Partida Rol por web

El ogro trata de mantener la mirada a Anna, sin sucumbir a las amenazas de la guía. De repente, Kerra salta sobre él y comienza propinarle patadas en la entre pierna. Dime… patada qué… patada estáis… patada haciendo… ¿Dónde os lleváis a los kender?

Tras las múltiples patas, el gran ogro tenia los ojos llorosos. No era un gran guerrero, no tenia un gran ideal por el que luchar, solo quería sobrevivir, como cualquier persona normal. Así que contesto a las preguntas. La engendro roja y el titan pagar por kender¹. No saber, ni interesar motivo. Solo captura kender. Dinero para comer.

Llevar kender campamento de engendros. Sitio muy peligroso. Vosotros morir si ir allí. Campamento engendro en cueva mas profunda. Cueva después de pasar casa ogros. Muchos ogros. Vosotros también morir allí.

¡Soltar ya! Yo haber hablado. No saber más.

Kairi se apresuró a restar importancia a sus actos sanadores, como ya suponía que haría. Su modestia, y el saberse un instrumento de su diosa como yo mismo lo era, hacían de esa la respuesta más esperable. Sin embargo, sí que me sorprendió ver qué me ofrecía algo. Mis ojos se abrieron llenos de sorpresa al comprobar que se trataba de un anillo, un aro de metal que me pedía que me pusiera, conservando otro para ella, de forma que quedásemos... ¿Unidos? Miré a la sacerdotisa a los ojos, y nuevamente al anillo, y de vuelta a su mirada cristalina, y me di cuenta antes incluso de que se explicase que no podía tratarse de lo que podía haber parecido en un principio.

He pasado demasiado tiempo desentendiéndome de los asuntos de los humanos, sobre todo los más civilizados... -Expliqué mientras tomaba aquel anillo y lo inspeccionaba unos instantes- ...pero creía que la costumbre era que los hombres entregasen anillos a las mujeres, y no al revés. -Bromeé dedicando una tenue sonrisa a la sacerdotisa, poniéndome el anillo en la mano derecha y llevándola hasta mi pecho- Nuevamente, gracias.

Plaga se despedía para acudir de regreso a su hogar, a fin de contar lo que estaba sucediendo en la antigua patria de su pueblo. No estaba seguro de que aquel viaje de vuelta en solitario fuera una buena idea, pero tampoco resultaba especialmente esperanzador el camino que teníamos por delante.

Y aún peor se dibujaba nuestro destino, cuando tanto Anna como Kerra, que así se llamaba la kender pelirroja, comenzaron a interrogar al ogro que habíamos hecho prisionero. "Muchos ogros", decía. Pocas posibilidades había de que fueran pocos más de los que custodiaban la entrada, de modo que aquel "muchos" tenía toda la pinta de suponer un número demasiado elevado como para poder superarlos. Y la cueva de los ogros sólo era un paso intermedio hacia la guarida de lo que el ogro llamaba engendro roja y titán. ¿Quiénes eran aquellos dos? O mejor dicho, ¿qué eran?

Atravesar una caverna llena de ogros para alcanzar nuestro objetivo no parece algo a nuestro alcance. -Medité en voz alta, frunciendo el ceño un instante, apoyado en mi lanza a modo de báculo- Quizás deberíamos explorar antes esa ruta que avanza entre la maleza. Existe la posibilidad de que lleve al volcán, y que allí podamos dar con alguna otra entrada a las entrañas del volcán. Podríamos alcanzar esa cueva más profunda sin tener que atravesar un pequeño ejército ogro.

 La información que nos había dado el prisionero era preocupante. Solo esperaba que encontrásemos entre todos una manera de resolver la situación y detener el mal responsable de todo aquello.

 - En cualquier caso, no debemos de permitir que esos actos impíos continúen, debemos de ponerlos fin de un manera o otra, por el bien de esta gente.

El percatarme de la sorpresa de Lobo Blanco cuando le ofrecí uno de los anillos hizo que me pusiera algo más nerviosa aún, pero ello no me impidió que aclarara mis palabras. Me sentí más relajada al ver cómo se disponía a coger el objeto, pillándome su broma totalmente desprevenida, lo que hizo que me mostrara sorprendida antes de reír ligeramente.

- Esa sigue siendo la costumbre. - respondí con una sonrisa, alegrándome ante aquella muestra de buen humor, y es que el druida era bastante serio por lo general. - Gracias a ti. - añadí cuando me dio las gracias de nuevo, ya con el anillo en su mano.

Me puse el otro, y lo observé un instante en mi dedo. Era bello en su simpleza, aunque mucho más bello era lo que sería capaz de hacer con él. Podía llegar a suponer un sacrificio, pero estaba más que dispuesta a asumirlo.

Plaga prometió ser cuidadoso, desembocando sus palabras en un incesante parloteo que por fortuna detuvo Kerra. La kender no solo nos dio las gracias y se presentó, sino que me sorprendió con que su hermano quería ser uno de lo clérigos de La Sanadora al ver que portaba su símbolo. Al parecer se habían llevado a su hermano como a muchos otros kender y nos pedía que lo encontráramos.

- Intentaremos dar con tu hermano y con el resto de kender. - respondí a Kerra, desviando mi mirada un instante hacia Lobo Blanco. No sabía si los demás estarían dispuestos a ello, pues nuestra misión no radicaba exactamente en aquello, pero sí me atrevía a hablar en nombre del druida.

Anna quiso interrogar al ogro que había atado antes de determinar cuál era nuestra mejor opción, algo a lo que le ayudó la propia Kerra. Ante la violencia que ambas mujeres ejercían sobre aquel ogro para sacarle información, me vi obligada a apartar la mirada, incómoda con aquella situación.

Dos seres a los que llamaban engendro roja y titán parecían ser quienes pagaban a los ogros por los kender. Los llevaban a algo que llamaban campamento engendro, lo que parecía referirse a una cueva en el volcán. ¿Sería aquella engendro roja La Merodeadora?

Mientras pensaba en las palabras del ogro, Lobo Blanco se pronunció, sugiriendo que tomáramos el camino que parecía perderse entre la maleza; pues podía llevar al volcán y nos permitiría evitar el tener que enfrentarnos a un montón de ogros.

Anubis se pronunció tras él, sin mostrar una opinión al respecto de lo sugerido, simplemente dejando claro que debíamos ayudar a aquellos kender.

- Creo que deberíamos optar por lo que propone Lobo Blanco, pero antes de ello me gustaría terminar de curar a los heridos y descansar un poco. No sabemos con qué nos podemos encontrar. - comenté pensativa.

Kairi tenía la impresión de haber escuchado en algún momento la referencia a un engendro rojo o una referencia similar. ¿Cuándo? Hace mucho tiempo. ¿Dónde? En un campamento en mitad del desierto, el campamento de los Miku, justo antes de entrar en las ruinas del templo maldito. Recodaba a la venerable anciana tumbada sobre un lecho de paja lanzando los huesos en un cuenco de cerámica.

Los huesudos dedos de la anciana se mueven por encima de los huesos. Una figura de fuego y condenación, forjada a partir de la sangre de un dragón pero con apariencia abismal, protege un arma de luz que se creía perdida mucho tiempo atrás...

Coge con las manos un puñado de huesos y los acerca a los ojos. …y  uno se impondrá a lomos de los constructores de la naturaleza, caminará por un suelo viviente y hablará a una voz que es una por encima de muchas. Tras pronunciar las últimas palabras con voz sílbate, la anciana apoya la cabeza en los cojines y cierra los ojos.  

La voz de Raistlin comenzó a resonar en tu cabeza, era un voz áspera y entrecortada por los ataques de tos.

Mírate joven discípulo, temblando por una simple palabras, haciéndote el fuerte, como mi hermano. El siempre buscaba proteger a los débiles y destruir el mal. Pero la palabra titan te aterra. ¿Qué es un titan?

Tu destrucción significaría mi vuelta al abismo, por ello tengo que ayúdate. Los titanes son solo una aberración creada por los ogros. No son ni dioses. Son simples ogros que han alcanzado un poder mayor gracias a bañarse en la sangre de varias docenas de elfos… Un ritual primitivo, pero muy efectivo. No subestimes a este enemigo, es mucho mas fuerte que un ogro normal y mucho mas inteligente que ellos. Ten cuidado mi joven discípulo.

Kenra pensó un momento. Conozco una casa abandonada, no muy derruida, pero tampoco muy entera, cerca de aquí. Allí podríamos pasar la noche, descansar, encender una hoguera, contar historias cerca de la hoguera y cuando estemos cansado descansar un poco. La kender no espero la confirmación del resto del grupo. Ella y Plaga comenzaron a organizar a los cabizbajos kender pesarosos y a dirigirlos como maestros a un grupo de niños pequeños.

Anna se encargó del ogro, volvió a taparle la boca y a levantarlo. No podemos dejar que huyas todavía, avisarías a tus amigos y eso es algo que no queremos que ocurra todavía ¿Verdad?

La casa a la que Kenra llevo al grupo era un edificio de dos plantas, solo que el techo había sido arrancando y ahora el suelo de la segunda planta hacia de techo. La casa, al igual que otros edificios de Kendermore, parecía una mezcla abigarrada de diferentes estilos arquitectónicos.

Como venía siendo costumbre, las decisiones dentro de nuestra "manada" no se tomaron por mayoría, sino por simple dejación de la mayoría. Kairi se mostró proclive a seguir el curso de acción que yo proponía, y el resto... sencillamente se abstuvo de opinar siquiera. Si eso significaba que estaban de acuerdo, aunque no lo dijeran, o que simplemente les daba igual, era algo que me quedaría sin saber.

Al menos, Kerra la Chiflada, o como se pronunciase su complicado apellido, propuso desplazarnos a un refugio para pasar la noche y descansar. Por lo que había podido ver, el camino que nos tocaba transitar era realmente duro, y no descartaba que hubiera desagradables sorpresas en él. Por ese motivo, descansar, sanar en lo posible nuestras heridas, y recuperar el contacto con nuestras deidades para acumular al máximo su favor, se me antojaba imprescindible.

Está bien, descansemos a resguardo y mañana seguiremos ese sendero. -Indiqué siguiendo los pasos de los kender- Con las primeras luces, me adelantaré un poco y echaré un vistazo, a fin de guiaros por la ruta menos complicada y facilitar vuestro paso. -Expuse a mis compañeros, antes de dirigirme a Kerra- ¿Qué hay de vosotros? ¿Aguardaréis aquí entre las ruinas? De ser así, podríais ocuparos de custodiar al prisionero... -Propuse, encogiéndome de hombros. Aún no descartaba que alguien propusiera sencillamente matarlo, una idea que no me disgustaba en exceso ni me atraía en absoluto. Era... algo pragmático, eso sí. La "solución" más sencilla. Pero dudaba que alguien como Kairi la aceptase. La mujer se guiaba por unas normas morales muy alejadas del orden natural de las cosas- Oye, y... ¿qué hacen exactamente los anillos éstos? -Pregunté a la sacerdotisa, mostrándole la mano en que había puesto el que me había obsequiado, sintiendo una súbita curiosidad.

 Tras pensar unos segundos, dije a los presentes:

 - Por lo que han dicho los kenders, la criatura que describen podría ser un Titán. Los titanes son solo una aberración creada por los ogros. Son simples ogros que han alcanzado un poder mayor gracias a bañarse en la sangre de varias docenas de elfos… Un ritual primitivo, pero muy efectivo. No subestiméis a este enemigo, es mucho mas fuerte que un ogro normal y mucho mas inteligente que ellos.

 Mientras hablaba, pensaba en la voz que había oído y que no era la primera vez que lo hacía. ¿De quien era?. ¿Y por qué acudía a en mi ayuda?. Si no fuera porque a menudo me daba conocimientos que no estaban a mi disposición, bien podría pensar que era un producto de mi imaginación o incluso de que podía estar perdiendo el juicio. Pero algo dentro de mi me decía que no era así y que esa voz, fuera de quien fuera, aunque no no era capaz de ubicarla, pertenecía a alguien muy familiar, aunque la identidad de esa persona me resultara desconocida.

Ante mi sugerencia de descansar antes de continuar con nuestro camino, Kerra se apresuró a proponer un lugar y a tomar rumbo hacia este, pronunciándose Lobo Blanco a favor de ello siendo ya arrastrados hacia el lugar por la kender.

También escuché cómo el druida hablaba de adelantarse al amanecer para explorar el camino, algo que esperaba que no pensara hacer en solitario, además de oír cómo preguntaba a los kender qué pensaban hacer; sugiriendo que podían ocuparse del ogro del que por el momento se encargaba Anna.

Mi cabeza iba mientras tanto dándole vueltas a una idea, o más bien un concepto: engendro roja. Había relacionado esta en seguida con la Dragona Roja, pero tenía la sensación de haber escuchado algo similar antes, y entonces, de repente; caí en la cuenta.

Sin embargo, Lobo Blanco se había acercado a mí para entonces, teniendo que posponer momentáneamente el compartir mis cavilaciones.

- ¿Los anillos? - comencé a responder ante la pregunta del druida, mirando un instante el anillo que me mostraba en su mano. - Ellos solos no hacen nada realmente, me permiten usar un conjuro con el que protegerte. No lo he utilizado antes, pero podría ser muy útil. - apunté con una pequeña sonrisa. - El conjuro te ayudaría a esquivar ataques y a resistir en distintas circunstancias. Además compartirías conmigo el daño que puedas sufrir, así que también serías más resistente en ese sentido. - comenté sin querer darle importancia a aquel aspecto del conjuro que a priori podría parecer un tanto delicado.

Confiaba en saber usar aquel conjuro en el momento preciso, aunque de todas maneras tenía claro cuál era mi deber.

Anubis terminó pronunciándose a propósito de la información que había dado el ogro. Sus palabras me desconcertaron en un primer momento, aunque terminó informándonos de lo que era un Titán, algo que podría resultar de ayuda a la hora de prepararnos para un posible enfrentamiento.

- Yo también tengo algo que comentaros. - añadí tras él. - He estado pensando en eso de la Engendro Roja... ¿Recordáis lo que nos dijo la anciana del campamento de los Miku? Nos habló entre otras cosas de una figura de apariencia... ¿Abismal?, creada a partir de sangre de dragón. Algo que se crea a partir de sangre es probable que sea rojo. ¿Creéis que esa engendro roja podría haber surgido tras la muerte de Malystryx? No entiendo muy bien cómo podría ser, puede que con un ritual similar al de los Titanes ogros o de otra forma, pero quizás nació entonces y se hizo con la Dragonlance. - comenté encogiéndome de hombros.

¿Qué hay de vosotros? ¿Aguardaréis aquí entre las ruinas?

Plaga se encogieron de hombros ante la pregunta. Supongo que partiremos a la mañana para llegar a oasis, ahí descansaremos unos días. El oasis es más seguro que las ruinas. Luego iniciaremos el viaje hasta Port Balifor y con un barco llegar a Al-Khurman. Informaremos a padre de lo ocurrido con las anteriores expediciones kender. Gracias, habéis sido de mucha ayuda a nuestro pueblo.

Cambiando de tema. Creo que lo mejor será… El joven Kender se paso el dedo por el cuello señalando al ogro. Pero sería mejor que no lo hagamos delante de él. Dijo señalando a Oko. Puede que sean primos, tioabuelos o tíos segundos por parte de madre.

No os preocupéis. Dijo Kerra con resolución. Lo are yo cuando os hayáis marchado. Su raza a matado a muchos de mi raza, y por equilibrar la balanza yo tengo que matar a muchos de su raza. ¿O será por peso? Por que uno de ellos pesa como cinco de mi raza. Nunca se me a dado bien la teolocosa….. ya sabéis, eso de los dioses. Eso se le daba mejor a mi hermano. Si le encantáis a mi hermano decirle que le esperare en el oasis.

Anna abrió los ojos de par en par ante el recordatorio de Kairi y la anciana del campamento Miku. Si, parece una posibilidad muy plausible. Aunque sigo sin entender la implicación de la llave en todo esto. La exploradora se refería a la cajita de música que llevabais desde el principio de la aventura, y que, hasta ahora no había servido para nada. Supongo que nuestra misión actual es eliminar el mal que habita en la montaña y recuperar el “arma de luz”

Al parecer, los anillos servían para canalizar el poder de la sacerdotisa de Mishakal a través de un conjuro protector. No sonaba realmente nada mal, al menos en principio, y al menos hasta que Kairi nombró un pequeño detalle que me llevó a fruncir el ceño. ¿Compartir el daño? ¿Qué significaba exactamente eso? ¿Parte del daño que yo sufriera se transmitiría a ella en mi lugar? No era algo que me gustase. Entendía su utilidad, sí, pero no me gustaba.

Las explicaciones de Anubis acerca de los titanes me causaron un escalofrío. ¿Aquellas bestias se bañaban en sangre de elfos para obtener poder? La idea era tan grotesca como repulsiva, pero dejaba la puerta abierta a algo aún peor.

No parece que haya elfos en estas tierras. Ni que los haya habido en mucho tiempo. -Apunté con la mirada perdida en el fuego del campamento- Mucho me temo que ese titán pueda ser algo... peor. ¿Y si no ha alcanzado su condición mediante sangre de elfo, sino... de dragón? -Compartí aquella idea, que no distaba nada de lo que la propia Kairi estaba proponiendo al rememorar la profecía de la anciana nómada. Un titán que se hubiera alzado entre la sangre de la dragona muerta, creciendo en poder y maldad, y que hubiera hecho del nido del dragón fallecido su guarida. Y con ello, alzándose en protector de aquello que debemos obtener.

Y es que Anna lo había explicado bastante bien. Debía tratarse, nuestra sagrada misión, de la liberación de la montaña y la recuperación del arma de los dioses, a fin de poder emplearla en el impedimento de que tamaña destrucción volviera a producirse.

Será mejor que descansemos. -Propuse, retirándome hasta el muro, donde apoyarme junto a mi mochila, esperando recibir en la duermevel alguna indicación de Chislev- Mañana se augura un día difícil.

 Asentí ante las palabras de Lobo Blanco, mostrando que estaba de acuerdo con su deducción. La verdad es que los hechos apoyaban esa teoría y hubiera sido demasiado fácil que nos hubiéramos tenido que enfrentar aun titán normal y corriente, dadas nuestra racha a la hora de encontrarnos con adversarios peligrosos.

 - ¿Podrías pasarme la caja?. Me gustaría echarle un vistazo, por si pudiera encontrar algo que se nos hubiera pasado por alto hasta ahora.

Los kender parecían tener claro qué hacer, incluido con lo referido a aquel ogro. No me gustaba nada la idea de acabar con un adversario cuando no tenía la más mínima opción de defenderse, pero dadas las circunstancias, terminé teniendo que aceptar que no había otra opción. Llevarle ante las autoridades era demasiado peligroso dado el largo y peliagudo camino a recorrer, que terminara escapando, o lo que era peor, agrediendo a los kender; parecía algo demasiado probable. Al menos Kerra pensaba acabar con el ogro cuando no estuviéramos, lo que me suponía un ínfimo consuelo.

Al tratar Anubis y yo lo referido al titán y a la engendro, tanto Anna como Lobo Blanco mostraron su parecer al respecto. La exploradora parecía de acuerdo con lo que había dicho, pero se preguntaba por la función de la caja de música en todo aquel asunto, algo sobre lo que yo ya había teorizado, pero cuya idea no había calado al parecer. Aun así, pareció terminar dejando el tema a un lado, suponiendo cuál era nuestra misión actual; algo que me extrañó, pues aquello era algo que creía que estaba claro ya. O al menos que esa era una parte importante de la misión. Otra cosa era la infinidad de formas que podía terminar teniendo aquella idea.

Por su parte, el druida pareció centrarse en el llamado titán, conjeturando que este no se hubiera creado a partir de sangre de elfos si no de dragón; una idea similar a la que había expuesto sobre el engendro. No lo veía descabellado, pero tampoco teníamos información suficiente como para poder determinar algo así. En realidad, las certezas con las que contábamos en general eran muy pocas.

- No sabemos cuánto tiempo lleva aquí esa criatura, ni siquiera si nació aquí, pero si estás en la cierto; seguramente ese titán sea mucho más peligroso que uno corriente... Así que espero que te equivoques. - señalé con una preocupada media sonrisa. - ¿Insinúas entonces que la anciana nos hablaba de dos criaturas y no tan sólo de una? - pregunté de pronto al druida, continuando reflexionando sobre todo aquello, y es que habiendo dos criaturas tan peligrosas lo más lógico era que nos advirtieran de ambas, ¿no?

Era demasiado lo que no sabíamos, pero aun así no podía dejar de intentar unir las piezas, y la mención de Anna a la caja de música y la de Lobo Blanco a los elfos, terminó llevándome casi a los inicios de nuestro viaje. Los elfos... Ellos tenían más que ver con nuestra misión de lo que podía parecer, pues suya era aquella llave, y al recordar cierta información, de pronto me pareció que el círculo se cerraba de alguna manera.

- Shaylin Luna Naciente nos dijo que la llave debía abrir algo muy importante perdido desde la Era de los Sueños, lo cual creía como ya sabéis que se trataba de las Lágrimas de Mishakal, capaces de calmar a los espíritus de los muertos y proporcionarles paz. Aunque quién sabe ya si a lo que la caja de música da acceso es a la Lanza de Huma, pues también se extravió en aquello época... - comencé a decir, con aire pensativo. - Podríamos estar reuniendo las Dragonlance casi sin darnos cuenta. - añadí encogiéndome de hombros antes de continuar. - Pero en la cuestión que quería centrarme es otra... ¿Creéis que Silvanoshei podría tener algo que ver con todo esto? Al parecer la caja fue vista por última vez en manos de su madre. Pensando en lo que la anciana elfa Angelyn nos contó, me he dado cuenta de que esta nos habló de él, de cómo su historia no termina porque desapareció; pero una de las últimas cosas que se saben de él es que terminó siguiendo a Mina, a quien amaba, hasta Sanction. Sí, Sanction, donde Mina trató de acabar con la Dragona Roja. - compartí con los demás, sin estar muy segura de cómo se unían aquellas piezas, si es que realmente estaban unidas. - Tengo más preguntas que respuestas, pero todo esto me parece demasiada casualidad como para que no signifique algo... ¿Qué pasó con Silvanoshei en Sanction? ¿Pudo llevárselo Malystryx? ¿Sigue vivo? ¿A caso ese ritual que realizan los ogros para convertirse en titanes puede realizarse a la inversa? - me detuve finalmente, pues comenzaba a marearme yo misma, y es que aún eran más los interrogantes que rondaban mi cabeza. - Quizás uno de los espíritus al que las Lágrimas de Mishakal deberían traer paz es al de Silvanoshei... - acabé conjeturando en un murmullo.

Lobo Blanco había sugerido que descansáramos, mientras que Anubis solicitaba la caja de música para volver a inspeccionarla. Mientras el druida procedía a ello, me acerqué al semiogro para terminar se sanarle, aproximándome a Lobo Blanco cuando hubiera acabado con Anubis para terminar de curar sus heridas.

- ¿No pensarías irte a dormir sin que termine de curarte, no? - le dije con una pequeña sonrisa, dejando mis cosas cerca de las suyas y arrodillándome a su lado para posar mis manos en su herida y volver a emplear el poder de mi diosa sobre él. - Mañana va a ser un día importante, presiento que el más importante de nuestras vidas. - terminé por susurrarle antes orar a Mishakal, temerosa. - Ya sabes lo que dijeron las oráculos... - añadí en referencia a su mención de que sufriríamos muchas pérdidas. - Ten el mayor de los cuidados, por favor...

Temía por todos mis compañeros, pero temía mucho más por lo que pudiera pasarle al druida, por el aprecio que le tenía y por estar cada vez más convencida de que llevar a cabo aquella importante misión sería imposible sin él.

Tras mis últimas palabras, continué unos instantes más dándole vueltas a aquella idea. No era ningún erudito en asuntos rituales, más allá de los propios de la naturaleza, los que bendecían las cosechas en primavera o protegían de la climatología más salvaje. Pero aquel tipo de transformaciones, la creación de aberraciones así... no, eso me era totalmente ajeno. Sin embargo, que la sangre del ritual proviniera de una fuente distinta a la habitual no era la única posibilidad. En aquel ritual entraban en juego dos factores, y no era sólo uno el que podía haberse visto alterado.

Sin embargo, me sobresalté al darme cuenta de que Kairi dirigía palabras a mi persona. Preguntaba algo que me dejó desconcertado durante unos instantes, descolocado totalmente. ¿Que si yo insinuaba que la anciana había hablado de dos criaturas en lugar de una? Parpadeé ante tal cuestión, pero no tardé en responder.

No he dicho tal cosa. -Aclaré rápidamente, como si se tratase de una obviedad. ¿En qué momento había dicho yo nada parecido?- La anciana, hasta donde recuerdo, habló de un guardián. Eso no significa que no haya más criaturas en el camino. Después de todo, tampoco nos habló de los ogros que custodian la cueva. Es el ogro el que ha hablado de dos criaturas. -Expliqué, encogiéndome de hombros- Yo sólo especulaba acerca del origen de una de ellas. Pero no son más que eso, especulaciones.

Sin embargo, la sacerdotisa parecía ansiosa por continuar hablando de las viejas historias relacionadas con nuestra misión, aunque parte de aquellos datos no me daban la impresión de que pudieran sernos en absoluto de utilidad. De hecho, a esas alturas casi había olvidado la caja de música que había dado comienzo a nuestra aventura y desventura. Se suponía que aquella caja tenía alguna utilidad, era una llave para acceder a algo muy antiguo, de la Era de los Sueños. Aún no sabíamos el qué, ni cómo. De hecho, no sabíamos realmente nada. Sólo sabíamos que las señales nos marcaban una dirección, y que siguiéndola daríamos con las respuestas.

Muchas preguntas y pocas respuestas, como todo lo que se relaciona con profecías y presagios. -Me quejé con amargura, o puede que únicamente un atisbo de cinismo- "Uno a lomos de los constructores de la naturaleza..." -Repetí aquellas palabras, las que más dura y dolorosamente se me habían clavado de cuantas nos habían recitado- Llevo toda mi vida sirviendo a la naturaleza, como fiel devoto de Chislev, y no tengo ni idea de a qué se refiere eso de los constructores. Imaginaos lo demás. Podría añadir algunas preguntas más, hipótesis tan posibles como sus contrarias. ¿Y si ese titán es en realidad Silvanoshei, transformado mediante ese ritual y la sangre de Malystryx? ¿Y si custodia el lugar y ese objeto a la espera de que la persona adecuada se presente para reclamarlo? ¿Y si todo depende de acudir con esa llave, la caja de música? ¿Y si lo que hace es recordarle, mediante su música, su identidad élfica y su vida anterior, devolviéndole a su verdadera forma? -Me encogí de hombros nuevamente- ¿Sería posible algo así? Supongo que sí, pero eso no lo convierte en verdad. La verdad, me temo, tan sólo será revelada a su debido tiempo, y no desvelada antes.

Me di cuenta de que no era el mejor conversador en aquellos momentos, de modo que suspiré y me aparté del fuego, no sin antes extraer la caja de música de mi mochil y hacerle entrega de la misma a Anubis. Al hacerlo, le hice un gesto en dirección a los kender, poniéndole sobre aviso de la importancia de conservar aquel objeto. Lo último que nos podíamos permitir era que la caja terminase en la bolsa de algunos de ellos "por accidente". Entonces me alejé hasta un muro de nuestro desvencijado refugio, y me dispuse a acomodarme para descansar el resto de la noche.

No obstante, no llegué a dormirme antes de que Kairi acudiera a mi lado, con aquella sonrisa suya que no parecía tener fin por más penurias que padeciéramos. Era como el agua fresca de un manantial, inagotable en su fuerza para continuar y su alegría de vivir. Pero mientras atendía mi herida, aquella alegría pareció desvanecerse por momentos, ensombrecidos por temores que tenían su origen, cómo no, en los vaticinios que arrastrábamos.

Cada día es el día más importante de nuestros días. -La rectifiqué, dedicándole una sonrisa cansada- Hasta que pasa y alcanzamos un nuevo día. Los oráculos dicen muchas cosas, no todas tienen sentido, y las que lo tienen no tienen por qué coincidir con el que nosotros le otorgamos. -Indiqué, mirando fijamente a la sacerdotisa a los ojos, hasta que mi expresión se dulcificó evidentemente- Pero tendré cuidado. Al fin y al cabo, ya no tengo que preocuparme sólo por mí... -Añadí sonriendo de medio lado, en recuerdo de aquellos anillos a través de los cuales, al parecer, estaba dispuesta a compartir el dolor que yo sufriera. Demasiada responsabilidad ponía la sacerdotisa sobre mis hombros.

Las preguntas se acumulaban una tras otras, complicando más aun el entuerto. Todo era conjeturas e hipótesis que no llevaban a ninguna parte. ¿Creéis que Silvanoshei podría tener algo que ver con todo esto? ¿Qué pasó con Silvanoshei en Sanction? ¿Pudo llevárselo Malystryx? ¿Sigue vivo? ¿A caso ese ritual que realizan los ogros para convertirse en titanes puede realizarse a la inversa?¹

Anna, que se había unido al grupo como simple guía y hasta que finalmente se convirtió en parte fundamental del grupo, bostezo ostensiblemente. Se hace tarde y mañana va a ser un día muy duro. Creo que las respuestas a alguna de nuestras preguntas están dentro de ese volcán, pero también creo que dentro del volcán encontraremos mas preguntas. ¡Los dioses y sus designios siempre son complicados! ¡Hasta mañana! Dicho esto, la humana se acurruco en una esquina a la espera de su guardia nocturna.