con la criatura del bosque, que parecía no tener nada más que aportar, la alegre Kender comenzó a caminar. En un par de ocasiones se giró para comprobar que el grupo le seguía. ¡Vamos! ¡Vamos! La aventura de la fuente seca donde Kairi quiere bañarse nos espera.

La fuente también le parecía un buen lugar al que ir, es probable que allí encontraran una buena pista que les anunciara lo que en el interior del templo les esperaba

Anna hizo una leve reverencia de cabeza al espíritu del bosque antes de marcharse tras Mortaja, luego quedó mirando torpemente al roble... ¿Debía hacerle una reverencia también? ¿Era otro espíritu? Y si fuera el caso, ¿Debía hacer reverencias a todos los árboles? Demasiadas reverencias, una a la portavoz y espíritu de éste debería bastarle.

¿Como son los dríados? ¿o será que el macho de la dríada es el duende?

Desde luego que los expertos en espíritus eran los tres brujos que guiaban el grupo en esta búsqueda espiritual, y aunque Anna conocía muchas poesías y historias de espíritus que le ayudaban apenas conocía lo justo para diferenciarlos del mundo real, dirigió su mirada a Okodar, esperando que éste compartiera las preocupaciones banales de Anna

Al ver la decisión de la pequeña kender, una gran sonrisa comienza a crecer en mi cara - " Oko seguir a Mort Aja, ser una pequeña sabia, ¡ tu delante ! " - y marcho tras ella canturreando una canción de cantina - " No se en que cantina perdí la vida no se en que cantina perdí los años, llevo tanto tiempo bebiendo que perdí la razón …. " -

La enorme arboleda, que antes parecía salvaje y caótica, ahora muestra un aspecto de paz, un oasis de tranquilidad en mitad del valle desolado. Al salir de ella, la niebla vuelve a formar un manto a pocos centímetros del suelo, acariciando vuestros pies. El frio sigue siendo intenso, a pesar de que el valle se encuentra en mitad de un desierto.

En vuestro periplo hacia la fuente seca pasáis por delante de la rampa que lleva a la meseta donde se sitúa el templo a 50’ de altura (20 mts.). ¿Este era al templo que hacía referencia Shaylin, la venerable elfa de Pashin? Aun sonaban en vuestras cabezas sus palabras. “Hay un dibujo que no podéis ver. Debéis liberar vuestro espíritu. Llevad la llave a las ruinas destrozadas, a través de la arena y por encima de las dunas. Buscad respuestas en las arenas del tiempo, buscad en vuestras almas y encontrad la señal.”

Mortaja no se detuvo y continúo caminando mientras seguía con su incansable charla, esta vez no habla de sus familiares, esta vez reflexionando sobre si alguien se podía lavar en una fuente seca y que sales de baño se podrían usar en ese supuesto.

Llegáis a lo que Antiguamente era una profunda fuente natural alimentada por una corriente subterránea, pero hace mucho tiempo que la corriente quedó bloqueada por los cascotes caídos y la fuente se ha secado, dejando un lecho de tierra cuarteada.

El suelo es desigual y escabroso, con piedras afiladas que salen del suelo y demasiado parecido a un cementerio para tener un aspecto confortable. Poco después de llegar empezáis a daros cuenta que las rocas afiladas no son tales rocas, sino los restos medio enterrados de los cadáveres que debieron ahogarse antes de que se secara la fuente. La antigua fuente, ahora es una fosa común.

En el aire escucháis lo que parece una burla pronunciada por una persona a mucha distancia, la voz es gutural y ruda. ¿Los cobardes pueden flotar durante el tiempo suficiente para pedir su libertad al alba? A la pregunta continua una carcajada horrenda. Buscáis por toda la fuente seca, tratando de encontrar el origen de la voz, sin encontrar nada. Entonces, a la media hora, la voz vuelve a sonar como antes. ¿Los cobardes pueden flotar durante el tiempo suficiente para pedir su libertad al alba?